Cuba, la Isla cárcel. Por Rosario Hiriart
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Cuba, la Isla cárcel. Por Rosario Hiriart
sábado 20 de febrero de 2010
Cuba, la Isla cárcel. Por Rosario Hiriart
(Agradezco mucho a la poeta, escritora, ensayista y académica cubana Rosario Hiriart por este profundo texto. Rosario vive en Estados Unidos desde 1961. Entre sus libros, se encuentran "El patio de mi casa", "Sabor a tamarindo" y "Las horas", asi como varios estudios sobre Lydia Cabrera, como "Lydia Cabrera: vida hecha arte".
Este texto es también un homenaje a su esposo, Jorge Valladares, fallecido hace menos de un año, un luchador por la libertad de Cuba, y un exquisito conocedor del ballet y la ópera.)
I. Introito.
Jacobo Machover nos ofrece una nueva entrega: "El libro negro del castrismo" (1). La decisión de estudiar un libro de Jacobo exige dejar constancia ante posibles lectores del hecho de estar frente a un trabajo publicado por un estimado amigo, aunque quizás, deba también declarar a todos aquellos que hayan leído mis escritos que pretendo hacerlo en la forma y modo siempre dedicada a esta tarea: mis opiniones las dictará el valor de la escritura y el contenido de la materia que trata su autor. Señalaré como acostumbro, aciertos y errores. Valorando su complejo y abarcador conjunto desde mi visión en su carácter estrictamente literario.
El autor no se limita a darnos información, sabe que la noticia de periódico, se vacía. Usando otras palabras, pierde valor y contenido en los inexorables brazos del tiempo. Emplea técnicas bien aprendidas en la tarea periodística sólo que, siendo al mismo tiempo creador, nos entrega una obra de hondo sentido en contenido y escritura. Jacobo Machover no hace un número de entrevistas a determinado grupo humano. Entra a un laberinto que maneja por conocimiento e inmersión, en la substancia particular que le ocupa. El libro negro del castrismo, es un trabajo al que se han dedicado años. Un documento en el que se ha puesto mucha carne en el asador; unas entrevistas que tienen que haberle costado horas de sueño y dolor; Jacobo ha padecido y aún, sufre, con y ante la materia a la que tuvo el valor de enfrentarse.
Aquí hay voces reales, hombres y mujeres que hablan en diferentes épocas, seres que relatan sus vidas a través de diversas y variadísimas circunstancias. He leído yo misma el libro con parecido dolor y he sentido sabor de insomnio y, como su autor, sigo atónita ante los silencios y la indiferencia social del mundo que nos rodea. Esta obra se puebla de palabras. Lenguaje de cubanos, de individuos condenados a vivir bajo la dictadura más larga que recuerda la historia de nuestros días. Machover, como yo misma, nació en Cuba, a él le tocó por esas insensateces del destino histórico formarse junto al Sena, a mí, me llevaron las aguas junto al Hudson. Destinos que en la semántica de hipótesis, jamás aceptaré. Tiene nombre y hay culpables, se llaman los Castro. Sus manos y las de todos los despreciables lacayos que condujeron y siguen llevando hombres a las mazmorras, son garras de simples y abyectos criminales.
II. Testigos.
Gina Pellón (2), en sabias y logradas ilustraciones, los muestra tras rejas. Rostros desdibujados de algo que es, porque existen o existieron, sin llegar a ser para la humanidad ajena, nada concreto. Materia que se fue pudriendo para dejar apenas huellas de su inmensa cantidad numérica. ¿Qué es todo ello al final?, ¿queda algo del rastro de un sufrimiento?, ¿regala la vida alguna cosa de sus ausencias?, ¿llevamos esas presencias entre pecho y respalda? Jacobo, muchos de nosotros, aprendimos la lección, sabiendo que lo que no se deja escrito, se pierde. Machover se entregó a una difícil y abnegada tarea: dejar testimonio. Esa es la materia que llena esta obra. Vamos leyendo con deliberado cuidado, nos enteramos o simplemente volvemos a los mismos testigos de idénticos padecimientos y se nos va apretando el alma. No les invito a una lectura fácil, les tiro del corazón. Si llegar pudiera a cada lector que se asome a estas reflexiones, le haría contemplar con adecuada música de fondo (como en una buena película), escenas dantescas. ¿Dante en el siglo XXI? y, esa es nuestra tragedia. Nadie nos cree porque esto no es posible que sea cierto. No existe. Fidel o Raúl Castro (3) no son malos, han salvado a un pueblo. Han luchado contra el imperialismo. Se han enfrentado a la barbarie norteamericana. Fidel, Raúl, el Ché (4 y 5) y todos sus secuaces, son unos asesinos. Machover no tiene que explicarlo, ni siquiera lo afirma. Deja hablar a un conjunto de sus víctimas: escucha, toma apuntes, hace grabaciones. Vuelve una vez y muchas, al trabajo. Viaja, se desplaza: París, Madrid, Roma, Nueva York, Miami... Medio mundo ha recorrido Jacobo, son innumerables los presos políticos de la dictadura castrista. Ellos y no el autor, son quienes nos dicen qué les hicieron, hacen y siguen perpetrando contra los hombres y mujeres que viven en la Isla los hermanos Castro. Ese extraño país que no existe, el paraíso turístico visitado por muchos, loado cada vez con menos fuerza o convicción es: Cuba, la isla cárcel.
