De la bloguera Yoani Sanchez ( desde Cuba)
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De la bloguera Yoani Sanchez ( desde Cuba)
De equinoccios y nietos
Escrito por: Yoani Sanchez en Generación Y , Marzo,19,2009
Se llevaron a Adolfo una mañana hace seis años, después de registrar su casa como si de un peligroso terrorista se tratara. No había armas, ni sustancias químicas en su pobre vivienda de Centro Habana, pero sus papeles guardaban constancia de muchas opiniones, escritas sin permiso. Lo enjuiciaron con la misma premura que –en eso mismos días– fusilaron a tres jóvenes por secuestrar una lancha para emigrar a La Florida. Estaba cerca el equinoccio, pero a todos nos pareció que tanta oscuridad sólo podía ser llamada de una manera: Primavera Negra de 2003. Ni siquiera la guerra en Iraq logró que la noticia se quedara reducida a los amigos y familiares de los setenta y cinco detenidos. El viejo truco de aprovechar que todos miraban hacia otro lado no funcionó, de tantas veces repetido y conseguido.
Desde su cárcel en Ciego de Ávila, llamó esta semana para anunciarnos que su hija Joana va a tener un bebé. Probablemente él no pueda ver los primeros dientes que le salgan a ese niño, por la testarudez de aquellos que lo condenaron a quince años. Su libertad se ha convertido en una carta de canje, guardada para una jugada política que nadie sabe cómo o cuándo se hará. Sólo un hombre, agonizante y por ende porfiado, parece tener la capacidad de decidir su salida de prisión. Para ese anciano que se apaga, el futuro de Adolfo –liberado y habitando una Cuba plural– debe doler más que las agujas de los sueros y de las inyecciones. A pesar del enorme poder que tiene este octogenario convaleciente, no podrá impedir que el nieto del humilde profesor de inglés lo vea sólo como un nombre más en los libros de historia, como el caprichoso caudillo que metió a su abuelo tras las rejas.
Marzo no ha vuelto a ser el mes en que los días duran lo mismo que las noches, porque un persistente eclipse de libertades se ha instalado sobre nosotros. Yo miro y miro, pero me sigue pareciendo que estamos en medio del solsticio y la penumbra. Allá adelante, logro ver a mis hijos y a los de Joana bajo una persistente luz, llamándonos.
Escrito por: Yoani Sanchez en Generación Y , Marzo,19,2009
Se llevaron a Adolfo una mañana hace seis años, después de registrar su casa como si de un peligroso terrorista se tratara. No había armas, ni sustancias químicas en su pobre vivienda de Centro Habana, pero sus papeles guardaban constancia de muchas opiniones, escritas sin permiso. Lo enjuiciaron con la misma premura que –en eso mismos días– fusilaron a tres jóvenes por secuestrar una lancha para emigrar a La Florida. Estaba cerca el equinoccio, pero a todos nos pareció que tanta oscuridad sólo podía ser llamada de una manera: Primavera Negra de 2003. Ni siquiera la guerra en Iraq logró que la noticia se quedara reducida a los amigos y familiares de los setenta y cinco detenidos. El viejo truco de aprovechar que todos miraban hacia otro lado no funcionó, de tantas veces repetido y conseguido.
Desde su cárcel en Ciego de Ávila, llamó esta semana para anunciarnos que su hija Joana va a tener un bebé. Probablemente él no pueda ver los primeros dientes que le salgan a ese niño, por la testarudez de aquellos que lo condenaron a quince años. Su libertad se ha convertido en una carta de canje, guardada para una jugada política que nadie sabe cómo o cuándo se hará. Sólo un hombre, agonizante y por ende porfiado, parece tener la capacidad de decidir su salida de prisión. Para ese anciano que se apaga, el futuro de Adolfo –liberado y habitando una Cuba plural– debe doler más que las agujas de los sueros y de las inyecciones. A pesar del enorme poder que tiene este octogenario convaleciente, no podrá impedir que el nieto del humilde profesor de inglés lo vea sólo como un nombre más en los libros de historia, como el caprichoso caudillo que metió a su abuelo tras las rejas.
Marzo no ha vuelto a ser el mes en que los días duran lo mismo que las noches, porque un persistente eclipse de libertades se ha instalado sobre nosotros. Yo miro y miro, pero me sigue pareciendo que estamos en medio del solsticio y la penumbra. Allá adelante, logro ver a mis hijos y a los de Joana bajo una persistente luz, llamándonos.
