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Tratamiento incorrecto demonizando el colesterol.

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Tratamiento incorrecto demonizando el colesterol. Empty Tratamiento incorrecto demonizando el colesterol.

Mensaje por CalaveraDeFidel Lun Sep 17, 2012 5:06 am

LA INJUSTIFICABLE DEMONIZACIÓN DEL COLESTEROL



El exceso de colesterol "malo" ha pasado en
apenas unas décadas de "factor de riesgo" cardiovascular a poco menos
que una enfermedad en sí misma que debe ser tratada casi de forma
crónica con fármacos para reducir o controlar su nivel en sangre. Pero,
¿qué hay de cierto? ¿Es eso así o se trata de otra estrategia de las
multinacionales farmacéuticas para vender masivamente productos
inútiles? ¿Se justifica la actual ingesta masiva de estatinas -cuyos
efectos secundarios a largo plazo están aún por ver- o se trata de
medicamentos que no previenen la arterioesclerosis y no han servido para
salvar jamás una sola vida? Pasemos a valorarlo.



La lucha contra el colesterol se ha
convertido en uno de los grandes retos de la "medicina moderna". Y es
que de ser presentado como un simple factor que puede contribuir a la
aparición de accidentes cardiovasculares -junto a otros como la vida
sedentaria, una inadecuada nutrición, el exceso de estrés, emocional o
físico, o un consumo abusivo de alcohol y tabaco, entre otros- ha pasado
a ser considerado una enfermedad en sí misma. Actualmente muchas
personas viven obsesionadas por el colesterol, con la angustia de que un
día algún médico la mire y sentencie con voz solemne: "¡Tiene usted el
colesterol alto!". Y de ahí a convencernos de que estamos al borde del
infarto sólo hay un paso. Claro que en el fondo no hay de qué
preocuparse ya que pocos instantes después el médico nos recetará el
fármaco de turno y podremos irnos más tranquilos a casa.
No importa
la edad, que uno carezca de antecedentes cardiovasculares en la familia o
que no haya sufrido ningún episodio anterior. Lo mejor es prevenir -eso
nos dicen- y para eso nada como las "medicinas contra el colesterol",
es decir, las estatinas. De hecho son el medicamento de moda. Tanto que
una de ellas, comercializada como Lipitor, es el fármaco más vendido
anualmente en Estados Unidos. Tanto que la venta de las diversas
estatinas asciende a más de 26.000.000.000 de dólares anuales. Y tanto
que, de empezar siendo un medicamento para las afecciones
cardiovasculares hay quien habla ya de su uso contra la demencia
vascular, el Alzheimer, el Sida, la diabetes y el cáncer. Con lo que las
farmacéuticas proponen ya descaradamente su venta sin receta. Es más,
hay quien ha propuesto hasta ¡"enriquecer" con ellas el agua de algunas
ciudades estadounidenses!.



Así están las cosas. Se ha hecho creer
a la población -e incluso a gran parte de los médicos- que el exceso
del llamado colesterol malo es causa de muchas enfermedades pero que,
gracias a Dios y a la Ciencia, unos fármacos milagrosos son la solución:
las estatinas. La publicidad bombardea machaconamente esa idea, los
médicos la refuerzan y los grandes medios de comunicación -que ganan
grandes sumas de dinero con sus anuncios- la apoyan sin plantearse
siquiera qué hay de verdad en ello. En suma, quieren hacernos creer -a
pacientes y a médicos- que todo el mundo está de acuerdo en tres
verdades presentadas como absolutas y que son las que sostienen un
negocio fabuloso:



1) Que la principal causa de los problemas cardiovasculares es el exceso en sangre de colesterol "malo" (LDL).
2) Que las estatinas previenen esa posibilidad porque bajan su nivel.
3) Que ambas cosas están científicamente demostradas.



Bueno, pues la realidad es que no es
así. Ni todo el mundo en la comunidad científica piensa que el
colesterol tenga que ver con los accidentes cardiacos, ni todo el mundo
cree que las estatinas prevengan los accidentes cardiovasculares al
reducir el nivel de colesterol, ni todo el mundo está de acuerdo en que
los estudios a largo plazo avalan esas afirmaciones. Y como los
razonamientos de quienes acusan al colesterol "malo" de tantos males y
defienden las estatinas son de sobra conocidos permítasenos que, a
título informativo, presentemos otros argumentos que suelen ocultarse
para que cada cual decida por sí mismo.




¿ES EL COLESTEROL "MALO" EL RESPONSABLE DE LA APARICIÓN DE ACCIDENTES CARDIOVASCULARES?



Hay quien piensa que no. Buena prueba
de ello es que un grupo amplio de científicos, médicos, académicos y
escritores sobre temas científicos y de salud de varios países se han
reunido para formar La Red Internacional de Escépticos del Colesterol
(THINCS) (www.thincs.org/index.htm) y poseen suficiente documentación como para tener entretenido a cualquiera durante semanas. "Como
la evidencia científica que avala la campaña anticolesterol es
inexistente -afirman en su presentación- consideramos importante
detenerla lo antes posible. Los miembros de este grupo representamos
puntos de vista diferentes sobre la causa de la aterosclerosis y la
enfermedad cardiovascular, algunos de ellos en conflicto con otros
aunque eso es algo habitual en Ciencia. Todos compartimos en cambio el
escepticismo de que el alto nivel de colesterol y la grasa animal sean
la causa de la aterosclerosis y de las enfermedades cardiovasculares. El
objetivo de esta web es por ello informar a nuestros colegas y al
público de que tal idea no se apoya en evidencia científica alguna; es
más, gran número de estudios científicos efectuados en los últimos años
contradice eso abiertamente"
(la negrita es nuestra).



Y en efecto, existen muchos trabajos
que reivindican el papel benéfico del colesterol. Podríamos citar a
muchos investigadores pero Ron Rosedale, especialista internacional en
Nutrición y autor de El colesterol no es la causa de las enfermedades
del corazón, resume con claridad el punto de vista de la mayoría: "No
hay ningún tipo de vida en la Tierra -afirma- que pueda sobrevivir sin
colesterol. Esto le dirá automáticamente que, en sí mismo, el colesterol
no puede ser malo. De hecho es uno de nuestros mejores amigos. Nosotros
no estaríamos aquí sin él. Es más, la excesiva reducción del nivel de
colesterol aumenta el riesgo de morir. No olvidemos que el colesterol es
también precursor de todas las hormonas esteroideas. El organismo no
puede sintetizar estrógenos, testosterona, cortisona y muchas otras
hormonas vitales sin colesterol".



