DISTORSIONES de los que tampoco están.
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DISTORSIONES de los que tampoco están.
DISTORSIONES de los que tampoco están.
Ir a Cuba con dolares e invitado por el gobierno como parte de ese circo fatuo de dimes y diretes es siempre una buena experiencia, dependiendo de quien seas y que hagas. Si eres un actor o director de cine, vives en Estados Unidos, tienes fama y dinero siempre será cómodo sacarte la espina de tu origen mermado por patriotismos y patrioterismos aparte, echándole a aquellos que aun así, te permiten hacer lo que haces y seguir a quien sigues, Benicio del Toro ejercita su derecho a ser y no mira alrededor pues en ese momento en que pudiera hacerlo aparece el funcionario del ICAP que lo seduce y lo marea, a la par que le hace lo suyo para el Departamento América, que nunca está de más.
Danny Glover puede, desde su sitio de figura conocida y exitosa, hacer campaña por los cinco obviando la responsabilidad penal que los condena, más allá de los intereses políticos de su gobierno, por un crimen probado donde murieron personas. Puede alzar banderas ajenas cosidas en La Habana por toda una maquinaria creada y entrenada para tal efecto, lo demás que se busca y se hace necesario, la credibilidad y la intención de hacer pasar por legitimo un reclamo que responde a las intenciones propagandísticas de un dictador bananero, lo aporta el actor, solicito y frugal, amigo gratuito de campañas que van contra el discurrir del entramado legal y jurídico de su propio país.
Oliver Stone filma homenajes a Fidel y llama heroica a la guerrilla colombiana, se declara comunista, se envuelve en polémicas, declara. Sale a filmar procesos, gana premios, se rebate en el odio hacia un imperio del que proviene y la manera que éste tiene para manipular la opinión mundial, interferir en los asuntos ajenos y alimentar su egocentrismo. Como está mayorcito para rebelarse contra el poder paterno no hay mejor oportunidad que hacerlo con ese otro que lo sustituye y engloba, recibe premios y goza, haciendo rabiar y estrechando manos que para la media general de sus compatriotas, resultan incomodas.
La lista de figuras que provienen del cine y de los grandes medios de dicha industria que se identifican favorablemente con los señores de La Habana no acaba aquí, enumerarlos sería cosa demasiada trillada, dilucidar motivos o intenciones de cada cual, una odisea. Pero es a todas luces sospechosa esta disposición a ser usados por otra industria de propaganda que quiere, a toda costa, mantener una versión de la historia reescrita una y otra vez para beneficio de un clan que difumina todo limite entre sus intereses y los de la mayoría, alentando un estado criminal que dispone de la ciudadanía a su antojo. ¿Es tan bueno el aparato de distracción del estado cubano que logra cegar, sin discusión, a tantos y de manera tan excelente?
La manipulación de la información, asunto tan criticado al enemigo pero ampliamente usado a su vez está bien ejercida y los personajes reunidos aquí son muestra de ello. Pero tengamos en cuenta que pareciera que en estos casos prima esa necesidad culpable de oponerse, de retar de alguna forma a aquello de donde han tomado todo lo que poseen, al medio que permite sean lo que son y el lugar que a su vez, respeta, protege y defiende los derechos y las libertades desde donde se erigen en defensores de lo indefendible. No sabemos si alguno de estos personajes han pisado la calle nacional y han podido ver, de cerca y sin versiones edulcoradas, la realidad de una población tan pequeña para ser importante, pareciera que no y es desde ese punto sombrío desde donde pueden hablar, a través de ellos, aquellos que nos niegan la palabra al resto. La pregunta que viene es la siguiente, ¿podemos recuperar la realidad de los que nos ocurre y contarla por nosotros mismos? Creo que es una tarea pendiente que debemos resolver a la mismo tiempo que queramos mostrar las razones que nos asisten para disentir de un régimen que no nos representa, una vez ganado esto a lo mejor las distorsiones de aquellos que no estamos en Cuba puedan no ser criticadas ni por una estrella de Hollywood, ajena por completo a una realidad que no ha visto ni en sueños, ni por el funcionario que lo "atiende" en el gobierno.
