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En otro aspecto, es cierto que Estados Unidos hay una ley que acoge a todos los cubanos que lleguen a su territorio y brinda todas las facilidades para establecerse, lo cual no hace con el resto de los emigrantes. Pero también es cierto, que en otros paí­ses, sobre todo en los latinoamericanos, muchos cubanos son tratados como ratas, despojados de sus derechos, son maltratados y humillados hasta no poder. He sido testigo de esto, en paí­ses con los cuales Cuba, tiene excelentes relaciones diplomáticas. Estos cubanos han navegado en verdaderos infiernos sin recibir ningún respaldo de sus embajadas. Nunca he visto ninguna nota de protesta de parte del gobierno cubano al maltrato y vejámenes que simples ciudadanos cubanos, sufren de parte de autoridades latinoamericanas.
No se trata de un asunto de comunismo, socialismo o capitalismo. Es un asunto de humanidad, de dignidad. Muchos cubanos están lacerados producto de un atropello sin precedentes de parte del estado, ese estado que como bien dice Soledad, insiste en resolverlo todo de una manera centralizada truncando la iniciativa personal y la creatividad de cada cual. Existe un cúmulo de humillaciones que los cubanos han tenido que enfrentar por el simple hecho de salir del paí­s, y no solamente salir, sino, también entrar.
Por ejemplo, llegar al aeropuerto de La Habana, es un momento sumamente desagradable y es uno de los sitios donde he visto aplicar de parte de las autoridades, la prepotencia, el maltrato y el abuso de poder a los cubanos que regresan a la isla, porque han salido temporalmente a visitar a sus familiares o a los cubanos que residen en el exterior de forma definitiva. El trato es pésimo tanto a unos como a otros. El trato, por supuesto, es muy diferente a funcionarios gubernamentales y personalidades reconocidas. Es denigrante y vergonzoso ver ese ensañamiento de unos cubanos con otros cubanos, por el simple hecho de ser cubanos. Un ensañamiento similar al que he visto aplicarse a los cubanos en diversos paí­ses latinoamericanos.
Cuba es único paí­s que llama “traidores” a los deportistas que deciden quedarse en otros paí­ses o firman contratos millonarios para ingresar en el profesionalismo. Es conocido las historias oscuras que se tejen en el mundo del profesionalismo, pero no conozco ningún boxeador o beisbolista venezolano, nicaragüense, dominicano o panameño que su paí­s lo llame “traidor” por similar decisión. Sin embargo, funcionarios cubanos han desertado llevándose incluso dinero del gobierno cubano. Pasado el tiempo, he sabido que esos funcionarios, han hecho fortuna fuera y han terminado negociando con el gobierno de Cuba. Me pregunto: ¿Porque estos no son “traidores”?
Muchos cubanos americanos en Miami se fueron de Cuba en contra del gobierno revolucionario. Actualmente no pocos están a favor del levantamiento del bloqueo y hasta negocian con Cuba. ¿Por qué aquellos sí y estos no?
Prostitutas, “jineteras” con un largo expediente inmoral, se casaron con empresarios y diplomáticos extranjeros, esa fue su fórmula para escapar de Cuba. Hoy por hoy, al estar casadas y obtener algo de fortuna fuera del paí­s, el estatus ya no es de “jinetera”, al contrario, tienen sus documentos en regla para regresar a Cuba cuando quieran, incluso gozan del Permiso de Residencia en el Exterior.
Miles de cubanos, a lo largo de estos años, por discrepancias ideológicas y que no precisamente eran “terroristas”, se marcharon de Cuba sin la posibilidad del regreso, gran parte de ellos han muerto sin poder retornar a su patria, el estado cubano los catalogó de “ traidores” igualmente. No solo eso, les allanó y usurpó sus casas y bienes, convirtió a sus familiares en una especie de rehenes del estado como acaba de hacer con la familia del bicampeón olí­mpico Guillermo Rigondeaux.
No todos los que se fueron en 1950 y a partir de la década del 60 eran “ burgueses”, “ ricachones” o “ batistianos”. Habí­a también gente humilde que llegó al exilio a trabajar como peones toda su vida en factorí­as, tiendas y almacenes. Eran gente decente antes y después de marcharse de Cuba. No pocos tuvieron que rehacer sus vidas, otros no tuvieron tiempo de hacerlo. Quiero recordar también que dentro de la primera avalancha de cubanos hacia la Florida a principios de la revolución, habí­a también ex miembros del Movimiento 26 de Julio. Incluso, reconocidos dirigentes de las organizaciones más extremistas surgidas en Miami en esos años, eran ex miembros del 26 de Julio. Tanto unos como otros, también guardan un lógico resentimiento.