Vale detenernos en un párrafo de la Introducción:
“El pueblo cubano está destrozado, partido en dos. Los que se quedaron esperan con impaciencia un cambio que sólo podría llegar a raíz de la desaparición del hombre que había controlado su destino durante medio siglo. Los que se fueron se tienen que resignar, impotentes, a constatar cómo su isla, que se habían llevado con ellos en la memoria, se hunde en el reino del absurdo, brindando el espectáculo inédito de una agonía mantenida en secreto durante demasiado tiempo.”
Por qué mi escritura que obedece al empeño de no usar palabras o títulos que cobren cabal sentido dentro de la creación propia o el autor que estudio. ¿decido comenzarlo con el vocablo introito? Mi formación y práctica religiosa difiere del ambiente en el que creciera Jacobo. Me eduqué y practico la religión católica (la uso del término latín introitum), en nuestro ritual litúrgico inicia la Misa. Machover, por formación académica, también profesor universitario, conoce muy bien las palabras que empleo y por ello, además, domina con destreza el mundo de la investigación. En el templo hebreo, es otro el rito. Ambos podríamos coincidir en que este libro es una ofrenda en forma de misa de cuerpos presentes: ante cadáveres extrañamente vivos o, ya hechos nada. Víctimas sacrificadas por un sistema encaminado a la destrucción del hombre. Lo que el ambiente popular califica a veces como misa negra, en ciertas prácticas ajenas a las creencias establecidas.
III. Voces.
Si me permito indicar que en mis estudios nada se da por azar, señalo idénticas intenciones en Machover. Recuerdo, son muchas las publicaciones del autor 6. ¿Por qué entonces esta entrega y su edición en el año 2009? Una cita colocada en la contraportada explica bien motivos, y fecha. Isis Wirth nos dice:
“¿Cómo entender que 50 años después –este libro es el mejor 'saludo' al aniversario en cuestión— el horror no sólo se mantenga sino que se incrementa con otros mecanismos más sutiles o no, pues la represión es la única constante. Hubo y hay una voluntad de resistir. El último libro de Machover es la memoria de esa voluntad que fue quebrada por los asesinatos y la cárcel pero al mismo tiempo no pudieron aniquilar: continúa enhiesta.”
El cuerpo de "El libro negro del castrismo", está compuesto de cinco partes. Por ellas van desfilando las voces de presos políticos: unos más conocidos ante el mundo que otros; hombres y mujeres que desempeñaron papel de gran importancia dentro del régimen; seres humildes y anónimos que no tuvieron más defensa que los débiles esfuerzos de sus mujeres, esposos o hijos; presos todos que fueron condenados
a castigos infrahumanos
a torturas increíbles
a padecimientos y enfermedades
hechos elaborados por mentes enfermas o draconianas. Acaso deba crear muy a propósito otro adjetivo, draculianas, siguiendo el nombre del conocido personaje de la novela de Bram Stoker. Conozco personalmente algunos de los entrevistados. Lágrimas nos arrancó a mi marido y a mí el tremendo libro testimonio de Huber Matos, "Cómo llegó la noche"; comandante del llamado ejército rebelde y compañero de armas de los Castro, el Ché y Camilo, en la mítica sierra fidelista: otro condenado a 20 años de prisión. O, las anécdotas, escuchadas de viva voz a uno de los fundadores de los derechos humanos, el profesor Ricardo Bofill. Jacobo le hace hablar sobre el socialismo real en la Unión Soviética y lo que nos cuenta de Alexander Solzhenytsin o Yuri Orlov, resulta escalofriante. Peor aún es escucharle decir cómo y de qué forma, algunos de esos hombres encarcelados, al desesperarse, se valían de instrumentos cortantes para abrirse el pecho o los estómagos. Son muchos. Las edades en que entraron a presidio, varían; a veces, un padre se encontró con un hijo que estaba en diferente galera: tal y como relata nuestro autor, en las entrevistas a Pedro Corzo. Hombres que perdieron a sus esposas. Homosexuales como Reinaldo Arenas (cuya historia saltó a la pantalla grande, con lo que obtuvo la piedad de multitudes), o José Mario. Mujeres embarazadas. Repito, son muchos. Manuel Salvat llega a proponer salvarse por los libros; otros encuentran su tabla de agarre en lo religioso, caso éste de la médico Martha Frayde; varios en la poesía, el abogado poeta, Angel Cuadra. Más de uno sería forzado a tragarse los poemas, citemos a María Elena Cruz Varela. Premios internacionales obtuvieron la libertad para algunos, entre ellos, Raúl Rivero. Terrible el capítulo que narra los sucesos del hundimiento del remolcador 13 de marzo; hay quienes simplemente quedaron deshechos o enloquecidos. Existen los que no han podido escapar después del presidio y continúan sufriendo en la Isla cárcel. Valientes que, sin remedio, siguen allí: las Damas de blanco. Mujeres sencillas que todavía hoy se reúnen en la Iglesia de Santa Rita y salen por las calles habaneras en silenciosa procesión vestidas de blanco, dando testimonio del dolor de sus hombres: esposos, hijos o hermanos.
