Una historia de perfume ....Así olía JFK
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Una historia de perfume ....Así olía JFK
Así olía JFK
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John Fitzgerald Kennedy | Getty
He aquí la historia que se escondía tras la esencia de Kennedy. Por cierto, ahora también puede ser la tuya
RAQUEL FERNÁNDEZ | 09 DE OCTUBRE DE 2013
Para haber vivido menos de lo que le correspondía, Kennedy dejó una lista interminable de anécdotas (y leyendas) para el recuerdo. Ésta no tiene que ver con su vida amorosa (bueno, tal vez sí), las enfermedades que padeció o su labor como presidente. Es de un tiempo anterior a su etapa de político, de marido de Jackie o de amante de Marilyn.
Corría el verano de 1937 y nuestro protagonista se encontraba haciendo una ruta en coche por la Costa Azul, empapándose de las maneras europeas que tan bien supo mezclar con el estilo de vida estadounidense. En uno de los eventos en los que alternaba con la alta sociedad, conoció a un hombre que le encandiló con su conversación y (oh, sorpresa) su perfume. Sí, John Fitzgerald Kennedy se quedó tan prendado del olor de un hombre que se atrevió a preguntarle qué se había echado. Lo que desconocía es que ese hombre, Albert Fouquet, estaba tan acostumbrado a que le hicieran esa pregunta como a responderla con evasivas. Su característico olor había sido creado por él mismo en la buhardilla de la casa de campo de sus padres y era su secreto mejor guardado. Claro que nunca se había enfrentado al poder persuasivo de un Kennedy. Aún así, capeó el temporal y su contrincante sólo consiguió una pequeña muestra que le acompañó en su retorno a Estados Unidos. Allí vivió en sus propias carnes lo que había aplicado al conocer a Fouquet. Todos querían saber cuál era esa fragancia tan nueva y diferente. Así que hizo lo que tenía que hacer: le escribió una carta pidiéndole ocho nuevas botellas y si podía ser, “otra para Bob”. La contestación de su amigo francés no se hizo esperar: Kennedy recibió un montón de cajas repletas de frascos de perfume etiquetadas con el nombre “Eight & Bob”. Robert tuvo su frasco, pero también el patriarca de la familia, Joe Kennedy, que se paseó con el perfume por Hollywood provocando un aluvión de pedidos en forma de correspondencia para Albert, que no dejaba de sorprenderse al recibir encargos de Cary Grant o James Stewart.
Desafortunadamente, el devenir de los acontecimientos no puso fácil que continuase la producción de la llamativa esencia. Albert Fouquet murió en un accidente de tráfico en el 39, y aunque su mayordomo Philippe conocía la fórmula, con la llegada de la Segunda Guerra Mundial tuvo que abandonar su trabajo en casa de la familia Fouquet. Una lástima, porque había logrado lo más difícil: burlar la vigilancia de los nazis al enviar los pedidos de colonia camuflados en libros.
Al finalizar la contienda, el mayordomo no volvió a fabricar perfume, y han tenido que pasar seis décadas hasta que sus descendientes se han decidido a volver a dar vida a la fragancia que un día conquistó América. Hoy puedes afirmar con rotundidad que hueles como un Kennedy, porque Eight & Bob ha vuelto a producirse, aunque sus ingredientes continúan siendo un misterio.
http://www.esquire.es/actualidad-noticia-detalle.php?codigo=1395
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John Fitzgerald Kennedy | Getty
He aquí la historia que se escondía tras la esencia de Kennedy. Por cierto, ahora también puede ser la tuya
RAQUEL FERNÁNDEZ | 09 DE OCTUBRE DE 2013
Para haber vivido menos de lo que le correspondía, Kennedy dejó una lista interminable de anécdotas (y leyendas) para el recuerdo. Ésta no tiene que ver con su vida amorosa (bueno, tal vez sí), las enfermedades que padeció o su labor como presidente. Es de un tiempo anterior a su etapa de político, de marido de Jackie o de amante de Marilyn.
Corría el verano de 1937 y nuestro protagonista se encontraba haciendo una ruta en coche por la Costa Azul, empapándose de las maneras europeas que tan bien supo mezclar con el estilo de vida estadounidense. En uno de los eventos en los que alternaba con la alta sociedad, conoció a un hombre que le encandiló con su conversación y (oh, sorpresa) su perfume. Sí, John Fitzgerald Kennedy se quedó tan prendado del olor de un hombre que se atrevió a preguntarle qué se había echado. Lo que desconocía es que ese hombre, Albert Fouquet, estaba tan acostumbrado a que le hicieran esa pregunta como a responderla con evasivas. Su característico olor había sido creado por él mismo en la buhardilla de la casa de campo de sus padres y era su secreto mejor guardado. Claro que nunca se había enfrentado al poder persuasivo de un Kennedy. Aún así, capeó el temporal y su contrincante sólo consiguió una pequeña muestra que le acompañó en su retorno a Estados Unidos. Allí vivió en sus propias carnes lo que había aplicado al conocer a Fouquet. Todos querían saber cuál era esa fragancia tan nueva y diferente. Así que hizo lo que tenía que hacer: le escribió una carta pidiéndole ocho nuevas botellas y si podía ser, “otra para Bob”. La contestación de su amigo francés no se hizo esperar: Kennedy recibió un montón de cajas repletas de frascos de perfume etiquetadas con el nombre “Eight & Bob”. Robert tuvo su frasco, pero también el patriarca de la familia, Joe Kennedy, que se paseó con el perfume por Hollywood provocando un aluvión de pedidos en forma de correspondencia para Albert, que no dejaba de sorprenderse al recibir encargos de Cary Grant o James Stewart.
Desafortunadamente, el devenir de los acontecimientos no puso fácil que continuase la producción de la llamativa esencia. Albert Fouquet murió en un accidente de tráfico en el 39, y aunque su mayordomo Philippe conocía la fórmula, con la llegada de la Segunda Guerra Mundial tuvo que abandonar su trabajo en casa de la familia Fouquet. Una lástima, porque había logrado lo más difícil: burlar la vigilancia de los nazis al enviar los pedidos de colonia camuflados en libros.
Al finalizar la contienda, el mayordomo no volvió a fabricar perfume, y han tenido que pasar seis décadas hasta que sus descendientes se han decidido a volver a dar vida a la fragancia que un día conquistó América. Hoy puedes afirmar con rotundidad que hueles como un Kennedy, porque Eight & Bob ha vuelto a producirse, aunque sus ingredientes continúan siendo un misterio.
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Azali- Admin
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Re: Una historia de perfume ....Así olía JFK
Un consejo para los hombres:
---Antes de perfumarse con Eight & Bob ,asegúrense de que no haya ningún miembro de Alqaida por los alrededores.
Alv.
---Antes de perfumarse con Eight & Bob ,asegúrense de que no haya ningún miembro de Alqaida por los alrededores.
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