DIETAS MILAGRO SIN BASE CIENTÍFICA
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DIETAS MILAGRO SIN BASE CIENTÍFICA
http://lab.elmundo.es/pseudociencias/alimentacion.html
Si hay un terreno abonado para las pseudociencias, ese es, sin duda, el de la nutrición; un campo en el que, cada vez más, lo que se ofrece no son alimentos, sino promesas: cuidar tus defensas, proteger tu corazón, desintoxicar tu organismo... En muchos casos, estas afirmaciones no tienen una base real y se quedan en falacias revestidas de falso rigor que, sin embargo, han conseguido calar en la sociedad.
"La estrategia del asterisco ha hecho mucho daño", señala José Manuel López Nicolás, profesor de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Murcia y autor del blog de divulgación Scientia. Se refiere así a la promoción de productos que alegan a bombo y platillo unas supuestas cualidades saludables para, después, en la letra pequeña que nadie lee, reconocer que la afirmación tiene truco.
Él lo denomina "marketing pseudocientífico" y puede apreciarse en algunos de los llamados alimentos funcionales, como los conocidos lácteos fermentados que prometen favorecer el sistema inmunitario gracias a una determinada cepa bacteriana y "luego detallan que la clave está en la vitamina B6 que le añaden al producto". Otro ejemplo son los complejos que aseguran ser positivos para la memoria. Cuando los miras un poco más a fondo, asegura, "ves que lo único que sirve es el fósforo. Y para tomar fósforo no hace falta un producto especial, porque una sardina es más que suficiente."
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Con su disfraz de bata blanca, los superalimentos, las dietas milagro y los productos con cualidades casi mágicas se han hecho un hueco en una sociedad, que, en general, no tiene una gran formación científica -pero sí un gran respeto por los investigadores-, no conoce las estrategias de la industria y está desprotegida por una legislación débil y la desactualización en materia nutricional de muchos profesionales sanitarios.
Para el ciudadano de a pie no es fácil, en definitiva, distinguir si los mensajes relacionados con la alimentación que recibe están respaldados por la evidencia científica o carecen de veracidad. Y esta confusión es el caldo de cultivo perfecto para que florezcan las pseudociencias.
Lo mismo ha pasado con la promoción de productos etiquetados como "naturales", apunta Miguel A. Lurueña, especialista en Tecnología de los Alimentos y responsable del blog Gominolas de petróleo. "Está de moda, así que muchas empresas tratan de producir alimentos con ese sello porque la gente tiende a pensar que los compuestos de origen natural son inocuos y los sintéticos, perjudiciales, pese a que esto no tiene ningún fundamento. Las propiedades de una sustancia no dependen de su origen, sino de su composición y su estructura química", expone.
En realidad, muchas veces este etiquetado sólo responde a una estrategia de marketing, ya que los aditivos no se eliminan, sino que se camuflan para que, en lugar de los temidos códigos E, aparezca un nombre más convencional. Así, en la etiqueta de muchos productos puede verse ahora una referencia a 'ácido ascórbico' que antes se identificaba como E300, apunta Lurueña. "Otra táctica es la de incluir esas sustancias de otro modo", explica. "Por ejemplo, en lugar de añadir ácido propiónico para conservar el pan de molde, se añaden microorganismos que producen ese compuesto, que es lo que finalmente aparecerá en la etiqueta", añade.
Otra tendencia sin ningún fundamento y muy extendida actualmente es la de los zumos, sopas y bebidas detox. "No hay ninguna evidencia científica que respalde ese afán por la desintoxicación del cuerpo. A no ser que hayamos consumido algún veneno o alguna droga, nuestro cuerpo no está intoxicado. Y si lo estuviese, ningún batido depurador iba a desintoxicarnos. Habría que ir urgentemente al hospital, y no a prepararnos un smoothie de color verde", señala Deborah García Bello.
Las dietas detox, continúa, son "más bien un remedio contra la culpabilidad de los excesos del alcohol y las comidas insanas. No sirven para nada".