Sería bueno que todas estas amistades manejables y útiles que van a Cuba a figurar y a repetir tomando lo que, según "los compañeros del DOR" es la realidad, descubran gracias a nosotros y desde adentro de su mismo ambiente, las razones que nos animan en nuestra causa. Démonos a la tarea de convidar a asomarse a nuestro drama a algunos que pudieran sacar mejor partido de el y presentarlo prestando su credibilidad al mundo que lo ignora en su real magnitud. Propongo a Spielberg caminando por los pasillos del gobierno habanero, agasajado falsamente, arrastrado a mitines por los cinco, de seguro que va aprovechar mejor toda esa ficción increíble que se rueda cada día por allá dentro.
http://calderondelacanoa.blogspot.com/2012/09/distorsiones-de-los-que-tampoco-estan.html
Ir a Cuba con dolares e invitado por el gobierno como parte de ese circo fatuo de dimes y diretes es siempre una buena experiencia, dependiendo de quien seas y que hagas. Si eres un actor o director de cine, vives en Estados Unidos, tienes fama y dinero siempre será cómodo sacarte la espina de tu origen mermado por patriotismos y patrioterismos aparte, echándole a aquellos que aun así, te permiten hacer lo que haces y seguir a quien sigues, Benicio del Toro ejercita su derecho a ser y no mira alrededor pues en ese momento en que pudiera hacerlo aparece el funcionario del ICAP que lo seduce y lo marea, a la par que le hace lo suyo para el Departamento América, que nunca está de más.
Danny Glover puede, desde su sitio de figura conocida y exitosa, hacer campaña por los cinco obviando la responsabilidad penal que los condena, más allá de los intereses políticos de su gobierno, por un crimen probado donde murieron personas. Puede alzar banderas ajenas cosidas en La Habana por toda una maquinaria creada y entrenada para tal efecto, lo demás que se busca y se hace necesario, la credibilidad y la intención de hacer pasar por legitimo un reclamo que responde a las intenciones propagandísticas de un dictador bananero, lo aporta el actor, solicito y frugal, amigo gratuito de campañas que van contra el discurrir del entramado legal y jurídico de su propio país.
Oliver Stone filma homenajes a Fidel y llama heroica a la guerrilla colombiana, se declara comunista, se envuelve en polémicas, declara. Sale a filmar procesos, gana premios, se rebate en el odio hacia un imperio del que proviene y la manera que éste tiene para manipular la opinión mundial, interferir en los asuntos ajenos y alimentar su egocentrismo. Como está mayorcito para rebelarse contra el poder paterno no hay mejor oportunidad que hacerlo con ese otro que lo sustituye y engloba, recibe premios y goza, haciendo rabiar y estrechando manos que para la media general de sus compatriotas, resultan incomodas.
La lista de figuras que provienen del cine y de los grandes medios de dicha industria que se identifican favorablemente con los señores de La Habana no acaba aquí, enumerarlos sería cosa demasiada trillada, dilucidar motivos o intenciones de cada cual, una odisea. Pero es a todas luces sospechosa esta disposición a ser usados por otra industria de propaganda que quiere, a toda costa, mantener una versión de la historia reescrita una y otra vez para beneficio de un clan que difumina todo limite entre sus intereses y los de la mayoría, alentando un estado criminal que dispone de la ciudadanía a su antojo. ¿Es tan bueno el aparato de distracción del estado cubano que logra cegar, sin discusión, a tantos y de manera tan excelente?
La manipulación de la información, asunto tan criticado al enemigo pero ampliamente usado a su vez está bien ejercida y los personajes reunidos aquí son muestra de ello. Pero tengamos en cuenta que pareciera que en estos casos prima esa necesidad culpable de oponerse, de retar de alguna forma a aquello de donde han tomado todo lo que poseen, al medio que permite sean lo que son y el lugar que a su vez, respeta, protege y defiende los derechos y las libertades desde donde se erigen en defensores de lo indefendible. No sabemos si alguno de estos personajes han pisado la calle nacional y han podido ver, de cerca y sin versiones edulcoradas, la realidad de una población tan pequeña para ser importante, pareciera que no y es desde ese punto sombrío desde donde pueden hablar, a través de ellos, aquellos que nos niegan la palabra al resto. La pregunta que viene es la siguiente, ¿podemos recuperar la realidad de los que nos ocurre y contarla por nosotros mismos? Creo que es una tarea pendiente que debemos resolver a la mismo tiempo que queramos mostrar las razones que nos asisten para disentir de un régimen que no nos representa, una vez ganado esto a lo mejor las distorsiones de aquellos que no estamos en Cuba puedan no ser criticadas ni por una estrella de Hollywood, ajena por completo a una realidad que no ha visto ni en sueños, ni por el funcionario que lo "atiende" en el gobierno.
Sería bueno que todas estas amistades manejables y útiles que van a Cuba a figurar y a repetir tomando lo que, según "los compañeros del DOR" es la realidad, descubran gracias a nosotros y desde adentro de su mismo ambiente, las razones que nos animan en nuestra causa. Démonos a la tarea de convidar a asomarse a nuestro drama a algunos que pudieran sacar mejor partido de el y presentarlo prestando su credibilidad al mundo que lo ignora en su real magnitud. Propongo a Spielberg caminando por los pasillos del gobierno habanero, agasajado falsamente, arrastrado a mitines por los cinco, de seguro que va aprovechar mejor toda esa ficción increíble que se rueda cada día por allá dentro.
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