Llamo la atención sobre algo muy importante para mi también papel como lectora: las fotografías. No son simple ilustración de un libro más de Jacobo. Me han llegado al alma. Tocarán en las puertas del corazón de todos. Aquellos jóvenes idealistas y ambiciosos que quisieron hacer lo mejor por su país, que lucharon y fueron condenados por el mismo crimen de todo rincón comunista: traición a la patria (y dolorida debo escribirlo): son hoy, un puñado de viejos. Gente casi anciana. Las cárceles, que en Cuba son muchas y están ahí citadas, con su nombre y localización en nuestro espacio geográfico, los fueron en forma eficazmente planeada, a pasos lentos y con real alevosía, machacando. Pasen páginas del libro: observen sus rostros y cuerpos… Así y todo, siguen la lucha, cuánto y, cómo pueden. Casi todos ellos (aunque hay jóvenes, mucha juventud amordazada queda dentro de la Isla. Ocupados en la misma tarea contra la dictadura), al igual que sus opresores, los Castro, son seres gastados. La diferencia es que los entrevistados en este libro, son las víctimas a quienes nadie escucha. Sus opresores, continúan sentados a suculentos banquetes en la historia más abyecta contra la humanidad, en nuestra América, durante el siglo XX y lo que va del XXI.
Desde el introito de esta misa negra, vamos en graduados y temibles escalones descendiendo al abismo. Se nos da fe de lugares infernales donde se pudren ahora mismo, en estos instantes, muchos. Están padeciendo torturas, miles de hombres. Jacobo Machover merece nuestra felicitación. Los testimonios tienen valor real. Hubiera deseado como crítica literaria, de modo especial en la Introducción, mayor cuidado en la puntuación o construcción de ciertos párrafos o frases. Del mismo modo, si bien es cierto que en las entrevistas acaso prefiriese dejar hablar a cada expreso (respetando el lenguaje coloquial), bien pudo como editor, hacer adecuada corrección en algunas manifestaciones y respuestas. Sin más, en cuanto a la materia o contenido, deseo pasar a varias citas de entre las páginas que coloca el autor al final de este excelente testimonio.
IV. Conclusión.
Vale dejar hablar al propio autor. Cabe preguntarnos ¿cómo viven los cubanos dentro de la Isla cárcel?
“…el miedo, toda clase de miedo, es el sentimiento cotidiano de los cubanos de adentro: temor a esa vuelta percibida como una amenaza, temor a una invasión que nunca se produjo. El terror fue el mejor aliado del castrismo durante cinco décadas…"
Por qué un pueblo pequeño, no sólo en su tamaño y lugar de geografía, debemos tener en cuenta el número de habitantes en el año 1959 y a pesar de haberse en el orden práctico casi doblado en población a la altura de este 2009, somos como conjunto (dentro del conglomerado humano), un número bastante reducido. Por qué, preguntaba, ¿hay tantos hombres y mujeres nacidos en Cuba viviendo en el exilio?
“La adhesión al nuevo régimen fue sellada con un pacto de sangre. Los que no estaban de acuerdo fueron enviados al destierro".
Habiéndose producido de hecho un cambio en el liderazgo que manipula los asuntos de gobierno en Cuba, al pasar ésta de Fidel a Raúl, su hermano menor, ¿podemos esperar una apertura o cambios que conduzcan a una mejor vida en democracia para el pueblo de la Isla? Nos da respuesta Machover con una atinada pregunta:
"¿Es realmente concebible un cambio con Raúl Castro, conociendo su papel en la instauración del aparato represivo en Cuba y en la práctica diaria del terror institucionalizado?"
Somos nosotros, sus lectores, ¿capaces de entender los motivos que llevaron a todos esos hombres y mujeres a llenar las cárceles cubanas durante tantos años? o, hagamos otra pregunta con sentido e intención más directa, ¿por qué fueron en realidad encarcelados? Jacobo me y nos contesta, por medio de otra pregunta que taladra la conciencia:
"¿En nombre de qué ideología, de qué valores morales, pudieron condenar (…) a todos aquellos fusilados, presos, fugitivos, cuyo principal delito consistió en oponerse arriesgando su vida o libertad, al control de su mente por una tiranía, hoy día dinástica, sin ningún parecido con otras o, simplemente, de disentir?
