Algún día
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Algún día
2.24.2010
Algún día
Acabo de leer un artículo escrito por un amanuense del gobierno castrista donde se nos dice que morir en Cuba es difícil. Di-fí-cil. El otro día murieron 30 pacientes, de una sola vez, en el hospital de Mazorra. De una sola vez. Todavía no han buscado a quien echarle la culpa, olvidando que esos enfermos eran responsabilidad del estado cubano. No hace mucho nos confirmaron la muerte a puñaladas de William Fabián, líder del grupo Eskoria, algo que resulta tan común como lo son las fatalidades de tránsito, los suicidios y los asesinatos de curas españoles y de turistas.
Morir en Cuba es difícil para Una sola persona, que yo sepa. Precisamente la única que nunca ha asumido, como le corresponde a un hombre, sus errores y desvaríos.
Lo que ya va resultando cada vez más difícil de encontrar en Cuba es un escribano con suficiente valor para reconocer la parte negativa de sus objetos de adoración. Alguien que resulte convincente, y que sepa balancear los hechos sin temor a perder conectividad. Porque en verdad lo que he leído hoy sobre la muerte de Orlando Zapata Tamayo, en los medios oficiales, es simplemente vergonzoso.
Su asesinato no quedará impune, por mucho que ya ni creamos en esa posibilidad. Algún día.
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Publicado por Manuel Sosa
Algún día
Acabo de leer un artículo escrito por un amanuense del gobierno castrista donde se nos dice que morir en Cuba es difícil. Di-fí-cil. El otro día murieron 30 pacientes, de una sola vez, en el hospital de Mazorra. De una sola vez. Todavía no han buscado a quien echarle la culpa, olvidando que esos enfermos eran responsabilidad del estado cubano. No hace mucho nos confirmaron la muerte a puñaladas de William Fabián, líder del grupo Eskoria, algo que resulta tan común como lo son las fatalidades de tránsito, los suicidios y los asesinatos de curas españoles y de turistas.
Morir en Cuba es difícil para Una sola persona, que yo sepa. Precisamente la única que nunca ha asumido, como le corresponde a un hombre, sus errores y desvaríos.
Lo que ya va resultando cada vez más difícil de encontrar en Cuba es un escribano con suficiente valor para reconocer la parte negativa de sus objetos de adoración. Alguien que resulte convincente, y que sepa balancear los hechos sin temor a perder conectividad. Porque en verdad lo que he leído hoy sobre la muerte de Orlando Zapata Tamayo, en los medios oficiales, es simplemente vergonzoso.
Su asesinato no quedará impune, por mucho que ya ni creamos en esa posibilidad. Algún día.
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