El palo, la zanahoria… y los burros
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El palo, la zanahoria… y los burros
El palo, la zanahoria… y los burros
Agosto 22, 2009 at 18:01 · Clasificados en Sin Evasión
Entramos en la recta final del período “vacacional” y han empezado a acentuarse las carencias: se comienza a agudizar la crisis del transporte –incluido el servicio particular de “boteros”-, los apagones se están tornando recurrentes en algunas zonas de la capital, muchas estanterías de las tiendas recaudadoras de divisas exhiben una alarmante ausencia de productos de primera necesidad y hasta los abastecimientos asignados a lugares de disfrute popular (como los campismos) han mermado considerablemente con relación a las primeras semanas del verano.
Cada vez con mayor frecuencia se dificulta la adquisición de productos tan elementales como el detergente, el papel higiénico o un simple cepillo de dientes; en tanto la cartilla de racionamiento ha comenzado a contraerse (más) con la eliminación de los granos (legumbres) adicionales y la reducción a la mitad de la asignación de sal. Los mercados agropecuarios, por su parte, no acaban de mostrarnos las lindezas de las producciones que nos abruman desde los reportajes de la TV, a la vez que mantienen precios generalmente por encima del poder adquisitivo de la mayoría de la población.
Cualquier observador simplista se encogería displicentemente de hombros restando importancia a este cuadro tan poco halagüeño y quizás hasta apuntaría que estas crisis son cíclicas, que siempre se han producido “baches” en los abastecimientos y que “ya se resolverá”. Sin embargo, una mirada más acuciosa descubriría que en el laberinto de miseria nacional se han ido cerrando puertas y ya no va quedando ningún santo a quien encomendarse. Muchas firmas de capital extranjero se han retirado por impagos de la parte cubana, los aliados del régimen están sumidos en una situación bastante compleja en sus respectivos países, existe una crisis económica global, una buena parte de la población cubana en edad laboral se niega a vincularse a las plazas de trabajo estatales por la ausencia de atractivo de los salarios y por la imposibilidad de satisfacer con éste ni aun las necesidades más elementales, en tanto los que tienen vínculo laboral pertenecen mayoritariamente a la esfera de los servicios, lo que - más que un aporte- constituye un gravamen a la economía.
El último cuatrimestre del año pudiera ofrecer un panorama más sombrío, sobre todo si cae la desgracia de algún huracán que acabe de aplastar los despojos de esta desdichada isla. La gente, mientras tanto, sigue con su cotidiano deambular, como si medio siglo de espera no hubiese sido suficiente y se estuvieran otorgando otro plazo “a ver si mejoran las cosas”. La única diferencia en los tiempos que corren es que ahora no estamos solos: por primera vez en décadas parece que el gobierno también está esperando algo, quizás un milagro, o que aparezcan nuevos inversionistas ingenuos que sueñen asegurarse un destino económico en el paraíso tropical para estar bien afianzados para la era post Castro (tal y como lo soñaron antes los tontos que mordieron el anzuelo en la década anterior), o incluso que termine “la crisis mundial capitalista” y aumenten las remesas familiares de las cuales tomar su jugosa tajada.
Lo cierto es que la última zanahoria que esperaban aquí los más burros para seguir andando era el nuevamente postergado congreso del partido comunista. Ahora solo quedan los palos.
Agosto 22, 2009 at 18:01 · Clasificados en Sin Evasión
Entramos en la recta final del período “vacacional” y han empezado a acentuarse las carencias: se comienza a agudizar la crisis del transporte –incluido el servicio particular de “boteros”-, los apagones se están tornando recurrentes en algunas zonas de la capital, muchas estanterías de las tiendas recaudadoras de divisas exhiben una alarmante ausencia de productos de primera necesidad y hasta los abastecimientos asignados a lugares de disfrute popular (como los campismos) han mermado considerablemente con relación a las primeras semanas del verano.
Cada vez con mayor frecuencia se dificulta la adquisición de productos tan elementales como el detergente, el papel higiénico o un simple cepillo de dientes; en tanto la cartilla de racionamiento ha comenzado a contraerse (más) con la eliminación de los granos (legumbres) adicionales y la reducción a la mitad de la asignación de sal. Los mercados agropecuarios, por su parte, no acaban de mostrarnos las lindezas de las producciones que nos abruman desde los reportajes de la TV, a la vez que mantienen precios generalmente por encima del poder adquisitivo de la mayoría de la población.
Cualquier observador simplista se encogería displicentemente de hombros restando importancia a este cuadro tan poco halagüeño y quizás hasta apuntaría que estas crisis son cíclicas, que siempre se han producido “baches” en los abastecimientos y que “ya se resolverá”. Sin embargo, una mirada más acuciosa descubriría que en el laberinto de miseria nacional se han ido cerrando puertas y ya no va quedando ningún santo a quien encomendarse. Muchas firmas de capital extranjero se han retirado por impagos de la parte cubana, los aliados del régimen están sumidos en una situación bastante compleja en sus respectivos países, existe una crisis económica global, una buena parte de la población cubana en edad laboral se niega a vincularse a las plazas de trabajo estatales por la ausencia de atractivo de los salarios y por la imposibilidad de satisfacer con éste ni aun las necesidades más elementales, en tanto los que tienen vínculo laboral pertenecen mayoritariamente a la esfera de los servicios, lo que - más que un aporte- constituye un gravamen a la economía.
El último cuatrimestre del año pudiera ofrecer un panorama más sombrío, sobre todo si cae la desgracia de algún huracán que acabe de aplastar los despojos de esta desdichada isla. La gente, mientras tanto, sigue con su cotidiano deambular, como si medio siglo de espera no hubiese sido suficiente y se estuvieran otorgando otro plazo “a ver si mejoran las cosas”. La única diferencia en los tiempos que corren es que ahora no estamos solos: por primera vez en décadas parece que el gobierno también está esperando algo, quizás un milagro, o que aparezcan nuevos inversionistas ingenuos que sueñen asegurarse un destino económico en el paraíso tropical para estar bien afianzados para la era post Castro (tal y como lo soñaron antes los tontos que mordieron el anzuelo en la década anterior), o incluso que termine “la crisis mundial capitalista” y aumenten las remesas familiares de las cuales tomar su jugosa tajada.
Lo cierto es que la última zanahoria que esperaban aquí los más burros para seguir andando era el nuevamente postergado congreso del partido comunista. Ahora solo quedan los palos.
Azali- Admin
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Re: El palo, la zanahoria… y los burros
50 anos de palo
Azali, no me salen los acentos, le hago en las teclas indicadas y no salen
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comocomo- Cantidad de envíos : 2208
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