La cruda realidad de una "villa miseria" en Cuba....
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La cruda realidad de una "villa miseria" en Cuba....
Elecciones en Cuba: Breve conversatorio con muy singular candidat@
Posted on noviembre 13, 2012 by luchatuyucataino
Por Pedro Manuel González Reinoso
Hoy es domingo 21 de Octubre del 2012 (21-10-12, para los que siguen cabalísticamente a la numérica inversa, resulta una gran combinación de dígitos australes), y hay una ronda primera de elecciones de delegados, correspondiente al proceso respectivo del Poder Popular en Cuba. Como ocurre cada dos años, en el período previo a la sucesión parlamentaria establecido por Ley, hoy toca al ente gubernativo regional remozarse. Más, una particularidad inusual reviste, en esta ocasión, el habitualmente apacible transcurso del acto de fe, en el Colegio Electoral #1 de la Circunscripción 5, en Caibarién, provincia de Villa Clara. Y es que un homosexual confeso, travesti notorio, transexual plenipotenciario y archiconocido en el ámbito municipal por sus méritos humanos, su simpatía y su desplante ortodoxo, así como por la ostentación desprejuiciada de su preferencia (enarbolada cual estandarte durante toda la vida), más un largo historial de 48 años de adversidades, inadaptaciones, prevalencias y discretos triunfos en su patria, ha conseguido llegar a la prueba final que decidirá quién ha de representar con éxito a su barrio, durante el próximo período ordinario de selección de la magistratura. La asamblea local constituyente intentará, por nueva ocasión, decidir lo que va a pasar de interés para con los cubanos que residimos dentro de sus perímetros, además de armar con los elegidos en cada zona del poblado, su cuerpo gubernamental.
Redacto esta breve entrevista algunas horas antes de que se sepan los resultados de la votación. Cualesquiera que estos fueren, considero que lo sucedido con mi entrevistado hasta aquí, demuestra la irreversibilidad de los cambios sustanciales que se producen hoy en la Isla, muy a pesar de los criterios que blandan los reformistas implacables, los detractores (in)activos, y otros propulsores del lento o el rápido desarrollo de las transiciones del pensamiento insular, en su conjunto. Quiero dejar constancia de mi gratitud hacia esta persona que me recibió en su casa, con todos los problemas insolubles que le aquejan, con la modestia con que se le admira públicamente y la sobrada humildad con que asiste a cualquier requerimiento personal. Independientemente de lo que suceda hoy de tarde, ella o él son ya una victoria indiscutible de las transformaciones que ocurren de forma imparable en los sustratos de la nación y las que vendrán sin falta, seguidamente. No nos quepan dudas.
P: Comencemos por lo esencial: Nombre, Apellidos, lugar de nacimiento, profesión, etc. (No se le pregunta, por pudor o tacto, la edad a un candidato a delegado, aunque ya la he revelado antes sin quererlo, como consta además en tu planilla informativa frente al colegio, tratando de impresionar a los lectores con tu sencilla trayectoria).
R: Me llamo José Agustín Hernández González. Soy enfermero especializado en electrocardiogramas del Hospital Gral. María Escobar Laredo en Caibarién. Laboro allí desde hace 14 años. Primero como auxiliar de limpieza, luego como asistente de enfermería, más tarde como enfermero y ahora ya como técnico entrenado en esto que hago con los corazones ajenos: tratar de diagnosticarlos antes que se me apaguen en el monitor. Nací en el antiguo Central Azucarero Adela (hoy Heriberto Duquesne) pero muy pequeño me mudé para Sagua La Grande con mi madre, cuando hube terminado la educación primaria, pues mi padre no quiso saber mucho de mí, por tan evidente amaneramiento. Mi madre tenía que robarle dinero para que yo comiera, y me llevara algo extra cada 15 días de internamiento, a la escuela. No deseaba volver nunca a casa, por tal de no verlo sufrir con ganas de triturarme. Era un hombre de carácter muy fuerte. Resultaba en cambio tolerante para con los demás “raros” del pueblo, pero a mí me odiaba ferozmente. Entonces me bequé en un IPUEC(1) de San Juan de Los Remedios, ya crecidito, para poner distancias entre aquel central insoportable que nos hizo herederos de ninguna paternidad, y yo. A la saga de las mejores experiencias vivenciales que pudiera encontrar a mi paso, salí a caminar un día. Siempre digo que mi padre ha sido el peor enemigo que tuve… y no creo que esa justipreciación por dicha, me convierta en un ser inicuo al valorarlo así. Háganlo ustedes, a su estilo, cuando conozcan alguien parecido o les toque tener a buen tiro a un tipo como él.
P: Dices el peor,…o el mejor, quizá lo fuera a su tiempo. ¿Quién podría juzgar? En asuntos de calidades de la maldad, no se sabe bien cómo ganar o perder en las categorizaciones. Hay que tener en cuenta la época en que se desentrañan las actitudes. Más, olvidemos a tu progenitor que evidentemente nada aportó con su egoísmo a tu cosecha de bondad. Llegaste a Caibarién hace varios años, recuerdo haberte visto en los ochentas plantar cara a los machos locales con tu porte y prestancia insurrecta, altiva e irreverente, sobre tacones altísimos y bajo moños desafiantes, tu andar soberbio de hembra en celo, casi una mambisa a caballo, nunca antes vista cosa parecida en un pueblo que se jactaba de su reducida muestra de gente “diferente” (o “invertida”, como era dado, a la usanza de la época, tildar) y siempre pacata en su trato inter-generacional. ¿Cómo fue tu arribo a este puerto de bravos varones, casi todos trabajadores del mar o de las tenerías, curtidos de soles y alcoholes, en mayoría heterosexuales confesos e ignorantes de la existencia lexical de palabras como “aceptación, diversidad sexual o tolerancia hacia lo otro”? ¿Cómo reaccionaron contigo los naturales de acá? Cuéntame.
R: Tuve que abandonar a Sagua La Grande muy pronto, por causa consabida e imaginable, y buscar un sitio remoto al de mi nacimiento y al de la posterior adolescencia en donde radicarme, para cuando mi madre, único sostén familiar entonces, faltara. (Suceso que me aconteció bastante pronto y que me reafirmó en la decisión de escapar lo más rápido posible de los lugares malditos). Había venido antes aquí con mi única tía -siempre existe una tía salvadora en nuestras vidas-, una única tarde de playas, de tanteo exploratorio, hacia finales de los setenta, muy joven e inexperto era aún. La autoridad local enseguida me detuvo, me expulsó de la misma zona balnearia casi a rastras, y me prohibió volver a pisarla. Me hicieron firmar un documento de aprobación por la exclusión en la carpeta de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR). Tanto alboroto parece que produje con mi afectada forma de caminar o de hablar. A nadie en cambio ofendí ni insulté a propósito. No fue nada intencional. Era un chiquillo flaquito, estirado, no la gorda que ahora soy, y era bello, bellísimo. Con una melena larga, desatada y negra, llena de caracoles brillantes que me encienden la nostalgia al evocarla. Era quizá de una fragilidad a punto de quebrarse, como toda beldad efímera. No obstante mi fugaz estancia, quedé prendado de la brisa marina, del olor de la mar, y me volví, decidido a todo, el 12 de Julio de 1984. Jamás lo olvido. Regresé para residir en parte alguna que no fuera a orillas estas lindas costas. (Entonces me parecieron lo más bello del mundo). Desde hace 28 años vivo en las periferias de Caibarién, primero, al final de un embarcadero en la calle 10 (Padre Varela), cerca del astillero del difunto Ñico el Puto, sobrenombre simpatiquísimo que le pusieron desde niño a ese bergante borrachín y buena gente, en un rancho igualitico a este de malo, tal cual lo puedes apreciar mirándolo bien, de tablas y techos prestados en estática milagrosa. He vivido en el medio exacto de todos los barrios pobres e insalubres de la región, que desbordan, cuando llueve sin pausa, sus albañalidades en nosotros… y pululan dentro de tu magro espacio: hormigas y cucarachas, cohabitas sin querer con cientos de cangrejos y mosquitos, rodeado estás además, por todos lados, de marginales peligrosos y también de gente humildísima y honesta a pesar de su pobreza. Muchas veces te sorprendes colaborando, casi sin notarlo, con los desamparados que arman su tinglado a la intemperie como pueden, de repente, con lo que encuentran, rabiando en su orfandad habitacional, para escapar del momentáneo trance, del desalojo imprevisto, que suele extenderse a veces demasiado, y que la gente común del pueblo ha apodado de varias maneras vengativas a estos improvisados asentamientos. He llamado yo a mi vecindario “Venecia”. Por los canales apestosos. A este último sitio donde me establecí desde hace tiempo inmemorial, se le conoce como “Las Aguas Indias”, y ese nombre no es más que la distorsión fonética de la añeja firma West Indians, compañía yanqui que tuvo aquí mismo en Caibarién sus propiedades, antes de 1959. Hoy esta plazoleta abandonada que tiende a cobijar, colocar y descolocar a los sin-tierra, según fluya la marea o sople el viento, suele dar refugio a todo constructor espontáneo en esta suerte de favela émula de las suramericanas o de una mancomunidad desarrapada. En cuanto a los machotes locales que me preguntabas, a todos aquellos arrojadizos de lava y bravucones de turno, los reduje con disciplina y respeto, y a pesar de mi aparente “suavidad”, cuando hizo falta sonar un trompón para reubicar a algún descarriado insultante, allí estuvo el puño mío antes que el beso. Fui monitor de educación física en la escuela y mi constitución en general es sólida, fuerte y flexible por suerte, de lo contrario, me habrían linchado. Y hoy no habría para ti entrevista, ni para mis incondicionales candidatura.