En cuanto a la polémica colesterol
bueno-colesterol malo agrega: "Como quiera que la correlación entre el
colesterol total y las enfermedades del corazón son débiles se buscó
hace ya muchos años alguna correlación más fuerte. Se afirmó así que hay
un colesterol "bueno" llamado HDL y un colesterol "malo", el LDL.
Representando el HDL a las lipoproteínas de alta-densidad y el LDL a las
de baja-densidad. Entiéndase pues que tanto el LDL como el HDL son
lipoproteínas, es decir, grasas combinadas con proteínas. Hay sólo un
tipo de colesterol. No existe eso de un colesterol "bueno" y un
colesterol "malo". El colesterol es sólo colesterol. Y se combina con
otras grasas y proteínas para ser conducido a través del torrente
sanguíneo porque la grasa y nuestra sangre acuosa no se mezclan
demasiado bien".



"Su cuerpo -subraya Rosedale sobre el
papel clave del colesterol en la supervivencia de células y tejidos-
fabrica y conserva el colesterol precisamente porque es importante -de
hecho, vital- para la salud. Una de sus funciones es impedir que las
membranas celulares se caigan a pedazos. Como tal, podría considerarse
pues al colesterol como el superpegamento de las células. Es un elemento
imprescindible en cualquier tipo de reparación celular. Y se sabe que
las enfermedades coronarias asociadas con los ataques cardíacos están
causadas por daños en las paredes arteriales. Daño que causa
inflamación. Y se considera cada vez más que la enfermedad coronaria que
provoca ataques cardíacos está causada principalmente por una
inflamación crónica". Llegados a este punto adelantamos ya dos ideas
sobre las que volveremos más adelante: la coincidencia de lo manifestado
por Rosedale con lo que asevera el doctor Matías Rath quien lleva años
sosteniendo que el colesterol es un mecanismo de reparación del daño
sufrido por las paredes arteriales al agrietarse el colágeno de su
tejido conjuntivo por deficiencias nutricionales y la constatación -cada
vez más compartida- de que en el caso de accidentes cardíacos el efecto
positivo que se logra a veces con las estatinas se debe en realidad a
su capacidad antiinflamatoria y no a que reduzcan el nivel de
colesterol.



"Un error que raramente se comete
en ciencias puras como la Física -añade Roseadle- parece cometerse con
frecuencia en Medicina. Y es confundir la correlación con la causa.
Porque que haya una débil correlación entre el colesterol alto y los
ataques cardíacos no significa que el colesterol alto sea la causa del
ataque cardíaco. Ciertamente el pelo canoso está en correlación con el
envejecimiento pero a nadie se le ocurriría decir por eso que las canas
son la causa del envejecimiento. Y al igual que los tintes para ocultar
las canas no nos hacen realmente más jóvenes bajar el colesterol tampoco
va a evitar un ataque cardíaco".




Parece corroborar esta afirmación uno
de los estudios médicos más grandes realizado en humanos entre 1972 y
1998, el Múltiple Risk Factor Intervention Trial (MRFIT) -patrocinado
por el National Heart, Lung, and Blood Institute (NHLBI) el MRFIT-,
movilizó 28 centros médicos y 250 investigadores costando 115 millones
de dólares. A partir de un grupo inicial de 361.662 varones los
investigadores seleccionaron a 12.866 participantes para el estudio y
disminuyeron los supuestos factores de riesgo en accidentes
cardiovasculares: redujeron la grasa a menos del 8%-10% de las calorías,
la succión de colesterol dietético a menos de 250-300, mg/día y el
incremento de grasas poliinsaturadas al 10% de las calorías; así como el
tabaco y la presión sanguínea. Y no tuvieron éxito. Los niveles de
colesterol bajaron -como los del resto- pero no tuvieron ninguna
incidencia en la prevención de los accidentes cardiovasculares. "Los
resultados globales -afirmaron los investigadores en sus conclusiones-
no muestran un efecto beneficioso de esta intervención multifactorial en
las enfermedades cardiovasculares o en la mortalidad total".



Un ensayo finlandés publicado en 1975
sí parecía apoyar la eficacia preventiva de disminuir el colesterol tras
seguir a los pacientes durante cinco años pero en diciembre del 1991 se
analizaron los resultados a los 10 años y se constató que quienes
continuaron cuidadosamente la dieta para rebajar el nivel de colesterol
tenían el doble de posibilidades de morir por una dolencia
cardiovascular. El profesor Michael Oliver escribiría sobre ello en el
British Medical Journal lo siguiente: "Como la intervención múltiple
contra los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares en
hombres de mediana edad con un riesgo sólo moderado ha fallado a la hora
de reducir la morbilidad y la mortalidad tal intervención difícilmente
se justifica. Esta conclusión se opone a las recomendaciones de muchos
cuerpos asesores nacionales e internacionales que deben tener estos
nuevos resultados en cuenta. No hacerlo sería éticamente inaceptable".



Añadiremos que el estudio más antiguo
realizado sobre las causas de las dolencias cardíacas comenzó en 1948 en
Framingham (Massachussets, EEUU). Pues bien, poco antes de la Navidad
de 1997 JAMA, el periódico de la Asociación Médica Americana, publicó un
informe sobre el seguimiento realizado entonces que demostró que la
grasa saturada reducía los infartos cerebrales. Preocupados ante la
aparente contradicción se les planteó a los investigadores si no sería
que los sujetos de la investigación habían muerto antes por accidentes
cardíacos y por eso el número de infartos cerebrales era menor a lo que
éstos contestaron: "Tal hipótesis sería válida si hubiera una asociación
nítida y directa entre la ingesta de grasas y las enfermedades del
corazón. Y dado que nosotros no encontramos tal asociación utilizar la
mortalidad por enfermedades del corazón es una explicación muy
improbable para justificar nuestros resultados". En pocas palabras: tras
49 años de investigación no se encontró relación alguna entre una dieta
rica en grasas y las enfermedades del corazón.



Y por si fuera poco, en el Medical
World News del 27 de marzo de 1992 se publicó otro estudio según el cual
entre los adultos estudiados tras sufrir un ataque cardíaco mortal
había tantas personas con un colesterol por encima de 300 como por
debajo de 200. Y en el nº 149 de la revista Atherosclerosis se afirmaría
que más de la mitad de los pacientes admitidos en los hospitales con un
ataque cardíaco presentaban unos índices normales de colesterol.

EL MARKETING FARMACÉUTICO SEPULTA LOS DATOS







1) En el estudio
Simvastatin (4-SStudie) -en el que fueron controladas 4.444 personas- se
constató que "un nivel elevado de colesterol no tiene influencia alguna
en el desarrollo de la arteriosclerosis o de los infartos de miocardio.
Carece de sentido pues tratar de reducir el colesterol y de ahí que no
esté indicado".

2) El estudio Multifactorial
Finlandés -que examinó los niveles de colesterol de 2.000 personas-
demostró que entre quienes fueron tratados con fármacos
anticolesterolemiantes hubo el triple de infartos y un tercio más de
muertes
que entre quienes no los tomaron.

3) En
el estudio sobre el corazón Helsinki I (1987) realizado sobre 700
personas, al rebajar los índices de colesterol se registró un 40% más de
efectos secundarios fatales
que los observados en el grupo de control; y
en el estudio Helsinki II (1993), realizado seis años más tarde, ese
aumento llegó hasta el 50%. Es significativo también el aumento de casos
de fallecimiento por cáncer al disminuir los niveles de colesterol: en
el estudio Helsinki II alcanzó un valor del 43%.