Junto con el final del castrismo se acabará la conciencia limpia de los defensores de una revolución que condenó a un país y a sus habitantes al silencio o al exilio. Estas memorias constituyen relatos de vidas quebradas, que vieron esfumarse la esperanza de ver algún día un país libre. Para muchos de ellos la justicia, si logra abrirse un camino, llegará demasiado tarde”.
Y así es en verdad Jacobo Machover. Tarde llegará para tus padres y los míos. Tarde para Eugenia, la menor de mis hermanos. Tarde para nuestros tíos y primos. Inclusive, tarde, para la persona que más he querido en esta vida, mi marido: Jorge Valladares, acaba de morir. Un hombre justo, un triunfador que luchó y cooperó junto a nosotros para establecer y fundar innumerables actividades en nuestra ya larguísima tarea a favor de la democracia. Como el Comité Cubano Pro Derechos Humanos, en Madrid y, tantísimas otras que, si no las menciono, jamás serán conocidas por nadie.
Pero, no será jamás tarde para los asesinos
que queden vivos. Esos, juzgados en un ambiente
de justicia y legalidad
pagarán por sus crímenes.
Los negros polvos lanzados a la noche
abrirán el oleaje de los mares
levantando las voces en mitad de los caminos
para que brillen diáfanas las estrellas
del cielo que sabe a ceiba y huele a mango.
Mi luna y tu sol juntarán el sobresalto
de los hombres libres
y cantará la voz de Celia la guaracha prohibida.
No será nunca tarde para las nuevas generaciones
a las que tenemos el deber de dejar
legítimos testimonios
como éste nuevo libro tuyo
los míos y los de tantos otros.
Dejaremos que marche el viento herido
soltando las patas de animales carcomidos
en un aleteo de palomas blanquísimas
junto a canarios mañaneros y gallos nocturnos.
La Habana será de nuevo amor, consuelo y disparate
libre, hermosa y preñada de luces sin miedos
con cabellos de azabache y cocuyos alumbradores.
Nunca será tarde para que los niños estudien
logrando aprender
nuestra verdadera historia
ésa que tenemos el compromiso
de ir forjando para dejarla escrita de nuevo
porque esos idiotas la han borrado
negando, como bien sabes
lo más valioso de las instituciones
del devenir histórico del pueblo cubano.
Quitaremos venenos de oídos y vidrios
de heridas sangrantes
lentas sílabas dejaran duermevelas de silencios.
Tarde sí es ya, para los Castro.
En cambio
tiene que amanecer en el campo
y cada una de nuestras ciudades.
Para que nuestros guajiros regresan
a la siembra
mientras los caracoles corran abriendo
caminos a la oración de todo calendario.
Cree, se volverá a instaurar la justicia
de los principios sembrados por Martí
y los valiosos próceres de Cuba.
Ignoro si para mí regresará
aquel probado optimismo de entonces.
Reconozco
junto a ti, la realidad. Tarde es ya para mí.
Tu tiempo es otro ¿tu vida?, amable
además, detrás de nosotros Jacobo Machover
queda tu logrado testimonio de hoy
te digo que aunque no los conozcamos y, tú
no has podido ni podrás
entrevistarlos, grabar sus palabras.
fotografiar sus rostros
están.
Vienen hombres y mujeres
seguirán andando, podrán cantar.
Existirá el derecho a hablar, viajar
cruzar mares y caminos, alzar vuelos.
Mira más allá, escucha notas del magníficat
¿las oyes?, son voces de muchos
multitud de cubanos
no cientos ni miles, ni siquiera un millón
miremos hacia el futuro, inventemos
la palabra.
¿Los ves?, se acercan y, a pesar
de mi inmenso dolor, de este inexplicable vacío
los veo: entra el coro, entonan un nuevo Nabucco
Jacobo, son muchísimos más…
Citas:
1. Jacobo Machover: El libro negro del castrismo, Miami, Ediciones Universal, 2009.
2. Gina Pellón, excelente pintora cubana radicada desde hace años en París, es autora de la portada y los cuatro trabajos que ilustran el libro. Su hermano, Lorenzo Pellón, también expreso político, nos habla en el apartado 12: “La muerte en vilo”.
3. J.M. La dinastía Castro, Los misterios y secretos de su poder, Barcelona, Altera, 2007.
4 y 5. J.M. La Face cachée du Che, Paris, 2007; La cara oculta del Che, Desmitificación de un héroe romántico, Barcelona, Ediciones del Bronce/Planeta, 2008.
6. Haré cita de algunos de sus libros más destacados: Memoria de siglos, Madrid, Betania, 1990; La Havane 1952-1961. D´un dictateur l´autre: explosión des sens et morale révolutionnaire, Paris, 1994; La Habana 1952-1961 : El final de un mundo, el principio de una ilusión, Madrid, Alianza, 1995; El año próximo en… La Habana, Madrid, Ediciones Cocodrilo Verde, 2001; L´An prochain á … La Havane, Paris, 2001; Cuba, totalitarisme tropical, Paris, 2004 y 2006.
