Presuntos terroristas de Nueva York aprendieron a odiar a EEUU y a los judíos en prisión
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Presuntos terroristas de Nueva York aprendieron a odiar a EEUU y a los judíos en prisión
Presuntos terroristas de Nueva York aprendieron a odiar a EEUU y a los judíos en prisión
Los cuatro acusados de tratar de atentar contra sinagogas y aviones militares en Nueva York son delincuentes habituales y ex convictos, con ansias de hacer la "yihad" (guerra santa), después de que la mayoría se convirtiera al Islám durante su paso por prisión.
Un día después de que los cuatro comparecieran ante un juez para conocer los cargos que se les imputan, los medios de comunicación locales difundieron hoy detalles de la vida de los detenidos, quienes habían sido vigilados cerca de un año por el FBI y las fuerzas del orden.
James Cromitie, al que la prensa atribuye tanto 45 como 55 años, aunque el escrito de acusación no lo detalla, estuvo en prisión al menos en tres ocasiones con diferentes identidades. En la última pasó 12 años entre rejas por vender drogas a un agente secreto junto a un colegio.
Él era el cabecilla del grupo y quien enroló al resto, según el confidente de la policía que se infiltró entre ellos.
Cromitie le contó, según el escrito de acusación, que sus padres habían vivido en Afganistán antes de que él naciera y que le molestaba que murieran musulmanes en ese país, por lo que quería hacer la "yihad" en Estados Unidos.
Sin embargo, la madre aseguró a las autoridades que su hijo fue criado como episcopaliano y que ni ella ni su padre que abandonó la familia cuando Cromitie era pequeño habían vivido jamás en Afganistán.
Cuando el ahora detenido visitó a su madre hace tres años, después de estar quince años sin verse, le comunicó que se había convertido al Islám. En las prisiones por donde pasó, primero se inscribió como baptista y luego como musulmán.
Otro de los acusados es David Williams, de 28 años, quien en los últimos meses leía el Corán habitualmente en su trabajo pese a que cuando estuvo en prisión se registró como aconfesional y es descrito por los fiscales como extremadamente violento, aunque sus familiares relatan que parecía llevar una vida tranquila y estable.
Él fue quien se puso en contacto con un líder de la banda de los Blood en Brooklyn para comprar un arma por 700 dólares, después de que fallaran los planes del grupo de adquirir pistolas a una mujer de Newburgh, la localidad del norte del estado de Nueva York donde vivían.
El agente infiltrado, que acompañó a Williams en la compra del arma, detalló luego que este le manifestó que si hubiera estado solo con el vendedor lo habría matado.
De Onta Williams, de 32 años, se sabe que era adicto a la cocaína desde de su adolescencia, que fue educado como baptista y se convirtió al Islám recientemente también en prisión.
Completa el grupo, Laguerre Payen, al que la prensa local atribuye tanto 27 como 37 años, y de ascendencia haitiana. Según sus abogados, tiene cierto retraso mental y se medica para controlar su esquizofrenia y depresión.
Según el escrito de acusación, Payen estuvo en la cárcel por un intento de asalto y en la actualidad estaba sin trabajo, se comportaba de forma paranoica, evasiva y nerviosa, vivía en condiciones lamentables y se enfrentaba a un proceso de deportación, que de momento había evitado debido a sus problemas mentales.
Cuanto estuvo en prisión en 2004 y 2005 se registró como católico.
Según la Fiscalía, todos ellos que deberán comparecer ante el juez el próximo 6 de junio coincidían en tener odio a los judíos y hacia los estadounidenses en general.
En señal de condena hacia sus intenciones, rabinos, sacerdotes e imanes se reunieron hoy en un acto multiconfesional en el Centro Judío Riverdale del Bronx, uno de los objetivos de los acusados, en el que también se agradeció el trabajo de las fuerzas del orden.
Éstas estuvieron infiltradas durante meses y suministraron explosivos falsos e incluso un misil desactivado a los cuatro implicados, que fueron detenidos justo después de que colocaran lo que creían eran bombas ante dos sinagogas.
Las autoridades describieron los planes de los detenidos como "actos de terrorismo caseros organizados por delincuentes de poca monta", en palabras del jefe de la Policía de Nueva York, Raymond Kelly.
"Es difícil imaginarse un plan más espeluznante. Estos hombres son extremadamente violentos. Son gente que acogió con entusiasmo la oportunidad de matar judíos", aseguró el asistente del fiscal encargado del caso, Eric Snyder, en la vista que tuvo lugar el jueves en White Plains. EFE y fuentes propias.