4)
En el estudio Framingham ya citado, al rebajar los niveles de
colesterol se registró un notable incremento de los casos de
fallecimiento por cáncer.
En más de una investigación -como luego
apuntaremos- se ha registrado tan notable "coincidencia": el riesgo de
cáncer y de infarto de miocardio parece aumentar a consecuencia de la
ingesta de los medicamentos destinados a rebajar los niveles de
colesterol.




Tras examinar los datos existentes
sobre la relación ataques cardíacos-colesterol Harternbach formula tres
conclusiones básicas:



1) El colesterol no tiene ninguna influencia en el desarrollo de la arteriosclerosis o el infarto de miocardio.
2)
Los valores altos del nivel de colesterol están asociados a una alta
esperanza de vida y a una menor frecuencia de los casos de cáncer.
3)
La disminución del nivel de colesterol está asociada a numerosos
fallecimientos y a una elevada incidencia en la aparición de cáncer".



Cabe añadir que a los ejemplos
señalados por Harternbach se pueden añadir otros. En la misma dirección
apunta por ejemplo otro informe titulado Necesidad de cambiar la
dirección de la medicación relacionada con el colesterol. Un problema de
gran urgencia dirigido por Yakugaku Zasshi y publicado en el Journal
Pharmaceutical Society de Japón- pues en él se afirma que "el nivel de
colesterol total alto no se asocia con una alta mortalidad coronaria en
poblaciones de más de 40-50 años de edad. Más importante aún: los
valores de colesterol totales más altos se asocian a menores
proporciones de cáncer y de todo tipo de mortalidad en estas
poblaciones".
Y aunque a algunos les cueste creerlo hay un largo etcétera de estudios parecidos.

A PESAR DE LO CUAL LOS NIVELES DE COLESTEROL CONSIDERADOS "ACEPTABLES" SIGUEN BAJANDO



El lector debería
saber que, en el actual sistema médico-industrial, para multiplicar el
número de enfermos -y, por tanto, el número de ventas de un medicamento-
basta con reunir a un panel de "especialistas" y que éstos decidan que
la cifra de determinado factor -el colesterol, en este caso- debe ser
como máximo de la cantidad "X". Con esa simple decisión millones de
personas que hasta ese día y hora estaban sanísimas pasan
automáticamente a ser "enfermas" y, por ende, en potenciales víctimas de
un accidente cardíaco. Y, por supuesto, para que esa posibilidad no se
produzca deben medicarse de inmediato. Así se hizo con el colesterol y
las estatinas. Y con muchos otros fármacos. Un negocio redondo.



Basta revisar algunas cifras para
comprobarlo. En la década de los noventa del pasado siglo XX estaban en
tratamiento con estatinas trece millones de norteamericanos según datos
de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. En el 2001, sin
embargo, un panel de expertos decidió cambiar esas normas y el número
de consumidores de estatinas pasó así a ser de golpe de 36 millones. Y
en el 2004 otra nueva reunión permitió bajar de nuevo la cifra de
colesterol aceptable con lo que el número de estadounidenses que pasó a
"beneficiarse" del consumo de estatinas pasó a ser de 40 millones.



Pero la corrupción acaba siempre -antes
o después- saliendo a la luz. Y esa nueva decisión de bajar la cifra
aceptable de colesterol fue ya denunciaba abiertamente por el
prestigioso diario USA Today el 16 de octubre del 2004 con estas
palabras referidas a quienes la tomaron: "Dirigían influyentes grupos
médicos, fueron protagonistas en prestigiosos congresos, publicaban
trabajos en las principales revistas y eran gigantes indiscutibles en su
campo. Pero cuando hace poco esos médicos asesoraron al Gobierno sobre
las nuevas recomendaciones para el público con respecto al colesterol
hubo algo más que todos ellos tenían en común y que no se dio a conocer:
ocho de los nueve cobraban dinero de las propias compañías cuyos
productos para reducir el colesterol recomendaban a millones de
estadounidenses. Dos eran accionistas de ellas. Otros dos comenzaron a
trabajar para laboratorios poco después de hacer las recomendaciones.
Otro era un científico 'senior' del Gobierno que también ofrece sus
servicios a diez compañías e incluso pertenece a uno de sus directorios.
Con lo que ahora los grupos de consumidores -y otros- no sólo
cuestionan las sugerencias de esos médicos sino también su capacidad
para trabajar en pos de los intereses del público. Y esto pasa mientras
algunas de esas compañías presionan al Gobierno para que permita que los
fármacos que son objeto de esta controversia -estatinas como Lipitor y
Zocor- sean de venta libre. Obviamente hay médicos prestigiosos,
vinculados a los laboratorios fabricantes de estatinas, que apoyan esa
aprobación".



En este caso la situación más
impresentable era la del doctor H. Bryan Brewer -Jefe de la División de
Enfermedades Moleculares del National Heart, Lung and Blood Institute-
que llegó a recibir 200.000 dólares de intereses privados externos
mientras ocupaba su puesto en un organismo público como el NIH estatal.
¿Puede alguien mantener en serio que tales expertos emiten juicios
independientes ante estos datos?
"Los conflictos de intereses son
cada vez más habituales ahora que dos tercios de las investigaciones
médicas en las universidades son financiadas por la industria privada
-añadía el reportaje del USA Today-. Veinte años atrás esta cifra sólo
alcanzaba un tercio. 'El gobierno no está produciendo medicamentos.
Todos los grandes ensayos de estatinas han sido financiados por las
compañías', dijo el Dr. Scott Grundy, cardiólogo del University of Texas
Southwestern Medical Center que encabezó el panel sobre colesterol. El
Gobierno tiene sus propios problemas. Hace una década se derogó la
prohibición de realizar asesoramiento privado a los empleados públicos y
en los últimos años hemos asistido a un escándalo tras otro por
científicos federales que aceptaron dinero de compañías directamente
afectadas por sus decisiones".