P: Ahora que me cuentas de tus experiencias sobre el rechazo y la aceptación en la diversidad anhelada -a medias por el vulgo y a plenitud por los amigos y vecinos que te comparten- ¿Te has pensado seriamente la transexualización, hoy que ya es posible hacerlo y pareciera que en un mediato futuro para nada mal visto? ¡Ah!, y si se aprobara por fin la indiscutida ley matrimonial-homparental, por el parlamento ¿te casarías con tu actual amante? ¿Qué crees de las asociaciones HSH y su lucha por el reconocimiento social?
R: Toda mi vida he sido una mujer de pensamiento y acciones ligadas, atrapada cruelmente en este cuerpito de varón que no pedí. Con su cosita ahí, que me resulta indiferente y jamás he usado bien para lo que fue concebida. Sólo para miccionar. No he considerado al supuesto “sexo opuesto” como una rivalidad ni como una añoranza. He sido amiga y compañera de grandes mujeres y buena enemiga también de otras que no vale la pena ahora enumerar. Lo mismo en el barrio, que en los centros de trabajo donde he estado. O en los camerinos jolgoriosos, con mis iguales. También he aprendido a convivir con ciertos hombres que respeto y me respetan por condición y llaneza. Es pura admiración recíproca, no otra cosa. Mucho mejor me ha ido con los homófobos extraordinarios en los últimos tiempos, que han tenido que bajar la testa o abdicar, pero siempre ha habido excepciones: gente saludable y amable en todos lados, aunque la mayoría reaccionara siguiendo la tradición de mostrarse hostil o simulada, por sus instintos formativos que nada le deben, si no a sus antepasados brutos e iletrados. Creo que de procesarse mi caso por quienes competa hacerlo, a esta altura del medio siglo casi de vida compartida, pues bienvenida sea la operación que me harían para extirparme lo que estorba, y feliz me vería siendo la real Señora Adela (que es como me llaman todos) finalmente casada con el hombre que amo. Nunca he pensado como macho, ni siquiera cuando mi padre en plena pubertad me obligó a prometerle una boda de hombre y a tener hijos de manera “normal” en años por venir. Solo pariré, le dije, cuando sea una mujer total. Esa enunciación me costó 4 años de privación de libertad entre 1980 y 1984 pero sólo cumplí 2 añitos de la condena y me soltaron en 1982. Eso, por ostentar lo que no era. Por ser yo. Y por la nefasta colaboración informativa sobre mis preferencias que él mismo prestóse a atestiguar ante la PNR para recluirme en el penal. En esos tiempos difíciles e inolvidables, esa organización represiva andaba a la caza de desviados sexuales, y de todo tipo, para trancarlos. Le dije entonces al guardia que me acompañó a la celda: si salir de este calabozo significa cumplir con la promesa a ese energúmeno que está allá afuera esperando a que me arrepienta de ser la loca que soy, ¡pues que me echen cadena perpetua! En cuanto a hombres que tienen sexo con otros hombres, pues, me encanta que así sea, y que existan siempre algunas plazas vacantes a mi disposición. Hoy vivo arrebatada por un joven de 21 años que me corresponde gozoso de tenerme como su mamacita, y aunque algunos ilotas malvados y envidiosos me acusan de corrupción de menores (improbable al fin, con su carné de adulto) prefiero definitivamente dar compotas a tener que dar masajes. Eso digo. O a administrar antiinflamatorios.
P: Es decir que ¿Cumpliste prisión por homosexual? ¿Te aplicaron el famoso artículo 72 del Código Penal sobre peligrosidad, aún vigente?(2)
R: En el acto, y no sabes cómo tuve que pelear dentro de aquella jaula para mantener mi integridad física y no extender por broncas inútiles mi sanción. En una ocasión, estando en el Pretensado de Santa Clara, un reo me golpeó fuerte en el rostro con un galletazo, por no querer lavarle su ropa interior. Le respondí a su agresión más tarde, fría y calculadamente, con un trastazo en la nariz que lo dejó lerdo (un trozo de tubo de cobre que tomé “prestado” del acueducto y la limpieza, sirvió perfectamente para que nos separaran) cuando vino a imponerme su voluntad de guapo. Las historias de prisiones son siempre negativas. Allí me contaron que a los negros (éste era uno de ellos, fatalmente) se le rompe la nariz como a los perros: con un golpe seco y la visión inmediata de la sangre los desmaya por muy cheos e inquebrantables que luzcan. En ese caso, funcionó. Me libré de él, y nunca más he tenido un altercado de esa magnitud con nadie. Ni dentro, ni fuera. Y mira que soy famosa por mi lengua dura.
P: Entonces ¿Conoces algo del libro “Hombres sin Mujer” de Carlos Montenegro? es un inventario doloroso de esas “lindezas raciales” de a mediados del siglo pasado, en los fosos penitenciarios cubanos…que desgraciadamente se repiten hasta hoy día, casi al calco, como si el tiempo se hubiera detenido para siempre en esas instituciones tenebrosas…
R: Apenas leo, pero me gustaría. No me sobra mucho tiempo en esta actualidad desgarradora como para fomentarme. Admito que hay que embellecer el paisaje interior y habrá que inventar, antes de la ancianidad, el justo espacio para hacerlo. Una nunca acaba de aprender del todo qué hacer para mejorarse. Y mucho menos escarmentar con la experiencia ajena.
P: Has cambiado sin notarlo, el género de la entrevista, comencé hablándole a José Agustín y ahora es Adela la que prima (en primera persona) ¿cómo te nombro en lo adelante?
R: Como quieras. No tengo preferencia en el trato diario, así que no lo tendré contigo, pero si en verdad quieres saber, llámame Adela, que me es más familiar. Y confianzudo. Hoy todo el que vino a votar ha pasado por mi casita a preguntar por mi verdadero nombre. No me conocen sino como ADELA, LA ENFERMERA. Como en la foto promocional de las urnas estoy vestido con pulóver oscuro de varón, sin maquillajes ni brillos pues no se permiten transformismos ni ostentaciones, no atinan a reconocerme. Yo creo que soy en realidad ésta que ves, no aquel travestido que ha tenido que posar para la foto. Y somos 3 los candidatos. Los otros 2 son hasta militantes. La única aspirante a hembra, primero que todo, soy yo. Lo que pasa es que ya llevo 28 años al frente de este ingobernable CDR, como presidenta, y eso lo marca a una, aunque no quiera. La hace famosa en la resistencia. A muchos les resulta inexplicable mi perseverancia en el cargo, por tantos años defendiendo lo que otros consideran indefendible. Mi obstinación es a prueba de bombas. Con la inmensa lista de haberes y desconsuelos constantes, ando a cuestas, de la casa al trabajo y viceversa. Mi misión es escuchar al vecindario. No importa lo que digan, ni porqué se fajen. Tratar de entenderlo en sus porfías y trifulcas vecinales suele resultar a menudo enaltecedor. Entre sus insatisfacciones invariables y sus perennes quejas vivo inmersa. También aprendí a movilizarlos con urgencia, cuando hace falta auxiliar a otros peores, o en broncas que nos son comunes. Ya en la asamblea de elecciones les advertí previamente a todos los que me propusieron, que no voy a dar falsas expectativas con el mandato, si es que llego a representarlos ante el gobierno, no acarrearé respuestas triviales como para salir del paso a mis votantes, voy a traer aquí a los implicados mismos para que den la réplica (insatisfactoria o no) a los electores, para que expliquen la impotencia que les toque en resolver las necesidades crecientes de este sector poblacional, como todos los sectores, y si ello no es posible, entonces renunciaré en el acto, si no renuncian ellos. Estoy cansada de ver cómo nos pelotean de un lado a otro cuando no tienen soluciones que ofrecer. Ha sido demasiado el tiempo invertido, más el derrochado, en el imperdonable malgaste. No hay más vuelta atrás. Y la esperanza puede llegar a tener coto.
P: Adela, cuando yo te conocí, manejabas un tractor en el Combinado textil Desembarco del Granma, en Santa Clara, que estaba por aquellos años en soberbio auge de construcción. Y llevabas detrás de ti, a viva voz, una carreta con un ejército encima de albañiles, plomeros, carpinteros, etc. ¿Cómo te sucedió que habiendo estudiado enfermería tuvieras que trabajar de chófer en el lugar más rudo de todos los hábiles?
