Cuba. Juan Juan Almeida: Los fantasmas revoltosos del desaparecido Comandante Camilo Cienfuegos y del fusilado General Arnaldo Ochoa
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Cuba. Juan Juan Almeida: Los fantasmas revoltosos del desaparecido Comandante Camilo Cienfuegos y del fusilado General Arnaldo Ochoa
Cuba. Juan Juan Almeida: Los fantasmas revoltosos del desaparecido Comandante
Camilo Cienfuegos y del fusilado General Arnaldo Ochoa
El general Arnaldo Ochoa y el comandante Camilo
Cienfuegos.
Por Juan Juan Almeida
febrero 11, 2013
El pasado 6 de febrero se conmemoró el aniversario 81
del natalicio de una de las figuras más emblemáticas de la Revolución cubana.
Personalidad, que con solo mencionar, estamos dispuestos a enfrentar pasiones,
opiniones encontradas y algunas incógnitas, me refiero, al señor de la sonrisa
franca, Camilo Cienfuegos.
Sin dudas carismático y popular, las extrañas
condiciones que provocaron su desaparición, más la poca información al respecto
continúan disparando las muchas interrogantes que estimulan una controversia,
que aun pasado los cincuentas años, se mantiene abierta. Lo interesante, es que
igual polémica despierte referirse a Arnaldo Ochoa.
La suspicacia callejera, o el sentido común nos
indican que quien no puede asimilar que un avión caiga al mar sin dejar ni un
mínimo rastro, tampoco pueda creer que un militar de la isla participe en
narcotráfico, y usar a su antojo los recursos del Estado a espalda y sin
conocimiento de sus gobernantes.
Se entiende que en un régimen como el cubano la
palabra "inocente" siempre sobra; todo en la isla forma parte de una cultura de
corrupción que predomina en la más alta esfera. Pero…, qué pueden tener en común
Comandante y General.
Veamos. Camilo y Arnaldo, cada uno en su
tiempo, fueron hombres respetados, audaces, atractivos, críticos y joviales,
seguidos por sus subalternos; una completa que desata roña. Líderes que
compartieron, además de su poca instrucción y sobrados méritos militares, ese
espíritu aventurero que resulta seductor ante las masas.
Hoy, para muchos, ambos son héroes; para otros,
son fantasmas revoltosos que martillan conciencias.
Es tiempo de reescribir nuestra historia sin
caer en apasionamientos, y sin hacer gala excesiva de esa extraña habilidad que
muchas veces tenemos de convertir a un hombre en Dios o a un mortal en Lucifer.
Las cosas tal cual, Herodes sí fue un Dictador, pero también fue el constructor
más grande que haya dado el mundo antiguo.
Ni el “Insigne de Yaguajay” ni el “Temerario de
Cuito Cuanavale”, competían en publicidad con la figura de Fidel. Todo lo
contrario, mantuvieron lealtad por su “Jefe” y constan testimonios que dan fe de
ello.
Uno a priori y otro a posteriori, los dos,
siempre le sobraron a Raúl Castro, envidia, sentimiento propio de personas
mediocres, y que prevalece en el actual presidente de Cuba.
He escuchado mucho; pero no tengo evidencias
con las que se pueda unir el cadáver de Camilo con la bala de Raúl; pero sí con
el cuerpo de Ochoa.
—Ahí donde tú estás sentado, estuvo sentado
Ochoa y por no decirme “la verdad” mira lo que le pasó.
Esas fueron las palabras que una mañana de
diciembre del 2003 recibí de Raúl Castro durante un interrogatorio que me hizo
en su oficina del cuarto piso del MINFAR. Saque Ud., sus propias conclusiones.
Para mí fue suficiente.
********
Juan Juan Almeida
juanjal@yahoo.com
Licenciado en Ciencias Penales. Analista,
escritor. Fue premiado en un concurso de cuentos cortos en Argentina. En el año
2009 publica “Memorias de un guerrillero desconocido cubano”, novela testimonio
donde satiriza la decadencia de la élite del poder en Cuba.