No es de extrañar pues que más de 30
médicos, investigadores en materia de sanidad y científicos pusieran su
firma en una contundente carta dirigida al Director de los Institutos
Nacionales de la Salud en la que afirmaban "que las directrices, con sus
recomendaciones para terapias farmacológicas, no están justificadas por
argumentos de peso científico" (el subrayado es nuestro).
Pero una
vez puesta la maquinaria en marcha no hay quien la detenga. Con los
niveles de colesterol "aceptables" a mínimos absurdos -¡qué importa lo
que digan los investigadores independientes!- nadie puede impedir ya que
los más de 3.000 millones de dólares anuales que sólo en publicidad
directa de fármacos y enfermedades se gastan las farmacéuticas en
Estados Unidos alcancen su objetivo: hacer creer a gente sana que está
enferma. Una estrategia que se apoya también -entre otras cosas- en las
ayudas que la industria da a las "asociaciones de pacientes" para
controlarlas, en el dinero que invierten en las interesadas separatas
especiales de las publicaciones científicas y en los millones de dólares
que invierten en empresas de relaciones públicas para que éstas
contacten en todo el mundo con periodistas -en general acríticos y
pésimamente formados en este ámbito- así como con todo aquel que tenga
cierto poder de decisión. Sin olvidar, por supuesto, a los visitadores
médicos y a los propios médicos, invitados una y otra vez a "congresos" a
los que no sólo acuden gratuitamente sino que a veces incluso son
pagados sólo por asistir y a los que se hacen todo tipo de "regalos".
Dinero sobra. Incluso para pagar a gente que se dedica sólo a
desprestigiar toda voz discrepante independiente.



Y al final, como una mancha de aceite,
la idea acaba imponiéndose en las consultas de los médicos que en cuatro
minutos atienden a sus pacientes y tras echar un vistazo a los análisis
prescriben de inmediato a muchos de ellos cualquiera de las muchas
estatinas que ya se comercializan para reducir "ese nivel de colesterol
tan alto que tienen". La mentira completa así el círculo y los
pacientes, engañados, se medican sin necesidad.

EL RIESGO-BENEFICIO DE LAS ESTATINAS



Ray Moynihan,
periodista especializado en temas de salud y en las técnicas de
marketing de la industria para vender fármacos y enfermedades, resume
así en su libro Medicamentos que nos enferman e industrias farmacéuticas
que nos convierten en pacientes la controversia sobre el uso de las
estatinas: "En definitiva, para muchos otros hombres (aquellos que no
han padecido ningún accidente cardiovascular) y mujeres sanas no existen
pruebas de peso que demuestren que estos fármacos puedan contribuir
significativamente a prevenir una muerte prematura. (...) El uso del
miedo para comercializar las estatinas ha escandalizado a los
científicos independientes, consumidores y médicos en todo el mundo. La
preocupación es por partida doble. En primer lugar, para la mayoría de
las personas a quien va dirigido este marketing masivo no hay pruebas
fidedignas que acrediten que las estatinas reduzcan las posibilidades de
morir prematuramente. En segundo lugar, y más relevante, el foco
promocional sobre el colesterol desvía la atención de otros métodos más
eficaces y eficientes para prolongar y mejorar la vida".



La verdad es que los trabajos que
apuntan que el tratamiento preventivo con estatinas por su acción sobre
el colesterol podría evitar la muerte por accidente cardiovascular son
escasos y nada concluyentes. De hecho investigadores de la Universidad
de la Columbia Británica (Canadá) elaboraron un meta-análisis reuniendo
datos de cinco ensayos independientes de gran envergadura concluyendo
que las estatinas reducen los infartos y los ictus en un porcentaje
ínfimo: un 1,4%. Porque eso significa que de 71 pacientes
hipercolesterolémicos tratados preventivamente con estatinas durante
cinco años se prevendría ese problema ¡en un sólo caso! Y algo más
significativo aún: la tasa de efectos secundarios era del 1,8% superando
la capacidad preventiva.

Mike Adams, periodista también
especializado en temas de salud, publicó en julio del 2004 un artículo
titulado Alerta sobre un fraude médico: las estatinas que reducen el
colesterol no salvan ninguna vida
(puede leerlo en www.newstarget.com/z001268.html)
en el que señalaba: "Una revisión crítica de trece ensayos clínicos
publicada en JAMA -el periódico de la Asociación Médica Americana-
revela algunos hechos sorprendentes sobre las estatinas:


1) Las estatinas no han salvado una sola vida.
2) A nivel preventivo las estatinas son absolutamente inútiles.
3) Las estatinas no reducen el riesgo de muerte ni siquiera en los casos de personas con
el colesterol alto.
4) No hay un solo estudio que demuestre que las estatinas alargan la vida de las mujeres."




Dejamos claro de nuevo que muchos de
los científicos, investigadores y especialistas en salud que se muestran
contrarios a la extensión de las estatinas como medicamento preventivo
no discuten su valor en el caso de accidentes cardiovasculares, discuten
que consigan mejorar el estado del enfermo mediante la reducción del
colesterol. De hecho este mismo año se ha publicado en Annals of
Internal Medicine un estudio en el que se afirma que las estatinas y los
betabloqueantes usados para reducir la presión sanguínea reducen el
índice de ataques cardíacos. Realizado por el Kaiser Permanente Health
Insurance y científicos de Stanford y de la Universidad de California el
estudio indica que el efecto beneficioso de las estatinas se debe a que
disminuye la inflamación de las arterias. Cuestión distinta es si la
acción de las estatinas sobre el colesterol es beneficiosa y si los
riesgos que afrontan los pacientes que las toman durante mucho tiempo de
forma preventiva se justifican.




Porque debe saberse que para bajar el
nivel de colesterol las estatinas actúan bloqueando una enzima
denominada HMG-CoA reductasa que controla la formación de colesterol en
el organismo. El problema es que esa enzima es necesaria para la
producción de la coenzima Q-10 que juega un papel muy importante en la
producción de Adenosín Trifosfato o ATP, es decir, la molécula que
interviene en todas las transacciones de energía que se llevan a cabo en
las células. Se trata pues de una coenzima que está presente en cada
una de las células de nuestro cuerpo pero que se concentra especialmente
en las más activas que son las del corazón siendo por tanto
indispensable para su correcto funcionamiento. Por lo que usar estatinas
para "prevenir" ataques cardíacos alegando que bajan el nivel de
colesterol es una incongruencia ya que pueden terminar provocándolos si
genera un déficit de Q-10. Y lo que sí está demostrada es la relación
entre una carencia de esa coenzima y el deterioro de la función del
miocardio, las disfunciones hepáticas y las miopatías, incluidas la
cardiomiopatía y el fallo cardiaco congestivo.




El doctor Peter H. Langsjoen,
especialista en el ámbito de la seguridad de las estatinas, revelaba en
uno de sus trabajos -Cardiomiopatía inducida por las estatinas- que tras
17 años de experiencia con ellas había observado un incremento
dramático de los fallos cardíacos como efecto secundario de su ingesta.
Una circunstancia, debemos suponer, que era perfectamente conocida por
las compañías farmacéuticas ya que en los años 1989 y 1990 la Merck
patentó el uso de la coenzima Q-10 en combinación con las estatinas para
prevenir y tratar estas complicaciones (Brown MS. Coenzyme Q-10 with
HMG-CoA reductase inhibitors. United States Patent, 4, 933,165.
Jun,12,1990). Y en la patente de Merck se puede leer con toda claridad:
"(...) since coenzyme Q-10 (...) is of benefit in congestive Heart
Failure, the combination with HMG-CoA reductase inhibitors(statins)
should be of value in such patients who also have added risk of high
colesterol". Es decir, "(...) dado que la coenzima Q-10 (...) ofrece
beneficios en los casos de fallos cardiacos congestivos la combinación
de esta sustancia con los inhibidores de HMG-CoA reductasa (estatinas)
sería importante en aquellos pacientes con el riesgo añadido de tener el
colesterol alto".



