Delirios de grandeza. Los mayores edificios que nunca se llegaron a construir
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Delirios de grandeza. Los mayores edificios que nunca se llegaron a construir
Delirios de grandeza. Los mayores edificios que nunca se llegaron a construer
Begoña Marín - Viernes, 01 de Febrero de 2013 01:00 |
Por desgracia o por fortuna, muchos edificios proyectados a lo largo de la historia se quedaron guardados en un cajón. Fueron delirios de grandeza con los que dictadores como Hitler, Mussolini o Stalin quisieron emular la gloria de los viejos imperios. Torres estratosféricas que convertían al Empire en un llavero y templos elefantiásicos tan alejados de la proporción áurea como palacios de congresos de pueblo. Las guerras, si de algo sirvieron, fue parar algunas de aquellas locuras urbanísticas. La piedra y el acero con las que un puñado de megalómanos con compás y cartabón iban a herir nuestros ojos se convirtieron en munición para acabar con millones de vidas. En otros casos, sin embargo, fue la falta de desarrollo tecnológico lo que impidió que arquitectos avanzados para su tiempo murieran sin ver culminadas unas visiones muy edificantes para la época.Hotel Attraction
Antonio Gaudí
La Milla Illinois
Frank Lloyd Wright
Frank Lloyd Wright quería buscar una alternativa al crecimiento extensivo de las urbes y para ello planeó el que sería el rascacielos más alto del mundo, la Milla Illiniois, en Chicago. Una afilada vertical de acero de 1.609 metros de altura que superaría tres veces al todopoderoso Empire Building y que fue técnicamente imposible erigir. Para empezar, la flexibilidad del acero, material con el que se construía en la época, era una virtud de doble filo. Los habitantes de los pisos superiores sentirían el vértigo de una espada en movimiento cuando soplara el viento. Otro gran problema lo originaban los ascensores. Era necesario instalar un gran número de elevadores que ocuparían gran parte de la superficie interior del esbelto edificio que había proyectado el arquitecto estadounidense. Aunque solucionó este problema ideando ascensores exteriores que se acoplaran a la piel del rascacielos, la acumulación de condicionamientos técnicos hizo inviable su construcción en aquella época.
El apunte
El alter ego de la Milla Illinois puede verse hoy en Dubai. La famosa torre Burj Khalilfa está inspirada en el célebre rascacielos de Wright.
Beacon of Progress
Désiré Despradelle
Villa Contemporánea
Le Corbusier
El apunte
La Villa Contemporánea tenía previsto alojar a tres millones de habitantes y estaba formada por enormes bloques de apartamentos con jardines. En el centro se ubicarían los trenes autobuses y un aeropuerto. Este prototipo inspiró a muchos arquitectos de posguerra.
Torre Tatlin
Vladimir Tatlin
Su finalidad era funcionar como monumento y sede de la Tercera Internacional. El estallido de la guerra civil propició que los materiales se destinaran a la creación armamentística e impidió que la torre pasara de su fase inicial.
Palacio de los soviets
Boris Iofan
El apunte
Le Corbusier y Sigfried Giedion protestaron ante Stalin argumentando que la "decisión del soviet es un insulto al espíritu de la Revolución y al plan quinquenal... es una traición trágica".
Volkshalle (El Gran Domo)
Albert Speer
El apunte
Cenotafio Newton
Étienne-Louis Boullée
El apunte
La nueva Babilonia
Saddam Hussein ofreció un millón y medio de dólares a quien lograra recrear los míticos jardines colgantes.
Mole Littoria
Mario Palanti
El apunte
La Mole Littoria debía ser “la imagen material del Fascismo que elegía así como leí motiv cultural, una arquitectura producto de la modernidad conservadora”.
Begoña Marín
http://sumacultural.unir.net/201301319492/delirios-de-grandeza-los-mayores-edificios-que-nunca-se-llegaron-a-construir
Begoña Marín - Viernes, 01 de Febrero de 2013 01:00 |
Por desgracia o por fortuna, muchos edificios proyectados a lo largo de la historia se quedaron guardados en un cajón. Fueron delirios de grandeza con los que dictadores como Hitler, Mussolini o Stalin quisieron emular la gloria de los viejos imperios. Torres estratosféricas que convertían al Empire en un llavero y templos elefantiásicos tan alejados de la proporción áurea como palacios de congresos de pueblo. Las guerras, si de algo sirvieron, fue parar algunas de aquellas locuras urbanísticas. La piedra y el acero con las que un puñado de megalómanos con compás y cartabón iban a herir nuestros ojos se convirtieron en munición para acabar con millones de vidas. En otros casos, sin embargo, fue la falta de desarrollo tecnológico lo que impidió que arquitectos avanzados para su tiempo murieran sin ver culminadas unas visiones muy edificantes para la época.