"Lo que necesitamos para cuidar nuestra salud es comer comida, no productos", comenta Aitor Sánchez, dietista-nutricionista y autor del blog Mi dieta cojea, resumiendo una idea que han subrayado todos los especialistas consultados. "Más productos frescos y menos ultraprocesados. Menos harinas refinadas, azúcares, grasas de mala calidad, sal. Más verduras, pescado, fruta... Esa es la clave, no un producto que promete soluciones milagrosas", insiste.
El problema, tal y como señala Lurueña, es que a veces "es mucho más fácil aceptar una mentira simple y reconfortante que una verdad incómoda y compleja, especialmente si estamos desesperados".
Ni las infusiones de kalanchoe ni la leche materna pueden ganarse el mérito de curar un cáncer por sí mismas. Sin embargo, con tales promesas, se llenan de billetes los bolsillos de los gurús más persuasivos en este campo, a los que no les tiemblan las manos al sacar de sus chisteras dietas milagrosas y naturales capaces de eliminar las células cancerígenas del cuerpo, incluso sin necesidad de tratamiento oncológico convencional. Todo un espectáculo de magia que empieza con fuegos artificiales pero que está lleno de engaño y riesgos para la salud.
Las recetas sanadoras del cáncer que más emergen del sombrero mágico son: la alcalina, la vegana pura y la que elimina los lácteos. Están disfrazadas de ciencia, pero son fraudes, aunque las impulsen gurús con miles de seguidores. Es sobradamente conocido el nombre de Josep Pàmies, que ni es médico ni científico, sino el agricultor de la planta que él mismo asegura que cura los tumores: kalanchoe. Según un estudio publicado en la revista JAMA, la publicación de la Asociación médica estadounidense, este tipo de hierbas contienen sustancias tóxicas que provocan daños cardíacos y cerebrales.
Otra famosa maestra del papel de la dieta en la "sanación" del cáncer es Odile Fernández, que se presenta en su blog como médico de familia y superviviente de un cáncer de ovario con múltiples metástasis. Autora exitosa de tres libros relacionados con este tema, no recibe, sin embargo, buenas críticas del sector médico. "Así como apunta aspectos de sentido común (por ejemplo, que las grasas saturadas, la carne roja y la comida procesada son un factor de riesgo del cáncer), también indica otros puntos alarmantes. Ni los cítricos ni el cacao ni el jengibre eliminan los tumores. Pueden tener efecto preventivo, pero de ahí a recomendarlo para el tratamiento, va un abismo", argumenta Lluís Serra, presidente de la Academia Española de la Nutrición y Ciencias de la Alimentación y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Básicamente, Odile Fernández apuesta por una dieta casi vegana, muy centrada en el consumo de frutas y verduras. "Estos alimentos no tienen un efecto curativo, sí preventivo, pero no en términos absolutos. Hay muchos más factores culpables de los tumores", expone Paula Jiménez Fonseca, oncóloga y portavoz de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). "El cáncer produce gran desgaste. Durante este proceso no se deben hacer dietas restrictivas porque existe la posibilidad de que la persona afectada se debilite y tenga déficit de hierro. El organismo está luchando con la enfermedad y el sistema inmune necesita un mayor aporte de proteínas, necesita estar fuerte, sobre todo mientras recibe el tratamiento oncológico. No es el mejor momento para la dieta vegana, que ni ha demostrado que prevenga el cáncer ni produce milagros que no están basados en la ciencia".
Hay que huir también de las dietas restrictivas en hidratos de carbono. No sólo no sanan los tumores, relata Lluís Serra, sino que resultan "peligrosas, porque producen un hipercatabolismo y aumento de cuerpos cetónicos que en un paciente con cáncer puede tener efectos muy negativos en la evolución de su enfermedad y causar, además, daños renales".
En realidad, cualquier proposición dietética para superar el cáncer será indecente y fraudulenta. También aquellas que invitan a eliminar los lácteos de la mesa por tratarse de un alimento que favorece el crecimiento de los tumores. "No hay estudios que hayan demostrado dicha afirmación", coinciden en señalar los especialistas consultados. "Sí se sabe que la vitamina D, presente en los lácteos, tiene un efecto protector contra el cáncer", comenta Jiménez Fonseca.