A pesar de lo cual, que se sepa, la
empresa jamás mostró especial interés en trasladar a pacientes y médicos
la importancia de suplementar con coenzima Q-10 la prescripción de
estatinas.
Los daños musculares -y no olvidemos que el corazón es un
músculo- provocados por las estatinas como efectos secundarios son los
más conocidos desde hace tiempo. Ya en agosto del 2001 Bayer se vio
forzada a retirar del mercado Baycol (cerivastatin) después de que se
relacionaran con ese medicamento al menos 52 muertes. Y varios de los
pacientes que tomaron Baycol para reducir su nivel de colesterol fueron
diagnosticados con un padecimiento conocido como rabdomiolisis,
enfermedad de las fibras musculares que se descomponen liberando sus
restos en la circulación y causando necrosis tubular aguda,
insuficiencia renal y, en algunos casos, la muerte.

Y no son sólo
los daños musculares o hepáticos. Aún hay más. Duane Graveline -conocido
popularmente en Estados Unidos como "Doc" Graveline- ha sido
especialista en Medicina Aeroespacial, astronauta, cirujano de vuelo y
médico de familia durante más de 20 años. Pues bien, tras un episodio de
amnesia sufrido como efecto secundario de la ingesta de la estatina
Lipitor -recetado para controlar su colesterol "no demasiado alto"-
decidió investigar en profundidad sobre el riesgo-beneficio de las
estatinas. Y fruto de ese trabajo fue la página web www.spacedoc.net y
el libro Statin Drugs - Side Effects en cuyo prólogo puede leerse. "Si
consume usted Vytorin, Lipitor, Zocor, Crestor, Mevacor, Pravachol o
Lescol debería leer este libro.
La mayoría de los efectos secundarios de
las estatinas son desconocidos por sus ocupados doctores. Aunque ya
conocen los problemas que pueden causar en los músculos y en el hígado
pocos han oído hablar de la amnesia y otras formas de trastorno de
memoria; y menos todavía de la hostilidad, agresividad y depresión
profunda relacionadas con las estatinas. Pero más ominoso aún es el
trabajo de Muldoon que señala que con pruebas suficientemente sensibles
se demuestra que el 100% de los consumidores de estatinas padece un
déficit cognoscitivo. El inaceptable legado actual del uso de estatinas
en altas dosis es un sendero de dolores crónicos, entumecimiento,
debilidad, confusión, fatiga, respiración agitada y deficiencia cardiaca
en millares de víctimas confiadas.
Muchos médicos se han vuelto
víctimas del uso de las estatinas y, como el autor, ahora sospechan que
el mensaje de los persuasivos representantes de las farmacéuticas puede
no haber sido nunca verdad".
En una entrevista que le hizo el doctor Jay S. Cohen a Graveline -léala en www.MedicationSense.com-
éste apuntaba además en una dirección que puede resultar sorprendente,
aterradora, pero en algunos casos también esperanzadora. "Los médicos,
como sus pacientes -contestaba Graveline a una de las preguntas-,
ignoran por completo el problema de los efectos secundarios cognitivos
de las estatinas. Una y otra vez aseguran y tranquilizan a sus pacientes
preocupados y les dicen que sus lapsos de memoria son 'los esperados
para su edad', quizás un 'toque de senilidad' o incluso 'Alzheimer
temprano'. Y ahora, tras más de diez años de prescribir estatinas y
tranquilizar a los pacientes sobre su seguridad, lo último que un médico
quiere oír es que ha estado equivocado durante tanto tiempo".



La pregunta es obvia: ¿tiene usted
problemas cognitivos y ha estado tomando durante años estatinas para
controlar el colesterol? Porque si es así quizás ni su médico ni usted
hayan asociado hasta ahora ese problema con las estatinas pero resulta
que ¡podrían ser la causa! Si, tal y como sostiene Graveline, algunos de
los problemas cognitivos hoy diagnosticados como irrecuperables fueran
el producto de la ingesta prolongada de estatinas la solución preventiva
estaría precisamente en no tomarlos. No estaría pues de más que los
médicos que atienden a este tipo de pacientes se ocuparan de saber si
los mismos tomaron estatinas y durante cuánto tiempo. Sería un buen
comienzo.



En julio del 2003 la revista
Pharmacotherapy publicaba La pérdida de memoria asociada a las
estatinas: análisis de 60 informes de casos y revisión de la literatura.
El artículo examinó 60 casos de deterioros cognoscitivos asociados a
las estatinas y recogidos del propio sistema de vigilancia Medwatch de
la FDA. Bueno, pues según las conclusiones esos deterioros estaban
relacionados con las dosis: a más fuerte el medicamento y la dosis,
mayor el riesgo. Avalando así las conclusiones alcanzadas por Graveline.



Otro dato bastante ignorado es que los
estudios sobre la eficacia de las estatinas suelen ser bastante
sesgados. De hecho en más del 80% de los casos se realizaron con hombres
y no con mujeres. Y raramente se han tenido en cuenta que quienes las
toman suelen padecer otras patologías. Precisamente al considerar que
los pacientes con patologías subyacentes podrían experimentar serios
efectos secundarios el Ministerio de Salud de Canadá obligó el pasado
año a los fabricantes de medicamentos -entre ellos los de Lipitor
(atorvastatin), Zocor (simvastatin), Mevacor (lovastatin), Lescol y
Lescol XL (fluvastatin), Pravachol (pravastatin) y Crestor
(rosuvastatin) a que cambiaran la información sobre la seguridad de sus
productos y remarcaran el potencial de daño muscular en pacientes que
consumen alcohol, toman otros medicamentos, padecen problemas renales o
hepáticos, son diabéticos, hacen excesivo ejercicio físico, están
embarazadas (parece que podría causar malformaciones en el feto),
padecen de tiroides, han sufrido daños musculares o en los tejidos
(cirugía)...
y algunas otras patologías más.

RESPUESTA INFLAMATORIA



En suma, ha llegado el
momento de comenzar a contemplar el papel del colesterol y de todo el
arsenal de medicamentos desarrollados en su contra de otra manera. ¿O
cuando suena la alarma en su casa la apaga usted en lugar de comprobar
por qué suena?
"Cuando el daño en las paredes arteriales se produce y
la inflamación comienza -escribe Ron Rosedale en su libro El Colesterol
no es la causa de las enfermedades del corazón- se liberan mediadores
químicos para que el daño pueda repararse. El hígado se pone en marcha
para reciclar o fabricar colesterol dado que ninguna célula, humana o de
cualquier otro tipo, puede hacerse sin él. En este caso el colesterol
está siendo elaborado y distribuido en su torrente sanguíneo para ayudar
a reparar el tejido dañado y, de hecho, para mantenerlo vivo. Si el
daño es excesivo es necesario distribuir colesterol extra a través del
torrente sanguíneo. No parece muy inteligente pues reducir simplemente
el colesterol y olvidarse de por qué está allí. Mucho más inteligente
parece reducir la necesidad extra de colesterol, el daño excesivo que
está teniendo lugar, la razón para la inflamación crónica".

