¿Por qué no podemos dejar de comer patatas fritas?
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¿Por qué no podemos dejar de comer patatas fritas?
Uno no siempre logra lo que quiere. Hay ocasiones en las que el cerebro te dice 'no lo hagas', pero es imposible obedecer. De reprimirlo se te revolverían las tripas. Lo increíble no es la evidencia de que el corazón, el estómago en este caso, tiene razones que la razón no entiende, si no que un grupo de investigadores se ponga a buscar la causa por la que esto ocurre. Vale, sí. Ya sabemos que no se puede dejar de comer patatas fritas. Todos hemos abierto una bolsa de patatas. Ni se dejan las aceitunas a medias, ni los cacahuetes, ni merece la pena salir de cañas si no vas a tomarte media docena. Para eso te quedas en casa y coges algo realmente bueno de la nevera. Lo alucinante es que un grupo de científicos alemanes se han tomado la molestia de realizar un experimento para llegar a la conclusión de que las personas comemos patatas fritas como posesos a causa de la hiperfagia hedónica. Ah, y lo han comprobado con ratas. Para que preguntárselo a un niño. Le habría dado la respuesta entre patata y patata.
Ahí queda eso. hiperfagia hedónica. Que suena muy escondido como todo lo hedonista, pero que no significa nada más allá de que comemos porque nos proporciona placer y no por hambre. Como si se hubiera registrado alguna conversación en la historia de la humanidad en la que uno dice “´Tengo tanta hambre que voy a prepararme una bolsa de patatas”. Hombre, un bocadillo, un par de huevos fritos -con patatas, vale-, unas alubias con sus sacramentos... eso sí le va bien al tema del hambre. Unas ridículas obleas de tubérculo bañadas en a saber qué y rebozadas en sal. Pues venga, tira. Dame otra. Y así hasta aburrirse. Normal
No conformes con la afirmación, los de la Universidad de Erlangen-Nuremberg se presentaron en la 245ª Sesión y Exposición Nacional de la Sociedad Americana de Química con la primicia. A un pobre roedor de laboratorio le ofrecieron al tiempo pienso y patatas fritas y el bichito se lanzó a por el snack. Haberle puesto una buena sarta de chorizos e igual convencía a alguien si tomaba las fritangas. El caso es que gracias a unas resonancias observaron que las áreas cerebrales relacionadas con el placer, la recompensa y la adicción se mostraban significativamente más activas con las patatas fritas que con cualquiera de las otras opciones. Las patatas fritas están buenas y por eso las comemos. Nos dan placer y seguimos.
No contentos con el hallazgo, puntualizan que también hay factores genéticos que determinan que no seamos capaces de dejar de comer patatas fritas aunque estemos llenos, tengan muchas grasas e hidratos de carbono.
Ahí queda eso. hiperfagia hedónica. Que suena muy escondido como todo lo hedonista, pero que no significa nada más allá de que comemos porque nos proporciona placer y no por hambre. Como si se hubiera registrado alguna conversación en la historia de la humanidad en la que uno dice “´Tengo tanta hambre que voy a prepararme una bolsa de patatas”. Hombre, un bocadillo, un par de huevos fritos -con patatas, vale-, unas alubias con sus sacramentos... eso sí le va bien al tema del hambre. Unas ridículas obleas de tubérculo bañadas en a saber qué y rebozadas en sal. Pues venga, tira. Dame otra. Y así hasta aburrirse. Normal
No conformes con la afirmación, los de la Universidad de Erlangen-Nuremberg se presentaron en la 245ª Sesión y Exposición Nacional de la Sociedad Americana de Química con la primicia. A un pobre roedor de laboratorio le ofrecieron al tiempo pienso y patatas fritas y el bichito se lanzó a por el snack. Haberle puesto una buena sarta de chorizos e igual convencía a alguien si tomaba las fritangas. El caso es que gracias a unas resonancias observaron que las áreas cerebrales relacionadas con el placer, la recompensa y la adicción se mostraban significativamente más activas con las patatas fritas que con cualquiera de las otras opciones. Las patatas fritas están buenas y por eso las comemos. Nos dan placer y seguimos.
No contentos con el hallazgo, puntualizan que también hay factores genéticos que determinan que no seamos capaces de dejar de comer patatas fritas aunque estemos llenos, tengan muchas grasas e hidratos de carbono.
CalaveraDeFidel- Cantidad de envíos : 19144
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: ¿Por qué no podemos dejar de comer patatas fritas?
Asi es, a mi las papas fritas las puedo rechazar, pero hay cosas como os frutos secos que si comienzo no tengo para cuando parar.
_________________
Azali- Admin
- Cantidad de envíos : 50980
Fecha de inscripción : 27/10/2008
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