La mejor alumna de Hugo Chavez.
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La mejor alumna de Hugo Chavez.
Argentina: Cristina, la mejor alumna de Hugo Chávez
El autor ve muchas similitudes entre el modelo bolivariano aplicado en Venezuela con lo que ocurre en la Argentina actual, sobre todo con el intento de subordinar a la Justicia.
Autor: Luis Rosales
Fuente: Diario Los Andes (Argentina)
Dijo "Vamos por todo" y va por todo. Aquella mujer que supo ser una legisladora tenaz en cuanto a su oposición a los abusos de los noventa, ahora se ha transformado en una especie de seguidora tardía del populismo chavista.
Como muchas otras veces en nuestra historia en que decidimos aplicar recetas que ya estaban en retirada en otras partes del mundo, la Presidenta de los 40 millones de argentinos -como gusta llamarla la locutora oficial- ha decidido seguir la hoja de ruta que hace tiempo ya implementara con un alto costo el caudillo venezolano.
En aquellas tierras caribeñas la principal renta, la petrolera, está en manos del gobierno y se maneja casi como un componente más del presupuesto. De allí la enorme estructura de asistencialismo que se ha ido construyendo, que si bien permitió aliviar en algo la situación de los más pobres, es cierto también que terminó asfixiando a toda la economía.
La idea central de estos modelos es contar con una importante fuente de recursos para poder armar un enorme aparato de reparto, que como retribución asegure una mayoría electoral permanente.
No se puede juzgar a aquellos que menos tienen y siempre fueron rezagados por el sistema, por el hecho de entrar en este círculo. Para ellos es la opción más concreta que tienen disponible para poder pasarla algo mejor. El problema radica en los que lo diseñan y lo ponen en práctica.
Lamentablemente la historia nos ha demostrado que las cosas nunca fueron tan fáciles. Repartir el pescado sin enseñar a pescar, ni cuidar en forma sustentable el recurso, termina inexorablemente en el agotamiento. Los océanos, en este caso las cajas, se vacían y no queda nada para distribuir.
Por estas tierras más australes y remedando el modelo de Caracas, hace algunos años intentaron quedarse con la principal renta argentina, con nuestro petróleo, la soja. No pudieron porque toda aquella patraña fue revelada y exhibida por la prensa independiente.
Entonces avanzaron sobre los medios, pero fueron frenados por la Justicia. Ahora van por ella. Una vez que la controlen, asfixiarán a las pocas voces disidentes que quedan y podrán ahí cumplir su objetivo inicial de hacerse de los recursos.
Como un adicto insaciable, el monstruo creado por este sistema nunca queda satisfecho. Siempre necesita más, pero no sabe cómo generarlo. Sin inversiones, con alta inflación, mercado negro, desabastecimiento y sigue la lista ya conocida, no se puede sostener este nivel exorbitante de gasto y despilfarro.
Por eso intentan quedarse con lo que producen otros. Ese es el plan de Chávez y esa es el guión que inspira a la película del cine nacional que ahora tiene a Cristina como principal protagonista.
Quedarse con la Justicia resulta clave para poder eternizarse en el poder. La hipótesis de máxima sería cambiar desde allí todas las reglas de juego, Constitución incluida, y poder conseguir la re-elección permanente, como lo hicieran hace años en Santa Cruz o lo están haciendo los que se dicen bolivarianos en todos los países que gobiernan.
Pero también puede servir para una hipótesis de mínima, garantizar su impunidad si es que les llega la hora y el fin de ciclo se convierte en irreversible.
No lo podemos permitir. Defender una Justicia independiente es defendernos a nosotros mismos.
El autor ve muchas similitudes entre el modelo bolivariano aplicado en Venezuela con lo que ocurre en la Argentina actual, sobre todo con el intento de subordinar a la Justicia.
Autor: Luis Rosales
Fuente: Diario Los Andes (Argentina)
Dijo "Vamos por todo" y va por todo. Aquella mujer que supo ser una legisladora tenaz en cuanto a su oposición a los abusos de los noventa, ahora se ha transformado en una especie de seguidora tardía del populismo chavista.
Como muchas otras veces en nuestra historia en que decidimos aplicar recetas que ya estaban en retirada en otras partes del mundo, la Presidenta de los 40 millones de argentinos -como gusta llamarla la locutora oficial- ha decidido seguir la hoja de ruta que hace tiempo ya implementara con un alto costo el caudillo venezolano.
En aquellas tierras caribeñas la principal renta, la petrolera, está en manos del gobierno y se maneja casi como un componente más del presupuesto. De allí la enorme estructura de asistencialismo que se ha ido construyendo, que si bien permitió aliviar en algo la situación de los más pobres, es cierto también que terminó asfixiando a toda la economía.
La idea central de estos modelos es contar con una importante fuente de recursos para poder armar un enorme aparato de reparto, que como retribución asegure una mayoría electoral permanente.
No se puede juzgar a aquellos que menos tienen y siempre fueron rezagados por el sistema, por el hecho de entrar en este círculo. Para ellos es la opción más concreta que tienen disponible para poder pasarla algo mejor. El problema radica en los que lo diseñan y lo ponen en práctica.
Lamentablemente la historia nos ha demostrado que las cosas nunca fueron tan fáciles. Repartir el pescado sin enseñar a pescar, ni cuidar en forma sustentable el recurso, termina inexorablemente en el agotamiento. Los océanos, en este caso las cajas, se vacían y no queda nada para distribuir.
Por estas tierras más australes y remedando el modelo de Caracas, hace algunos años intentaron quedarse con la principal renta argentina, con nuestro petróleo, la soja. No pudieron porque toda aquella patraña fue revelada y exhibida por la prensa independiente.
Entonces avanzaron sobre los medios, pero fueron frenados por la Justicia. Ahora van por ella. Una vez que la controlen, asfixiarán a las pocas voces disidentes que quedan y podrán ahí cumplir su objetivo inicial de hacerse de los recursos.
Como un adicto insaciable, el monstruo creado por este sistema nunca queda satisfecho. Siempre necesita más, pero no sabe cómo generarlo. Sin inversiones, con alta inflación, mercado negro, desabastecimiento y sigue la lista ya conocida, no se puede sostener este nivel exorbitante de gasto y despilfarro.
Por eso intentan quedarse con lo que producen otros. Ese es el plan de Chávez y esa es el guión que inspira a la película del cine nacional que ahora tiene a Cristina como principal protagonista.
Quedarse con la Justicia resulta clave para poder eternizarse en el poder. La hipótesis de máxima sería cambiar desde allí todas las reglas de juego, Constitución incluida, y poder conseguir la re-elección permanente, como lo hicieran hace años en Santa Cruz o lo están haciendo los que se dicen bolivarianos en todos los países que gobiernan.
Pero también puede servir para una hipótesis de mínima, garantizar su impunidad si es que les llega la hora y el fin de ciclo se convierte en irreversible.
No lo podemos permitir. Defender una Justicia independiente es defendernos a nosotros mismos.
Alver- Cantidad de envíos : 6935
Fecha de inscripción : 26/02/2009
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