Ratificando una posición
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Ratificando una posición
Ratificando una posición
Hace poco más de un mes el flamante canciller cubano, Bruno Rodríguez, declaró en Bruselas, Bélgica, que la Posición Común hacia Cuba, adoptada por la Unión Europea (UE) en 1996 es uno de los “escollos” para la normalización de las relaciones con el bloque europeo.
Fue el debut oficial de Rodríguez en Europa, cuando se reunió el lunes 11 de mayo en Bruselas durante dos horas con la troika de Exteriores de la Comisión Europea y sostuvo otro encuentro de una hora con Louis Michel, Comisario de Desarrollo y Ayuda Humanitaria.
En declaraciones formuladas a la prensa al concluir los encuentros, Rodríguez se refirió a la Posición Común en estos términos: “Esa posición es obsoleta, impuesta por un gobierno norteamericano que ya no está en el poder y constituye un escollo en el proceso de normalización.”
Por su parte Michel, quien ha sido uno de los mejores aliados de la dictadura castrista en la UE, expresó con alborozo su confianza de que la Posición Común podría ser eliminada o modificada lo antes posible.
“Espero que con el diálogo político en un momento dado; y yo espero que rápidamente, se pueda poner término a la posición común o, en todo caso, modificarla”, dijo Michel refiriéndose a la reunión que los cancilleres de la UE tendrían en Luxemburgo, el 15 de junio.
No sucedió ni lo uno ni lo otro. Los cancilleres de la UE se reunieron como estaba previsto el pasado lunes en Luxemburgo, pero ni modificaron la Posición Común respecto a Cuba, ni mucho menos le pusieron término, como auspiciaba Michel y exigía La Habana.
Por el contrario, el Consejo de la UE, integrado por sus ministros de Exteriores, emitió un comunicado de nueve puntos sobre Cuba, cuyo contenido y lenguaje es el más fuerte empleado por la UE desde la Primavera Negra de 2003.
Lo curioso de todo esto es que la prensa internacional pasó de largo, sin detenerse en la importancia central de la declaración. La óptica de un par de agencias internacionales de noticias que difundieron la información, se centró en un aspecto del comunicado poco relevante.
Los “cables” subrayaron en sus titulares que la UE estaba dispuesta a profundizar el diálogo con Cuba. Lo demás fue adorno de poco contenido. Casi todas las redacciones de prensa escrita, radio, televisión e Internet, se limitaron a reproducir, con pocas modificaciones, esa interpretación.
El documento es mucho más sustancioso que eso. Era de esperar que la UE reiterara su voluntad de profundizar el diálogo político con Cuba. Sin embargo, lo que esperaban La Habana y sus aliados en la UE era la suspensión de la Posición Común, al menos su modificación. Eso no sucedió. Por lo tanto esa era la noticia.
El Consejo de la UE dejó claro en su primer punto “su renovado compromiso” con la Posición Común adoptada en 1996. Puntualizó que dentro de ese marco, le dará en su diálogo con Cuba “una máxima prioridad a los principios de la democracia, los derechos humanos y las libertades fundamentales”.
Aclaró, además, que el diálogo político con las autoridades cubanas, incluye “a representantes de la sociedad civil y grupos pro democracia de la oposición pacífica, en correspondencia con las políticas de la UE”.
“En las visitas de alto nivel el tema de los derechos humanos deberá siempre ser abordado y cuando sea apropiado, encuentros con la oposición pacífica pro democracia serán parte de esas visitas”, indica el documento, el cual exhortó al gobierno cubano a no impedir ni obstaculizar esos contactos.
El Consejo de la UE abordó en sus conclusiones un punto que no debió agradar nada a La Habana. La libertad de los presos políticos. Sobre todo cuando las máximas autoridades del régimen, con rostro impasible, han declarado hasta el cansancio que en Cuba no hay presos políticos.
“El Consejo urge al Gobierno de Cuba a liberar incondicionalmente a todos los presos políticos, incluyendo a aquellos que fueron detenidos y sancionados en 2003”, afirma el documento que señaló también una preocupación especial para los presos políticos “con serios problemas de salud” y pidió a las autoridades cubanas que faciliten “el acceso inmediato a las prisiones de las organizaciones humanitarias internacionales”.
En fin que las conclusiones del Consejo de la UE sobre Cuba son mucho más sustanciosas que lo que reportaron, desde sus ópticas respectivas, las agencias internacionales de prensa.
Creo que la mejor prueba está en el silencio que esas conclusiones ha provocado en Cuba. Hasta ahora la prensa oficial del régimen ha ignorado la información. El Gobierno y el ministerio de Relaciones Exteriores no han hecho ningún comentario. Ni siquiera el máximo reflexionador se ha referido al asunto.
Con esas señales queda claro que aquello de “La UE quiere profundizar el diálogo político con Cuba”, no entusiasmó a La Habana, a pesar de la aparente complacencia de los titulares noticiosos. La noticia fue otra. La dictadura castrista captó el mensaje y guardó silencio.
