Hahahahahahaha
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Hahahahahahaha
¿Esta es la prensa objetiva que defiende el Enemo Cagado?
GRANMA CONTRA SILVIO RODRÍGUEZ
Carlos Alberto Montaner
Granma ha atacado dos veces a Silvio Rodríguez. Esta gente
no tiene límites. La primera fue con una caricatura ambigua (podía ser,
además, Pablito Milanés) en la que aludía a la traición a los intereses
de los pobres, ahora que el cantautor era rico y poderoso. Pero el
ataque más crítico y humillante, el más serio y peligroso, apareció el
viernes y, aparentemente, iba dirigido contra mí. Se titulaba: Al
agente Montaner, “ni un tantico así”. La expresión “ni un tantico
así” proviene de una frase del Che Guevara sobre Estados Unidos. A los
enemigos, nada. Ni una concesión. Nada.
Era un tiro por elevación. Yo aparecía como diana, pero realmente le
estaban disparando a Silvio por haber tenido la iniciativa de polemizar
conmigo en un tono firme, aunque educado, intentando razonar sus
posiciones. Silvio había concedido “un tantico así” y lo estaban
llamando al orden. No pidió permiso para empezar y continuar nuestro
intercambio de cartas y a la Seguridad del Estado no le gusta esa
independencia de criterio. Por eso ordenaron el fin abrupto de la
discusión.
Según los esquemas del aparato, los artistas en Cuba, a
cambio del sustento del Estado, que a veces acarrea gloria, fama y
ciertos privilegios, deben limitarse a repetir consignas y seguir
fielmente las pautas de la dirección ideológica. No se les paga para
pensar por cuenta propia y mucho menos para expresar sus dudas. Los
buenos revolucionarios no dudan. Aplauden y sonríen.
El artículo, escrito por la policía y firmado por cualquiera (esta
vez le tocó a un patético franco- canadiense), repite las obscenas
falsedades de siempre: supuestamente soy un terrorista, un siniestro
agente de la CIA, y mi malvada intención es procurar la anexión de Cuba a
Estados Unidos. Últimamente me acusan de asesinar curas y no sé de qué
otra absurda barbaridad. Pronto demostrarán la incuestionable presencia
de mi mano peluda en el secuestro del hijo de Lindbergh.
Da igual. Ellos saben que nadie cree esas mentiras, pero el propósito
de repetirlas no es exactamente tratar de desacreditarme, sino
construir artificialmente una descalificación que me deshumanice para
hacer imposible cualquier trato. El mensaje al interior de Cuba a los
intelectuales y a los políticos es muy claro: los adversarios de la
dictadura cubana no son personas. Son monstruos y con los monstruos no
se habla, se les denigra y aplasta.
Cada día que pasa a la dictadura cubana le resulta más difícil
mantener el control sobre sus intelectuales. Hace cierto tiempo varios
de ellos se atrevieron a criticar abiertamente la represión de los años
setenta en el mundo cultural. Centraron sus críticas (un largo y áspero
intercambio de mensajes por Internet) en dos ex funcionarios que habían
perdido el favor popular, Luis Pavón y Jorge “Papito” Serguera, pero
todo el mundo sabía que los verdaderos culpables eran los Castro y la
férrea satrapía que han instaurado.
Tras la muerte de Orlando Zapata Tamayo la cosa fue más allá: varios
valiosos escritores y artistas plásticos radicados en Cuba y vinculados a
la UNEAC, el organismo oficial que reúne a numerosos intelectuales, se
sumaron a los demócratas de la oposición interna y externa y se
atrevieron a suscribir una carta pública en la que se acusaba al
gobierno de la muerte del disidente. El documento, firmado por numerosas
personas de izquierda, centro y derecha, ya se acerca a las cincuenta
mil firmas y puede suscribirse en: http://orlandozapatatamayo.blogspot.com/
Tengo la certeza de que el 80% de la intelectualidad cubana quiere
cambios profundos que abran los cauces de participación para que los
cubanos expresen lo que realmente desean sin tener que hablar o escribir
al dictado de la policía. Algunos, cuando han salido al exterior, me lo
han dicho con toda claridad: están cansados de ser peones al servicio
de una tiranía torpe y cruel. Se sienten mal con el país, con ellos
mismos y con sus familias. No quieren seguir siendo cómplices de un
régimen que detestan.
Un viejo amigo, profesor universitario en La Habana, me lo acaba de
reiterar a propósito del debate con Silvio: “Sabes que tú y yo
discrepamos en muchas cosas, pero me parece estupendo que discutas con
Silvio. Hay que demoler este cuarto oscuro en que nos tienen encerrados.
Esto ya no hay quien lo soporte”.
Sí, hay que demolerlo, pero para ello tienen que sobreponerse al
miedo, como acaba de hacer Silvio por unos días, y abandonar esa penosa
docilidad en la que han vivido hace ya medio siglo. Si no se atreven a
ignorar a la policía política jamás podrán vivir como personas libres y
responsables. Aunque Granma ladre ustedes pueden quitarse la
mordaza. Este es el momento. Tienen que arriesgarse “un tantico así”.