No conozco que el gobierno mexicano denigre a sus compatriotas, que emigran dí­a tras dí­a por diversos motivos a Estados Unidos, llegando a constituirse en la comunidad latina más importante en la Unión Americana. Tampoco lo hace el gobierno brasileño con los emigrados cariocas que tienen una importante presencia en la Florida. De hecho, muchos emigrados venezolanos en la Florida, tuvieron la libertad de votar a favor de Hugo Chávez, porque conservan ese derecho ciudadano, bajo el gobierno chavista, no se si será asi en las próximas elecciones. Conozco empresarios, artistas, productores de televisión, gente común y corriente de origen venezolano, que desde Estados Unidos, emitió su voto a favor del actual gobernante venezolano.
La comunidad de cubanos en Miami, no deja de ser una de las más influyentes, ha resultado ser en términos generales una comunidad próspera a pesar de las tristezas, frustraciones y del extremismo de importantes sectores. Su población ha aumentado al paso de los años. Hay que recordar que está comunidad está siendo renovada como las generaciones de la isla. El sector mas extremista, el cual mantiene una guerra sin cuartel al gobierno cubano, su dirigencia historica, también sobrepasa los 70 años, está en ví­as de extinción.
Me parece ofensivo y poco inteligente, seguir llamando “ mafiosos”, “ terroristas” y “ atorrantes” a los emigrados cubanos en Miami. Muchos se marcharon por las mismas humillaciones que Soledad enumera en su artí­culo. Las remesas familiares que enví­an los emigrados cubanos de Miami, sostienen parte de la economí­a cubana, es como en otros paí­ses de América Latina, uno de los rubros económicos fundamentales. Los mercados y establecimientos en dólares controlados por el gobierno de la isla, se sostienen en parte, gracias a ese flujo económico.
He conocido miles de personas en Miami, pues viví­ entre ellas y sé que sienten un profundo amor por su patria, que a pesar de que están concientes que nunca regresarán a su paí­s natal, trabajan de sol a sol para mantener a sus familiares en la isla, sin importar si estos estén a favor de Fidel Castro y el socialismo.
No considero justificable tampoco, como dice Soledad, haber denigrado, humillado, maltratado y vejado a personas por ser catalogadas de “ burgueses”. Entre los burgueses cubanos habí­a también gente honorable que incluso gracias a ellos, Batista fue derrocado en 1959. ¿Cuántos burgueses actualmente apoyan la Revolución Cubana y el socialismo, son amigos de Cuba, sin ser molestados? ¿Quién es acaso Gabriel Garcí­a Márquez, independiente de ser uno de los monumentos literarios mundiales, que tiene una de sus tantas mansiones en la isla, obsequiada personalmente por Fidel, una propiedad que anteriormente pertenecí­a a otro “ burgués” pero cubano? ¿Quién es acaso, Danny Glover, actor de Hollywood que gana millones por cada pelí­cula gracias a la maquinaria monopolista hollywodense? ¿Quién fue Alejo Carpentier o el pintor ecuatoriano Guayasamí­n, independientemente de su talento e ideologí­a?
Vuelvo y repito, no estoy tan seguro, que la Revolución pueda salvarse en los próximos 10 años, un proceso donde también se han crearon muchas desigualdades, muchos abismos separa a unos y otros, pero tal vez me equivoque. Me parece que hay muchas cosas por revisar y que no merecen seguir en el silencio, creo también que hay demasiadas injusticias más que “errores.”
Esa nación cubana próspera del futuro, dependerá en gran medida, de la participación de los propios ciudadanos cubanos. Algo que el estado se niega a conceder. Está demostrado que a pesar de los obstáculos, los cubanos fuera de Cuba, han logrado una prosperidad que no se puede negar, negarlo serí­a también una gran estupidez. Una de las mayores riquezas de esa Cuba futura, está concentrada precisamente en el aporte de sus ciudadanos vivan adentro o afuera, independientemente de su religión o afiliación ideológica.
La reconciliación de la nación cubana, será también uno de los mayores retos de ese futuro, se requerirá de enormes sacrificios, parece muy fácil decirlo pero muchos sabemos que no será una tarea fácil. Los cubanos tendrán que recurrir a una serie de fórmulas y sobre todo, dar paso a un verdadero cambio de mentalidad. Tendrán que dejar a un lado rencores y vanidades, desaparecer los discursos de odios y separación que han caracterizado a los dos bandos enfrentados antagónicamente, discurso caduco, guerrerista y frí­o que tanto daño ha hecho a la nación. Propiciar el cambio no puede significar tampoco, esperar 50 años más, a que el gobierno de Estados Unidos, decida sentarse a platicar con el gobierno de la isla. Si los cubanos de todo el planeta llegasen a entenderse, eso serí­a mas que suficiente.
De lo que si estoy totalmente seguro Soledad, es que gran parte de los millones de cubanos que viven en la isla, más otros millones que viven fuera, a pesar de su diversidad de pensamiento, desearí­an con todas las fuerzas del alma, salvar la nación cubana, que es en definitiva, lo que está en riesgo.
* JORGE DALTON, HIJO DE ROQUE DALTON GUERRILLERO SALVADOREÑO ASESINADO POR SUS COMPAÑEROS DE LUCHA.