Semenya, víctima de la mentira de su país
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Semenya, víctima de la mentira de su país
Semenya, víctima de la mentira de su país
Caster Semenya se entrena en Pretoria mientras espera una decisión sobre su caso. (Foto: EFE)
Actualizado sábado 19/09/2009 16:26 (CET)
ÓSCAR FORNET
Siguiendo la máxima bélica, tan cercana siempre al deporte, de que la mejor defensa es un buen ataque, Sudáfrica clamó al cielo de la ONU y denunció un complot mundial, racista y sexista, contra la atleta de su país Caster Semenya, una joven de 18 años a quien le prometieron la gloria eterna y que hoy se ve condenada al juicio de la opinión pública por su dudosa sexualidad. Pero, tras la sucesión de evidencias y la confesión de uno de los principales implicados, el presidente de la Federación Sudafricana de Atletismo (ASA), Leonard Chuene, para encontrar a los principales responsables de tan desagradable situación no hay que mirar tan alto, basta con hacerlo dentro.
La ASA descubrió antes del Mundial de Berlin que Semenya posee testículos internos -situación que explica sus elevados índices de testosterona endógena- y carece de ovarios y útero, pero decidió silenciar los resultados y no decir nada mientras no se desvelara, descubrió el viernes el diario sudafricano 'Mail & Guardian' tras acceder a varios correos electrónicos entre el presidente de la ASA, Leonard Chuene, y el jefe de los servicios médicos del equipo, Harold Adams.
De acuerdo con esta correspondencia virtual, Semenya se sometió a unas pruebas en una clínica de Pretoria para analizar su sexualidad diez días antes del Mundial de Berlín. Adams sugirió hacer estas pruebas por la voz grave, fuerte musculatura y vello facial de Semenya, cuyos registros, además, habían progresado de forma poco habitual en poco tiempo, y recomendó no presentar a la atleta en el Mundial. Una información al respecto había sido publicada la semana anterior por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF). En ella se advertía que la ASA realizó estas pruebas previas al Mundial, pero desde Sudáfrica negaron los hechos.
La noticia, sin embargo, era cierta. El presidente de la ASA conoció los resultados antes del Mundial y decidió ocultarlos mientras no estallara la polémica. Y vaya si estalló. La actuación de Semenya, tremendamente superior a sus rivales, despertó las sospechas de todos aun antes de la final. Desde entonces, la ASA, apoyada por el Gobierno sudafricano, optó por la vía moral y ética para su defensa, enarboló la bandera de los derechos humanos, la que en un principio obvió. Hace dos semanas, uno de los entrenadores del equipo Nacional de Sudáfrica, Wilfred Daniels, renunció a su cargo tras acusar a sus jefes de engañar a Semenya. Daniels aseguró que los controles previos existieron, aunque a la corredora le dijeron que se trataba de análisis de dopaje rutinarios. La ASA volvió a negar.
"Tenía que dejarlo", explicó Daniels en el diario 'The Star'. "Me miraba y me preguntaba si me gustaba lo que veía. Me preguntaba si podría realmente disfrutar mi vida sabiendo lo que sé. No puedo señalar a nadie en especial con el dedo, porque yo soy parte de la responsabilidad y de la vergüenza colectiva".
'De ninguna manera íbamos a retirar a la corredora', declara el presidente de la federación sudafricana. 'Si no le permitíamos competir, nos confirmábamos a nosotros mismos que la chica no es normal'.
Una vez los indicios han dado paso a las evidencias, Chuene ha comprendido el peligro de seguir tensando la cuerda y confiesa que no atendió a la recomendación de Adams y mintió al pueblo sudafricano al negar que conocía la existencia de un control de sexo realizado a Semenya antes del Mundial. "Ahora me doy cuenta del error de juicio que cometí, y por eso pido disculpas de forma incondicional", declara. "Pero, como presidente de la ASA, no pediré perdón por permitir correr a Semenya y proteger su privacidad. Estamos de acuerdo en que hemos llevado este caso de manera atípica, pero nunca habíamos vivido una situación así en nuestro país y creemos que actuamos en beneficio de la atleta". ¿Y no le hubiera beneficiado más seguir el consejo de Adams? "Me negué", añadió Chuene. "De ninguna manera íbamos a retirar a esta corredora. Si no le permitíamos competir, nos confirmábamos a nosotros mismos que la chica no es normal".