Conviene aclarar la confusión a la que juegan cada vez más gurús de las dietas contra el cáncer. Como afirma Serra, "venden libros pensando que no van a hacer daño, pero sabiendo que no hacen bien". Hay personas que, impulsadas por este tipo de opciones, "abandonan su tratamiento oncológico. Creer que el cáncer puede curarse sólo con la alimentación es una aberración. Hay mucho farsante", agrega el experto.
El mensaje de los expertos es claro. La dieta no cura, pero sí es un buen factor de protección para prevenir tumores. De hecho, se estima que el 35% de éstos podría evitarse con ejercicio físico y alimentación sana que incluya un buen aporte de frutas y verduras, aceite de oliva, pescado, cereales integrales y restrinja alimentos procesados, salazones, ahumados y carne muy quemada o exceso de carne roja.
Si hay un terreno abonado para las pseudociencias, ese es, sin duda, el de la nutrición; un campo en el que, cada vez más, lo que se ofrece no son alimentos, sino promesas: cuidar tus defensas, proteger tu corazón, desintoxicar tu organismo... En muchos casos, estas afirmaciones no tienen una base real y se quedan en falacias revestidas de falso rigor que, sin embargo, han conseguido calar en la sociedad.
"La estrategia del asterisco ha hecho mucho daño", señala José Manuel López Nicolás, profesor de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Murcia y autor del blog de divulgación Scientia. Se refiere así a la promoción de productos que alegan a bombo y platillo unas supuestas cualidades saludables para, después, en la letra pequeña que nadie lee, reconocer que la afirmación tiene truco.
Él lo denomina "marketing pseudocientífico" y puede apreciarse en algunos de los llamados alimentos funcionales, como los conocidos lácteos fermentados que prometen favorecer el sistema inmunitario gracias a una determinada cepa bacteriana y "luego detallan que la clave está en la vitamina B6 que le añaden al producto". Otro ejemplo son los complejos que aseguran ser positivos para la memoria. Cuando los miras un poco más a fondo, asegura, "ves que lo único que sirve es el fósforo. Y para tomar fósforo no hace falta un producto especial, porque una sardina es más que suficiente."
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Con su disfraz de bata blanca, los superalimentos, las dietas milagro y los productos con cualidades casi mágicas se han hecho un hueco en una sociedad, que, en general, no tiene una gran formación científica -pero sí un gran respeto por los investigadores-, no conoce las estrategias de la industria y está desprotegida por una legislación débil y la desactualización en materia nutricional de muchos profesionales sanitarios.
Para el ciudadano de a pie no es fácil, en definitiva, distinguir si los mensajes relacionados con la alimentación que recibe están respaldados por la evidencia científica o carecen de veracidad. Y esta confusión es el caldo de cultivo perfecto para que florezcan las pseudociencias.
Para Deborah García Bello, licenciada en Química y divulgadora científica Dimetilsulfuro, una de las muestras más sangrantes de esta realidad es la propagación, de un tiempo a esta parte, de la moda de lo "sin". "Los productos sin lactosa o sin gluten en un principio suplían unas necesidades alimenticias de los intolerantes a la lactosa y los celíacos, pero mágicamente se han convertido en productos de consumo general", explica. El consumidor ha interpretado que el gluten y la lactosa no son buenos para su salud, cuando no es así.Los productos sin lactosa o sin gluten suplían unas necesidades alimenticias de que tienen intolerancias, pero mágicamente se han convertido en productos de consumo general
Lo mismo ha pasado con la promoción de productos etiquetados como "naturales", apunta Miguel A. Lurueña, especialista en Tecnología de los Alimentos y responsable del blog Gominolas de petróleo. "Está de moda, así que muchas empresas tratan de producir alimentos con ese sello porque la gente tiende a pensar que los compuestos de origen natural son inocuos y los sintéticos, perjudiciales, pese a que esto no tiene ningún fundamento. Las propiedades de una sustancia no dependen de su origen, sino de su composición y su estructura química", expone.