Y
formulado así el problema no falta quien ha formulado también la
solución desde los mismos planteamientos. "El colesterol, los
triglicéridos, las lipoproteínas de alta y baja densidad (HDL y LDL) y
demás productos metabólicos -escribe Matías Rath en su libro Por qué los
animales no sufren infartos y los hombres sí- son recursos reparadores
por excelencia y su nivel en la sangre se incrementa como consecuencia
del debilitamiento de las paredes arteriales. Si las paredes de los
vasos sufren un debilitamiento crónico la demanda de reparación se hará
cada vez mayor y la velocidad con que el hígado produce esas moléculas
irá en aumento. Debido pues a ese aumento de la producción de colesterol
y otros factores de reparación en el hígado el nivel de tales moléculas
en la corriente sanguínea crece convirtiéndolas al cabo de cierto
tiempo en factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares. En
resumen, la medida más importante para reducir el nivel de colesterol y
otros factores de riesgo secundarios consiste en fortalecer las paredes
arteriales reduciendo la demanda metabólica de un aumento de la
producción de estos factores por el hígado. (...) Y los únicos dos
factores que pueden influir en la salud cardiovascular son la dieta y,
sobre todo, un aporte de nutrientes esenciales concretos que regulen el
metabolismo celular".

Este planteamiento de Rath podría incluso
explicar los sorprendentes datos de algunos estudios citados
anteriormente en los que la existencia de altos niveles de colesterol se
relaciona con menos casos de cáncer. Todo apunta a que el colesterol,
al proteger las paredes de los vasos, impediría la migración de las
células tumorales a través de ellos, una de las hipótesis de explicación
de las metástasis. Por ello da tanta importancia Rath a la vitamina C y a dos aminoácidos como la lisina y la prolina
pues, junto a otros nutrientes, actúan como protectores del colágeno
del tejido conjuntivo en las paredes de los vasos y arterias protegiendo
así de las dolencias cardiovasculares (vea lo ya publicado al respecto
en el nº 64 de la revista al hablar sobre la Medicina Celular en la
sección de Reportajes de nuestra web). Confiamos en que a partir de
ahora empiece usted a mirar el colesterol con otros ojos.

-------







[b]TRATAMIENTO CONTRA EL COLESTEROL.
[/b]




[b]MATTHIAS RAtH [/b]


[b]¿Por qué los infartos no afectan a los animales pero causan la muerte de uno de cada dos hombres? Los
animales no sufren infartos porque su cuerpo produce cantidades
elevadas de vitamina C. La vitamina C redunda en beneficio de la
producción de colágeno y otras moléculas fortalecedoras.
[/b]
Estabiliza
las paredes arteriales y, de este modo, previene la formación de placas
arterioscleróticas, los infartos cardíacos y las apoplejías.

Nosotros, al contrario, no sabemos producir en nuestro cuerpo ni una sola molécula de vitamina C, y además nuestra dieta
suele carecer de vitaminas. Todo ello lleva inexorablemente a un
debilitamiento de las paredes arteriales y a la arteriosclerosis.

El déficit crónico de vitaminas - y no un alto nivel de colesterol - es la principal causa de la propagación epidémica de las enfermedades cardiovasculares.

[b]El presente libro ha desenmascarado a la industria farmacéutica como un "negocio de inversión en las enfermedades"

valorado en billones de euros: Sólo en los Estados Unidos, la facturación anual de fármacos cardiovasculares asciende a más
de cien mil millones de dólares. Sin embargo, lo único que hacen estos
fármacos -incluidos, entre otros, los betabloqueantes, los
inhibidores ACE, los bloqueantes del calcio y los medicamentos que
reducen el nivel de colesterol- es aliviar los síntomas; no se dirigen
contra la causa celular que origina la enfermedad. Esto no es ninguna
sorpresa ni tampoco coincidencia.
Es un hecho comprobado que la
industria farmacéutica es una industria de inversión; su mercado son las
enfermedades en el cuerpo humano, y su futuro depende de la
continuación de las mismas. La prevención, la curación de la causa
fundamental, y sobre todo, la erradicación de las enfermedades amenazan a
los gigantescos intereses financieros que hay detrás de esta industria.

A continuación se resumen los resultados de los ensayos clínicos que aquí se presentan:



  • El aporte de vitamna C reduce el riesgo cardiovascular hasta un 50%: comprobado en 11.000 participantes en el ensayo.


  • El aporte de vitamina E reduce el riesgo cardivascular en más de un tercio: comprobado en 87.000 participantes en el ensayo.


  • El aporte de betacaroteno reduce el riesgo cardiovascular un 30%.


  • Jamás se ha conseguido con ningún
    producto farmacéutico una reducción tan espectacular del riesgo de
    enfermedades cardiovasculares.





El profesor K. F. Gey, de la
Universidad de Berna, Suiza, comparó el número de enfermedades
cardiovasculares en estos países con el nivel de vitamina C y
betacaroteno en la sangre, así como el nivel de colesterol. Obtuvo unos
resultados sumamente interesantes:
de padecer una enfermedad
cardiovascular y por término medio su sangre presenta el contenido más
bajo en vitaminas. Y su sangre presenta el contenido más alto en
vitaminas.
cardiovascular que la disminución del nivel de colesterol.



  • Los habitantes del norte de Europa tienen las mayores probabilidades.




  • Los habitantes del sur de Europa, al contrario, tienen las menores posibilidades de padecer una enfermedad cardiovascular.
    El ajuste del aporte de vitaminas C, E y A desempeña un papel más significativo en la corrección de la enfermedad


[/b]
El ajuste del aporte de
vitaminas C, E y A desempeña un papel más significativo en la corrección
de la enfermedad cardiovascular que la disminución del nivel de
colesterol.
Con este estudio por fin llega la respuesta al
"fenómeno francés" y el reducido número de infartos cardíacos en
Francia, España y otros países mediterráneos. El adecuado aporte de
vitaminas de la dieta mediterránea es el factor decisivo para que en
estas regiones el riesgo de padecer un problema cardiovascular sea
menor. A este respecto, determinados hábitos
alimenticios como por
ejemplo el consumo de vino y el aceite de oliva, ricos en
bioflavonoides y vitamina E, parecen desempeñar una función clave.