Última edición por Azali el Dom Mar 22, 2009 8:38 pm, editado 1 vez
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De la bloguera Yoano Sanchez ( desde Cuba)
La trituradora
Escrito por: Yoani Sanchez en Generación Y , Marzo,20,2009
Cuando lean este post, estaré sentada en la sala de espera de la oficina de Inmigración y Extranjería del municipio Plaza. Entre uniformes militares, mi pasaporte aguarda por un permiso para viajar que me ha sido negado en dos ocasiones. Durante el último año, los obedientes soldados que se dedican a limitar nuestra libertad de movimiento no me han permitido cumplir con invitaciones internacionales. En sus bases de datos y al lado de mi nombre debe haber una marca que me condena al confinamiento insular. La lógica posesiva de este Estado-papá ve normal que yo, como castigo por escribir un blog, como tirón de orejas por haberme creído una persona libre, no reciba la “tarjeta blanca”.
Lo que menos deseo en este viernes de burocracia y expectación, es que termine con alguien poniéndome la mano en el hombro para decirme: “Nos equivocamos contigo, ya puedes salir”. No creo que enmienden “el error” de impedirme viajar, ni siquiera alimento la mínima esperanza de montarme en el avión el 29 de marzo. Me sentaré en el atestado recibidor de la casona de 17 y K con solo un par de motivos: importunarlos con mi testarudez y reclamar mis derechos. Mostrarles el documento visado que me da entrada a muchas partes del mundo, mientras “ellos” frenan mi desplazamiento. Estaré ahí, segura de que un día toda esa maquinaria para sacar ganancias y generar fidelidades ideológicas –en que se ha convertido el permiso de salida– dejará de existir.
Les confieso que no quiero que me permitan viajar como una dádiva, fantaseo más bien con que –hoy mismo– mientras espero el tercer “no”, alguien sale anunciando que tan violatoria regulación acaba de derogarse. Presiento que saldré de Cuba cuando todos puedan hacerlo libremente, pero mientras tanto, seguiré asediándolos con mis exigencias, mis posts y mis preguntas.
Les dejo aquí la planilla que tuve que llenar para solicitar el permiso de salida: Hoja 1 y Hoja 2
Agregado el viernes 20 a 14.15 horas.
Resultado de la diligencia: Nuevamente, la respuesta es No.
Escrito por: Yoani Sanchez en Generación Y , Marzo,20,2009
Cuando lean este post, estaré sentada en la sala de espera de la oficina de Inmigración y Extranjería del municipio Plaza. Entre uniformes militares, mi pasaporte aguarda por un permiso para viajar que me ha sido negado en dos ocasiones. Durante el último año, los obedientes soldados que se dedican a limitar nuestra libertad de movimiento no me han permitido cumplir con invitaciones internacionales. En sus bases de datos y al lado de mi nombre debe haber una marca que me condena al confinamiento insular. La lógica posesiva de este Estado-papá ve normal que yo, como castigo por escribir un blog, como tirón de orejas por haberme creído una persona libre, no reciba la “tarjeta blanca”.
Lo que menos deseo en este viernes de burocracia y expectación, es que termine con alguien poniéndome la mano en el hombro para decirme: “Nos equivocamos contigo, ya puedes salir”. No creo que enmienden “el error” de impedirme viajar, ni siquiera alimento la mínima esperanza de montarme en el avión el 29 de marzo. Me sentaré en el atestado recibidor de la casona de 17 y K con solo un par de motivos: importunarlos con mi testarudez y reclamar mis derechos. Mostrarles el documento visado que me da entrada a muchas partes del mundo, mientras “ellos” frenan mi desplazamiento. Estaré ahí, segura de que un día toda esa maquinaria para sacar ganancias y generar fidelidades ideológicas –en que se ha convertido el permiso de salida– dejará de existir.
Les confieso que no quiero que me permitan viajar como una dádiva, fantaseo más bien con que –hoy mismo– mientras espero el tercer “no”, alguien sale anunciando que tan violatoria regulación acaba de derogarse. Presiento que saldré de Cuba cuando todos puedan hacerlo libremente, pero mientras tanto, seguiré asediándolos con mis exigencias, mis posts y mis preguntas.
Les dejo aquí la planilla que tuve que llenar para solicitar el permiso de salida: Hoja 1 y Hoja 2
Agregado el viernes 20 a 14.15 horas.
Resultado de la diligencia: Nuevamente, la respuesta es No.