En realidad, muchas veces este etiquetado sólo responde a una estrategia de marketing, ya que los aditivos no se eliminan, sino que se camuflan para que, en lugar de los temidos códigos E, aparezca un nombre más convencional. Así, en la etiqueta de muchos productos puede verse ahora una referencia a 'ácido ascórbico' que antes se identificaba como E300, apunta Lurueña. "Otra táctica es la de incluir esas sustancias de otro modo", explica. "Por ejemplo, en lugar de añadir ácido propiónico para conservar el pan de molde, se añaden microorganismos que producen ese compuesto, que es lo que finalmente aparecerá en la etiqueta", añade.
Otra tendencia sin ningún fundamento y muy extendida actualmente es la de los zumos, sopas y bebidas detox. "No hay ninguna evidencia científica que respalde ese afán por la desintoxicación del cuerpo. A no ser que hayamos consumido algún veneno o alguna droga, nuestro cuerpo no está intoxicado. Y si lo estuviese, ningún batido depurador iba a desintoxicarnos. Habría que ir urgentemente al hospital, y no a prepararnos un smoothie de color verde", señala Deborah García Bello.
Las dietas detox, continúa, son "más bien un remedio contra la culpabilidad de los excesos del alcohol y las comidas insanas. No sirven para nada".
"Lo que necesitamos para cuidar nuestra salud es comer comida, no productos", comenta Aitor Sánchez, dietista-nutricionista y autor del blog Mi dieta cojea, resumiendo una idea que han subrayado todos los especialistas consultados. "Más productos frescos y menos ultraprocesados. Menos harinas refinadas, azúcares, grasas de mala calidad, sal. Más verduras, pescado, fruta... Esa es la clave, no un producto que promete soluciones milagrosas", insiste.
El problema, tal y como señala Lurueña, es que a veces "es mucho más fácil aceptar una mentira simple y reconfortante que una verdad incómoda y compleja, especialmente si estamos desesperados".
NO HAY RECETA QUE CURE EL CÁNCER
Laura Tardón @lauratardonNi las infusiones de kalanchoe ni la leche materna pueden ganarse el mérito de curar un cáncer por sí mismas. Sin embargo, con tales promesas, se llenan de billetes los bolsillos de los gurús más persuasivos en este campo, a los que no les tiemblan las manos al sacar de sus chisteras dietas milagrosas y naturales capaces de eliminar las células cancerígenas del cuerpo, incluso sin necesidad de tratamiento oncológico convencional. Todo un espectáculo de magia que empieza con fuegos artificiales pero que está lleno de engaño y riesgos para la salud.
Las recetas sanadoras del cáncer que más emergen del sombrero mágico son: la alcalina, la vegana pura y la que elimina los lácteos. Están disfrazadas de ciencia, pero son fraudes, aunque las impulsen gurús con miles de seguidores. Es sobradamente conocido el nombre de Josep Pàmies, que ni es médico ni científico, sino el agricultor de la planta que él mismo asegura que cura los tumores: kalanchoe. Según un estudio publicado en la revista JAMA, la publicación de la Asociación médica estadounidense, este tipo de hierbas contienen sustancias tóxicas que provocan daños cardíacos y cerebrales.
Otra famosa maestra del papel de la dieta en la "sanación" del cáncer es Odile Fernández, que se presenta en su blog como médico de familia y superviviente de un cáncer de ovario con múltiples metástasis. Autora exitosa de tres libros relacionados con este tema, no recibe, sin embargo, buenas críticas del sector médico. "Así como apunta aspectos de sentido común (por ejemplo, que las grasas saturadas, la carne roja y la comida procesada son un factor de riesgo del cáncer), también indica otros puntos alarmantes. Ni los cítricos ni el cacao ni el jengibre eliminan los tumores. Pueden tener efecto preventivo, pero de ahí a recomendarlo para el tratamiento, va un abismo", argumenta Lluís Serra, presidente de la Academia Española de la Nutrición y Ciencias de la Alimentación y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Básicamente, Odile Fernández apuesta por una dieta casi vegana, muy centrada en el consumo de frutas y verduras. "Estos alimentos no tienen un efecto curativo, sí preventivo, pero no en términos absolutos. Hay muchos más factores culpables de los tumores", expone Paula Jiménez Fonseca, oncóloga y portavoz de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). "El cáncer produce gran desgaste. Durante este proceso no se deben hacer dietas restrictivas porque existe la posibilidad de que la persona afectada se debilite y tenga déficit de hierro. El organismo está luchando con la enfermedad y el sistema inmune necesita un mayor aporte de proteínas, necesita estar fuerte, sobre todo mientras recibe el tratamiento oncológico. No es el mejor momento para la dieta vegana, que ni ha demostrado que prevenga el cáncer ni produce milagros que no están basados en la ciencia".
