Las trampas electorales de Sócrates
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Las trampas electorales de Sócrates
No me cabe duda :la ausencia del brillante panelista defensor de personajes como el dictador sirio sólo tiene uan explicación: está muy ocupado con las elecciones gallegas. ¿Trabajando por cuál partido? Casi al 100% seguro que por el Bloque Nacionalista Gallego, los del simio con la boina del Ché..
La siguiente información , no procede de Intereconomía, sino de los gallegos con cerebro.
El máximo cabecilla de la revuelta del naval, Antolín Alcántara, es un
agitador profesional, un descontrolado de encendida arenga demagógica
que cobra de su sindicato CIG en torno a los 4.000 euros mensuales y
que entiende una huelga laboral como la posibilidad de ensayar una
revolución pendiente sólo en su imaginación y la de sus correligionarios
de cuño marxista nacionalista.
A partir del planteamiento de unas reivindicaciones imposibles de
atender por parte de la industria, la CIG lanzó a sus huestes armadas a
las calles de Vigo para demostrar su capacidad de coacción, destrozar
mobiliario urbano, amedentrar a ciudadanos y perjudicar a muchos miles
de trabajadores de otros sectores, como el de la automoción, del que
dependen los ingresos de decenas de miles de familias. A través de su
brazo sindicalista armado revolucionario, tampoco le importa al Bloque
Nacionalista Galego que la industria naval de Vigo corra un serio
peligro de desaparición. No dudaron en agredir a otros trabajadores,
negándoles el derecho al trabajo que es paralelo al derecho de huelga.
Utilizando jóvenes violentos como mercenarios para la ocasión,
encargados de enfrentarse a la policía tras ser dotados de metralla
procedente de los astilleros y de conformar los piquetes agresores,
incluidos los atentados contra algunas elegidas empresas.
La CIG atrapó a los otros sindicatos mayoritarios, aunque al final
- demasiado tarde por los daños causados a la economía de Galicia - se
quedó sola con su pretendida revolución.
Un Bloque dominado por fundamentalistas de corredoira, como
Francisco
Rodríguez, que, tras perder su cuota de poder en el gobierno de la
anterior Xunta, no desea aceptar el escaso apoyo electoral que
recibe, que es menguante elección a elección.
No digieren el rechazo de la sociedad gallega a sus planteamientos, a su
idea de país como "nazón". Por eso decidieron sacar sus camadas de
violentos a las calles. Porque les gustaría algún día poder implantar
una Galicia de los Simios. Con Francisco Rodríguez como mariscal
gran simio en jefe y Antolín Alcántara como
implacable simio represor, encargado de mantener con mano dura el nuevo
orden, sin que nadie se desmande y menos aun permitir manifestaciones ni
alborotos callejeros.
Tienen un problema estos aspirantes a simios: Galicia es suficientemente
civilizada, tiene la capacidad para resistir sus embates. Lo malo es
que el Bloque, con sus arremetidas, lleva demasiados años perjudicando
gravemente a nuestro país, cuyo futuro se presentaría mucho más
despejado sin la existencia, no importa que cada vez más minoritaria, de
esta formación política radical y extremista.
Han perdido esta guerra que ellos comenzaron llamando conflicto laboral.
Pero han conseguido parte de sus objetivos: causar mucho destrozo en el
tejido industrial de Vigo. Por obra del Bloque y de la CIG,
las principales víctimas serán, una vez más, los trabajadores.
Los dirigentes del Bloque y la CIG anhelan una "nazón" dominada por
simios nacionalistas de extrema izquierda. Como en la película, como en
otro planeta.
-----------
La pregunta que cabe hacer, si fuese responsable Sócrates de custodiar la legalidad de las elecciones, ¿puede confiarse en él?
Ni por un minuto.
La siguiente información , no procede de Intereconomía, sino de los gallegos con cerebro.
El máximo cabecilla de la revuelta del naval, Antolín Alcántara, es un
agitador profesional, un descontrolado de encendida arenga demagógica
que cobra de su sindicato CIG en torno a los 4.000 euros mensuales y
que entiende una huelga laboral como la posibilidad de ensayar una
revolución pendiente sólo en su imaginación y la de sus correligionarios
de cuño marxista nacionalista.
A partir del planteamiento de unas reivindicaciones imposibles de
atender por parte de la industria, la CIG lanzó a sus huestes armadas a
las calles de Vigo para demostrar su capacidad de coacción, destrozar
mobiliario urbano, amedentrar a ciudadanos y perjudicar a muchos miles
de trabajadores de otros sectores, como el de la automoción, del que
dependen los ingresos de decenas de miles de familias. A través de su
brazo sindicalista armado revolucionario, tampoco le importa al Bloque
Nacionalista Galego que la industria naval de Vigo corra un serio
peligro de desaparición. No dudaron en agredir a otros trabajadores,
negándoles el derecho al trabajo que es paralelo al derecho de huelga.
Utilizando jóvenes violentos como mercenarios para la ocasión,
encargados de enfrentarse a la policía tras ser dotados de metralla
procedente de los astilleros y de conformar los piquetes agresores,
incluidos los atentados contra algunas elegidas empresas.
La CIG atrapó a los otros sindicatos mayoritarios, aunque al final
- demasiado tarde por los daños causados a la economía de Galicia - se
quedó sola con su pretendida revolución.
Un Bloque dominado por fundamentalistas de corredoira, como
Francisco
Rodríguez, que, tras perder su cuota de poder en el gobierno de la
anterior Xunta, no desea aceptar el escaso apoyo electoral que
recibe, que es menguante elección a elección.
No digieren el rechazo de la sociedad gallega a sus planteamientos, a su
idea de país como "nazón". Por eso decidieron sacar sus camadas de
violentos a las calles. Porque les gustaría algún día poder implantar
una Galicia de los Simios. Con Francisco Rodríguez como mariscal
gran simio en jefe y Antolín Alcántara como
implacable simio represor, encargado de mantener con mano dura el nuevo
orden, sin que nadie se desmande y menos aun permitir manifestaciones ni
alborotos callejeros.
Tienen un problema estos aspirantes a simios: Galicia es suficientemente
civilizada, tiene la capacidad para resistir sus embates. Lo malo es
que el Bloque, con sus arremetidas, lleva demasiados años perjudicando
gravemente a nuestro país, cuyo futuro se presentaría mucho más
despejado sin la existencia, no importa que cada vez más minoritaria, de
esta formación política radical y extremista.
Han perdido esta guerra que ellos comenzaron llamando conflicto laboral.
Pero han conseguido parte de sus objetivos: causar mucho destrozo en el
tejido industrial de Vigo. Por obra del Bloque y de la CIG,
las principales víctimas serán, una vez más, los trabajadores.
Los dirigentes del Bloque y la CIG anhelan una "nazón" dominada por
simios nacionalistas de extrema izquierda. Como en la película, como en
otro planeta.
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La pregunta que cabe hacer, si fuese responsable Sócrates de custodiar la legalidad de las elecciones, ¿puede confiarse en él?
Ni por un minuto.
CalaveraDeFidel- Cantidad de envíos : 19144
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: Las trampas electorales de Sócrates
No quiero imaginarme al gallego en una mesa electoral el 21 de octubre, dia de las elecciones al parlamento gallego.
CalaveraDeFidel- Cantidad de envíos : 19144
Fecha de inscripción : 21/02/2009
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