R: Mira, yo terminé la escuela esa en Sagua, la Lidia Doce, pero cursé primero la secundaria en Remedios y me pasé después al curso de enfermería hasta mi graduación (por 3 años) comiéndome a mordisco riente a los que me relegaban por mi notoriedad hasta morir de hastío. Fue mi sino. Cuando salí de la prisión, las ofertas variaron, no podía ejercer en lo que me gustaba y para lo que estaría preparada en el futuro. Tuve que aceptar lo que apareciera para un “ex convicto” malmirado entonces, como yo. Manejar un equipo pesado o un tranvía no me disgustaba ni hacía la diferencia, y posar para mis compañeros con un lazo de plástico en pleno moño al matutino, tampoco, siempre que se mantuvieran delimitados los márgenes del compañerismo, no vi razón de peso para evitar el divertimento sano. Todos reíamos y éramos felices. Ellos chillaban sus obscenidades detrás, y yo los arrastraba en pago. Ellos mismos ni se atrevían mas tarde a contarlo en sus propias casas, lo bien que la pasábamos juntos durante las jornadas productivas, pero estaban generalmente muy contentos, y los lunes subsiguientes, cuando nos reuníamos de nuevo para comentar lo sucedido a cada quien el fin de semana, yo les decía de mi vida festiva de travesti nocturna, y ellos en confianza me contaban sus cuitas. A veces, hasta les aconsejaba cuando iban a perder su relación de años por malos entendidos o infidelidades. Era como una madre joven y una hermana para todos… algunos también me ayudaron a comprenderlos mejor. No sospechas ni remotamente cuánto se aprende conviviendo entre gente sencilla y enmarañada a la vez. Así construimos la Cochiquera en Charco Hondo ¿Novios? sí que tuve, claro, y fueron muchos, no perdí mi tiempo en esos “lares no escolares”, como me gusta denominarlos, pero muy discretos los mozos de ocasión, por la ojeriza de los jefes, instruidos, eso sí, para machacarme por inmoral ante el ojo público. No obstante correr los riesgos obvios de la expulsión, me sentía realizada, y sentimentalmente al menos gocé unos períodos intensos de amor y de odio, esos que para muchos mortales no han sido conseguibles si no en sueños…Otros les han llamado pesadillas. Yo he preferido designarles, simplemente, como “mi experiencia vital”.
P: Me decías que no pudiste abrirte al travestismo por entero en los noventas, porque tras tres años de trabajo en el hospital viejo en Santa Clara fungiendo como auxiliar, descubriste que era más rentable el espectáculo alternativo para sobrevivir, que la curación de enfermos ¿esa visión te hizo rectificar ese pasaje después, cuando sin tu actual sapiencia, le abandonaste?
R: Así mismo, el trato con el paciente no es igual al trato con el que se divierte en un show de cabaré. Son dos categorías distintas de la utilidad. El dinero de unos y de otros distaba mucho de satisfacerme o de igualarse. Ganaba más travestida, y los visitantes foráneos o nacionales me llenaban de dádivas y promesas. En el medio de salud, una se acostumbra a la sonrisa agradecida del familiar y a la del propio enfermo. Pero hasta ahí, no nos está permitido aceptar presentes ni sobornos por un servicio “mejorado” con ninguna intención. Todos sabemos que los salarios en el país son simbólicos, no alcanzan ni para reformar este rancho en el que vivo, que ya un par de veces se ha venido abajo, destrozado por la lluvia y el viento de nortes y ciclones. Apenas si nos alcanza con lo que ganamos para mal alimentarnos. Por cierto, ahora que me quejo contigo de mis actuales y antiguas desventuras, descubro que no sé qué coño hicieron por fin, en La Dirección Municipal de la Vivienda, con el expediente de construcción aprobado para mí, tras uno de esos horrendos descalabros totales, que hace tiempo archivaron y cedieron el solar asignado antaño a otra persona presuntamente más importante que yo. Pero igual: allá ellos. (Si es que tienen remordimientos, esos funcionarios autodenominados como tales, que no lo creo).
P: Me contabas que llevas 28 años presidiendo los CDR(3), se lee eso en tu hoja del colegio electoral, la más antigua organización de masas del país, y que priorizando tú con el ejemplo a la vanguardia, has llegado entera a las 118 donaciones voluntarias de sangre, para gente que ni siquiera conoces, cuyas vidas fueron salvadas por tu noble gesto ¿es verdad que se te prohibió seguir donando el vital complemento en los Bancos de Sangre? ¿Fue para preservar tu salud?
R: Nada de salvarme el pellejo. Como te lo cuentan créelo: el director del Banco de Sangre del Hospital donde trabajo, el Dr. Pedro Julio nosequé, epidemiólogo él famoso e instruído, me informó rampante, cuando me disponía hace unos años a donar la número 119 -con ánima de llegar a las 120- (pues igual de años era la aspirantura vivencial del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, a quien con ese número alcanzable, quisimos Tony mi compañero de trabajo y yo saludar en su aniversario), de una resolución misteriosa del Ministro del ramo que prescindiría en lo adelante, y hasta hoy, de las donaciones anónimas, si los voluntarios eran, o se especulaba fueran, seres homosexuales. Pregunté por la resolución esgrimida y sus argumentos para impedirnos acceder al recinto, y no obtuve respuesta. La incertidumbre no suponía que eximiera a las lesbianas, que creo son homos iguales que nosotras. Nos dieron el silencio por sentado. No entiendo ni entenderé jamás porqué mi sangre sigue siendo hoy más peligrosa, volátil o abaratada, que la del resto del grupo humano que me rodea, y con el que convivo saludablemente. Esa es (fue) una excepcional demostración de homofobia sin ningún serio fundamento. Un acto aborrecible e inexplicado. No todos somos promiscuos o potenciales sidosos(4). Lo que por otra parte, con los exámenes pertinentes, se sabría. Creí que el sector de la salud, por ser el más sensible, sanador y vulnerable a esos rancios atrasos antiquísimos o prejuicios absurdos, se salvaría, pero como ves, no ha sido de esa esperada manera, al menos no, todavía. Queda mucho lastre en el sector que laboro, por arrojar, como en el resto de la sociedad que queremos hacer despegar del suelo, de una auténtica vez. Esto me entristece…y me achanta. Me hace dudar de los presupuestos.
P: ¿Algún funcionario de la administración o del Partido escuchó tus temores a partir de esta decisión abyecta, que no eximía si no exclusivamente a homosexuales, de dar su vida en forma líquida a otros que la necesitaban, o necesitarían, en algún próximo momento? ¿Resultó un asunto, al cabo, inapelable?
R: Al día siguiente del suceso triste, me planté en una reunión del consejo municipal, delante de Víctor Ramos, entonces secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en la ciudad, y él mismo, frente a todos sus miembros, me prometió indagar en el asunto que tampoco se entendía bien en esos predios. Consultaría además, al entonces Secretario Provincial del PCC en Villa Clara, Miguel Díaz Canel. Jamás lo hizo, y si así fuera, o lo hicieron juntos, nunca se me brindó una explicación al respecto. Hasta hoy desconozco los secretos motivos de esa desidia asolapada. Y de la evasión esquiva, que como consecuencia, se implementó en lo adelante hacia mi persona, y la de Tony, igual de indignado que yo por el ninguneo. Cuando tuve la certeza de que el silencio prevalecería, le pedí al secretario que facilitara con su poder omnímodo un barco en la punta de cualquier muelle para montar en él a todos los homosexuales conocidos que no hallaran la paz ni la comprensión debida en su propia tierra. Que nos iríamos todos para Miami, a rabiar con el enemigo, homófobo él, al igual que los que nos deleznan en nuestra Isla, pero por al menos con el billete duro a la mano, el que nos facilitarían sin piedad arrebatarles. Así viviríamos todos mejor con nuestro labrado destino. Te añado un detalle: después de eso, jamás he intentado volver a donar nada, no me interesa ya. Ellos mataron en mí el deseo y quebraron mi impulso con esa norma imbécil.
P: La sinrazón, hija del desprecio ¿te hizo sentir acaso ciudadano de segunda clase?
R: ¿Qué me dices? ¡Me sentí como una persona de un quinto lugar y de igual mundo! Una del segundo habría sido un lujo. Así de simple.
P: Sin embargo el primero de Mayo de 1997, en prueba de patriotismo, junto a otro travesti famoso, conocido por “La Loba”(5) (quien hoy dirige el Sectorial de Cultura como segundo al mando), desfilaron Uds. dos ante la Tribuna Municipal, portando un cartel florido que anunciaba, para sorpresa pública y por vez primera junto a sudorosos obreros y campesinos del territorio : ¡¡¡Somos felices aquí!!! ¿Recuerdas aquella experiencia novedosa de travestirte en pleno día como “Lucero”, que fue tu nombre artístico y aún sigue siéndolo?
R: Claro que me acuerdo, y la mirada asombrada de la gente por la osadía, mira esta foto en que estamos juntas, y que voy a dejarte copiar a pesar de su mal estado, de nuestro paso rotundo por la compañía de transformistas que dirigió por varios meses Carmen Moreno, la directora de la Radio. Allí aparece Leonardito, que es su nombre. Fueron tiempos muy memorables, la gente atestaba los teatros para vernos actuar. Ya nada de aquello queda. Se acabaron los espacios. Sólo son viejos recuerdos. Ni siquiera queda en pie el famoso Teatro Cervantes con sus 4 pisos. Ni el Cine Cinema de 2. Se los tragó la selva, como en La Vorágine (6).
P: Has hablado antes de la reposición necesaria ante el dolor. ¿Cómo has transitado por esa amarga experiencia ante la intolerancia generacional que conocemos?
