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Alejo Carpentier: cubano ilustre

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Alejo Carpentier: cubano ilustre Empty Alejo Carpentier: cubano ilustre

Mensaje por luik Jue Oct 06, 2011 11:32 am

Alejo Carpentier
(La Habana, 1904 - París, 1980) Novelista,
narrador y ensayista cubano con el que culmina la madurez de la
narrativa insular del siglo XX, además de ser una de las figuras más
destacadas de las letras hispanoamericanas por sus obras barrocas como El siglo de las luces.
Sobre
su biografía existen varias lagunas y contradicciones dada la desigual
información de la que se dispone. Según el propio autor, nació en La
Habana, fruto del matrimonio de un arquitecto francés y una pianista
rusa, y se formó en escuelas de Francia, Austria, Bélgica y Rusia. Tras
su muerte, sin embargo, se empezó a documentar una muy distinta
biografía que situó el nacimiento del autor en Suiza, procedente de una
familia humilde que emigró a Cuba instalándose en el pueblo de Alquízar,
donde el futuro escritor trabajó como repartidor de leche.
Alejo Carpentier: cubano ilustre Carpentier
Alejo Carpentier
Lo
que sí está fuera de dudas es que Carpentier inició su actividad
literaria en simultáneo con la musicología, su otra vocación de toda la
vida en la dirección de la revista Carteles, entre 1924 y 1928. Además, colaboró en la fundación de la Revista de Avance,
en 1927. En 1928 fue encarcelado bajo la dictadura de G. Machado y a la
salida huyó de la isla, hasta que regresó a ella, tras un exilio en
París de prácticamente una década. De este período fue su primera obra, Ecué-Yamba-O
(publicada en 1933, aunque al parecer la escribió ya en 1927), una
novela de temática negra con la que Carpentier inauguró su carrera como
escritor.
En 1944 se trasladó a Caracas, donde vivió
varios años, dedicándose al periodismo radiofónico y ejerciendo también
de profesor universitario y columnista en diarios y revistas, mientras
realizaba una interesante difusión de la música contemporánea. Luego de
una temporada en Haití, regresó a Cuba tras la Revolución castrista y
ocupó varios cargos oficiales hasta que en 1966 fue nombrado embajador
en París, donde permaneció hasta sus últimos días.
Su
actividad literaria, aunque iniciada en 1933, no tuvo continuidad hasta
1944, año en que vio la luz una compilación de cuentos titulada Viaje a la semilla. Escribió también antes de su siguiente novela un ensayo titulado La música en Cuba (1946). Finalmente, en 1949, apareció uno de sus trabajos literarios más emblemáticos: El reino de este mundo,
un ejercicio de excelente rigor histórico, como serán en adelante la
mayor parte de sus obras, en el que Carpentier narró un episodio del
surgimiento de la república negra de Haití. Precisamente en el prólogo
de esta novela, el autor expuso la tesis que definía "lo real
maravilloso".
Su definitiva consagración como escritor llegó sin embargo con Los pasos perdidos
(1953) novela en la que un musicólogo antillano que reside en Nueva
York, casado con una actriz, es enviado a un país sudamericano con el
encargo de rescatar y encontrar raros instrumentos.
En
el viaje lo acompaña una amante francesa, que parece representar la
decadencia europea y a la que el musicólogo abandona por una mujer
nativa a través de la cual entra en contacto con la vida de una
comunidad indígena, de donde es rescatado y llevado de nuevo a una
civilizada ciudad a la que no llega jamás a adaptarse, hasta que regresa
a la selva. Un relato abstracto e irreal donde se funden los
conocimientos y la inteligencia del autor con las imágenes más profundas
de su expresión literaria.
Más tarde llegó El acoso
(1956), tras su experiencia en Venezuela, una novela corta de temática
entre política y psicológica, donde se refleja fielmente el círculo de
represión y violencia de la Cuba anterior a la Revolución, en la década
de 1950, aunque no fue una novela documental: en esta obra los episodios
se suceden en coincidencia con los cuarenta y seis minutos que dura la
interpretación de la Sinfonía Heroica de Beethoven.
Le siguió el volumen Guerra del tiempo
(1958), donde el autor reunió tres relatos que suponían otras tantas
variaciones sobre el tiempo en una ambientación pretérita: Camino de Santiago, una reedición de Viaje a la semilla y Semejante a la noche.
Fueron tres breves incursiones de Carpentier en el mundo de lo
fantástico y de la ficción, protagonizadas por la irreversibilidad de lo
ocurrido. Posteriormente, regresó a la novela histórica con El siglo de las luces (1962), ambientada en Francia y las Antillas en el período de la Revolución Francesa.
En
esta obra narró la peripecia de un personaje llamado Víctor Hugues que
llevó a la isla de Guadalupe la ideología de los revolucionarios
franceses y también la guillotina. Una novela cautivante que confirmó el
poder de convocatoria visual de su autor, en la que presenta personajes
y ambientes lejanos en la historia y los acerca al lector atrapándolo
en un asombroso tejido verbal.
A esta célebre novela siguió Concierto barroco
(1974), una obra breve donde reconstruyó con minucioso detalle y
estricto rigor histórico y musicológico, el viaje de un criollo por la
Europa dieciochesca, acentuando la funcionalidad de la música en su
narrativa, ya que el libro está organizado y estructurado sobre
fundamentos musicales, y el mismo año El recurso del método, en la que recrea la imagen del tirano ilustrado, en versión latinoamericana. Cronológicamente se sitúa luego La consagración de la primavera
(1978), novela en la que recreó una historia ambientada en tiempos de
la Revolución Cubana y que había anticipado en forma de relato breve en Los convidados de plata (1973). La consagración de la primavera
muestra su proceso autorreflexivo acerca de las revoluciones, a lo
largo de un período que abarca desde la soviética hasta la castrista,
incluyendo los hechos de Playa Girón, y donde además aparecen la Guerra
Civil española y los ecos de la Segunda Guerra Mundial. Finalmente, El arpa y la sombra
(1979), supuso una visión desmitificadora de Cristóbal Colón a través
del relato de una íntima confesión en la que el Almirante, a las puertas
de la muerte, decide hacer una especie de inventario de sus hazañas y
debilidades.
En su totalidad, la narrativa de
Carpentier no se caracterizó por los análisis psicológicos, dada la
vastedad de una propuesta que planteaba más bien la diversidad de lo
real. No mostró por tanto con excesivo detalle los aspectos de la vida
individual, más allá de arquetipos como el Libertador, el Opresor o la
Víctima. Su propósito central fue acaso cambiar la perspectiva del
lector, trasladarlo hasta un universo más amplio, un cosmos donde la
tragedia personal queda adormecida dentro de un conjunto que, aun siendo
sencillo, es mucho más vasto y profundo.
Cabe recordar también sus títulos teóricos, tales como Tientos y diferencias (1964), Literatura y conciencia política en América Latina (1969) y Razón de ser (1976), ensayos recogidos en un volumen publicado póstumamente en La Habana, precisamente bajo el título genérico de Ensayos (1984). En 1977 se le concedió el Premio Cervantes.


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