ALVAREZ GUEDES y las joyas del exilio: Con las manos vacías pero con las tripas cargadas

ALVAREZ GUEDES y las joyas del exilio: Con las manos vacías pero con las tripas cargadas
Enviado por ei en agosto 21, 2013 – 23:03 pm
Guillermo Álvarez Guedes
-Primero, vamos a hacer un brindis. Dijo Carmelina alzando su copa. Los demás la imitaron. Brindo por una Cuba libre.
-Muy pronto lo será. Comentó Evelio, su yerno.
-No sé si será muy pronto mijo. Yo no tengo muchas esperanzas. Porque si Batista, a quien casi nadie quería, estuvo en el poder siete años, ¿ustedes se imaginan cuanto tiempo podrá estar ese hijoeputa ahí? Actualmente tiene el respaldo de más del noventa y cinco por ciento de los cubanos.
Nosotros siempre hemos esperado que los americanos nos resuelvan las cosas. Y esta vez, si esperamos por ellos, nos vamos a joder, porque no van a hacer nada.  Yo me voy, porque en estos momentos, con el respaldo que tienen, es muy difícil hacer algo en contra de ellos. Y les aconsejo a ustedes que me imiten. Preparen sus papeles y váyanse pa’ Miami.
-¿A qué hora sale tu vuelo mamá?
-A las diez de la mañana. Y espero no cagar antes de esa hora.
Todos rieron. Y Evelio, intrigado por lo que había dicho, le preguntó:
-¿Qué quieres decir con eso?
-Ah…
Sacó una bolsita que tenía en la cartera, y la vació sobre la mesa.
-Estas son algunas joyas que me regaló mi difunto cuando yo era joven y bella, y se van conmigo para el exilio. Las voy a llevar escondidas.
-Mamá, la vigilancia en el aeropuerto es mucha. Y si te las descubren, te vas a buscar un lío.
-Pierde cuidado, que donde las voy a esconder, no las va a encontrar nadie. Tráeme acá un vaso grande agua.
Carmela hizo lo que le pidió su mamá. Trajo un vaso enorme lleno de agua, y lo puso sobre la mesa. Carmelina cogió el vaso con una mano, y con la otra agarró un anillo de oro y brillantes.
-No me digas que te vas a tragar eso.
-No sólo este anillo, me las voy a tragar todas.
-¿Hasta el brazalete ese?
-Sí, señora, hasta el brazalete ese.
-Mamá, ¿tú estás loca?
-Tú tranquila, que yo sé cómo hacer las cosas.
Se llevó el anillo a la boca y se lo tragó con un poco de agua. Evelio y Antonio se echaron a reír. Carmela no; a ella le preocupaba aquello que estaba haciendo su mamá.
-Eso te puede arañar los intestinos, mamá.
-Las joyas buenas no arañan.
Y diciendo esto se tragó un arete. El brazalete lo dejó para lo último.
-Este me va a costar un poco de trabajo, pero me lo trago también.
Y con un poco de trabajo se lo tragó. Después de tomarse el resto del agua que le quedaba en el vaso, se puso ambas manos sobre la barriga.
-Aquí tengo casi cincuenta mil dólares.
Evelio comentó bajito:
-Coño, ¡qué bárbara!
-Mamá, eso que has hecho me parece una locura.
-¿Y de qué otra manera me las iba a poder llevar? No te preocupes, en cuanto las eche en Miami, te llamo pa’ que celebres.
(Alvarez Guedes, Guillermo. Cadillac 59. Minerva Press. EEUU, 2000. Pp. 74-76)

http://eichikawa.com/2013/08/alvarez-guedes-y-las-joyas-del-exilio-con-las-manos-vacias-pero-con-las-tripas-cargadas.html

ALVAREZ GUEDES: Levantando cabeza en los primeros años de exilio en MIAMI
agosto 24, 2013 – 5:01 am |
Guillermo Álvarez Guedes
Isaac, un joyero cubano, que tenía su negocio en un edificio del Downtown, fue el que más dinero ofreció a Carmelina por sus joyas: siete mil doscientos dólares. Hubo un momento en que por poco Lula mete la pata, porque cuando el comprador se fue a meter un anillo de brillantes en la boca, para morder la piedra, ella le gritó:
-¡No haga eso!
El hombre, intrigado, le preguntó:
-¿Por qué?
Y ella, un poco nerviosa, trató de disimular:
-No, por nada.
Se había acordado que el anillo que él iba a morder, lo había cagado su tía Carmelina, dos días antes.
Cuando llegaron a la casa, después que volvieron a contar la plata, Carmelina le reveló a su sobrina los planes que tenía:
-Lo primero que vamos a hacer, es comprar una casa.
-¿Esta no te parece buena?
-Sí, esta es buena. Pero aquí estás pagando alquiler, porque no es tuya. Además, para el negocio que quiero montar, nos hace falta vivir en un lugar céntrico. Esto está muy alejado.
-¿De qué negocio me estás hablando?
-Voy a poner una consulta.
Lula no pudo contener la risa.
-¿Una consulta? ¿De qué?
-¿A ti se te ha olvidado que yo sé tirar las cartas, y que además soy espiritista? Voy a mezclar las dos cosas y tú verás como vamos a ganar dinero.
Lula seguía riéndose.
-Verdad que tú eres del carajo, tía.
-Muchacha, tú verás. Eso lo hice una vez cuando era soltera y me llené de plata. Después, cuando me casé, Higinio me prohibió que siguiera haciéndolo. Tú no te acuerdas porque eras muy chiquita. Pero mira, yo empiezo a tirar las cartas en un barrio donde haya muchos cubanos, y voy a tener que trabajar hasta de noche. Así es que no te rías, que esto va a ser un éxito. Vamos a empezar a buscar la casa hoy mismo, por Flagler, o la Ocho.
(Álvarez Guedes, Guillermo. Cadillac 59. Minerva Press. EEUU 2000. Pp. 98-99)

http://eichikawa.com/2013/08/alvarez-guedes-levantando-cabeza-en-los-primeros-anos-de-exilio-en-miami.html