Cuba, la Isla cárcel. Por Rosario Hiriart
(Agradezco mucho a la poeta, escritora, ensayista y académica cubana Rosario Hiriart por este profundo texto. Rosario vive en Estados Unidos desde 1961. Entre sus libros, se encuentran "El patio de mi casa", "Sabor a tamarindo" y "Las horas", asi como varios estudios sobre Lydia Cabrera, como "Lydia Cabrera: vida hecha arte".
Este texto es también un homenaje a su esposo, Jorge Valladares, fallecido hace menos de un año, un luchador por la libertad de Cuba, y un exquisito conocedor del ballet y la ópera.)
I. Introito.
Jacobo Machover nos ofrece una nueva entrega: "El libro negro del castrismo" (1). La decisión de estudiar un libro de Jacobo exige dejar constancia ante posibles lectores del hecho de estar frente a un trabajo publicado por un estimado amigo, aunque quizás, deba también declarar a todos aquellos que hayan leído mis escritos que pretendo hacerlo en la forma y modo siempre dedicada a esta tarea: mis opiniones las dictará el valor de la escritura y el contenido de la materia que trata su autor. Señalaré como acostumbro, aciertos y errores. Valorando su complejo y abarcador conjunto desde mi visión en su carácter estrictamente literario.
El autor no se limita a darnos información, sabe que la noticia de periódico, se vacía. Usando otras palabras, pierde valor y contenido en los inexorables brazos del tiempo. Emplea técnicas bien aprendidas en la tarea periodística sólo que, siendo al mismo tiempo creador, nos entrega una obra de hondo sentido en contenido y escritura. Jacobo Machover no hace un número de entrevistas a determinado grupo humano. Entra a un laberinto que maneja por conocimiento e inmersión, en la substancia particular que le ocupa. El libro negro del castrismo, es un trabajo al que se han dedicado años. Un documento en el que se ha puesto mucha carne en el asador; unas entrevistas que tienen que haberle costado horas de sueño y dolor; Jacobo ha padecido y aún, sufre, con y ante la materia a la que tuvo el valor de enfrentarse.
Aquí hay voces reales, hombres y mujeres que hablan en diferentes épocas, seres que relatan sus vidas a través de diversas y variadísimas circunstancias. He leído yo misma el libro con parecido dolor y he sentido sabor de insomnio y, como su autor, sigo atónita ante los silencios y la indiferencia social del mundo que nos rodea. Esta obra se puebla de palabras. Lenguaje de cubanos, de individuos condenados a vivir bajo la dictadura más larga que recuerda la historia de nuestros días. Machover, como yo misma, nació en Cuba, a él le tocó por esas insensateces del destino histórico formarse junto al Sena, a mí, me llevaron las aguas junto al Hudson. Destinos que en la semántica de hipótesis, jamás aceptaré. Tiene nombre y hay culpables, se llaman los Castro. Sus manos y las de todos los despreciables lacayos que condujeron y siguen llevando hombres a las mazmorras, son garras de simples y abyectos criminales.
II. Testigos.
Gina Pellón (2), en sabias y logradas ilustraciones, los muestra tras rejas. Rostros desdibujados de algo que es, porque existen o existieron, sin llegar a ser para la humanidad ajena, nada concreto. Materia que se fue pudriendo para dejar apenas huellas de su inmensa cantidad numérica. ¿Qué es todo ello al final?, ¿queda algo del rastro de un sufrimiento?, ¿regala la vida alguna cosa de sus ausencias?, ¿llevamos esas presencias entre pecho y respalda? Jacobo, muchos de nosotros, aprendimos la lección, sabiendo que lo que no se deja escrito, se pierde. Machover se entregó a una difícil y abnegada tarea: dejar testimonio. Esa es la materia que llena esta obra. Vamos leyendo con deliberado cuidado, nos enteramos o simplemente volvemos a los mismos testigos de idénticos padecimientos y se nos va apretando el alma. No les invito a una lectura fácil, les tiro del corazón. Si llegar pudiera a cada lector que se asome a estas reflexiones, le haría contemplar con adecuada música de fondo (como en una buena película), escenas dantescas. ¿Dante en el siglo XXI? y, esa es nuestra tragedia. Nadie nos cree porque esto no es posible que sea cierto. No existe. Fidel o Raúl Castro (3) no son malos, han salvado a un pueblo. Han luchado contra el imperialismo. Se han enfrentado a la barbarie norteamericana. Fidel, Raúl, el Ché (4 y 5) y todos sus secuaces, son unos asesinos. Machover no tiene que explicarlo, ni siquiera lo afirma. Deja hablar a un conjunto de sus víctimas: escucha, toma apuntes, hace grabaciones. Vuelve una vez y muchas, al trabajo. Viaja, se desplaza: París, Madrid, Roma, Nueva York, Miami... Medio mundo ha recorrido Jacobo, son innumerables los presos políticos de la dictadura castrista. Ellos y no el autor, son quienes nos dicen qué les hicieron, hacen y siguen perpetrando contra los hombres y mujeres que viven en la Isla los hermanos Castro. Ese extraño país que no existe, el paraíso turístico visitado por muchos, loado cada vez con menos fuerza o convicción es: Cuba, la isla cárcel.