La arteriosclerosis y las enfermedades cardiovasculares se sitúan entre estas dos situaciones extremas.
Por
regla general, nuestra dieta contiene suficiente vitamina C para
prevenir el escorbuto, pero no contiene la dosis necesaria para
garantizar paredes arteriales fuertes. Como consecuencia de ello, las
paredes arteriales presentan millones de pequeñas grietas
y desperfectos. A través de ellos, el colesterol, las lipoproteínas y
otros factores de riesgo penetran las paredes arteriales dañadas a
fin de reparar las imperfecciones. Si el aporte de vitamina C es,
constantemente, inferior a la cantidad recomendada, este proceso de
reparación durará varias décadas hasta que al cabo de muchos años se
llegue a una situación de sobrecompensación o exceso y entonces
comiencen a desarrollarse las placas arterioscleróticas. Las placas
depositadas en las arterias del corazón producen infartos cardíacos; en las arterias del cerebro producen apoplejías.

[b]Protección "teflón" de la pared
arterial y desintegración de las placas de sustancias grasas depositadas
en las paredes arteriales.
Las lipoproteínas son las moléculas de
transporte gracias a las cuales el colesterol y las demás moléculas de
grasa circulan en la sangre y se depositan en las paredes arteriales.
Durante mucho tiempo se pensó que la molécula de transporte más decisiva
para el depósito de grasas en las paredes arteriales era la LDL
(lipoproteína de baja densidad o "colesterol malo"). Sin embargo,
ahora sabemos que la molécula de transporte más peligrosa no es la LDL,
sino una variante llamada lipoproteína (a). La letra (a) se refiere a
"adhesiva" y caracteriza a una proteína adhesiva complementaria que
rodea las LDL. Debido a esta proteína de carácter adhesivo, las
moléculas lipoproteínicas (a) se van acumulando en el interior de las
paredes arteriales.
Se puede concluir, pues, que no son el
colesterol ni el nivel de colesterol-LDL los que determinan el riesgo de
sufrir una enfermedad cardiovascular sino la cantidad acumulada de
moléculas lipoproteínicas (a).
colesterol- LDL, lipoproteínas (a) y otros factores de riesgo.
Sin embargo, el colesterol y los demás factores de riesgo en la sangre no son más que agentes de carácter "secundario",
puesto
que sólo pueden causar daños a la salud si las paredes arteriales
están ya debilitadas a causa de las deficiencias vitamínicas. Por tanto,
los elevados niveles de colesterol y los demás factores de riesgo
presentes en la sangre no son la causa de las enfermedades
cardiovasculares sino más bien la consecuencia de un problema ya
incipiente.
cardiovasculares, sin tener en cuenta la verdadera causa del trastorno: el debilitamiento de las paredes arteriales.
Las
campañas de marketing lanzadas para la venta de hipocolesterolemiantes o
fármacos que reducen el colesterol convierten este factor de riesgo en
el "chivo expiatorio". Hoy en día millones de personas utilizan el más
reciente de este tipo de fármacos, las estatinas, que bloquean la
síntesis del colesterol, con la esperanza de recibir un tratamiento para
su enfermedad. Sin embargo, la debilidad subyacente de las paredes
arteriales sigue sin recibir tratamiento alguno.
Según la edición del 3 de enero de 1996 del Journal of the American Medical Association (JAMA),
estos fármacos producen cáncer y tienen otros efectos secundarios
graves, de modo que "hay que evitarlos siempre que sea posible".



  • En todo el mundo, cientos de millones de personas presentan en la sangre un alto nivel de colesterol, triglicéridos,







  • La medicina convencional, basada en
    los productos farmacéuticos, se limita a combatir los síntomas de las
    enfermedades nivel de colesterol en la sangre y otros factores de riesgo
    sino que, además, propone prevenirlos de manera natural.




  • La medicina celular moderna no sólo ofrece una nueva explicación acerca de los factores que provocan un alto





En resumen, la medida más importante
para reducir el nivel de colesterol y otros factores de riesgo
secundarios presentes en la sangre consiste en fortalecer las paredes
arteriales, reduciendo la demanda metabólica de un aumento de la
producción de estos factores en el hígado.




Los estudios científicos y clínicos han
demostrado la importancia fundamental que tienen la vitamina C, la
vitamina B-3 (niacina), la vitamina B-5 (pantotenato), la vitamina E, la
carnitina y otros componentes del Programa Vitamínico del Dr. Rath para
la reducción del nivel de colesterol y de otros factores de riesgo en
la sangre.

Mis recomendaciones para los pacientes con un elevado nivel de colesterol y otros factores de riesgo secundarios son
las siguientes: reducir el colesterol sin haber fortalecido previamente
las paredes arteriales no es una terapia cardiovascular eficaz y
está abocada al fracaso. Comience cuanto antes a fortalecer las paredes
arteriales mediante el Programa Vitamínico del Dr. Rath. De esta forma,
logrará en principio normalizar los niveles de colesterol y otros
factores de riesgo en la sangre. Si está tomando fármacos reductores
del nivel de colesterol o del nivel de grasas, le aconsejo dejar de tomarlos lo antes posible.

Qué hacer:
1. Olvídese de que el colesterol provoca enfermedades del corazón.

2. Fortalezca sus paredes arteriales con el Programa Vitamínico del Dr. Rath.

3. Consuma más cereales, verduras y
otros alimentos ricos en fibras a fin de eliminar el exceso de
colesterol de su cuerpo de forma natural.


4. ¡Deje de tomar fármacos reductores del colesterol!

En un cuerpo con un déficit de vitaminas la lipoproteína (a) se convierte en el principal factor de riesgo secundario para:



  • Enfermedades coronarias e infartos cardíacos


  • Enfermedades de la arteria carótida y de los vasos sanguíneos del cerebro (apoplejías)


  • Restenosis (obstrucción) después de una angioplastia coronaria


  • Obstrucción de trasplantes de bypass después de operaciones de bypass coronario





Hasta ahora ha quedado demostrado que
las vitaminas son las únicas sustancias capaces de provocar tal
reducción. El profesor Carlson descubrió que una dosis de dos a cuatro
gramos de vitamina B-3 al día (ácido nicotínico) podía reducir el nivel
de lipoproteínas en un 36%. Puesto que altas dosis de ácido nicotínico
pueden causar erupciones cutáneas, es aconsejable que la dosis diaria de ácido nicotínico se eleve progresivamente.
Terapia encaminada a reducir los riesgos relacionados con la lipoproteína (a)
1 Reducción de la concentración lipoproteínica (a)
- Vitamina B3 (Niacina)
- Vitamina C
2. Reducción del poder adhesivo de la lipoproteína (a)
- Lisina
- Prolina
El
6 de enero de 1996 las empresas farmacéuticas que comercializaban
medicamentos reductores del colesterol recibieron un duro golpe. Aquel
día "The Journal of the American Medical Association" público el
siguiente artículo: "Carcinogenicity of Cholesterol-Lowring Drugs". Los
doctores Thomas Newman y Stephen Hulley, de la Facultad de Medicina de
San Francisco, de la Universidad de California, demostraron que la
mayoría de los fármacos que están a la venta provocan cáncer en
animales de experimentación que reciben la misma dosis que en la
actualidad toman miles de personas. Los resultados presentados en este
artículo eran tan alarmantes que los autores del mismo se hacían con
razón la siguiente pregunta:
"¿Cómo es posible que una institución
reguladora, la Administración Sanitaria Federal (FDA), haya podido
aprobar la venta de estos medicamentos a millones de personas?" La
repuesta de los autores en este estudio era la siguiente: "Las empresas
farmacéuticas han ocultado los efectos secundarios que producen estos
fármacos a fin de evitar problemas a la hora de su aprobación".