Los cuatro acusados de tratar de atentar contra sinagogas y aviones militares en Nueva York son delincuentes habituales y ex convictos, con ansias de hacer la "yihad" (guerra santa), después de que la mayoría se convirtiera al Islám durante su paso por prisión.
Un día después de que los cuatro comparecieran ante un juez para conocer los cargos que se les imputan, los medios de comunicación locales difundieron hoy detalles de la vida de los detenidos, quienes habían sido vigilados cerca de un año por el FBI y las fuerzas del orden.
James Cromitie, al que la prensa atribuye tanto 45 como 55 años, aunque el escrito de acusación no lo detalla, estuvo en prisión al menos en tres ocasiones con diferentes identidades. En la última pasó 12 años entre rejas por vender drogas a un agente secreto junto a un colegio.
Él era el cabecilla del grupo y quien enroló al resto, según el confidente de la policía que se infiltró entre ellos.
Cromitie le contó, según el escrito de acusación, que sus padres habían vivido en Afganistán antes de que él naciera y que le molestaba que murieran musulmanes en ese país, por lo que quería hacer la "yihad" en Estados Unidos.
Sin embargo, la madre aseguró a las autoridades que su hijo fue criado como episcopaliano y que ni ella ni su padre que abandonó la familia cuando Cromitie era pequeño habían vivido jamás en Afganistán.
Cuando el ahora detenido visitó a su madre hace tres años, después de estar quince años sin verse, le comunicó que se había convertido al Islám. En las prisiones por donde pasó, primero se inscribió como baptista y luego como musulmán.
Otro de los acusados es David Williams, de 28 años, quien en los últimos meses leía el Corán habitualmente en su trabajo pese a que cuando estuvo en prisión se registró como aconfesional y es descrito por los fiscales como extremadamente violento, aunque sus familiares relatan que parecía llevar una vida tranquila y estable.
Él fue quien se puso en contacto con un líder de la banda de los Blood en Brooklyn para comprar un arma por 700 dólares, después de que fallaran los planes del grupo de adquirir pistolas a una mujer de Newburgh, la localidad del norte del estado de Nueva York donde vivían.
El agente infiltrado, que acompañó a Williams en la compra del arma, detalló luego que este le manifestó que si hubiera estado solo con el vendedor lo habría matado.
De Onta Williams, de 32 años, se sabe que era adicto a la cocaína desde de su adolescencia, que fue educado como baptista y se convirtió al Islám recientemente también en prisión.
Completa el grupo, Laguerre Payen, al que la prensa local atribuye tanto 27 como 37 años, y de ascendencia haitiana. Según sus abogados, tiene cierto retraso mental y se medica para controlar su esquizofrenia y depresión.
Según el escrito de acusación, Payen estuvo en la cárcel por un intento de asalto y en la actualidad estaba sin trabajo, se comportaba de forma paranoica, evasiva y nerviosa, vivía en condiciones lamentables y se enfrentaba a un proceso de deportación, que de momento había evitado debido a sus problemas mentales.
Cuanto estuvo en prisión en 2004 y 2005 se registró como católico.
Según la Fiscalía, todos ellos que deberán comparecer ante el juez el próximo 6 de junio coincidían en tener odio a los judíos y hacia los estadounidenses en general.
En señal de condena hacia sus intenciones, rabinos, sacerdotes e imanes se reunieron hoy en un acto multiconfesional en el Centro Judío Riverdale del Bronx, uno de los objetivos de los acusados, en el que también se agradeció el trabajo de las fuerzas del orden.
Éstas estuvieron infiltradas durante meses y suministraron explosivos falsos e incluso un misil desactivado a los cuatro implicados, que fueron detenidos justo después de que colocaran lo que creían eran bombas ante dos sinagogas.
Las autoridades describieron los planes de los detenidos como "actos de terrorismo caseros organizados por delincuentes de poca monta", en palabras del jefe de la Policía de Nueva York, Raymond Kelly.
"Es difícil imaginarse un plan más espeluznante. Estos hombres son extremadamente violentos. Son gente que acogió con entusiasmo la oportunidad de matar judíos", aseguró el asistente del fiscal encargado del caso, Eric Snyder, en la vista que tuvo lugar el jueves en White Plains. EFE y fuentes propias.
Dalton77- Cantidad de envíos : 3837
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