Antes de la confesión, Sudáfrica había acusado a los medios de comunicación y a la IAAF de la situación por la que atraviesa su atleta, pero no han sido los primeros ni los segundos quienes diseñaron este plan para subir a una corredora de su país a lo más alto del podio sin tener en cuenta los efectos de su apuesta. Desde las oficinas de Montecarlo -sede de la IAAF- trataban de manejar el caso sin que les explotase en las manos. Por eso, quizás, lo mejor fuera no hacer nada, esperar a que la prensa, poco a poco, a base de filtraciones bien dosificadas, destapara el caso de aquí a noviembre, mes en el que, según la institución, se hará público el resultado del test oficial. Aunque la decisión definitiva sobre desposeer o no a la atleta de su medalla de oro es cosa suya. De nadie más. Y las consecuencias son imprevisibles.
Antes de la confesión de Chuene, el ministro de Deportes de Sudáfrica, Makhenkesi Stofile, había inaugurado la fase de intimidación acusando a la IAAF, primero de violar los derechos humanos de Semenya, y segundo de filtrar a los medios los resultados del control. "Está muy claro que los derechos humanos de Caster no han sido respetados en absoluto", declaró. "Ni Caster ni su familia merecen este tipo de humillación. Ninguno de ellos ha hecho nada malo. Después de humillarla, vuelven y dicen que es una mujer pero que no saben en qué porcentaje. Es desagradable y poco ético". Chuene advierte ahora que su país no aceptará el veredicto de la IAAF porque, según afirma, durante el proceso no se ha seguido el protocolo correcto.
El 'mail' delator
Este es el contenido del mensaje electrónico al que tuvo acceso el diario sudafricano 'Mail & Guardian', desencadenante de la confesión de Chuene. El 'mail' fue enviado por Harold Adams al 'manager' de la ASA, Molatelo Malehopo, con copia para Chuane: "Después de pensar en este asunto confidencial, sugiero que tomemos la siguiente decisión: 1. Solicitar la opinión de un ginecólogo y llevarlo a Berlín. 2. No hacemos nada y manejaremos la situación en Berlín si todo se descubre". Respuesta de Malehopo: Sugiero que sigas adelante con con los controles necesarios que la IAAF pueda necesitar".
http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2009/09/19/masdeporte/1253356457.html
- El presidente de la Federación Sudaficana de Atletismo, Leonard Chuene, confiesa que sometieron a un control de sexo a la atleta antes del Mundial de Berlín
- Ocultaron los resultados a pesar de prever la repercusión negativa para ella
- Dijeron a la joven de 18 años que se trataba de análisis de dopaje rutinarios
Caster Semenya se entrena en Pretoria mientras espera una decisión sobre su caso. (Foto: EFE)
Actualizado sábado 19/09/2009 16:26 (CET)
ÓSCAR FORNET
Siguiendo la máxima bélica, tan cercana siempre al deporte, de que la mejor defensa es un buen ataque, Sudáfrica clamó al cielo de la ONU y denunció un complot mundial, racista y sexista, contra la atleta de su país Caster Semenya, una joven de 18 años a quien le prometieron la gloria eterna y que hoy se ve condenada al juicio de la opinión pública por su dudosa sexualidad. Pero, tras la sucesión de evidencias y la confesión de uno de los principales implicados, el presidente de la Federación Sudafricana de Atletismo (ASA), Leonard Chuene, para encontrar a los principales responsables de tan desagradable situación no hay que mirar tan alto, basta con hacerlo dentro.
La ASA descubrió antes del Mundial de Berlin que Semenya posee testículos internos -situación que explica sus elevados índices de testosterona endógena- y carece de ovarios y útero, pero decidió silenciar los resultados y no decir nada mientras no se desvelara, descubrió el viernes el diario sudafricano 'Mail & Guardian' tras acceder a varios correos electrónicos entre el presidente de la ASA, Leonard Chuene, y el jefe de los servicios médicos del equipo, Harold Adams.
De acuerdo con esta correspondencia virtual, Semenya se sometió a unas pruebas en una clínica de Pretoria para analizar su sexualidad diez días antes del Mundial de Berlín. Adams sugirió hacer estas pruebas por la voz grave, fuerte musculatura y vello facial de Semenya, cuyos registros, además, habían progresado de forma poco habitual en poco tiempo, y recomendó no presentar a la atleta en el Mundial. Una información al respecto había sido publicada la semana anterior por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF). En ella se advertía que la ASA realizó estas pruebas previas al Mundial, pero desde Sudáfrica negaron los hechos.