R: Imagínate, con la cantidad de gente que aún se cree cosas y que se siente requeté superior a ti, sólo por el tema cacofónico de sus preferencias sexuales (“normales”, como se entienden entre sí), que te miran despreciativos cual si fueras un bicho raro, un ser anodino que les perturba en su pureza y se ríen de tu entereza oblicua. Me he anonadado meses más tarde al ver a algunas de estas mismas personas que narro en la desdicha, delante de mí, en el Hospital, acostadas, lívidas sobre la camilla que apenas las soporta, con la amenaza de muerte rondándolas, en vilo, avergonzadas tal vez de su actitud anterior, más sólo interiormente, sin reflejar nada, ningún sentimiento de recambio palpable, cuando han tenido que ponerse en mis manos para advertirles de un infarto inminente. Han llorado en silencio sin mirarme, no me importa si arrepentidas ya de mostrarse inmunes ante la fragilidad, o mientras yo les encamino a La Virgen de la Caridad del Cobre, a Oshún, en mis oraciones, para que se recuperen pronto, para que hagan las dos juntas el milagro y les salven de fenecer al instante. Ha sido mi satisfacción intentar ayudarles. Darles el abrazo sin brazos, que me negaron. Nunca sabrán de mis mudas súplicas, y esa será siempre mi gran tristeza. Son nimiedades no expresadas por la mera incomprensión humana…que algunas veces me han llenado de sumo agrado por el deber cumplido, pero lo primero: conmigo misma. Otras, me han enemistado. Han sacado lo malo que guardaba en mí.
P: Teniendo en cuenta tu largo historial de integración a las asociaciones de masas y tu relevante actividad por casi tres décadas al frente de los Comités(3) y como jefa zonal de los donantes voluntarios ¿Te han propuesto para miembro de la Federación de Mujeres Cubanas? ¿Conoces lo que el CENESEX, en materia de estos adelantos, ha hecho hasta hoy con chic@s como tú, que se han integrado a la organización femenil fundada por Vilma Espín?
R: He oído de esas muchachas, ex muchachos que le cambiaron el sexo, pero imagínate, viviendo y luchando en una zona como la que habito, donde el agua pútrida se mete por los pisos de los ranchos y todo lo que tengas guardado se va ese día a bolina, con la crecida de los cenagales cercanos, no tenemos siquiera servicio sanitario en las chozas, hacemos nuestras necesidades fisiológicas en cubos que arrojamos a una zanja colectiva, nos bañamos como podemos dentro de nuestros cuartos, impregnándolo todo de esa humedad sofocante, con el ingente riesgo de enfermedades, junto a la lluvia arrasadora, los cables semi clandestinos de la electricidad que tienes que revisar periódicamente por su precariedad, para prevenirte de los robos de energía y el ulterior pago extra a fines de mes, el agua potable que a veces no llega a la única pila comunal, cuando hay crisis, piénsate la cola, la promiscuidad de la música alta, los ruidos íntimos compartidos a la fuerza por todos, en una gran alharaca imparable, abrasadora, que se olvida pronto cuando llega la hora de la fiesta, por cualquier motivo, y salimos a bailar como si nada, luego de habernos tirado los trastos entre todos la noche anterior y amenazado recíprocamente hasta de muerte sin mayores consecuencias… es la falta de privacidad aquí, la madre de todos los males… aunque afortunadamente no hemos tenido aún las grandes infecciones que en otros circuitos sí, como el cólera o el dengue hemorrágico, y hay muchos niños en casas de vecinos que andan descalzos, yo personalmente no dispongo de los recursos necesarios para irme a La Habana a experimentar ese proceso transgresor. Mi sitio está acá, para defender a esta gente que nada tiene y nada tendrá jamás, como yo misma, de todas las inclemencias, las terrenas y las celestiales. A correr con el vecindario entero cuando a mediados de cualquier hora, ocurre algún percance, que es bastante frecuente que ocurra, a tratar de resolverlo como sea. Incluso, hacer frente a las usuales incursiones policiales detrás de los prófugos, que se esconden entre la vegetación circundante y la marginalidad en que vivimos. Y a seguir liderando a mis vecinos para que el tránsito inexorable nos sea aliviado. O menos tenso. Más leve y menos pesado. Eso depende de quienes se responsabilicen en solucionarlo. Es un anhelo de todos a gran escala… salir del hueco atroz algún bendito día. En cuanto a pertenecer a la FMC, pues perfecto, sólo que necesitaré una nueva identidad. Y otra cuota.
P: Para terminar ¿cómo consideras a esta aventura de dirección social que te pone otra vez en la zozobra?
R: Es un reto, y un gran desafío el poder cumplir a cabalidad con los mandamientos. Mis dos contrincantes en el colegio, son miembros del partido, como te dije, les asiste un currículo impresionante. Uno de ellos dirige desde hace tiempo en el Poder Popular el frente de Deportes, Cultura y Recreación. Lleva años en ello. Es un hombre conocedor, dicen, de lo que hace. El otro compañero, ha dirigido la gastronomía, el transporte y la Empresa del Pan. Los dos son universitarios, de gran prestigio y trabajan juntos, se asisten mutuamente en las dificultades. Como ves, no me concurre otro respaldo que el del populacho, mis enfermos sanados o agradecidos, mis amistades incondicionales (muchas veces peligrosas) y mis pobres votantes, que me adoran, como yo a ellos, para batirme sin resquemores por el bienestar futuro y la reciprocidad inclusiva, sin excepciones. Hablarán las urnas después de las 6 pm. Dejemos el resultado para mañana, a ver qué pasa.
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Postdata:
Hoy lunes 22 de octubre, temprano en la mañana, supimos que nadie se alzó con el 50 % más uno requerido para salir electo en el correspondiente colegio. A recordar que los dos restantes candidatos ostentan cada uno una vicepresidencia en el órgano de gobierno desde años anteriores, y apenas uno de ellos superó el centenar y medio de votos del conteo emitido. Resulta notable enterarme que los dos funcionarios relegados hasta aquí por nuestra heroína, para preservarse en sus puestos gubernamentales no necesitarán ser reelegidos. Ninguna vicepresidencia lo requiere. Son cargos que prescinden del voto público. Este colegio es el único del municipio que irá a segunda vuelta el día 29. No obstante, José Agustín llevó consigo la mayoría de las boletas válidas, con 240 de un total de 657 inscripciones, que conforman el 36%, y ahora habrá que aguardar al domingo siguiente, para definir quién reasignará el suyo pendiente (lo que al candidato anterior eliminado), a uno u otro aspirante, y lo convertirá en el (o la)nuev@ delegad@.
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Última Posdata:
No hubo que aguardar un domingo, sino dos. El huracán Sandy nos puso en juego de alertas, y atrasó todo lo normalizado en Cuba. Por fin hoy, día 4 de Noviembre del 2012 se ha patentado la aspiración de la mayoría en los 2 colegios reunidos en la Circunscripción # 5 de Caibarién: ADELA ha salido electa DELEGADA. Ha derrotado a su contrincante con un margen de casi 100 votos (270 contra 180). La conga callejera que estaba preparada en su “Venecia” para acatar la sorpresa, en vez de desbandarse, rompió a tocar.
NOTAS
(1) Instituto Preuniversitario en el Campo (Abolidos desde 2009 por el Ministerio correspondiente como centros educacionales en experimentación).
(2) Se trata de la tipificación prescrita como sancionable en la Ley 62 de 1987 que derogó la homóloga de 1979 (Ley 21) donde se describía la misma circunstancia pre delictiva.
(3) CDR. O Comité de Defensa de la Revolución.
(4) Personas enfermas de SIDA, o portadoras del síndrome de inmunodeficiencia adquirida.
(5) Leonardo Herrada Calafell.
(6) Ref. a la novela homónima del colombiano José Eustasio Rivera (1925)
https://observatoriocriticodesdecuba.wordpress.com/2012/11/13/elecciones-en-cuba-breve-conversatorio-con-muy-singular-candidat/#more-4047
Posted on noviembre 13, 2012 by luchatuyucataino
Por Pedro Manuel González Reinoso
“Mi odiado público: ¡Basta de lanzarme kilos, medios y pesetas!, que me van a sacar un ojo. Tiren papelitos de colores que son inofensivos, con figuritas o numeritos grandes, y si son verdes, ¡mejor!” (Lola Montes, travesti habanera en un espectáculo de sábado, en El Mejunje santaclareño de Ramón Silverio).
Hoy es domingo 21 de Octubre del 2012 (21-10-12, para los que siguen cabalísticamente a la numérica inversa, resulta una gran combinación de dígitos australes), y hay una ronda primera de elecciones de delegados, correspondiente al proceso respectivo del Poder Popular en Cuba. Como ocurre cada dos años, en el período previo a la sucesión parlamentaria establecido por Ley, hoy toca al ente gubernativo regional remozarse. Más, una particularidad inusual reviste, en esta ocasión, el habitualmente apacible transcurso del acto de fe, en el Colegio Electoral #1 de la Circunscripción 5, en Caibarién, provincia de Villa Clara. Y es que un homosexual confeso, travesti notorio, transexual plenipotenciario y archiconocido en el ámbito municipal por sus méritos humanos, su simpatía y su desplante ortodoxo, así como por la ostentación desprejuiciada de su preferencia (enarbolada cual estandarte durante toda la vida), más un largo historial de 48 años de adversidades, inadaptaciones, prevalencias y discretos triunfos en su patria, ha conseguido llegar a la prueba final que decidirá quién ha de representar con éxito a su barrio, durante el próximo período ordinario de selección de la magistratura. La asamblea local constituyente intentará, por nueva ocasión, decidir lo que va a pasar de interés para con los cubanos que residimos dentro de sus perímetros, además de armar con los elegidos en cada zona del poblado, su cuerpo gubernamental.