Antonio Gaudí
De haberse construido, el hotel Attraction proyectado por Antonio Gaudí hubiera sido el edificio más alto de Nueva York en 1908. Pero el arquitecto catalán no tenía tiempo para desplazarse hasta Estados Unidos para supervisar las obras de este colosal edificio que alcanzaría los 360 metros de altura; estaba ocupado con la Sagrada Familia, la Casa Milà y el Parque Güell. El majestuoso hotel fue concebido como una catedral laica. Un águila posada en la puerta central presidiría el edificio y en el interior se colocaría una copia de la Estatua de la Libertad a modo de talla religiosa. El toque gaudiniano lo pondrían los materiales. La fachada iría cubierta con mosaicos policromados en tonos verdes, marrones, grises y rojos. Una cúpula de vidrio con una gran estrella de fuego culminaría el edificio. En 2003 hubo un intento de construirlo en el lugar que ocuparon las Torres Gemelas, la Zona Cero de Manhattan, pero fue descartado. Esta propuesta sirvió, eso sí, para redescubrir este fastuoso proyecto y llevarlo a portadas de los medios de todo el mundo, el New York Times publicó un pequeño avance y uno de los bocetos.
El apunte
El apunte
El proyecto cayó en el olvido hasta 1956, cuando fue rescatado por uno de los colaboradores de Gaudí, Joan Matarmala. Este discípulo, que trabajó con él en el taller de la Sagrada Familia, publicó varios dibujos en el libro Cuando el Nuevo Continente llamaba a Gaudí (1908-1911). Aunque se alzaron las voces que cuestionaban su autoría, Matarmala demostró la mano de Gaudí en los detalles que identificaban el Hotel Attraction con otras de sus obras más reconocidas, como la casa Milá.
La Milla Illinois
Frank Lloyd Wright
Frank Lloyd Wright quería buscar una alternativa al crecimiento extensivo de las urbes y para ello planeó el que sería el rascacielos más alto del mundo, la Milla Illiniois, en Chicago. Una afilada vertical de acero de 1.609 metros de altura que superaría tres veces al todopoderoso Empire Building y que fue técnicamente imposible erigir. Para empezar, la flexibilidad del acero, material con el que se construía en la época, era una virtud de doble filo. Los habitantes de los pisos superiores sentirían el vértigo de una espada en movimiento cuando soplara el viento. Otro gran problema lo originaban los ascensores. Era necesario instalar un gran número de elevadores que ocuparían gran parte de la superficie interior del esbelto edificio que había proyectado el arquitecto estadounidense. Aunque solucionó este problema ideando ascensores exteriores que se acoplaran a la piel del rascacielos, la acumulación de condicionamientos técnicos hizo inviable su construcción en aquella época.
El alter ego de la Milla Illinois puede verse hoy en Dubai. La famosa torre Burj Khalilfa está inspirada en el célebre rascacielos de Wright.
Beacon of Progress
Désiré Despradelle
“Todas las fuerzas que han dado forma a la nación americana se calculan en la forma de un glorioso monumento, símbolo de progreso y grandeza". Con estas palabras presentaba el arquitecto francés Désiré Despradelle el Beacon of Progress (Señal de Progreso), una torre de piedra de 1500 pies en forma de faro que sería la mayor obra del ser humano realizada en 1893. Proyectada para Chicago, su altura era impensable en aquellos tiempos. Aún hoy, sólo sería superada por tres rascacielos: el Burj Dubai, el Taipei 101 y el Shanghai World Financial Center. Lamentablemente, como en otros muchos casos, su materialización dependía de una inversión que pocos estaban dispuestos a desembolsar.
El apunte
Despradelle fue galardonado con la Medalla de Arquitectura en la Exposición de Paris de 1900 por este proyecto que albergaba en sus estructura “la calidad de la poesía noble”.El apunte
Villa Contemporánea
Le Corbusier
¿Imaginan sustituir la solemnidad de los Campos Elíseos, la inmensidad de los boulevares de París y la voluptuosidad de sus fachadas por el minimalismo asceta de una pared lisa que se clona hasta el infinito como un laberinto de hormigón? Pues es precisamente lo que planteó Le Corbusier: una Villa Contemporánea como modelo urbanístico de la capital del antiguo imperio Napoleónico. Nunca la Bauhaus tuvo un objetivo tan ambicioso entre manos. El destino y los estetas de la urbe truncaron el destino que los padres del funcionalismo querían para la ciudad de las luces. La escuela surgida en Alemania se tuvo que contentar con implantar el modelo en ciudades de leyes urbanas más relajados y bebidas más fuertes, como Basilea, de la mano del recientemente fallecido Niemeyer.
El apunte
La Villa Contemporánea tenía previsto alojar a tres millones de habitantes y estaba formada por enormes bloques de apartamentos con jardines. En el centro se ubicarían los trenes autobuses y un aeropuerto. Este prototipo inspiró a muchos arquitectos de posguerra.