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De la bloguera Yoano Sanchez ( desde Cuba)
Tres tazas y nada de caldo
Escrito por: Yoani Sanchez en General , Marzo,21,2009
Esta vez, han sido más directos: “usted no está autorizada a viajar”, me dijo una señora bajita -casi amable-, vestida de verde olivo. Mi trámite para obtener el permiso de salida concluyó sin muchas dilaciones y con la misma respuesta negativa. Le exigí a la funcionaria que me diera una explicación, pero ella sólo era el muro de contención entre mis exigencias y sus ocultos jefes.
Mientras me comunicaban el “no”, rememoré las declaraciones hechas por Miguel Barnet hace un par de meses. El presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) afirmó que todos los cubanos pueden viajar, excepto aquellos que tienen deuda con la justicia. Me he pasado el día buscando una causa legal pendiente por algún lado, pero no hay manera que me acuerde. Hasta la olla arrocera que me dieron a créditos por el mercado racionado la pagué en su totalidad, aunque sólo funcionó dos meses antes de romperse definitivamente.
Nunca he sido acusada en un tribunal y sin embargo estoy condenada a no salir de esta Isla. Esa restricción no la ha dictado un juez, ni la he podido apelar ante un jurado, sino que viene del gran fiscal -con plenos derechos- en que se ha erigido el Estado cubano. Ese severo magistrado, determinó que la viejita sentada a mi lado en la oficina de 17 y K, no recibiera la tarjeta blanca porque su hijo “desertó” en una misión médica. Tampoco el niño que esperaba en una esquina pudo viajar, pues su padre deportista, juega ahora bajo otra bandera. La lista de los castigados es tan larga y los motivos tan variados, que podríamos fundar un voluminoso grupo de “insiliados” forzados. Lástima que la gran mayoría haga silencio, a la espera de que un día le permitan salir, como quien recibe una compensación por portarse bien.
Uno de los primeros lugares de peregrinación, de quienes no recibimos el permiso de salida, debería ser la oficina del ingenuo presidente de la UNEAC. Tal vez el podría explicarnos cuál es el delito por el que nos están condenando.
* Para aumentar los papeles en mi colección de negativas, les dejo el último documento recibido de la SIE. También les pongo mis visas, para recordarle que mis dificultades no son para entrar a otro país, sino para salir del mío.
Escrito por: Yoani Sanchez en General , Marzo,21,2009
Esta vez, han sido más directos: “usted no está autorizada a viajar”, me dijo una señora bajita -casi amable-, vestida de verde olivo. Mi trámite para obtener el permiso de salida concluyó sin muchas dilaciones y con la misma respuesta negativa. Le exigí a la funcionaria que me diera una explicación, pero ella sólo era el muro de contención entre mis exigencias y sus ocultos jefes.
Mientras me comunicaban el “no”, rememoré las declaraciones hechas por Miguel Barnet hace un par de meses. El presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) afirmó que todos los cubanos pueden viajar, excepto aquellos que tienen deuda con la justicia. Me he pasado el día buscando una causa legal pendiente por algún lado, pero no hay manera que me acuerde. Hasta la olla arrocera que me dieron a créditos por el mercado racionado la pagué en su totalidad, aunque sólo funcionó dos meses antes de romperse definitivamente.
Nunca he sido acusada en un tribunal y sin embargo estoy condenada a no salir de esta Isla. Esa restricción no la ha dictado un juez, ni la he podido apelar ante un jurado, sino que viene del gran fiscal -con plenos derechos- en que se ha erigido el Estado cubano. Ese severo magistrado, determinó que la viejita sentada a mi lado en la oficina de 17 y K, no recibiera la tarjeta blanca porque su hijo “desertó” en una misión médica. Tampoco el niño que esperaba en una esquina pudo viajar, pues su padre deportista, juega ahora bajo otra bandera. La lista de los castigados es tan larga y los motivos tan variados, que podríamos fundar un voluminoso grupo de “insiliados” forzados. Lástima que la gran mayoría haga silencio, a la espera de que un día le permitan salir, como quien recibe una compensación por portarse bien.
Uno de los primeros lugares de peregrinación, de quienes no recibimos el permiso de salida, debería ser la oficina del ingenuo presidente de la UNEAC. Tal vez el podría explicarnos cuál es el delito por el que nos están condenando.
* Para aumentar los papeles en mi colección de negativas, les dejo el último documento recibido de la SIE. También les pongo mis visas, para recordarle que mis dificultades no son para entrar a otro país, sino para salir del mío.
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