Willy escrito @ Junio 27th, 2009 at 19:04
Hace poco más de un mes el flamante canciller cubano, Bruno Rodríguez, declaró en Bruselas, Bélgica, que la Posición Común hacia Cuba, adoptada por la Unión Europea (UE) en 1996 es uno de los “escollos” para la normalización de las relaciones con el bloque europeo.
Fue el debut oficial de Rodríguez en Europa, cuando se reunió el lunes 11 de mayo en Bruselas durante dos horas con la troika de Exteriores de la Comisión Europea y sostuvo otro encuentro de una hora con Louis Michel, Comisario de Desarrollo y Ayuda Humanitaria.
En declaraciones formuladas a la prensa al concluir los encuentros, Rodríguez se refirió a la Posición Común en estos términos: “Esa posición es obsoleta, impuesta por un gobierno norteamericano que ya no está en el poder y constituye un escollo en el proceso de normalización.”
Por su parte Michel, quien ha sido uno de los mejores aliados de la dictadura castrista en la UE, expresó con alborozo su confianza de que la Posición Común podría ser eliminada o modificada lo antes posible.
“Espero que con el diálogo político en un momento dado; y yo espero que rápidamente, se pueda poner término a la posición común o, en todo caso, modificarla”, dijo Michel refiriéndose a la reunión que los cancilleres de la UE tendrían en Luxemburgo, el 15 de junio.
No sucedió ni lo uno ni lo otro. Los cancilleres de la UE se reunieron como estaba previsto el pasado lunes en Luxemburgo, pero ni modificaron la Posición Común respecto a Cuba, ni mucho menos le pusieron término, como auspiciaba Michel y exigía La Habana.
Por el contrario, el Consejo de la UE, integrado por sus ministros de Exteriores, emitió un comunicado de nueve puntos sobre Cuba, cuyo contenido y lenguaje es el más fuerte empleado por la UE desde la Primavera Negra de 2003.
Lo curioso de todo esto es que la prensa internacional pasó de largo, sin detenerse en la importancia central de la declaración. La óptica de un par de agencias internacionales de noticias que difundieron la información, se centró en un aspecto del comunicado poco relevante.
Los “cables” subrayaron en sus titulares que la UE estaba dispuesta a profundizar el diálogo con Cuba. Lo demás fue adorno de poco contenido. Casi todas las redacciones de prensa escrita, radio, televisión e Internet, se limitaron a reproducir, con pocas modificaciones, esa interpretación.
El documento es mucho más sustancioso que eso. Era de esperar que la UE reiterara su voluntad de profundizar el diálogo político con Cuba. Sin embargo, lo que esperaban La Habana y sus aliados en la UE era la suspensión de la Posición Común, al menos su modificación. Eso no sucedió. Por lo tanto esa era la noticia.
El Consejo de la UE dejó claro en su primer punto “su renovado compromiso” con la Posición Común adoptada en 1996. Puntualizó que dentro de ese marco, le dará en su diálogo con Cuba “una máxima prioridad a los principios de la democracia, los derechos humanos y las libertades fundamentales”.
Aclaró, además, que el diálogo político con las autoridades cubanas, incluye “a representantes de la sociedad civil y grupos pro democracia de la oposición pacífica, en correspondencia con las políticas de la UE”.
“En las visitas de alto nivel el tema de los derechos humanos deberá siempre ser abordado y cuando sea apropiado, encuentros con la oposición pacífica pro democracia serán parte de esas visitas”, indica el documento, el cual exhortó al gobierno cubano a no impedir ni obstaculizar esos contactos.
El Consejo de la UE abordó en sus conclusiones un punto que no debió agradar nada a La Habana. La libertad de los presos políticos. Sobre todo cuando las máximas autoridades del régimen, con rostro impasible, han declarado hasta el cansancio que en Cuba no hay presos políticos.
“El Consejo urge al Gobierno de Cuba a liberar incondicionalmente a todos los presos políticos, incluyendo a aquellos que fueron detenidos y sancionados en 2003”, afirma el documento que señaló también una preocupación especial para los presos políticos “con serios problemas de salud” y pidió a las autoridades cubanas que faciliten “el acceso inmediato a las prisiones de las organizaciones humanitarias internacionales”.
En fin que las conclusiones del Consejo de la UE sobre Cuba son mucho más sustanciosas que lo que reportaron, desde sus ópticas respectivas, las agencias internacionales de prensa.
Creo que la mejor prueba está en el silencio que esas conclusiones ha provocado en Cuba. Hasta ahora la prensa oficial del régimen ha ignorado la información. El Gobierno y el ministerio de Relaciones Exteriores no han hecho ningún comentario. Ni siquiera el máximo reflexionador se ha referido al asunto.
Con esas señales queda claro que aquello de “La UE quiere profundizar el diálogo político con Cuba”, no entusiasmó a La Habana, a pesar de la aparente complacencia de los titulares noticiosos. La noticia fue otra. La dictadura castrista captó el mensaje y guardó silencio.
Willy escrito @ Junio 27th, 2009 at 19:04
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