Para Luik y Azali. Estudios contradictorios sobre el consumo de vitaminas.

Según un trabajo publicado el año pasado en Archives of Internal Medicine –que analizó la dieta y el uso de complementos vitamínicos y minerales en 40.000 mujeres–, las tasas de defunción más elevadas se dieron entre las que consumían multivitamínicos, vitamina B6 y ácido fólico, así como ciertos minerales como el hierro, el magnesio, el zinc y el cobre.


En cambio, según otro trabajo canadiense de este año realizado con ratones, los complementos multivitamínicos pueden ofrecer protección frente al cáncer de colon, un beneficio que podría extrapolarse a los humanos. Dicho estudio, publicado en Canadian Journal of Physiology and Pharmacology, los expertos alimentaron a ratones con dietas pobres en fibra y ricas en grasas y les expusieron a sustancias cancerígenas. Un grupo de esos ratones recibió además complementos multivitamínicos de modo regular.

Al cabo de 32 semanas, se vio que los ratones que habían tomado los complementos tenían un 85% menos de riesgo de desarrollar lesiones cancerosas que el resto y que no tenían tumores de colon.

Decenas de estudios asocian el consumo de complementos vitamínicos concretos con menor riesgo de diferentes enfermedades crónicas, mientras otros tantos atribuyen riesgos a la suplementación.

A la vez, nuevos análisis y revisiones de estudios contradicen resultados anteriores en uno u otro sentido.

¿Ante conclusiones tan dispares, qué debemos hacer?, se preguntan muchas personas. ¿Es beneficioso o no tomar complementos vitamínicos o minerales para proteger la salud? En lo que todos los profesionales de la medicina están de acuerdo es en que una dieta sana y equilibrada como la mediterránea –con suficientes frutas y verduras, legumbres y cereales, proteínas y grasas saludables como las del pescado o el aceite de oliva virgen- asegura los nutrientes necesarios para una buena salud en personas sanas.

"A pesar de ese mensaje, gran parte de la población decide cuidarse por su cuenta”, señalan asociaciones de endocrinólogos y de dietistas. “De hecho, el 20% de los españoles consume complementos nutricionales con la esperanza de proteger su salud, mejorar su bienestar e, incluso, retrasar el envejecimiento”.

"La mayoría de la gente no es conscientede que el exceso de vitaminas y/o minerales conlleva tantos riesgos como el defecto”, indica a su vez el profesor José Ordovás, director del laboratorio de Nutrigenética y Nutrigenómica de la Universidad de Tufts y director científico de IMDEA Alimentación (Instituto Madrileño de Estudios Avanzados). “En concreto, un exceso de vitaminas A, E o D (llamadas liposolubles porque se disuelven en grasas) puede resultar tóxico.

Y aunque las vitaminas hidrosolubles -como la vitamina C, el ácido fólico, la B1 o la B12- no suelen plantear problemas de toxicidad (el exceso se elimina por la orina), es importante transmitir el mensaje de que cualquier complemento nutricional tomado en exceso puede producir efectos no deseables e, incluso, interacciones con medicamentos que pueden ser graves. Dicho lo dicho, es difícil que una cápsula o comprimido de un complemento multivitamínico diario genere problemas, porque no supera las dosis recomendadas para ninguno de los nutrientes”.

Se ha demostrado, por ejemplo, que un exceso de betacaroteno (que el organismo convierte en vitamina A) duplica o triplica el riesgo de sufrir cáncer de pulmón, sobre todo en fumadores. A su vez, el exceso de vitamina A en embarazadas puede aumentar el riesgo de malformaciones en recién nacidos. Hasta los antioxidantes han quedado en entredicho en un par de estudios recientes que concluían que “más puede ser menos en ese sentido” y que “la mejor forma de consumir antioxidantes es a través de una dieta sana, suficiente y equilibrada, basada en alimentos frescos”.



Aunque totalmente de acuerdo con ese mensaje, el profesor Ordovás puntualiza:

"Si bien no hay mejor manera de obtener los nutrientes que a partir de la dieta, hoy sabemos que hay personas que, por sus características genéticas concretas, necesitan más vitaminas o minerales que las que se consiguen con una dieta normal. Una vez identificadas a través de la nutrigenómica, esas personas deberían recibir la suplementación del nutriente que necesitan”.

Además de las diferencias genéticas, el profesor Ordovás considera importante saber si parte del debate actual sobre la conveniencia de tomar suplementos no nace de que las poblaciones investigadas en los distintos estudios no son también diferentes en muchos aspectos. “Otros factores de confusión pueden ser las interacciones de los suplementos con otros nutrientes y/o con fármacos, un factor especialmente relevante sobre todo en poblaciones de riesgo”, añade el experto.



“Incluso las diferencias pueden estar en que el producto activo que produce el beneficio que indican los estudios o es el mismo que luego se pone en el suplemento que consume la población”.

En ese sentido, un trabajo de mayo pasado ha comprobado que los complementos de vitamina D3 son mucho más beneficiosos que su pariente cercana vitamina D2, a la que hasta hace poco se atribuían parecidos efectos. El estudio, publicado en American Journal of Clinical Nutrition, podría dar lugar a cambios en la industria alimentaria respecto de los productos enriquecidos con vitamina D.

Bueeeeeeeee' por que para mi? yo no tomo vitaminas aunque me interesa el tema, despues leo esto

Porque sé que te interesa.

Ya no sabe uno ni qué comer.

Sigue comiendo lo de siempre.