Camilo Cienfuegos y del fusilado General Arnaldo Ochoa
http://baracuteycubano.blogspot.com/
Tomado de
http://www.martinoticias.com
Los fantasmas revoltosos de Camilo y
Arnaldo
*************
He escuchado mucho; pero no tengo evidencias
con las que se pueda unir el cadáver de Camilo con la bala de Raúl; pero sí con
el cuerpo de Ochoa.
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El general Arnaldo Ochoa y el comandante Camilo
Cienfuegos.
Por Juan Juan Almeida
febrero 11, 2013
El pasado 6 de febrero se conmemoró el aniversario 81
del natalicio de una de las figuras más emblemáticas de la Revolución cubana.
Personalidad, que con solo mencionar, estamos dispuestos a enfrentar pasiones,
opiniones encontradas y algunas incógnitas, me refiero, al señor de la sonrisa
franca, Camilo Cienfuegos.
Sin dudas carismático y popular, las extrañas
condiciones que provocaron su desaparición, más la poca información al respecto
continúan disparando las muchas interrogantes que estimulan una controversia,
que aun pasado los cincuentas años, se mantiene abierta. Lo interesante, es que
igual polémica despierte referirse a Arnaldo Ochoa.
La suspicacia callejera, o el sentido común nos
indican que quien no puede asimilar que un avión caiga al mar sin dejar ni un
mínimo rastro, tampoco pueda creer que un militar de la isla participe en
narcotráfico, y usar a su antojo los recursos del Estado a espalda y sin
conocimiento de sus gobernantes.
Se entiende que en un régimen como el cubano la
palabra "inocente" siempre sobra; todo en la isla forma parte de una cultura de
corrupción que predomina en la más alta esfera. Pero…, qué pueden tener en común
Comandante y General.
Veamos. Camilo y Arnaldo, cada uno en su
tiempo, fueron hombres respetados, audaces, atractivos, críticos y joviales,
seguidos por sus subalternos; una completa que desata roña. Líderes que
compartieron, además de su poca instrucción y sobrados méritos militares, ese
espíritu aventurero que resulta seductor ante las masas.
Hoy, para muchos, ambos son héroes; para otros,
son fantasmas revoltosos que martillan conciencias.
Es tiempo de reescribir nuestra historia sin
caer en apasionamientos, y sin hacer gala excesiva de esa extraña habilidad que
muchas veces tenemos de convertir a un hombre en Dios o a un mortal en Lucifer.
Las cosas tal cual, Herodes sí fue un Dictador, pero también fue el constructor
más grande que haya dado el mundo antiguo.
Ni el “Insigne de Yaguajay” ni el “Temerario de
Cuito Cuanavale”, competían en publicidad con la figura de Fidel. Todo lo
contrario, mantuvieron lealtad por su “Jefe” y constan testimonios que dan fe de
ello.
Uno a priori y otro a posteriori, los dos,
siempre le sobraron a Raúl Castro, envidia, sentimiento propio de personas
mediocres, y que prevalece en el actual presidente de Cuba.
He escuchado mucho; pero no tengo evidencias
con las que se pueda unir el cadáver de Camilo con la bala de Raúl; pero sí con
el cuerpo de Ochoa.
—Ahí donde tú estás sentado, estuvo sentado
Ochoa y por no decirme “la verdad” mira lo que le pasó.
Esas fueron las palabras que una mañana de
diciembre del 2003 recibí de Raúl Castro durante un interrogatorio que me hizo
en su oficina del cuarto piso del MINFAR. Saque Ud., sus propias conclusiones.
Para mí fue suficiente.
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Juan Juan Almeida
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Licenciado en Ciencias Penales. Analista,
escritor. Fue premiado en un concurso de cuentos cortos en Argentina. En el año
2009 publica “Memorias de un guerrillero desconocido cubano”, novela testimonio
donde satiriza la decadencia de la élite del poder en Cuba.
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