EN CUBA TODO ES DE RAUL
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EN CUBA TODO ES DE RAUL
LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - La cadena de Tiendas Recaudadoras de Divisas, conocida por sus siglas TRD, es una de las corporaciones cubanas donde con mayor fuerza ha clavado su pica el monopolio de las fuerzas armadas. Actualmente está en vías de absorber a otros dos grandes consorcios estatales que operan con dinero de verdad: CIMEX y CUBALSE. No en balde un chiste popular cambió el significado de sus siglas, de modo que TRD se interpreta ahora como “Todo de Raúl”.
Tal parece que en la nueva marcha forzada que están llevando a cabo para completar la militarización de la Isla, muy en particular de las esferas más solventes, radica su esperanza de apretujar a los cubanos en esa unidad monolítica que hoy es sueño imposible para la tiranía y pesadilla para el pueblo.
En fin, se trata de un nuevo reculón de nuestros salvadores de la patria, otra hebra podrida que se extraen de la manga para continuar enredándonos el ovillo.
Contrario a lo que afirman las teorías de algunos cínicos que intentan movernos la cuna desde el exterior, el ya pavoroso dominio que ejercen generales y coroneles en los ámbitos de nuestra economía, no bastará para sacarnos del hondón de miseria en el que pataleamos desde hace medio siglo. En cambio, están limitando aún más la causa primera y directa de esa miseria, que es la falta de libertades, la mancuerna del mando único sobre toda iniciativa individual.
Allá quienes se traguen la conclusión obtusa de que el caos que impera en el país, agravado especialmente por la pérdida de la cultura del trabajo y por la adulteración de conceptos como la decencia, que siempre estuvieron arraigados en el corazón de nuestra gente humilde, puede ser disuelto bajo el peso de la bota militar.
“A golpes, ni el plátano madura”, advertían nuestros abuelos. Pero los generales no entienden de refranes. Toda su facultad de raciocinio se concentra en el hecho de apretar la tuerca mientras resista.
Cuentan que algunas de las siniestras tiranías militares que años atrás campeaban en Latinoamérica, lograron ser por lo menos eficientes como propiciadoras de un cierto avance económico. Dios nos libre de semejante patrón referencial. Pero en todo caso, para generar riquezas, aquellas otras tiranías no necesitaron militarizar la empresa, ni suprimir la libre participación del individuo.
Resulta contraproducente, además de lo demás, que ahora quieran vendernos la idea de que para revertir nuestras crisis no queda otro camino más rápido ni más efectivo que el de alinear a Cuba en un campamento militar.
Demasiado poco convincentes resultan las pruebas que nos han aportado hasta hoy aquellos que se empeñan en dar fe de la eficiencia con que los generales y coroneles cubanos dirigieron en las últimas décadas muchas de las principales organizaciones empresariales recaudadoras de divisas. Y es cuando menos hipotética la fama de austeros y de pragmáticos que se les acredita.
Hasta este minuto la prueba más sobresaliente, o la más comentada entre nuestra gente de a pie en torno a los resultados de la empresa militar cubana, se relaciona con la introducción y recría intensiva de ese pez de agua dulce al que llaman claria.
Traído desde Asia hasta nuestras represas y ríos, dicen que con la intención de ayudarnos a llenar las tripas en horas de hambruna, el susodicho pez no sólo nos dejó con las tripas vacías -ni siquiera cubrió tibiamente nuestra demanda y deseos de comer pescado, jamás satisfechos durante varias décadas-, sino que para colmo, ha ocasionando graves daños al equilibrio ecológico en la Isla.
El caso parece confirmar que cada obra humana es reflejo de la personalidad de sus ejecutores. Y tal vez podría servirnos como símil para resumir la aventura del actual monopolio de los generales. ¿Una casta de clarias verde olivo?
http://www.cubanet.o...o09/31_C_2.html
Tal parece que en la nueva marcha forzada que están llevando a cabo para completar la militarización de la Isla, muy en particular de las esferas más solventes, radica su esperanza de apretujar a los cubanos en esa unidad monolítica que hoy es sueño imposible para la tiranía y pesadilla para el pueblo.
En fin, se trata de un nuevo reculón de nuestros salvadores de la patria, otra hebra podrida que se extraen de la manga para continuar enredándonos el ovillo.
Contrario a lo que afirman las teorías de algunos cínicos que intentan movernos la cuna desde el exterior, el ya pavoroso dominio que ejercen generales y coroneles en los ámbitos de nuestra economía, no bastará para sacarnos del hondón de miseria en el que pataleamos desde hace medio siglo. En cambio, están limitando aún más la causa primera y directa de esa miseria, que es la falta de libertades, la mancuerna del mando único sobre toda iniciativa individual.
Allá quienes se traguen la conclusión obtusa de que el caos que impera en el país, agravado especialmente por la pérdida de la cultura del trabajo y por la adulteración de conceptos como la decencia, que siempre estuvieron arraigados en el corazón de nuestra gente humilde, puede ser disuelto bajo el peso de la bota militar.
“A golpes, ni el plátano madura”, advertían nuestros abuelos. Pero los generales no entienden de refranes. Toda su facultad de raciocinio se concentra en el hecho de apretar la tuerca mientras resista.
Cuentan que algunas de las siniestras tiranías militares que años atrás campeaban en Latinoamérica, lograron ser por lo menos eficientes como propiciadoras de un cierto avance económico. Dios nos libre de semejante patrón referencial. Pero en todo caso, para generar riquezas, aquellas otras tiranías no necesitaron militarizar la empresa, ni suprimir la libre participación del individuo.
Resulta contraproducente, además de lo demás, que ahora quieran vendernos la idea de que para revertir nuestras crisis no queda otro camino más rápido ni más efectivo que el de alinear a Cuba en un campamento militar.
Demasiado poco convincentes resultan las pruebas que nos han aportado hasta hoy aquellos que se empeñan en dar fe de la eficiencia con que los generales y coroneles cubanos dirigieron en las últimas décadas muchas de las principales organizaciones empresariales recaudadoras de divisas. Y es cuando menos hipotética la fama de austeros y de pragmáticos que se les acredita.
Hasta este minuto la prueba más sobresaliente, o la más comentada entre nuestra gente de a pie en torno a los resultados de la empresa militar cubana, se relaciona con la introducción y recría intensiva de ese pez de agua dulce al que llaman claria.
Traído desde Asia hasta nuestras represas y ríos, dicen que con la intención de ayudarnos a llenar las tripas en horas de hambruna, el susodicho pez no sólo nos dejó con las tripas vacías -ni siquiera cubrió tibiamente nuestra demanda y deseos de comer pescado, jamás satisfechos durante varias décadas-, sino que para colmo, ha ocasionando graves daños al equilibrio ecológico en la Isla.
El caso parece confirmar que cada obra humana es reflejo de la personalidad de sus ejecutores. Y tal vez podría servirnos como símil para resumir la aventura del actual monopolio de los generales. ¿Una casta de clarias verde olivo?
http://www.cubanet.o...o09/31_C_2.html
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Localización : Miami Destierro de los cubanos con dignidad
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