Torre Tatlin
Vladimir Tatlin
San Petersburgo no sólo soñó con tener los palacios de Versalles -El Ermitage fue fruto de la noble envidia-, también quiso lucir su propia torre Eiffel. Y para ello proyectó la Tatlin's Tower, una estructura espiral de acero, hierro y vidrio de 400 metros. La torre, diseñada por Vladimir Tatlin, rotaría durante las 24 horas del día hasta completar una vuelta competa en el periodo de un año. Sería accesible para el público y en su interior albergaría un cubo en el que se programarían conferencias.
El apunteSu finalidad era funcionar como monumento y sede de la Tercera Internacional. El estallido de la guerra civil propició que los materiales se destinaran a la creación armamentística e impidió que la torre pasara de su fase inicial.
Palacio de los soviets
Boris Iofan
Al igual que la torre Tatlin, el inicio de la contienda prorrogó sine die los planes urbanísticos de los tiranos soviéticos. En 1933 Boris Iofan dibujó lo que sería en centro administrativos del Nuevo Moscú: el Palacio de los Soviets. Un edificio que elevaría hasta el cielo una figura de Lennin de 100 metros de altura. Al estilo de los bárvaros invasores, demolieron la Catedral de Cristo Salvador y comenzaron a construir sobre sus cenizas. La invasión alemana impidió su culminación. Hacía falta munición.
El apunte
Le Corbusier y Sigfried Giedion protestaron ante Stalin argumentando que la "decisión del soviet es un insulto al espíritu de la Revolución y al plan quinquenal... es una traición trágica".
Volkshalle (El Gran Domo)
Albert Speer
Hitler quiso tener su propio Panteón para sentirse como un césar, pero cometió el error de querer mejorar lo perfecto. Si la cúpula del templo romano era de unas proporciones tan perfectas que formaba una esfera casi celestial, Hitler quiso que la suya centuplicara el tamaño original. Más, siempre más y...en este caso peor. Quería la bóveda más grande del mundo y ordenó construir una de 290 metros de alto y 250 de diámetro. El resultado fue un grotesco abombamiento de piedra sobre unos pilares que temblaban como ancas de rana con su peso. Desde lejos, pareciera que al Panteón le hubieran puesto un ridículo bombín. Incluso su nombre era rimbombante: Gran Domo. Ni siquiera el mismísimo Albert Speer, el arquitecto de la soñada Germania, pudo materializarlo.
El apunte
De haberse construido, tendría la altura de la torre Eiffel, y sería unas 20 veces el Reichtag. Se decía que si se llenaba de gente, con el calor y vapor que se desprende al hablar, se podrían formar nubes en la cúpula y llovería.
Cenotafio Newton
Étienne-Louis Boullée
La muerte Newton quiso honrarse con un original monumento funerario en forma de esfera. La superficie estaba agujereada de tal forma que, al entrar y estar en el interior, la luz se colaba como si de estrellas se tratase. Quien se situara en el centro sentiría ser el eje de Universo.
El apunte
Se trata del proyecto más emblemático del arquitecto francés Étienne-Louis Boullée: “He intentado aplicar todos los modelos que me ofrecía la naturaleza y el arte para presentar la imagen de lo grande”.
La nueva Babilonia
Si Hitler quiso ser César, Saddam Hussein soñó con encarnar a Nabucodonosor. Cuando alcanzo el poder en Irak, concibió un esquema grandioso para reconstruir la antigua Ciudad de Babilonia y sus legendarios jardines colgantes (una de las siete maravillas del mundo antiguo). Su proyecto fue tildado de circo turístico y parque temático. Se asemejaba más a las actuales Vegas que a la gloria de la civilización mesopotámica. En 1982, comenzó a reconstruir el edificio más imponente de Babilonia, el palacio de 600 cuartos del Rey Nabucodonosor II. Cubrieron los ladrillos originales con otros de arena que llevaban la inscripción: “En la era de Saddam Hussein, protector de Irak, quien reconstruyó la civilización y reconstruyó Babilonia”. Sólo duraron en pie diez años. Al cabo de este tiempo, comenzaron a rajarse. La caída de Saddam del poder y la avidez de los saqueadores hicieron el resto.
El apunteSaddam Hussein ofreció un millón y medio de dólares a quien lograra recrear los míticos jardines colgantes.
Mole Littoria
Mario Palanti
Que Roma haya conseguido mantenerse como una de las ciudades más hermosas del mundo es casi un milagro. Mussolini también deseaba su rascacielos e impulsó la construcción del que se convertiría en el más alto de Europa: la Mole Littoria. Un monstruo ornamental de 335 metros de altura que incluiría un hotel de 4.500 habitaciones, piscinas, bibliotecas y tiendas. La guerra, una vez más, impidió el desastre. Los fondos que iban a destinarse a su construcción se emplearon en la fabricación de bombas.
El apunte
La Mole Littoria debía ser “la imagen material del Fascismo que elegía así como leí motiv cultural, una arquitectura producto de la modernidad conservadora”.
Begoña Marín
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