El derecho a la solidaridad
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El derecho a la solidaridad
El derecho a la solidaridad
Enero 21, 2010 at 20:33 · Clasificados en Sin Evasión
Quizás los lectores menos familiarizados con la cotidianidad de Cuba consideren tardío un post en solidaridad con los haitianos, que vienen sufriendo por estos días la tragedia de más muertes y mayor miseria después del violento sismo que les golpeara el pasado 12 de enero. La escasa posibilidad de conexión para muchos de nosotros hace que los trabajos salgan publicados días después de haberlos escrito, y generalmente –como en mi caso- aprovechamos las ocasiones que se nos presentan para enviar varios artículos de una vez a los amigos que nos apoyan desde fuera de Cuba, para que los coloquen online, razón por la cual un blog como Sin EVAsión no puede tener carácter informativo: no puedo reaccionar a la inmediatez de una noticia con un post sobre el tema, salvo las escasas oportunidades en que coinciden la noticia y la conexión.
No obstante, he sabido que varios bloggers alternativos han podido pronunciarse en apoyo a Haití y no han faltado quienes aportaran de su propio peculio, modestamente y en nombre de todos nosotros, para ayudar en lo posible a mitigar los efectos de tan dura catástrofe, como ha sido el gesto del colega Iván García, entre otros. Lectores generosos, que suelen visitar nuestros blogs, han tenido la delicadeza de aportar también en nuestro nombre sus donaciones a los haitianos. Lamentablemente, Cuba no cuenta con una institución que nos permita recaudar fondos y enviar nuestros donativos a esa nación, sacudida por una catástrofe tal que en comparación nuestras propias desgracias desaparecen. Con seguridad, muchos cubanos sensibles aportarían de su propio estrecho bolsillo si no fuera porque hasta el derecho a practicar la solidaridad y el humanismo están aquí controlados por el gobierno: no tenemos siquiera la libertad de ayudar como ciudadanos independientes a otros hombres del mundo.
La fatalidad de un desastre natural severo en una nación signada por males seculares que la han convertido en la más pobre de este hemisferio, ha sido por estos días el pretexto de una vergonzosa exhibición política por parte de los medios de difusión oficiales en Cuba, como si la sensibilidad y el espíritu de cooperación fuesen patrimonio absoluto del gobierno cubano y sus aliados. Mientras toda Haití llora miles de muertes y pérdidas materiales que se multiplican ante la pobreza general del país, mientras la violencia generada de la supervivencia en situación límite agrava la tragedia, los políticos inescrupulosos aprovechan la circunstancia para criticar a sus enemigos y capitalizar la “solidaridad” gratuita y dirigida desde las alturas; un alarde que deja de ser ayuda para convertirse en despreciable altanería.
Por eso, y quizás también por la triste circunstancia de ser Cuba y Haití naciones mendigas, muchos cubanos estamos en condiciones de calar la magnitud de su desgracia y sentir como propio el sufrimiento de nuestros vecinos antillanos, solidaridad que crece en nuestros espíritus como parte de la familia humana que perdimos en este evento. Los cubanos podemos imaginar mejor que nunca cuán destructivo podría ser el impacto de un sismo de tal magnitud sobre cualquiera de nuestras propias endebles y empobrecidas ciudades, sobre todo después de venir sufriendo los embates de medio siglo de catástrofe permanente
Enero 21, 2010 at 20:33 · Clasificados en Sin Evasión
Quizás los lectores menos familiarizados con la cotidianidad de Cuba consideren tardío un post en solidaridad con los haitianos, que vienen sufriendo por estos días la tragedia de más muertes y mayor miseria después del violento sismo que les golpeara el pasado 12 de enero. La escasa posibilidad de conexión para muchos de nosotros hace que los trabajos salgan publicados días después de haberlos escrito, y generalmente –como en mi caso- aprovechamos las ocasiones que se nos presentan para enviar varios artículos de una vez a los amigos que nos apoyan desde fuera de Cuba, para que los coloquen online, razón por la cual un blog como Sin EVAsión no puede tener carácter informativo: no puedo reaccionar a la inmediatez de una noticia con un post sobre el tema, salvo las escasas oportunidades en que coinciden la noticia y la conexión.
No obstante, he sabido que varios bloggers alternativos han podido pronunciarse en apoyo a Haití y no han faltado quienes aportaran de su propio peculio, modestamente y en nombre de todos nosotros, para ayudar en lo posible a mitigar los efectos de tan dura catástrofe, como ha sido el gesto del colega Iván García, entre otros. Lectores generosos, que suelen visitar nuestros blogs, han tenido la delicadeza de aportar también en nuestro nombre sus donaciones a los haitianos. Lamentablemente, Cuba no cuenta con una institución que nos permita recaudar fondos y enviar nuestros donativos a esa nación, sacudida por una catástrofe tal que en comparación nuestras propias desgracias desaparecen. Con seguridad, muchos cubanos sensibles aportarían de su propio estrecho bolsillo si no fuera porque hasta el derecho a practicar la solidaridad y el humanismo están aquí controlados por el gobierno: no tenemos siquiera la libertad de ayudar como ciudadanos independientes a otros hombres del mundo.
La fatalidad de un desastre natural severo en una nación signada por males seculares que la han convertido en la más pobre de este hemisferio, ha sido por estos días el pretexto de una vergonzosa exhibición política por parte de los medios de difusión oficiales en Cuba, como si la sensibilidad y el espíritu de cooperación fuesen patrimonio absoluto del gobierno cubano y sus aliados. Mientras toda Haití llora miles de muertes y pérdidas materiales que se multiplican ante la pobreza general del país, mientras la violencia generada de la supervivencia en situación límite agrava la tragedia, los políticos inescrupulosos aprovechan la circunstancia para criticar a sus enemigos y capitalizar la “solidaridad” gratuita y dirigida desde las alturas; un alarde que deja de ser ayuda para convertirse en despreciable altanería.
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