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José Martí y Máximo Gómez.

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José Martí y Máximo Gómez. Empty José Martí y Máximo Gómez.

Mensaje por Azali Miér Mayo 20, 2009 8:06 pm

Imagen e imposibilidad

José Martí y Máximo Gómez.

La caída de José Martí en la escaramuza de Dos Ríos es uno de los episodios peor contados de la historia de Cuba. Uno de los ejemplos más ilustrativos es el cuento de Fidel Castro al intelectual hispano-francés Ignacio Ramonet en Biografía a dos voces (2006):
“El 19 de mayo de 1895, se produce un combate sorpresivo: una columna española se mueve y tiene un encuentro, no muy lejos de donde está Martí. Máximo Gómez, con cierta autoridad de militar, le dice a Martí (…) que se quede allí con un ayudante, que se llamaba La Guardia. Martí no se queda, va al combate y muere. Esto lo cuenta La Guardia. Martí está escribiendo su diario y redactando unas cartas. Allí es donde confiesa: ‘Todo cuanto he hecho hasta hoy y haré es para impedir, con la independencia de Cuba, que Estados Unidos se extienda sobre el resto de los países de América’ (…) Lo dice en la última e inconclusa carta”.
Ramonet acota: “Es lo último que escribe Martí”, y Castro no vacila en asentir: “Es una maravilla…”. Sólo que nada fue así.
No hubo combate sorpresivo. Martí y Gómez estaban acampados en La Vuelta Grande, cuando les avisaron que una columna española marchaba hacia Dos Ríos, al otro lado del río Contramaestre. Tal y como escribió el jefe de día del campamento mambí, coronel Juan Masó Parra, “el general Gómez, con los generales [Bartolomé] Masó y [Francisco] Borrero, salieron con dirección al enemigo, pasando imprudentemente el río Contramaestre, cosa que no debió jamás hacerse” (Primera parte de un libro para la historia de Cuba, 1904).
Tampoco Gómez le dijo a Martí que se quedara con un ayudante. En su Diario de campaña (1940), el propio Gómez anotó: “Cuando ya íbamos a enfrentarnos con el enemigo le ordené que se quedase detrás; pero no quiso obedecer mi orden y no pudiendo yo hacer otra cosa que marchar adelante para arrastrar a la gente, no pude ocuparme más de Martí”.
Y lo que dice Castro que cuenta [Ángel de] La Guardia [Bello] no consta ni en su correspondencia ni en las notas de su biógrafo, Enrique Gay-Calbó (Ángel de la Guardia, el compañero de Martí en Dos Ríos, 1957). Ni siquiera en la versión que dio su hijo, Ángel de la Guardia Rosales, el 15 de marzo de 1964 ,en la Fragua Martiana. Castro pone en boca de “La Guardia” el relato desatinado que Lorenzo del Portillo publicó en el periódico Patria (Nueva York), el 31 de mayo de 1896.
Aparte de que Martí no estaba escribiendo cuando sonó el zafarrancho de combate, lo último de su pluma no es su famosa carta inconclusa a Manuel Mercado (Dos Ríos, mayo 18, 1895), sino la nota del día siguiente para avisarle a Gómez que había llegado Bartolomé Masó y el campamento mambí se había trasladado por la madrugada desde Dos Ríos a La Vuelta Grande.
La versión de Ximénez de Sandoval
Los dislates de Castro no sorprenden, porque hasta el laureado Atlas histórico biográfico José Martí (1983) narra, bajo el epígrafe “Gestión de rescate del General Máximo Gómez y su tropa”, dos acciones de hostigamiento sobre la columna española en retirada, entre Dos Ríos y Remanganaguas, para recuperar el cadáver de Martí.
Gómez mismo puntualizó, en su relato “rigurosamente histórico”, que divulgó El Avisador Comercial (1905), haber tomado un atajo para cortar la retirada de los españoles, pero se demoró rebasando un pantano y, cuando salió al camino, “ya el enemigo había pasado”.
La intención del Atlas es plantar el hecho, políticamente correcto, de que Gómez persiguió sin descanso a la columna española para rescatar el cadáver de Martí. Por eso Ibrahím Hidalgo Paz acelera la marcha de los españoles y apunta que entraron, al filo de la medianoche del domingo 19 de mayo de 1895, en Remanganaguas. Todos los integrantes de aquella columna acreditan que lo hicieron a las ocho de la mañana del lunes 20.
La imagen oficial de la muerte de Martí se vuelve cada vez más imposible de sostener y, a la postre, habrá que entrar a degüello en el campo historiográfico con este pasaje filoso de la carta (Valencia, septiembre 4 de 1908) que remitió el jefe de la columna española en Dos Ríos, José Ximénez de Sandoval, a Gonzalo de Quesada, albacea literario de Martí: Gómez “fue el único responsable de la muerte de Martí, y si un consejo de guerra le hubiera juzgado, así lo habría estimado, por no saber imponerse a Martí, atacar a ciegas [y] no volver por el honor de las armas cubanas (…) para arrebatarme aquel cadáver que como trofeo de guerra yo llevaba”.

Miguel Fernandez-Diaz
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