Vale detenernos en un párrafo de la Introducción:
“El pueblo cubano está destrozado, partido en dos. Los que se quedaron esperan con impaciencia un cambio que sólo podría llegar a raíz de la desaparición del hombre que había controlado su destino durante medio siglo. Los que se fueron se tienen que resignar, impotentes, a constatar cómo su isla, que se habían llevado con ellos en la memoria, se hunde en el reino del absurdo, brindando el espectáculo inédito de una agonía mantenida en secreto durante demasiado tiempo.”
Por qué mi escritura que obedece al empeño de no usar palabras o títulos que cobren cabal sentido dentro de la creación propia o el autor que estudio. ¿decido comenzarlo con el vocablo introito? Mi formación y práctica religiosa difiere del ambiente en el que creciera Jacobo. Me eduqué y practico la religión católica (la uso del término latín introitum), en nuestro ritual litúrgico inicia la Misa. Machover, por formación académica, también profesor universitario, conoce muy bien las palabras que empleo y por ello, además, domina con destreza el mundo de la investigación. En el templo hebreo, es otro el rito. Ambos podríamos coincidir en que este libro es una ofrenda en forma de misa de cuerpos presentes: ante cadáveres extrañamente vivos o, ya hechos nada. Víctimas sacrificadas por un sistema encaminado a la destrucción del hombre. Lo que el ambiente popular califica a veces como misa negra, en ciertas prácticas ajenas a las creencias establecidas.
III. Voces.
Si me permito indicar que en mis estudios nada se da por azar, señalo idénticas intenciones en Machover. Recuerdo, son muchas las publicaciones del autor 6. ¿Por qué entonces esta entrega y su edición en el año 2009? Una cita colocada en la contraportada explica bien motivos, y fecha. Isis Wirth nos dice:
“¿Cómo entender que 50 años después –este libro es el mejor 'saludo' al aniversario en cuestión— el horror no sólo se mantenga sino que se incrementa con otros mecanismos más sutiles o no, pues la represión es la única constante. Hubo y hay una voluntad de resistir. El último libro de Machover es la memoria de esa voluntad que fue quebrada por los asesinatos y la cárcel pero al mismo tiempo no pudieron aniquilar: continúa enhiesta.”
El cuerpo de "El libro negro del castrismo", está compuesto de cinco partes. Por ellas van desfilando las voces de presos políticos: unos más conocidos ante el mundo que otros; hombres y mujeres que desempeñaron papel de gran importancia dentro del régimen; seres humildes y anónimos que no tuvieron más defensa que los débiles esfuerzos de sus mujeres, esposos o hijos; presos todos que fueron condenados
a castigos infrahumanos
a torturas increíbles
a padecimientos y enfermedades
hechos elaborados por mentes enfermas o draconianas. Acaso deba crear muy a propósito otro adjetivo, draculianas, siguiendo el nombre del conocido personaje de la novela de Bram Stoker. Conozco personalmente algunos de los entrevistados. Lágrimas nos arrancó a mi marido y a mí el tremendo libro testimonio de Huber Matos, "Cómo llegó la noche"; comandante del llamado ejército rebelde y compañero de armas de los Castro, el Ché y Camilo, en la mítica sierra fidelista: otro condenado a 20 años de prisión. O, las anécdotas, escuchadas de viva voz a uno de los fundadores de los derechos humanos, el profesor Ricardo Bofill. Jacobo le hace hablar sobre el socialismo real en la Unión Soviética y lo que nos cuenta de Alexander Solzhenytsin o Yuri Orlov, resulta escalofriante. Peor aún es escucharle decir cómo y de qué forma, algunos de esos hombres encarcelados, al desesperarse, se valían de instrumentos cortantes para abrirse el pecho o los estómagos. Son muchos. Las edades en que entraron a presidio, varían; a veces, un padre se encontró con un hijo que estaba en diferente galera: tal y como relata nuestro autor, en las entrevistas a Pedro Corzo. Hombres que perdieron a sus esposas. Homosexuales como Reinaldo Arenas (cuya historia saltó a la pantalla grande, con lo que obtuvo la piedad de multitudes), o José Mario. Mujeres embarazadas. Repito, son muchos. Manuel Salvat llega a proponer salvarse por los libros; otros encuentran su tabla de agarre en lo religioso, caso éste de la médico Martha Frayde; varios en la poesía, el abogado poeta, Angel Cuadra. Más de uno sería forzado a tragarse los poemas, citemos a María Elena Cruz Varela. Premios internacionales obtuvieron la libertad para algunos, entre ellos, Raúl Rivero. Terrible el capítulo que narra los sucesos del hundimiento del remolcador 13 de marzo; hay quienes simplemente quedaron deshechos o enloquecidos. Existen los que no han podido escapar después del presidio y continúan sufriendo en la Isla cárcel. Valientes que, sin remedio, siguen allí: las Damas de blanco. Mujeres sencillas que todavía hoy se reúnen en la Iglesia de Santa Rita y salen por las calles habaneras en silenciosa procesión vestidas de blanco, dando testimonio del dolor de sus hombres: esposos, hijos o hermanos.