Redacto esta breve entrevista algunas horas antes de que se sepan los resultados de la votación. Cualesquiera que estos fueren, considero que lo sucedido con mi entrevistado hasta aquí, demuestra la irreversibilidad de los cambios sustanciales que se producen hoy en la Isla, muy a pesar de los criterios que blandan los reformistas implacables, los detractores (in)activos, y otros propulsores del lento o el rápido desarrollo de las transiciones del pensamiento insular, en su conjunto. Quiero dejar constancia de mi gratitud hacia esta persona que me recibió en su casa, con todos los problemas insolubles que le aquejan, con la modestia con que se le admira públicamente y la sobrada humildad con que asiste a cualquier requerimiento personal. Independientemente de lo que suceda hoy de tarde, ella o él son ya una victoria indiscutible de las transformaciones que ocurren de forma imparable en los sustratos de la nación y las que vendrán sin falta, seguidamente. No nos quepan dudas.
P: Comencemos por lo esencial: Nombre, Apellidos, lugar de nacimiento, profesión, etc. (No se le pregunta, por pudor o tacto, la edad a un candidato a delegado, aunque ya la he revelado antes sin quererlo, como consta además en tu planilla informativa frente al colegio, tratando de impresionar a los lectores con tu sencilla trayectoria).
R: Me llamo José Agustín Hernández González. Soy enfermero especializado en electrocardiogramas del Hospital Gral. María Escobar Laredo en Caibarién. Laboro allí desde hace 14 años. Primero como auxiliar de limpieza, luego como asistente de enfermería, más tarde como enfermero y ahora ya como técnico entrenado en esto que hago con los corazones ajenos: tratar de diagnosticarlos antes que se me apaguen en el monitor. Nací en el antiguo Central Azucarero Adela (hoy Heriberto Duquesne) pero muy pequeño me mudé para Sagua La Grande con mi madre, cuando hube terminado la educación primaria, pues mi padre no quiso saber mucho de mí, por tan evidente amaneramiento. Mi madre tenía que robarle dinero para que yo comiera, y me llevara algo extra cada 15 días de internamiento, a la escuela. No deseaba volver nunca a casa, por tal de no verlo sufrir con ganas de triturarme. Era un hombre de carácter muy fuerte. Resultaba en cambio tolerante para con los demás “raros” del pueblo, pero a mí me odiaba ferozmente. Entonces me bequé en un IPUEC(1) de San Juan de Los Remedios, ya crecidito, para poner distancias entre aquel central insoportable que nos hizo herederos de ninguna paternidad, y yo. A la saga de las mejores experiencias vivenciales que pudiera encontrar a mi paso, salí a caminar un día. Siempre digo que mi padre ha sido el peor enemigo que tuve… y no creo que esa justipreciación por dicha, me convierta en un ser inicuo al valorarlo así. Háganlo ustedes, a su estilo, cuando conozcan alguien parecido o les toque tener a buen tiro a un tipo como él.
P: Dices el peor,…o el mejor, quizá lo fuera a su tiempo. ¿Quién podría juzgar? En asuntos de calidades de la maldad, no se sabe bien cómo ganar o perder en las categorizaciones. Hay que tener en cuenta la época en que se desentrañan las actitudes. Más, olvidemos a tu progenitor que evidentemente nada aportó con su egoísmo a tu cosecha de bondad. Llegaste a Caibarién hace varios años, recuerdo haberte visto en los ochentas plantar cara a los machos locales con tu porte y prestancia insurrecta, altiva e irreverente, sobre tacones altísimos y bajo moños desafiantes, tu andar soberbio de hembra en celo, casi una mambisa a caballo, nunca antes vista cosa parecida en un pueblo que se jactaba de su reducida muestra de gente “diferente” (o “invertida”, como era dado, a la usanza de la época, tildar) y siempre pacata en su trato inter-generacional. ¿Cómo fue tu arribo a este puerto de bravos varones, casi todos trabajadores del mar o de las tenerías, curtidos de soles y alcoholes, en mayoría heterosexuales confesos e ignorantes de la existencia lexical de palabras como “aceptación, diversidad sexual o tolerancia hacia lo otro”? ¿Cómo reaccionaron contigo los naturales de acá? Cuéntame.
R: Tuve que abandonar a Sagua La Grande muy pronto, por causa consabida e imaginable, y buscar un sitio remoto al de mi nacimiento y al de la posterior adolescencia en donde radicarme, para cuando mi madre, único sostén familiar entonces, faltara. (Suceso que me aconteció bastante pronto y que me reafirmó en la decisión de escapar lo más rápido posible de los lugares malditos). Había venido antes aquí con mi única tía -siempre existe una tía salvadora en nuestras vidas-, una única tarde de playas, de tanteo exploratorio, hacia finales de los setenta, muy joven e inexperto era aún. La autoridad local enseguida me detuvo, me expulsó de la misma zona balnearia casi a rastras, y me prohibió volver a pisarla. Me hicieron firmar un documento de aprobación por la exclusión en la carpeta de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR). Tanto alboroto parece que produje con mi afectada forma de caminar o de hablar. A nadie en cambio ofendí ni insulté a propósito. No fue nada intencional. Era un chiquillo flaquito, estirado, no la gorda que ahora soy, y era bello, bellísimo. Con una melena larga, desatada y negra, llena de caracoles brillantes que me encienden la nostalgia al evocarla. Era quizá de una fragilidad a punto de quebrarse, como toda beldad efímera. No obstante mi fugaz estancia, quedé prendado de la brisa marina, del olor de la mar, y me volví, decidido a todo, el 12 de Julio de 1984. Jamás lo olvido. Regresé para residir en parte alguna que no fuera a orillas estas lindas costas. (Entonces me parecieron lo más bello del mundo). Desde hace 28 años vivo en las periferias de Caibarién, primero, al final de un embarcadero en la calle 10 (Padre Varela), cerca del astillero del difunto Ñico el Puto, sobrenombre simpatiquísimo que le pusieron desde niño a ese bergante borrachín y buena gente, en un rancho igualitico a este de malo, tal cual lo puedes apreciar mirándolo bien, de tablas y techos prestados en estática milagrosa. He vivido en el medio exacto de todos los barrios pobres e insalubres de la región, que desbordan, cuando llueve sin pausa, sus albañalidades en nosotros… y pululan dentro de tu magro espacio: hormigas y cucarachas, cohabitas sin querer con cientos de cangrejos y mosquitos, rodeado estás además, por todos lados, de marginales peligrosos y también de gente humildísima y honesta a pesar de su pobreza. Muchas veces te sorprendes colaborando, casi sin notarlo, con los desamparados que arman su tinglado a la intemperie como pueden, de repente, con lo que encuentran, rabiando en su orfandad habitacional, para escapar del momentáneo trance, del desalojo imprevisto, que suele extenderse a veces demasiado, y que la gente común del pueblo ha apodado de varias maneras vengativas a estos improvisados asentamientos. He llamado yo a mi vecindario “Venecia”. Por los canales apestosos. A este último sitio donde me establecí desde hace tiempo inmemorial, se le conoce como “Las Aguas Indias”, y ese nombre no es más que la distorsión fonética de la añeja firma West Indians, compañía yanqui que tuvo aquí mismo en Caibarién sus propiedades, antes de 1959. Hoy esta plazoleta abandonada que tiende a cobijar, colocar y descolocar a los sin-tierra, según fluya la marea o sople el viento, suele dar refugio a todo constructor espontáneo en esta suerte de favela émula de las suramericanas o de una mancomunidad desarrapada. En cuanto a los machotes locales que me preguntabas, a todos aquellos arrojadizos de lava y bravucones de turno, los reduje con disciplina y respeto, y a pesar de mi aparente “suavidad”, cuando hizo falta sonar un trompón para reubicar a algún descarriado insultante, allí estuvo el puño mío antes que el beso. Fui monitor de educación física en la escuela y mi constitución en general es sólida, fuerte y flexible por suerte, de lo contrario, me habrían linchado. Y hoy no habría para ti entrevista, ni para mis incondicionales candidatura.
P: Ahora que me cuentas de tus experiencias sobre el rechazo y la aceptación en la diversidad anhelada -a medias por el vulgo y a plenitud por los amigos y vecinos que te comparten- ¿Te has pensado seriamente la transexualización, hoy que ya es posible hacerlo y pareciera que en un mediato futuro para nada mal visto? ¡Ah!, y si se aprobara por fin la indiscutida ley matrimonial-homparental, por el parlamento ¿te casarías con tu actual amante? ¿Qué crees de las asociaciones HSH y su lucha por el reconocimiento social?