La noticia, sin embargo, era cierta. El presidente de la ASA conoció los resultados antes del Mundial y decidió ocultarlos mientras no estallara la polémica. Y vaya si estalló. La actuación de Semenya, tremendamente superior a sus rivales, despertó las sospechas de todos aun antes de la final. Desde entonces, la ASA, apoyada por el Gobierno sudafricano, optó por la vía moral y ética para su defensa, enarboló la bandera de los derechos humanos, la que en un principio obvió. Hace dos semanas, uno de los entrenadores del equipo Nacional de Sudáfrica, Wilfred Daniels, renunció a su cargo tras acusar a sus jefes de engañar a Semenya. Daniels aseguró que los controles previos existieron, aunque a la corredora le dijeron que se trataba de análisis de dopaje rutinarios. La ASA volvió a negar.
"Tenía que dejarlo", explicó Daniels en el diario 'The Star'. "Me miraba y me preguntaba si me gustaba lo que veía. Me preguntaba si podría realmente disfrutar mi vida sabiendo lo que sé. No puedo señalar a nadie en especial con el dedo, porque yo soy parte de la responsabilidad y de la vergüenza colectiva".
'De ninguna manera íbamos a retirar a la corredora', declara el presidente de la federación sudafricana. 'Si no le permitíamos competir, nos confirmábamos a nosotros mismos que la chica no es normal'.
Una vez los indicios han dado paso a las evidencias, Chuene ha comprendido el peligro de seguir tensando la cuerda y confiesa que no atendió a la recomendación de Adams y mintió al pueblo sudafricano al negar que conocía la existencia de un control de sexo realizado a Semenya antes del Mundial. "Ahora me doy cuenta del error de juicio que cometí, y por eso pido disculpas de forma incondicional", declara. "Pero, como presidente de la ASA, no pediré perdón por permitir correr a Semenya y proteger su privacidad. Estamos de acuerdo en que hemos llevado este caso de manera atípica, pero nunca habíamos vivido una situación así en nuestro país y creemos que actuamos en beneficio de la atleta". ¿Y no le hubiera beneficiado más seguir el consejo de Adams? "Me negué", añadió Chuene. "De ninguna manera íbamos a retirar a esta corredora. Si no le permitíamos competir, nos confirmábamos a nosotros mismos que la chica no es normal".
Antes de la confesión, Sudáfrica había acusado a los medios de comunicación y a la IAAF de la situación por la que atraviesa su atleta, pero no han sido los primeros ni los segundos quienes diseñaron este plan para subir a una corredora de su país a lo más alto del podio sin tener en cuenta los efectos de su apuesta. Desde las oficinas de Montecarlo -sede de la IAAF- trataban de manejar el caso sin que les explotase en las manos. Por eso, quizás, lo mejor fuera no hacer nada, esperar a que la prensa, poco a poco, a base de filtraciones bien dosificadas, destapara el caso de aquí a noviembre, mes en el que, según la institución, se hará público el resultado del test oficial. Aunque la decisión definitiva sobre desposeer o no a la atleta de su medalla de oro es cosa suya. De nadie más. Y las consecuencias son imprevisibles.
Antes de la confesión de Chuene, el ministro de Deportes de Sudáfrica, Makhenkesi Stofile, había inaugurado la fase de intimidación acusando a la IAAF, primero de violar los derechos humanos de Semenya, y segundo de filtrar a los medios los resultados del control. "Está muy claro que los derechos humanos de Caster no han sido respetados en absoluto", declaró. "Ni Caster ni su familia merecen este tipo de humillación. Ninguno de ellos ha hecho nada malo. Después de humillarla, vuelven y dicen que es una mujer pero que no saben en qué porcentaje. Es desagradable y poco ético". Chuene advierte ahora que su país no aceptará el veredicto de la IAAF porque, según afirma, durante el proceso no se ha seguido el protocolo correcto.
El 'mail' delator
Este es el contenido del mensaje electrónico al que tuvo acceso el diario sudafricano 'Mail & Guardian', desencadenante de la confesión de Chuene. El 'mail' fue enviado por Harold Adams al 'manager' de la ASA, Molatelo Malehopo, con copia para Chuane: "Después de pensar en este asunto confidencial, sugiero que tomemos la siguiente decisión: 1. Solicitar la opinión de un ginecólogo y llevarlo a Berlín. 2. No hacemos nada y manejaremos la situación en Berlín si todo se descubre". Respuesta de Malehopo: Sugiero que sigas adelante con con los controles necesarios que la IAAF pueda necesitar".
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