Tampoco curan las dietas alcalinas, que promueven la reducción de alimentos muy ácidos, como las harinas, los azúcares o el alcohol. "Esta propuesta es un sinsentido, sin fundamento científico", señala el nutricionista, quien subraya que "el estómago es un medio ácido de por sí, las células segregan ácido clorhídrico". Además, alguno de los alimentos que recomienda eliminar son perfectamente saludables (como el arroz).El cáncer produce gran desgaste. Durante este proceso no se deben hacer dietas restrictivas porque existe la posibilidad de que la persona afectada se debilite y tenga déficit de hierro
Hay que huir también de las dietas restrictivas en hidratos de carbono. No sólo no sanan los tumores, relata Lluís Serra, sino que resultan "peligrosas, porque producen un hipercatabolismo y aumento de cuerpos cetónicos que en un paciente con cáncer puede tener efectos muy negativos en la evolución de su enfermedad y causar, además, daños renales".
En realidad, cualquier proposición dietética para superar el cáncer será indecente y fraudulenta. También aquellas que invitan a eliminar los lácteos de la mesa por tratarse de un alimento que favorece el crecimiento de los tumores. "No hay estudios que hayan demostrado dicha afirmación", coinciden en señalar los especialistas consultados. "Sí se sabe que la vitamina D, presente en los lácteos, tiene un efecto protector contra el cáncer", comenta Jiménez Fonseca.
Conviene aclarar la confusión a la que juegan cada vez más gurús de las dietas contra el cáncer. Como afirma Serra, "venden libros pensando que no van a hacer daño, pero sabiendo que no hacen bien". Hay personas que, impulsadas por este tipo de opciones, "abandonan su tratamiento oncológico. Creer que el cáncer puede curarse sólo con la alimentación es una aberración. Hay mucho farsante", agrega el experto.
Sus relatos atrapan como un imán, sobre todo si entra en juego la desesperación de la persona afectada. El tono de sus argumentos suena fuerte y optimista y, además, van cargados del todopoderoso adjetivo: 'natural'. Sin embargo, al contrario de lo que parece, lo 'natural' a veces resulta perjudicial, para el bolsillo y, lo más importante, para la salud física y emocional.Las dietas alcalinas son un sinsentido, sin fundamento científico. El estómago es un medio ácido de por sí, las células segregan ácido clorhídrico
El mensaje de los expertos es claro. La dieta no cura, pero sí es un buen factor de protección para prevenir tumores. De hecho, se estima que el 35% de éstos podría evitarse con ejercicio físico y alimentación sana que incluya un buen aporte de frutas y verduras, aceite de oliva, pescado, cereales integrales y restrinja alimentos procesados, salazones, ahumados y carne muy quemada o exceso de carne roja.
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Azali- Admin
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Azali- Admin
- Cantidad de envíos : 50980
Fecha de inscripción : 27/10/2008
Re: DIETAS MILAGRO SIN BASE CIENTÍFICA
Eso es verdad, lo único que puede venir bien para todo, incluyendo la evitación de la obesidad o estar más gordo de lo debido, es la dieta sana y la vida sana, no dejar de comer lo necesario ni hacer dietas "mágicas", que no existen, sólo vale la lógica, no comer por aburrimiento, etc.
Sócrates- Admin
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Re: DIETAS MILAGRO SIN BASE CIENTÍFICA
Muy cierto:
Es mucho más fácil aceptar una mentira simple y reconfortante que una verdad incómoda y compleja
luik- Cantidad de envíos : 9436
Fecha de inscripción : 11/07/2011
Edad : 41
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