Llamo la atención sobre algo muy importante para mi también papel como lectora: las fotografías. No son simple ilustración de un libro más de Jacobo. Me han llegado al alma. Tocarán en las puertas del corazón de todos. Aquellos jóvenes idealistas y ambiciosos que quisieron hacer lo mejor por su país, que lucharon y fueron condenados por el mismo crimen de todo rincón comunista: traición a la patria (y dolorida debo escribirlo): son hoy, un puñado de viejos. Gente casi anciana. Las cárceles, que en Cuba son muchas y están ahí citadas, con su nombre y localización en nuestro espacio geográfico, los fueron en forma eficazmente planeada, a pasos lentos y con real alevosía, machacando. Pasen páginas del libro: observen sus rostros y cuerpos… Así y todo, siguen la lucha, cuánto y, cómo pueden. Casi todos ellos (aunque hay jóvenes, mucha juventud amordazada queda dentro de la Isla. Ocupados en la misma tarea contra la dictadura), al igual que sus opresores, los Castro, son seres gastados. La diferencia es que los entrevistados en este libro, son las víctimas a quienes nadie escucha. Sus opresores, continúan sentados a suculentos banquetes en la historia más abyecta contra la humanidad, en nuestra América, durante el siglo XX y lo que va del XXI.
Desde el introito de esta misa negra, vamos en graduados y temibles escalones descendiendo al abismo. Se nos da fe de lugares infernales donde se pudren ahora mismo, en estos instantes, muchos. Están padeciendo torturas, miles de hombres. Jacobo Machover merece nuestra felicitación. Los testimonios tienen valor real. Hubiera deseado como crítica literaria, de modo especial en la Introducción, mayor cuidado en la puntuación o construcción de ciertos párrafos o frases. Del mismo modo, si bien es cierto que en las entrevistas acaso prefiriese dejar hablar a cada expreso (respetando el lenguaje coloquial), bien pudo como editor, hacer adecuada corrección en algunas manifestaciones y respuestas. Sin más, en cuanto a la materia o contenido, deseo pasar a varias citas de entre las páginas que coloca el autor al final de este excelente testimonio.
IV. Conclusión.
Vale dejar hablar al propio autor. Cabe preguntarnos ¿cómo viven los cubanos dentro de la Isla cárcel?
“…el miedo, toda clase de miedo, es el sentimiento cotidiano de los cubanos de adentro: temor a esa vuelta percibida como una amenaza, temor a una invasión que nunca se produjo. El terror fue el mejor aliado del castrismo durante cinco décadas…"
Por qué un pueblo pequeño, no sólo en su tamaño y lugar de geografía, debemos tener en cuenta el número de habitantes en el año 1959 y a pesar de haberse en el orden práctico casi doblado en población a la altura de este 2009, somos como conjunto (dentro del conglomerado humano), un número bastante reducido. Por qué, preguntaba, ¿hay tantos hombres y mujeres nacidos en Cuba viviendo en el exilio?
“La adhesión al nuevo régimen fue sellada con un pacto de sangre. Los que no estaban de acuerdo fueron enviados al destierro".
Habiéndose producido de hecho un cambio en el liderazgo que manipula los asuntos de gobierno en Cuba, al pasar ésta de Fidel a Raúl, su hermano menor, ¿podemos esperar una apertura o cambios que conduzcan a una mejor vida en democracia para el pueblo de la Isla? Nos da respuesta Machover con una atinada pregunta:
"¿Es realmente concebible un cambio con Raúl Castro, conociendo su papel en la instauración del aparato represivo en Cuba y en la práctica diaria del terror institucionalizado?"
Somos nosotros, sus lectores, ¿capaces de entender los motivos que llevaron a todos esos hombres y mujeres a llenar las cárceles cubanas durante tantos años? o, hagamos otra pregunta con sentido e intención más directa, ¿por qué fueron en realidad encarcelados? Jacobo me y nos contesta, por medio de otra pregunta que taladra la conciencia:
"¿En nombre de qué ideología, de qué valores morales, pudieron condenar (…) a todos aquellos fusilados, presos, fugitivos, cuyo principal delito consistió en oponerse arriesgando su vida o libertad, al control de su mente por una tiranía, hoy día dinástica, sin ningún parecido con otras o, simplemente, de disentir?