R: Toda mi vida he sido una mujer de pensamiento y acciones ligadas, atrapada cruelmente en este cuerpito de varón que no pedí. Con su cosita ahí, que me resulta indiferente y jamás he usado bien para lo que fue concebida. Sólo para miccionar. No he considerado al supuesto “sexo opuesto” como una rivalidad ni como una añoranza. He sido amiga y compañera de grandes mujeres y buena enemiga también de otras que no vale la pena ahora enumerar. Lo mismo en el barrio, que en los centros de trabajo donde he estado. O en los camerinos jolgoriosos, con mis iguales. También he aprendido a convivir con ciertos hombres que respeto y me respetan por condición y llaneza. Es pura admiración recíproca, no otra cosa. Mucho mejor me ha ido con los homófobos extraordinarios en los últimos tiempos, que han tenido que bajar la testa o abdicar, pero siempre ha habido excepciones: gente saludable y amable en todos lados, aunque la mayoría reaccionara siguiendo la tradición de mostrarse hostil o simulada, por sus instintos formativos que nada le deben, si no a sus antepasados brutos e iletrados. Creo que de procesarse mi caso por quienes competa hacerlo, a esta altura del medio siglo casi de vida compartida, pues bienvenida sea la operación que me harían para extirparme lo que estorba, y feliz me vería siendo la real Señora Adela (que es como me llaman todos) finalmente casada con el hombre que amo. Nunca he pensado como macho, ni siquiera cuando mi padre en plena pubertad me obligó a prometerle una boda de hombre y a tener hijos de manera “normal” en años por venir. Solo pariré, le dije, cuando sea una mujer total. Esa enunciación me costó 4 años de privación de libertad entre 1980 y 1984 pero sólo cumplí 2 añitos de la condena y me soltaron en 1982. Eso, por ostentar lo que no era. Por ser yo. Y por la nefasta colaboración informativa sobre mis preferencias que él mismo prestóse a atestiguar ante la PNR para recluirme en el penal. En esos tiempos difíciles e inolvidables, esa organización represiva andaba a la caza de desviados sexuales, y de todo tipo, para trancarlos. Le dije entonces al guardia que me acompañó a la celda: si salir de este calabozo significa cumplir con la promesa a ese energúmeno que está allá afuera esperando a que me arrepienta de ser la loca que soy, ¡pues que me echen cadena perpetua! En cuanto a hombres que tienen sexo con otros hombres, pues, me encanta que así sea, y que existan siempre algunas plazas vacantes a mi disposición. Hoy vivo arrebatada por un joven de 21 años que me corresponde gozoso de tenerme como su mamacita, y aunque algunos ilotas malvados y envidiosos me acusan de corrupción de menores (improbable al fin, con su carné de adulto) prefiero definitivamente dar compotas a tener que dar masajes. Eso digo. O a administrar antiinflamatorios.
P: Es decir que ¿Cumpliste prisión por homosexual? ¿Te aplicaron el famoso artículo 72 del Código Penal sobre peligrosidad, aún vigente?(2)
R: En el acto, y no sabes cómo tuve que pelear dentro de aquella jaula para mantener mi integridad física y no extender por broncas inútiles mi sanción. En una ocasión, estando en el Pretensado de Santa Clara, un reo me golpeó fuerte en el rostro con un galletazo, por no querer lavarle su ropa interior. Le respondí a su agresión más tarde, fría y calculadamente, con un trastazo en la nariz que lo dejó lerdo (un trozo de tubo de cobre que tomé “prestado” del acueducto y la limpieza, sirvió perfectamente para que nos separaran) cuando vino a imponerme su voluntad de guapo. Las historias de prisiones son siempre negativas. Allí me contaron que a los negros (éste era uno de ellos, fatalmente) se le rompe la nariz como a los perros: con un golpe seco y la visión inmediata de la sangre los desmaya por muy cheos e inquebrantables que luzcan. En ese caso, funcionó. Me libré de él, y nunca más he tenido un altercado de esa magnitud con nadie. Ni dentro, ni fuera. Y mira que soy famosa por mi lengua dura.
P: Entonces ¿Conoces algo del libro “Hombres sin Mujer” de Carlos Montenegro? es un inventario doloroso de esas “lindezas raciales” de a mediados del siglo pasado, en los fosos penitenciarios cubanos…que desgraciadamente se repiten hasta hoy día, casi al calco, como si el tiempo se hubiera detenido para siempre en esas instituciones tenebrosas…
R: Apenas leo, pero me gustaría. No me sobra mucho tiempo en esta actualidad desgarradora como para fomentarme. Admito que hay que embellecer el paisaje interior y habrá que inventar, antes de la ancianidad, el justo espacio para hacerlo. Una nunca acaba de aprender del todo qué hacer para mejorarse. Y mucho menos escarmentar con la experiencia ajena.
P: Has cambiado sin notarlo, el género de la entrevista, comencé hablándole a José Agustín y ahora es Adela la que prima (en primera persona) ¿cómo te nombro en lo adelante?
R: Como quieras. No tengo preferencia en el trato diario, así que no lo tendré contigo, pero si en verdad quieres saber, llámame Adela, que me es más familiar. Y confianzudo. Hoy todo el que vino a votar ha pasado por mi casita a preguntar por mi verdadero nombre. No me conocen sino como ADELA, LA ENFERMERA. Como en la foto promocional de las urnas estoy vestido con pulóver oscuro de varón, sin maquillajes ni brillos pues no se permiten transformismos ni ostentaciones, no atinan a reconocerme. Yo creo que soy en realidad ésta que ves, no aquel travestido que ha tenido que posar para la foto. Y somos 3 los candidatos. Los otros 2 son hasta militantes. La única aspirante a hembra, primero que todo, soy yo. Lo que pasa es que ya llevo 28 años al frente de este ingobernable CDR, como presidenta, y eso lo marca a una, aunque no quiera. La hace famosa en la resistencia. A muchos les resulta inexplicable mi perseverancia en el cargo, por tantos años defendiendo lo que otros consideran indefendible. Mi obstinación es a prueba de bombas. Con la inmensa lista de haberes y desconsuelos constantes, ando a cuestas, de la casa al trabajo y viceversa. Mi misión es escuchar al vecindario. No importa lo que digan, ni porqué se fajen. Tratar de entenderlo en sus porfías y trifulcas vecinales suele resultar a menudo enaltecedor. Entre sus insatisfacciones invariables y sus perennes quejas vivo inmersa. También aprendí a movilizarlos con urgencia, cuando hace falta auxiliar a otros peores, o en broncas que nos son comunes. Ya en la asamblea de elecciones les advertí previamente a todos los que me propusieron, que no voy a dar falsas expectativas con el mandato, si es que llego a representarlos ante el gobierno, no acarrearé respuestas triviales como para salir del paso a mis votantes, voy a traer aquí a los implicados mismos para que den la réplica (insatisfactoria o no) a los electores, para que expliquen la impotencia que les toque en resolver las necesidades crecientes de este sector poblacional, como todos los sectores, y si ello no es posible, entonces renunciaré en el acto, si no renuncian ellos. Estoy cansada de ver cómo nos pelotean de un lado a otro cuando no tienen soluciones que ofrecer. Ha sido demasiado el tiempo invertido, más el derrochado, en el imperdonable malgaste. No hay más vuelta atrás. Y la esperanza puede llegar a tener coto.
P: Adela, cuando yo te conocí, manejabas un tractor en el Combinado textil Desembarco del Granma, en Santa Clara, que estaba por aquellos años en soberbio auge de construcción. Y llevabas detrás de ti, a viva voz, una carreta con un ejército encima de albañiles, plomeros, carpinteros, etc. ¿Cómo te sucedió que habiendo estudiado enfermería tuvieras que trabajar de chófer en el lugar más rudo de todos los hábiles?
R: Mira, yo terminé la escuela esa en Sagua, la Lidia Doce, pero cursé primero la secundaria en Remedios y me pasé después al curso de enfermería hasta mi graduación (por 3 años) comiéndome a mordisco riente a los que me relegaban por mi notoriedad hasta morir de hastío. Fue mi sino. Cuando salí de la prisión, las ofertas variaron, no podía ejercer en lo que me gustaba y para lo que estaría preparada en el futuro. Tuve que aceptar lo que apareciera para un “ex convicto” malmirado entonces, como yo. Manejar un equipo pesado o un tranvía no me disgustaba ni hacía la diferencia, y posar para mis compañeros con un lazo de plástico en pleno moño al matutino, tampoco, siempre que se mantuvieran delimitados los márgenes del compañerismo, no vi razón de peso para evitar el divertimento sano. Todos reíamos y éramos felices. Ellos chillaban sus obscenidades detrás, y yo los arrastraba en pago. Ellos mismos ni se atrevían mas tarde a contarlo en sus propias casas, lo bien que la pasábamos juntos durante las jornadas productivas, pero estaban generalmente muy contentos, y los lunes subsiguientes, cuando nos reuníamos de nuevo para comentar lo sucedido a cada quien el fin de semana, yo les decía de mi vida festiva de travesti nocturna, y ellos en confianza me contaban sus cuitas. A veces, hasta les aconsejaba cuando iban a perder su relación de años por malos entendidos o infidelidades. Era como una madre joven y una hermana para todos… algunos también me ayudaron a comprenderlos mejor. No sospechas ni remotamente cuánto se aprende conviviendo entre gente sencilla y enmarañada a la vez. Así construimos la Cochiquera en Charco Hondo ¿Novios? sí que tuve, claro, y fueron muchos, no perdí mi tiempo en esos “lares no escolares”, como me gusta denominarlos, pero muy discretos los mozos de ocasión, por la ojeriza de los jefes, instruidos, eso sí, para machacarme por inmoral ante el ojo público. No obstante correr los riesgos obvios de la expulsión, me sentía realizada, y sentimentalmente al menos gocé unos períodos intensos de amor y de odio, esos que para muchos mortales no han sido conseguibles si no en sueños…Otros les han llamado pesadillas. Yo he preferido designarles, simplemente, como “mi experiencia vital”.
P: Me decías que no pudiste abrirte al travestismo por entero en los noventas, porque tras tres años de trabajo en el hospital viejo en Santa Clara fungiendo como auxiliar, descubriste que era más rentable el espectáculo alternativo para sobrevivir, que la curación de enfermos ¿esa visión te hizo rectificar ese pasaje después, cuando sin tu actual sapiencia, le abandonaste?