Para convencer a los lectores que
aún siguen pensando que el colesterol puede causar infartos cardíacos
quisiera llamar la atención sobre los hechos siguientes: por término
medio,el nivel de colesterol de los osos y los demás animales que
hibernan suele ascender a 400 mg/dl. Si el colesterol realmente fuera el
causante de infartos cardíacos y apoplejías, todos estos
animales hubieran dejado de existir hace mucho tiempo como consecuencia
de una avalancha de infartos cardíacos. La razón por la que sigue
habiendo osos es bien sencilla: estos animales producen grandes
cantidades de vitamina C en su cuerpo, lo cual fortalece sus paredes
arteriales,y no se preocupan por su nivel de colesterol.


El profesor Folkers, de la Universidad
de Austin, Tejas, ha comprobado que los pacientes con insuficiencia
cardíaca y bajos niveles
de coenzima Q-10 corren el riesgo de sufrir complicaciones
cardiovasculares mortales si usan estos hipocolesterolemiantes, ya que
producen una disminución aún mayor del nivel de coenzima Q-10 en el
cuerpo.

El uso de fármacos diuréticos puede
aumentar considerablemente el riesgo de sufrir una enfermedad
cardiovascular. Los diuréticos no sólo favorecen la evacuación del agua
acumulada en el cuerpo, sino también de las vitaminas hidrosolubles y
los demás nutrientes esenciales.

Si el colesterol alto dañase las paredes de
los vasos arteriales lo haría también en otros lugares de nuestro
sistema circulatorio sanguíneo.
El sistema se obstruiría en todas
partes y no sólo en el corazón o en el cerebro. En otras palabras,
también tendríamos infartos de la nariz, la oreja, las rodillas, los
codos, los dedos y cualquier otro órgano del cuerpo. Y es evidente que
ese no es el caso.


El Niacin (Vitamina B3) Baja El Colesterol Alto Con seguridad OMNS
- Hay una manera segura, barata, sin prescription, conveniente y eficaz
de reducir altos niveles del colesterol y de reducir riesgo de la
enfermedad cardíaca: niacin. El niacin es una vitamina B-compleja
soluble en agua, vitamina B-3. Una de las características únicas del
niacin es su capacidad de ayudarle naturalmente a relajarse y
aquedarse dormido más rápidamente en la noche. Está establecido que los
suplementos de niacin reducen niveles dañosos de colesterol en la
circulación sanguínea. El niacin es una de las mejores sustancias para
elevar el colesterol de alta densidad de la lipoproteína (el "buen
colesterol") y disminuir el cociente del colesterol total de la alta
densidad del excedente del colesterol.
Que el colesterol baja con
niacin pronto fue confirmado por Parsons, Achor, Berge, McKenzie y
Barker (1956) y Parsons (1961, 1961a, 1962) en la clínica Mayo, y se
utilizo el niacin como sustancia hipocolesterolémica. Se ha usado desde
entonces como agente de normalización, disminuye el colesterol y baja
los triglyceridos. Grundy, Mok, Zechs y Berman (1981) encontraron que
reducia el colesterol en un 22 por ciento y los trigliceridos en un
52 por ciento y escribieron, "a nuestro conocimiento, ningún otro solo
agente tiene tal potencial para bajar el colesterol y los
triglycerides."
Los niveles elevados del colesterol se asocian al
riesgo creciente de desarrollar enfermedad coronaria. Además del niacin,
junto con una dieta típica recomendada generalmente por los médicos
orthomolecular tenderá para mantener niveles del colesterol bajos en la
mayoría de la gente. Esta dieta se puede describir como alta en fibra,
dieta sin azúcar y rica en polisacáridos complejos tales como verduras y
granos enteros(ej. arroz , arina y pasta interal)
Según E. Boyle con
las dosis adecuadamente altas del niacin, es posible bajar niveles del
colesterol incluso sin la alteración en dieta., Él comenzó a seguir a
una serie de pacientes usando 3 gramas (3,000 miligramo) de niacin por
día. Él divulgó sus conclusiones. En este informe,. Boyle divulgó que él
había tratado a 160 pacientes coronarios en el niacin por diez anos.
Solamente seis murieron, contra una expectativa estadística que 62
habrían muerto con cuidado convencional. Él indicó, "del punto de vista
terminantemente médico que creo que todos los pacientes que toman el
niacin sobreviviran por más tiempo y tendrán mas calidad de vida" Su
predicción se confirmocuando el estudio coronario nacional de la droga
fue evaluado por Canner recientemente. El uso continuo del niacin
disminuirá mortalidad y prolongará vida.

El niacin causa generalmente un rubor en el
rostro al comenzar el tratamiento. El rubor puede ser incómodo, pero no
es peligroso. Para aclimatarse lentamente el cuerpo al niacin y
reducir al mínimo el rubor, debe incrementarse lentamente la dosis
durante varios dias hasta llegar a la dosis mas alta.
Tratamiento:
preferiblemente después de cada comida

-1000 mg. de vitamina C x 3 veces al dia
- 1000 mg. Niacin x 3 ceces al dia
Se
toma normalmente cerca de tres meses en la dosificación más alta del
niacin y de la vitamina C para que los niveles del colesterol se
estabilicen en niveles más bajos.
El uso continuo del niacin se puede esperar para disminuir confiablemente mortalidad y para prolongar vida.
Recuerde:
No
hay muerte uniforme por año con las vitaminas. Las drogas
farmacéuticas, prescritas y tomadas correctamente según lo prescrito,
matan sobre 100.000 americanos anualmente. Todavía mas sumando los
errores medicos.
La restauración de la salud se debe hacer de forma
alimenticia, no farmacológica. Todas las células en todas las personas
se hacen exclusivamente de lo que bebemos y comemos. Ninguna célula se
hace con drogas.
La adición de las drogas a un cuerpo enfermo para
curarlo es como la adición del veneno a un lago contaminado para
limpiarlo. Enmascarar la causa de síntomas no es no más que una
respuesta temporal en cualquier caso.

[/b]

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Mensaje por Azali Lun Sep 17, 2012 6:21 am

Cala deja el vinculo de eso, ayer lo vi, y muy abajo decia algo de copy right

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Tratamiento incorrecto demonizando el colesterol. Cdba10
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Mensaje por CalaveraDeFidel Lun Sep 17, 2012 2:29 pm

El que viste ayer era otro; al final lo encontré copiable.
http://www.medicina-ortomolecular.es/index.php?page=colesterol
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