Junto con el final del castrismo se acabará la conciencia limpia de los defensores de una revolución que condenó a un país y a sus habitantes al silencio o al exilio. Estas memorias constituyen relatos de vidas quebradas, que vieron esfumarse la esperanza de ver algún día un país libre. Para muchos de ellos la justicia, si logra abrirse un camino, llegará demasiado tarde”.
Y así es en verdad Jacobo Machover. Tarde llegará para tus padres y los míos. Tarde para Eugenia, la menor de mis hermanos. Tarde para nuestros tíos y primos. Inclusive, tarde, para la persona que más he querido en esta vida, mi marido: Jorge Valladares, acaba de morir. Un hombre justo, un triunfador que luchó y cooperó junto a nosotros para establecer y fundar innumerables actividades en nuestra ya larguísima tarea a favor de la democracia. Como el Comité Cubano Pro Derechos Humanos, en Madrid y, tantísimas otras que, si no las menciono, jamás serán conocidas por nadie.
Pero, no será jamás tarde para los asesinos
que queden vivos. Esos, juzgados en un ambiente
de justicia y legalidad
pagarán por sus crímenes.
Los negros polvos lanzados a la noche
abrirán el oleaje de los mares
levantando las voces en mitad de los caminos
para que brillen diáfanas las estrellas
del cielo que sabe a ceiba y huele a mango.
Mi luna y tu sol juntarán el sobresalto
de los hombres libres
y cantará la voz de Celia la guaracha prohibida.
No será nunca tarde para las nuevas generaciones
a las que tenemos el deber de dejar
legítimos testimonios
como éste nuevo libro tuyo
los míos y los de tantos otros.
Dejaremos que marche el viento herido
soltando las patas de animales carcomidos
en un aleteo de palomas blanquísimas
junto a canarios mañaneros y gallos nocturnos.
La Habana será de nuevo amor, consuelo y disparate
libre, hermosa y preñada de luces sin miedos
con cabellos de azabache y cocuyos alumbradores.
Nunca será tarde para que los niños estudien
logrando aprender
nuestra verdadera historia
ésa que tenemos el compromiso
de ir forjando para dejarla escrita de nuevo
porque esos idiotas la han borrado
negando, como bien sabes
lo más valioso de las instituciones
del devenir histórico del pueblo cubano.
Quitaremos venenos de oídos y vidrios
de heridas sangrantes
lentas sílabas dejaran duermevelas de silencios.
Tarde sí es ya, para los Castro.
En cambio
tiene que amanecer en el campo
y cada una de nuestras ciudades.
Para que nuestros guajiros regresan
a la siembra
mientras los caracoles corran abriendo
caminos a la oración de todo calendario.
Cree, se volverá a instaurar la justicia
de los principios sembrados por Martí
y los valiosos próceres de Cuba.
Ignoro si para mí regresará
aquel probado optimismo de entonces.
Reconozco
junto a ti, la realidad. Tarde es ya para mí.
Tu tiempo es otro ¿tu vida?, amable
además, detrás de nosotros Jacobo Machover
queda tu logrado testimonio de hoy
te digo que aunque no los conozcamos y, tú
no has podido ni podrás
entrevistarlos, grabar sus palabras.
fotografiar sus rostros
están.
Vienen hombres y mujeres
seguirán andando, podrán cantar.
Existirá el derecho a hablar, viajar
cruzar mares y caminos, alzar vuelos.
Mira más allá, escucha notas del magníficat
¿las oyes?, son voces de muchos
multitud de cubanos
no cientos ni miles, ni siquiera un millón
miremos hacia el futuro, inventemos
la palabra.
¿Los ves?, se acercan y, a pesar
de mi inmenso dolor, de este inexplicable vacío
los veo: entra el coro, entonan un nuevo Nabucco
Jacobo, son muchísimos más…
Citas:
1. Jacobo Machover: El libro negro del castrismo, Miami, Ediciones Universal, 2009.
2. Gina Pellón, excelente pintora cubana radicada desde hace años en París, es autora de la portada y los cuatro trabajos que ilustran el libro. Su hermano, Lorenzo Pellón, también expreso político, nos habla en el apartado 12: “La muerte en vilo”.
3. J.M. La dinastía Castro, Los misterios y secretos de su poder, Barcelona, Altera, 2007.
4 y 5. J.M. La Face cachée du Che, Paris, 2007; La cara oculta del Che, Desmitificación de un héroe romántico, Barcelona, Ediciones del Bronce/Planeta, 2008.
6. Haré cita de algunos de sus libros más destacados: Memoria de siglos, Madrid, Betania, 1990; La Havane 1952-1961. D´un dictateur l´autre: explosión des sens et morale révolutionnaire, Paris, 1994; La Habana 1952-1961 : El final de un mundo, el principio de una ilusión, Madrid, Alianza, 1995; El año próximo en… La Habana, Madrid, Ediciones Cocodrilo Verde, 2001; L´An prochain á … La Havane, Paris, 2001; Cuba, totalitarisme tropical, Paris, 2004 y 2006.
Azali- Admin
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