R: Así mismo, el trato con el paciente no es igual al trato con el que se divierte en un show de cabaré. Son dos categorías distintas de la utilidad. El dinero de unos y de otros distaba mucho de satisfacerme o de igualarse. Ganaba más travestida, y los visitantes foráneos o nacionales me llenaban de dádivas y promesas. En el medio de salud, una se acostumbra a la sonrisa agradecida del familiar y a la del propio enfermo. Pero hasta ahí, no nos está permitido aceptar presentes ni sobornos por un servicio “mejorado” con ninguna intención. Todos sabemos que los salarios en el país son simbólicos, no alcanzan ni para reformar este rancho en el que vivo, que ya un par de veces se ha venido abajo, destrozado por la lluvia y el viento de nortes y ciclones. Apenas si nos alcanza con lo que ganamos para mal alimentarnos. Por cierto, ahora que me quejo contigo de mis actuales y antiguas desventuras, descubro que no sé qué coño hicieron por fin, en La Dirección Municipal de la Vivienda, con el expediente de construcción aprobado para mí, tras uno de esos horrendos descalabros totales, que hace tiempo archivaron y cedieron el solar asignado antaño a otra persona presuntamente más importante que yo. Pero igual: allá ellos. (Si es que tienen remordimientos, esos funcionarios autodenominados como tales, que no lo creo).
P: Me contabas que llevas 28 años presidiendo los CDR(3), se lee eso en tu hoja del colegio electoral, la más antigua organización de masas del país, y que priorizando tú con el ejemplo a la vanguardia, has llegado entera a las 118 donaciones voluntarias de sangre, para gente que ni siquiera conoces, cuyas vidas fueron salvadas por tu noble gesto ¿es verdad que se te prohibió seguir donando el vital complemento en los Bancos de Sangre? ¿Fue para preservar tu salud?
R: Nada de salvarme el pellejo. Como te lo cuentan créelo: el director del Banco de Sangre del Hospital donde trabajo, el Dr. Pedro Julio nosequé, epidemiólogo él famoso e instruído, me informó rampante, cuando me disponía hace unos años a donar la número 119 -con ánima de llegar a las 120- (pues igual de años era la aspirantura vivencial del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, a quien con ese número alcanzable, quisimos Tony mi compañero de trabajo y yo saludar en su aniversario), de una resolución misteriosa del Ministro del ramo que prescindiría en lo adelante, y hasta hoy, de las donaciones anónimas, si los voluntarios eran, o se especulaba fueran, seres homosexuales. Pregunté por la resolución esgrimida y sus argumentos para impedirnos acceder al recinto, y no obtuve respuesta. La incertidumbre no suponía que eximiera a las lesbianas, que creo son homos iguales que nosotras. Nos dieron el silencio por sentado. No entiendo ni entenderé jamás porqué mi sangre sigue siendo hoy más peligrosa, volátil o abaratada, que la del resto del grupo humano que me rodea, y con el que convivo saludablemente. Esa es (fue) una excepcional demostración de homofobia sin ningún serio fundamento. Un acto aborrecible e inexplicado. No todos somos promiscuos o potenciales sidosos(4). Lo que por otra parte, con los exámenes pertinentes, se sabría. Creí que el sector de la salud, por ser el más sensible, sanador y vulnerable a esos rancios atrasos antiquísimos o prejuicios absurdos, se salvaría, pero como ves, no ha sido de esa esperada manera, al menos no, todavía. Queda mucho lastre en el sector que laboro, por arrojar, como en el resto de la sociedad que queremos hacer despegar del suelo, de una auténtica vez. Esto me entristece…y me achanta. Me hace dudar de los presupuestos.
P: ¿Algún funcionario de la administración o del Partido escuchó tus temores a partir de esta decisión abyecta, que no eximía si no exclusivamente a homosexuales, de dar su vida en forma líquida a otros que la necesitaban, o necesitarían, en algún próximo momento? ¿Resultó un asunto, al cabo, inapelable?
R: Al día siguiente del suceso triste, me planté en una reunión del consejo municipal, delante de Víctor Ramos, entonces secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en la ciudad, y él mismo, frente a todos sus miembros, me prometió indagar en el asunto que tampoco se entendía bien en esos predios. Consultaría además, al entonces Secretario Provincial del PCC en Villa Clara, Miguel Díaz Canel. Jamás lo hizo, y si así fuera, o lo hicieron juntos, nunca se me brindó una explicación al respecto. Hasta hoy desconozco los secretos motivos de esa desidia asolapada. Y de la evasión esquiva, que como consecuencia, se implementó en lo adelante hacia mi persona, y la de Tony, igual de indignado que yo por el ninguneo. Cuando tuve la certeza de que el silencio prevalecería, le pedí al secretario que facilitara con su poder omnímodo un barco en la punta de cualquier muelle para montar en él a todos los homosexuales conocidos que no hallaran la paz ni la comprensión debida en su propia tierra. Que nos iríamos todos para Miami, a rabiar con el enemigo, homófobo él, al igual que los que nos deleznan en nuestra Isla, pero por al menos con el billete duro a la mano, el que nos facilitarían sin piedad arrebatarles. Así viviríamos todos mejor con nuestro labrado destino. Te añado un detalle: después de eso, jamás he intentado volver a donar nada, no me interesa ya. Ellos mataron en mí el deseo y quebraron mi impulso con esa norma imbécil.
P: La sinrazón, hija del desprecio ¿te hizo sentir acaso ciudadano de segunda clase?
R: ¿Qué me dices? ¡Me sentí como una persona de un quinto lugar y de igual mundo! Una del segundo habría sido un lujo. Así de simple.
P: Sin embargo el primero de Mayo de 1997, en prueba de patriotismo, junto a otro travesti famoso, conocido por “La Loba”(5) (quien hoy dirige el Sectorial de Cultura como segundo al mando), desfilaron Uds. dos ante la Tribuna Municipal, portando un cartel florido que anunciaba, para sorpresa pública y por vez primera junto a sudorosos obreros y campesinos del territorio : ¡¡¡Somos felices aquí!!! ¿Recuerdas aquella experiencia novedosa de travestirte en pleno día como “Lucero”, que fue tu nombre artístico y aún sigue siéndolo?
R: Claro que me acuerdo, y la mirada asombrada de la gente por la osadía, mira esta foto en que estamos juntas, y que voy a dejarte copiar a pesar de su mal estado, de nuestro paso rotundo por la compañía de transformistas que dirigió por varios meses Carmen Moreno, la directora de la Radio. Allí aparece Leonardito, que es su nombre. Fueron tiempos muy memorables, la gente atestaba los teatros para vernos actuar. Ya nada de aquello queda. Se acabaron los espacios. Sólo son viejos recuerdos. Ni siquiera queda en pie el famoso Teatro Cervantes con sus 4 pisos. Ni el Cine Cinema de 2. Se los tragó la selva, como en La Vorágine (6).
P: Has hablado antes de la reposición necesaria ante el dolor. ¿Cómo has transitado por esa amarga experiencia ante la intolerancia generacional que conocemos?
R: Imagínate, con la cantidad de gente que aún se cree cosas y que se siente requeté superior a ti, sólo por el tema cacofónico de sus preferencias sexuales (“normales”, como se entienden entre sí), que te miran despreciativos cual si fueras un bicho raro, un ser anodino que les perturba en su pureza y se ríen de tu entereza oblicua. Me he anonadado meses más tarde al ver a algunas de estas mismas personas que narro en la desdicha, delante de mí, en el Hospital, acostadas, lívidas sobre la camilla que apenas las soporta, con la amenaza de muerte rondándolas, en vilo, avergonzadas tal vez de su actitud anterior, más sólo interiormente, sin reflejar nada, ningún sentimiento de recambio palpable, cuando han tenido que ponerse en mis manos para advertirles de un infarto inminente. Han llorado en silencio sin mirarme, no me importa si arrepentidas ya de mostrarse inmunes ante la fragilidad, o mientras yo les encamino a La Virgen de la Caridad del Cobre, a Oshún, en mis oraciones, para que se recuperen pronto, para que hagan las dos juntas el milagro y les salven de fenecer al instante. Ha sido mi satisfacción intentar ayudarles. Darles el abrazo sin brazos, que me negaron. Nunca sabrán de mis mudas súplicas, y esa será siempre mi gran tristeza. Son nimiedades no expresadas por la mera incomprensión humana…que algunas veces me han llenado de sumo agrado por el deber cumplido, pero lo primero: conmigo misma. Otras, me han enemistado. Han sacado lo malo que guardaba en mí.
P: Teniendo en cuenta tu largo historial de integración a las asociaciones de masas y tu relevante actividad por casi tres décadas al frente de los Comités(3) y como jefa zonal de los donantes voluntarios ¿Te han propuesto para miembro de la Federación de Mujeres Cubanas? ¿Conoces lo que el CENESEX, en materia de estos adelantos, ha hecho hasta hoy con chic@s como tú, que se han integrado a la organización femenil fundada por Vilma Espín?