GRANMA CONTRA SILVIO RODRÍGUEZ
Carlos Alberto Montaner
Granma ha atacado dos veces a Silvio Rodríguez. Esta gente
no tiene límites. La primera fue con una caricatura ambigua (podía ser,
además, Pablito Milanés) en la que aludía a la traición a los intereses
de los pobres, ahora que el cantautor era rico y poderoso. Pero el
ataque más crítico y humillante, el más serio y peligroso, apareció el
viernes y, aparentemente, iba dirigido contra mí. Se titulaba: Al
agente Montaner, “ni un tantico así”. La expresión “ni un tantico
así” proviene de una frase del Che Guevara sobre Estados Unidos. A los
enemigos, nada. Ni una concesión. Nada.
Era un tiro por elevación. Yo aparecía como diana, pero realmente le
estaban disparando a Silvio por haber tenido la iniciativa de polemizar
conmigo en un tono firme, aunque educado, intentando razonar sus
posiciones. Silvio había concedido “un tantico así” y lo estaban
llamando al orden. No pidió permiso para empezar y continuar nuestro
intercambio de cartas y a la Seguridad del Estado no le gusta esa
independencia de criterio. Por eso ordenaron el fin abrupto de la
discusión.
Según los esquemas del aparato, los artistas en Cuba, a
cambio del sustento del Estado, que a veces acarrea gloria, fama y
ciertos privilegios, deben limitarse a repetir consignas y seguir
fielmente las pautas de la dirección ideológica. No se les paga para
pensar por cuenta propia y mucho menos para expresar sus dudas. Los
buenos revolucionarios no dudan. Aplauden y sonríen.
El artículo, escrito por la policía y firmado por cualquiera (esta
vez le tocó a un patético franco- canadiense), repite las obscenas
falsedades de siempre: supuestamente soy un terrorista, un siniestro
agente de la CIA, y mi malvada intención es procurar la anexión de Cuba a
Estados Unidos. Últimamente me acusan de asesinar curas y no sé de qué
otra absurda barbaridad. Pronto demostrarán la incuestionable presencia
de mi mano peluda en el secuestro del hijo de Lindbergh.
Da igual. Ellos saben que nadie cree esas mentiras, pero el propósito
de repetirlas no es exactamente tratar de desacreditarme, sino
construir artificialmente una descalificación que me deshumanice para
hacer imposible cualquier trato. El mensaje al interior de Cuba a los
intelectuales y a los políticos es muy claro: los adversarios de la
dictadura cubana no son personas. Son monstruos y con los monstruos no
se habla, se les denigra y aplasta.
Cada día que pasa a la dictadura cubana le resulta más difícil
mantener el control sobre sus intelectuales. Hace cierto tiempo varios
de ellos se atrevieron a criticar abiertamente la represión de los años
setenta en el mundo cultural. Centraron sus críticas (un largo y áspero
intercambio de mensajes por Internet) en dos ex funcionarios que habían
perdido el favor popular, Luis Pavón y Jorge “Papito” Serguera, pero
todo el mundo sabía que los verdaderos culpables eran los Castro y la
férrea satrapía que han instaurado.
Tras la muerte de Orlando Zapata Tamayo la cosa fue más allá: varios
valiosos escritores y artistas plásticos radicados en Cuba y vinculados a
la UNEAC, el organismo oficial que reúne a numerosos intelectuales, se
sumaron a los demócratas de la oposición interna y externa y se
atrevieron a suscribir una carta pública en la que se acusaba al
gobierno de la muerte del disidente. El documento, firmado por numerosas
personas de izquierda, centro y derecha, ya se acerca a las cincuenta
mil firmas y puede suscribirse en: http://orlandozapatatamayo.blogspot.com/
Tengo la certeza de que el 80% de la intelectualidad cubana quiere
cambios profundos que abran los cauces de participación para que los
cubanos expresen lo que realmente desean sin tener que hablar o escribir
al dictado de la policía. Algunos, cuando han salido al exterior, me lo
han dicho con toda claridad: están cansados de ser peones al servicio
de una tiranía torpe y cruel. Se sienten mal con el país, con ellos
mismos y con sus familias. No quieren seguir siendo cómplices de un
régimen que detestan.
Un viejo amigo, profesor universitario en La Habana, me lo acaba de
reiterar a propósito del debate con Silvio: “Sabes que tú y yo
discrepamos en muchas cosas, pero me parece estupendo que discutas con
Silvio. Hay que demoler este cuarto oscuro en que nos tienen encerrados.
Esto ya no hay quien lo soporte”.
Sí, hay que demolerlo, pero para ello tienen que sobreponerse al
miedo, como acaba de hacer Silvio por unos días, y abandonar esa penosa
docilidad en la que han vivido hace ya medio siglo. Si no se atreven a
ignorar a la policía política jamás podrán vivir como personas libres y
responsables. Aunque Granma ladre ustedes pueden quitarse la
mordaza. Este es el momento. Tienen que arriesgarse “un tantico así”.
CalaveraDeFidel- Cantidad de envíos : 19144
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: Hahahahahahaha
Los hermanitos cagastro, lo unico que han hecho toda su vida es desunir, por eso se habla de esto, dos cubanos intercambiando ideas, es algo inaudito, esto en otro lugar no fuera noticia..
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Azali- Admin
- Cantidad de envíos : 50980
Fecha de inscripción : 27/10/2008
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