El odio y la envidia en el pueblo cubano.
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El odio y la envidia en el pueblo cubano.
EL odio y la envidia en el pueblo cubano.
04 DE ENERO, 2012 7:44 AM
OSCAR SUAREZ
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Durante más de 5 décadas Cuba ha desarrollado el más cruel de las programas: envenenar a la población con sentimientos de odio y de envidia entre el propio pueblo.
Las expresiones de júbilo popular en la Habana, en aquellos días de enero del 59, hacían parecer que Fidel sería mucho mejor que Batista,
Las historias que escuchaba con mis 10 años de edad no me proporcionaban todas las dimensiones del entonces ocupante del Palacio Presidencial, pero hoy, después de 53 años del gobierno de los Castro, puedo asegurar que dos vergonzosos pecados han sido las virtudes de la Revolución: engendrar el odio y la envidia en nuestro pueblo.
Los acontecimientos así lo demuestran desde el principio. Primero surgen los CDR, esa organización para supuestamente defender a la Revolución de sus enemigos internos y externos. Fue la primera gran mentira, o una de ellas.
Los CDR se convertirían en la pandilla de envidiosos más grande que ha contado un país. Se les inculcaba a esos individuos a vigilar todo, desde qué se comía en una casa, con quién andabas, y qué nivel de vida tenía. Los CDR fueron creados para invadir la vida y la propiedad privada de los cubanos.
Con ello destruían la tradicional familiaridad del barrio. Eran las manifestaciones iniciales de envidia y de odio que la Revolución ladinamente inyectaba en el pueblo.
Por otra parte, se estaban produciendo las salidas casi masivas de los cubanos hacia Estados Unidos, porque muchos comenzaban a olerse el cuento chino de Fidel de que “Esta Revolución es tan verdes como nuestras palmas”.
Entonces, el gobierno aprovechó esta coyuntura para crear más odio y señaló que “ningún revolucionario podía tener relaciones con aquél que hubiera dejado el país, fuera familia o no”.
Si tu padre, hermano, madres o hijo, o cualquier familiar abandonaba Cuba para marchar a Estados Unidos, debías enterrarlo. Era una nueva etapa de odio y de envidia diseñada por Castro.
Recuerdo aquellos documentos, que había que llenar para tener trabajo o estudiar, popularmente llamados “cuéntame tu vida”. En un capítulo figuraba la pregunta ¿tiene algún familiar que haya abandonado el país?
Si se te ocurría ser sincero perdías el trabajo o no podías estudiar.
Pero la práctica del odio y la envidia continuó en aquellas asambleas de trabajadores destacados para repartir efectos electrodomésticos y algunos apartamentos construidos por los propios trabajadores.
¿Cuántos amigos y compañeros de trabajo se dijeron hasta alma mía, se odiaron hasta la muerte y casi se fueron a las manos por un ventilador ruso, o por cualquier otro artefacto, que en el mundo entero Ud. puede comprar en la tienda. Pero en Cuba, había que ir al circo romano de las asambleas a “matar a un amigo” con tal de tener el derecho de comprar una lavadora rusa. Eso era odio y envidia solapados.
Pero ahí no para la cosa. Llegaron los acontecimientos de la Embajada del Perú. La frase del momento era gritarles “!Que se vayan!”, “Traidores”, “Gusanos”.
Miles fueron convocados por el gobierno cubano a cazar a todo aquél que se oliera se iba del país para vociferarle la frasecita, caerle a palos, y cortarle el agua y la luz, cuando se descubría su residencia.
Recuerdo en aquél año 80, como un profesor universitario fue apaleado y arrastrado por una turba por La Rampa hacia abajo por la acera del Hotel Habana Libre (Havana Hilton). Días después Fidel Castro en un discurso aseguraba que a nadie se le había tocado ni un pelo. Todas estas manifestaciones eran los resultados de la inducción masiva de odio y de envidia en nuestro pueblo.
Llegaba agosto de 1994. El Maleconazo ha sido uno de los capítulos más vergonzosos de Cuba cuando miles de trabajadores de la brigada de construcción Blas Roca fueron enviados de emergencia a apalear brutalmente a cientos que marchaban por la calle Galiano, San Rafael, y el Malecón habanero gritando “Libertad, Libertad”.
El odio y la envidia fueron las herramientas básicas para demoler a quienes reclamaban. Nadie olvidará esos días, donde el gobierno volvió a echar a pelear a su propio pueblo.
Pero ese odio ha llegado lejos, pues Castro se ha encargado de ello. Cuando un cubano residente en el exterior pisa un aeropuerto de la isla, la primera manifestación de esos viles pecados está en la Aduana cubana. Los lectores saben cómo se comportan muchos de estos funcionarios. Odian a los que tienen, porque ellos no tienen, una máxima del castrismo. Y comienzan los abusos y las vejaciones. Nadie se puede quejar.