R: He oído de esas muchachas, ex muchachos que le cambiaron el sexo, pero imagínate, viviendo y luchando en una zona como la que habito, donde el agua pútrida se mete por los pisos de los ranchos y todo lo que tengas guardado se va ese día a bolina, con la crecida de los cenagales cercanos, no tenemos siquiera servicio sanitario en las chozas, hacemos nuestras necesidades fisiológicas en cubos que arrojamos a una zanja colectiva, nos bañamos como podemos dentro de nuestros cuartos, impregnándolo todo de esa humedad sofocante, con el ingente riesgo de enfermedades, junto a la lluvia arrasadora, los cables semi clandestinos de la electricidad que tienes que revisar periódicamente por su precariedad, para prevenirte de los robos de energía y el ulterior pago extra a fines de mes, el agua potable que a veces no llega a la única pila comunal, cuando hay crisis, piénsate la cola, la promiscuidad de la música alta, los ruidos íntimos compartidos a la fuerza por todos, en una gran alharaca imparable, abrasadora, que se olvida pronto cuando llega la hora de la fiesta, por cualquier motivo, y salimos a bailar como si nada, luego de habernos tirado los trastos entre todos la noche anterior y amenazado recíprocamente hasta de muerte sin mayores consecuencias… es la falta de privacidad aquí, la madre de todos los males… aunque afortunadamente no hemos tenido aún las grandes infecciones que en otros circuitos sí, como el cólera o el dengue hemorrágico, y hay muchos niños en casas de vecinos que andan descalzos, yo personalmente no dispongo de los recursos necesarios para irme a La Habana a experimentar ese proceso transgresor. Mi sitio está acá, para defender a esta gente que nada tiene y nada tendrá jamás, como yo misma, de todas las inclemencias, las terrenas y las celestiales. A correr con el vecindario entero cuando a mediados de cualquier hora, ocurre algún percance, que es bastante frecuente que ocurra, a tratar de resolverlo como sea. Incluso, hacer frente a las usuales incursiones policiales detrás de los prófugos, que se esconden entre la vegetación circundante y la marginalidad en que vivimos. Y a seguir liderando a mis vecinos para que el tránsito inexorable nos sea aliviado. O menos tenso. Más leve y menos pesado. Eso depende de quienes se responsabilicen en solucionarlo. Es un anhelo de todos a gran escala… salir del hueco atroz algún bendito día. En cuanto a pertenecer a la FMC, pues perfecto, sólo que necesitaré una nueva identidad. Y otra cuota.
P: Para terminar ¿cómo consideras a esta aventura de dirección social que te pone otra vez en la zozobra?
R: Es un reto, y un gran desafío el poder cumplir a cabalidad con los mandamientos. Mis dos contrincantes en el colegio, son miembros del partido, como te dije, les asiste un currículo impresionante. Uno de ellos dirige desde hace tiempo en el Poder Popular el frente de Deportes, Cultura y Recreación. Lleva años en ello. Es un hombre conocedor, dicen, de lo que hace. El otro compañero, ha dirigido la gastronomía, el transporte y la Empresa del Pan. Los dos son universitarios, de gran prestigio y trabajan juntos, se asisten mutuamente en las dificultades. Como ves, no me concurre otro respaldo que el del populacho, mis enfermos sanados o agradecidos, mis amistades incondicionales (muchas veces peligrosas) y mis pobres votantes, que me adoran, como yo a ellos, para batirme sin resquemores por el bienestar futuro y la reciprocidad inclusiva, sin excepciones. Hablarán las urnas después de las 6 pm. Dejemos el resultado para mañana, a ver qué pasa.
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Postdata:
Hoy lunes 22 de octubre, temprano en la mañana, supimos que nadie se alzó con el 50 % más uno requerido para salir electo en el correspondiente colegio. A recordar que los dos restantes candidatos ostentan cada uno una vicepresidencia en el órgano de gobierno desde años anteriores, y apenas uno de ellos superó el centenar y medio de votos del conteo emitido. Resulta notable enterarme que los dos funcionarios relegados hasta aquí por nuestra heroína, para preservarse en sus puestos gubernamentales no necesitarán ser reelegidos. Ninguna vicepresidencia lo requiere. Son cargos que prescinden del voto público. Este colegio es el único del municipio que irá a segunda vuelta el día 29. No obstante, José Agustín llevó consigo la mayoría de las boletas válidas, con 240 de un total de 657 inscripciones, que conforman el 36%, y ahora habrá que aguardar al domingo siguiente, para definir quién reasignará el suyo pendiente (lo que al candidato anterior eliminado), a uno u otro aspirante, y lo convertirá en el (o la)nuev@ delegad@.
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Última Posdata:
No hubo que aguardar un domingo, sino dos. El huracán Sandy nos puso en juego de alertas, y atrasó todo lo normalizado en Cuba. Por fin hoy, día 4 de Noviembre del 2012 se ha patentado la aspiración de la mayoría en los 2 colegios reunidos en la Circunscripción # 5 de Caibarién: ADELA ha salido electa DELEGADA. Ha derrotado a su contrincante con un margen de casi 100 votos (270 contra 180). La conga callejera que estaba preparada en su “Venecia” para acatar la sorpresa, en vez de desbandarse, rompió a tocar.
NOTAS
(1) Instituto Preuniversitario en el Campo (Abolidos desde 2009 por el Ministerio correspondiente como centros educacionales en experimentación).
(2) Se trata de la tipificación prescrita como sancionable en la Ley 62 de 1987 que derogó la homóloga de 1979 (Ley 21) donde se describía la misma circunstancia pre delictiva.
(3) CDR. O Comité de Defensa de la Revolución.
(4) Personas enfermas de SIDA, o portadoras del síndrome de inmunodeficiencia adquirida.
(5) Leonardo Herrada Calafell.
(6) Ref. a la novela homónima del colombiano José Eustasio Rivera (1925)
https://observatoriocriticodesdecuba.wordpress.com/2012/11/13/elecciones-en-cuba-breve-conversatorio-con-muy-singular-candidat/#more-4047
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Azali- Admin
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Re: La cruda realidad de una "villa miseria" en Cuba....
Sabemos que en Cuba hay villas miserias,pero las marionetas zurdas dicen que es mentira,y que las imágenes que se muestran para corroborarlo,son montajes.
Alv.
Alver- Cantidad de envíos : 6935
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Re: La cruda realidad de una "villa miseria" en Cuba....
Asi es, porque esas marionetas estan al servicio del poder, no del pueblo.
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Azali- Admin
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Re: La cruda realidad de una "villa miseria" en Cuba....
Ese ni sabe de que va el CENESEX de la hijita de papa mariela cagastro espin.. porque a la mariela no le interesa que sepa, ademas en el barrio en que vive esa gente , alli nadie de esa "altura" se ocupa de ellos.
Que revolucion es la que gente viva en la mas terrible miseria ?? miseria que saben que el sistema que impera no solucionara..
R: He oído de esas muchachas, ex muchachos que le cambiaron el sexo, pero imagínate, viviendo y luchando en una zona como la que habito, donde el agua pútrida se mete por los pisos de los ranchos y todo lo que tengas guardado se va ese día a bolina, con la crecida de los cenagales cercanos, no tenemos siquiera servicio sanitario en las chozas, hacemos nuestras necesidades fisiológicas en cubos que arrojamos a una zanja colectiva, nos bañamos como podemos dentro de nuestros cuartos, impregnándolo todo de esa humedad sofocante, con el ingente riesgo de enfermedades, junto a la lluvia arrasadora, los cables semi clandestinos de la electricidad que tienes que revisar periódicamente por su precariedad, para prevenirte de los robos de energía y el ulterior pago extra a fines de mes, el agua potable que a veces no llega a la única pila comunal, cuando hay crisis, piénsate la cola, la promiscuidad de la música alta, los ruidos íntimos compartidos a la fuerza por todos, en una gran alharaca imparable, abrasadora, que se olvida pronto cuando llega la hora de la fiesta, por cualquier motivo, y salimos a bailar como si nada, luego de habernos tirado los trastos entre todos la noche anterior y amenazado recíprocamente hasta de muerte sin mayores consecuencias…
Que revolucion es la que gente viva en la mas terrible miseria ?? miseria que saben que el sistema que impera no solucionara..
R: He oído de esas muchachas, ex muchachos que le cambiaron el sexo, pero imagínate, viviendo y luchando en una zona como la que habito, donde el agua pútrida se mete por los pisos de los ranchos y todo lo que tengas guardado se va ese día a bolina, con la crecida de los cenagales cercanos, no tenemos siquiera servicio sanitario en las chozas, hacemos nuestras necesidades fisiológicas en cubos que arrojamos a una zanja colectiva, nos bañamos como podemos dentro de nuestros cuartos, impregnándolo todo de esa humedad sofocante, con el ingente riesgo de enfermedades, junto a la lluvia arrasadora, los cables semi clandestinos de la electricidad que tienes que revisar periódicamente por su precariedad, para prevenirte de los robos de energía y el ulterior pago extra a fines de mes, el agua potable que a veces no llega a la única pila comunal, cuando hay crisis, piénsate la cola, la promiscuidad de la música alta, los ruidos íntimos compartidos a la fuerza por todos, en una gran alharaca imparable, abrasadora, que se olvida pronto cuando llega la hora de la fiesta, por cualquier motivo, y salimos a bailar como si nada, luego de habernos tirado los trastos entre todos la noche anterior y amenazado recíprocamente hasta de muerte sin mayores consecuencias…
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Azali- Admin
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Re: La cruda realidad de una "villa miseria" en Cuba....
Pobre gente...y no son los unicos, que yo he visto con mis ojos muchos de esos barrios.
Mi sitio está acá, para defender a esta gente que nada tiene y nada tendrá jamás, como yo misma, de todas las inclemencias, las terrenas y las celestiales.
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Re: La cruda realidad de una "villa miseria" en Cuba....
EFE
Adela posa en su casa en el poblado de Caibarién, en la provincia de Villa Clara (Cuba)
http://www.abc.es/internacional/20121117/abci-cuba-transexual-201211170052.html
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Adela es muy coqueta !!
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