Pero ese momento no es tan grave como cuando las turbas callejeras golpean a las Damas de Blanco, a las mujeres y los hombres de Palma Soriano, de Río Verde, del Parque de la Fraternidad, y de Cuatro Caminos. Son las brigadas de Respuesta Rápida, integradas por quienes consumen el veneno gubernamental.
Son sus propios vecinos traicionados por el odio y la envidia inoculados en su sangre por Castro, quienes arremeten contra estos pacíficos ciudadanos.
No queda mucho por decir. Hace más de 53 años muchos pensaron que todo sería mejor que antes, pero no fue así.
En Cuba ha crecido un cruel odio y una rabiosa envidia gracias a la perversa estrategia de Fidel Castro, definitivamente un hombre que no supo morirse a tiempo.
Gabriel.
Durante más de 5 décadas Cuba ha desarrollado el más cruel de las programas: envenenar a la población con sentimientos de odio y de envidia entre el propio pueblo.
Las expresiones de júbilo popular en la Habana, en aquellos días de enero del 59, hacían parecer que Fidel sería mucho mejor que Batista,
Las historias que escuchaba con mis 10 años de edad no me proporcionaban todas las dimensiones del entonces ocupante del Palacio Presidencial, pero hoy, después de 53 años del gobierno de los Castro, puedo asegurar que dos vergonzosos pecados han sido las virtudes de la Revolución: engendrar el odio y la envidia en nuestro pueblo.
Los acontecimientos así lo demuestran desde el principio. Primero surgen los CDR, esa organización para supuestamente defender a la Revolución de sus enemigos internos y externos. Fue la primera gran mentira, o una de ellas.
Los CDR se convertirían en la pandilla de envidiosos más grande que ha contado un país. Se les inculcaba a esos individuos a vigilar todo, desde qué se comía en una casa, con quién andabas, y qué nivel de vida tenía. Los CDR fueron creados para invadir la vida y la propiedad privada de los cubanos.
Con ello destruían la tradicional familiaridad del barrio. Eran las manifestaciones iniciales de envidia y de odio que la Revolución ladinamente inyectaba en el pueblo.
Por otra parte, se estaban produciendo las salidas casi masivas de los cubanos hacia Estados Unidos, porque muchos comenzaban a olerse el cuento chino de Fidel de que “Esta Revolución es tan verdes como nuestras palmas”.
Entonces, el gobierno aprovechó esta coyuntura para crear más odio y señaló que “ningún revolucionario podía tener relaciones con aquél que hubiera dejado el país, fuera familia o no”.
Si tu padre, hermano, madres o hijo, o cualquier familiar abandonaba Cuba para marchar a Estados Unidos, debías enterrarlo. Era una nueva etapa de odio y de envidia diseñada por Castro.
Recuerdo aquellos documentos, que había que llenar para tener trabajo o estudiar, popularmente llamados “cuéntame tu vida”. En un capítulo figuraba la pregunta ¿tiene algún familiar que haya abandonado el país?
Si se te ocurría ser sincero perdías el trabajo o no podías estudiar.
Pero la práctica del odio y la envidia continuó en aquellas asambleas de trabajadores destacados para repartir efectos electrodomésticos y algunos apartamentos construidos por los propios trabajadores.
¿Cuántos amigos y compañeros de trabajo se dijeron hasta alma mía, se odiaron hasta la muerte y casi se fueron a las manos por un ventilador ruso, o por cualquier otro artefacto, que en el mundo entero Ud. puede comprar en la tienda. Pero en Cuba, había que ir al circo romano de las asambleas a “matar a un amigo” con tal de tener el derecho de comprar una lavadora rusa. Eso era odio y envidia solapados.
Pero ahí no para la cosa. Llegaron los acontecimientos de la Embajada del Perú. La frase del momento era gritarles “!Que se vayan!”, “Traidores”, “Gusanos”.
Miles fueron convocados por el gobierno cubano a cazar a todo aquél que se oliera se iba del país para vociferarle la frasecita, caerle a palos, y cortarle el agua y la luz, cuando se descubría su residencia.
Recuerdo en aquél año 80, como un profesor universitario fue apaleado y arrastrado por una turba por La Rampa hacia abajo por la acera del Hotel Habana Libre (Havana Hilton). Días después Fidel Castro en un discurso aseguraba que a nadie se le había tocado ni un pelo. Todas estas manifestaciones eran los resultados de la inducción masiva de odio y de envidia en nuestro pueblo.
Llegaba agosto de 1994. El Maleconazo ha sido uno de los capítulos más vergonzosos de Cuba cuando miles de trabajadores de la brigada de construcción Blas Roca fueron enviados de emergencia a apalear brutalmente a cientos que marchaban por la calle Galiano, San Rafael, y el Malecón habanero gritando “Libertad, Libertad”.
El odio y la envidia fueron las herramientas básicas para demoler a quienes reclamaban. Nadie olvidará esos días, donde el gobierno volvió a echar a pelear a su propio pueblo.
Pero ese odio ha llegado lejos, pues Castro se ha encargado de ello. Cuando un cubano residente en el exterior pisa un aeropuerto de la isla, la primera manifestación de esos viles pecados está en la Aduana cubana. Los lectores saben cómo se comportan muchos de estos funcionarios. Odian a los que tienen, porque ellos no tienen, una máxima del castrismo. Y comienzan los abusos y las vejaciones. Nadie se puede quejar.
Pero ese momento no es tan grave como cuando las turbas callejeras golpean a las Damas de Blanco, a las mujeres y los hombres de Palma Soriano, de Río Verde, del Parque de la Fraternidad, y de Cuatro Caminos. Son las brigadas de Respuesta Rápida, integradas por quienes consumen el veneno gubernamental.
Son sus propios vecinos traicionados por el odio y la envidia inoculados en su sangre por Castro, quienes arremeten contra estos pacíficos ciudadanos.
No queda mucho por decir. Hace más de 53 años muchos pensaron que todo sería mejor que antes, pero no fue así.
En Cuba ha crecido un cruel odio y una rabiosa envidia gracias a la perversa estrategia de Fidel Castro, definitivamente un hombre que no supo morirse a tiempo.
Gabriel.
Alver- Cantidad de envíos : 6935
Fecha de inscripción : 26/02/2009
Re: El odio y la envidia en el pueblo cubano.
Quisiera reproducir eso en otro espacio, pero no sé quien es Gabriel.
CalaveraDeFidel- Cantidad de envíos : 19144
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: El odio y la envidia en el pueblo cubano.
El autor se llama Oscar Suarez ...Yo lo copie' de un sitio en la red que se llama Universo Increible ,y me confundi al poner el nombre del autor.
Pero el autor ser lama Oscar Suarez es un periodista cubano.
Alv.
Alver- Cantidad de envíos : 6935
Fecha de inscripción : 26/02/2009
Re: El odio y la envidia en el pueblo cubano.
Y digoyo yo, Alver. ¿No bastaría esa realidad mostruosa para abrir los ojos ante el régimen y cerrar las críticas a nosotros los que salimos como pudimos regalándoles todo a los ladrones?
CalaveraDeFidel- Cantidad de envíos : 19144
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: El odio y la envidia en el pueblo cubano.
No se'.La realidad es que no hay dudas de que ese gobierno ha sembrado un odio inmenso en el pueblo cubano,principalmente de quienes simpatizaban o simpatizan con el castrismo ,hacia los que no simpatizan.Y ahora vemos a muchos cubanos tanto algunos aqui como en Cuba hablando y acusando a "los gusanos " de recalcitrantes que odian a los cubanos castristas y a todos los cubanos y que no quieren la reconciliacion y launion.
Resulta a ser que el odio nacio' de los castristas hacia los no castristas y ahora los castristas "se santifican" y acusan a los gusanos de ser los odiadores.
Alv.
Alv.
Alver- Cantidad de envíos : 6935
Fecha de inscripción : 26/02/2009
Re: El odio y la envidia en el pueblo cubano.
Conmigo que no venga ningun lamebotas a querer santificar lo insantificable, ese regimen no tiene perdon.
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Azali- Admin
- Cantidad de envíos : 50980
Fecha de inscripción : 27/10/2008
Re: El odio y la envidia en el pueblo cubano.
http://universoincreible.com/el-odio-y-la-envidia-en-el-pueblo-cubano/
Tetro- Cantidad de envíos : 5903
Fecha de inscripción : 08/03/2009
Re: El odio y la envidia en el pueblo cubano.
Una papiyada mas...
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: Gran Papiyo | Enviado: 07/01/2012 04:26 |
El odio y la envidia son propiedad exclusiva de los pobres gusanetes. El odio que destilan los anticastristas por la Revolución y su máximo líder, es conocido por todo el mundo. Y su envidia es por el coraje, los principios y los éxitos del soberano pueblo de Cuba, pues los gusanos, en su mediocridad absoluta, solo son capaces de vender su alma por unos pocos dólares. SALUDOS REVOLUCIONARIOS (Gran Papiyo) |
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Es zurdo,pero no se puede negar que papiyoburradas como esa,provocan risa.
alv.
Alver- Cantidad de envíos : 6935
Fecha de inscripción : 26/02/2009
Re: El odio y la envidia en el pueblo cubano.
Tengo todas las necesidades cubiertas y algunos que otros gustos me doy, los que conozco tambien, en Cuba no..y ser limosnero no es nada positivo y el regimen es el limosnero por excelencia.
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Azali- Admin
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