Esto es lo que lo que llamarían conducta heroica los de la cloaca y Margarita, su portavoz aquí.
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Esto es lo que lo que llamarían conducta heroica los de la cloaca y Margarita, su portavoz aquí.
Había reparado todo tipo de libros,
desde Biblias hasta incunables con hojas a punto de convertirse en
polvo. Era muy bueno devolviendo a su lugar las páginas arrancadas, en
reparar las cubiertas y rociarlas con una solución química que les
resaltaba la tinta. Por sus manos habían pasado manuscritos del siglo
diecinueve, primeras ediciones de las obras de José Martí y hasta un par
de ejemplares de la Constitución de 1940. A todos les devolvió la
elegancia que una vez tuvieron y al recuperarlos los leía, como el
médico que quiere asomarse al alma de un paciente del que ya conoce muy
bien las vísceras.
Sin embargo, nunca había visto un libro
como el que le trajeron esa tarde de finales de los años ochenta. Por su
tamaño y grosor parecía el recetario de un dispensario farmacéutico,
pero no contenía fórmulas químicas o nombres de medicamentos, sino que
estaba lleno de delaciones. Era el inventario minucioso de todos los
informes que los empleados de una empresa habían hecho contra sus
colegas de trabajo. Sin percatarse de su indiscreción, la secretaria del
director mandó a repararle –al repertorio de denuncias– la cubierta
raída y varios pliegos que se habían despegado. Fue entonces cuando
llegó a manos del bibliotecario pertinaz aquel invaluable testimonio, en
papel, de las traiciones.
Como en la trama de Amistades
peligrosas, en una parte se podía leer que Alberto, el jefe de personal,
había sido acusado de llevarse materia prima para su casa. Pocas
páginas después, era el propio delatado quien contaba las expresiones
“contrarrevolucionarias” que la auxiliar de limpieza había usado en el
comedor. Los soplos se entrecruzaban e iban tejiendo un cuadro real y
abominable donde todos espiaban a todos. Maricusa la contadora –según
testimoniaba su compañera de oficina– vendía cigarros al menudeo desde
el buró, pero cuando no estaba en esa labor ilegal se dedicaba a
notificar que la administradora se iba una hora antes del cierre. El
mecánico aparecía varias veces mencionado por tener relaciones
extramatrimoniales con la del sindicato y porque varios reportes contra
la cocinera estaban firmados de su puño y letra.
Al concluir la lectura, sólo se podía
sentir una pena enorme por esos “personajes” obligados a interpretar una
trama siniestra y desleal. Así que el restaurador devolvió el libro a
la carrera, después de hacer el peor trabajo que sus manos habían
ejecutado. Aún hoy, no puede dejar de pensar en los nombres, informes y
acusaciones que aquellas páginas han seguido acumulando todos estos años.
Mi comentario: por eso afirmo que en Cuba se sabe todo, y que gracias a que son de dueños parientes de las FAR se permite la existencia de "las paladares" como les dice en femenino, las que como se sabe, están repletas de productos culinarios robados de los suministros para las tiendas de Cuba. Quien no tenga sueldo en "divisa" no puede comer allí, pues es el modo en que el gobierno recupera lo poco que da en divisa a sus trabajadores estrella.
desde Biblias hasta incunables con hojas a punto de convertirse en
polvo. Era muy bueno devolviendo a su lugar las páginas arrancadas, en
reparar las cubiertas y rociarlas con una solución química que les
resaltaba la tinta. Por sus manos habían pasado manuscritos del siglo
diecinueve, primeras ediciones de las obras de José Martí y hasta un par
de ejemplares de la Constitución de 1940. A todos les devolvió la
elegancia que una vez tuvieron y al recuperarlos los leía, como el
médico que quiere asomarse al alma de un paciente del que ya conoce muy
bien las vísceras.
Sin embargo, nunca había visto un libro
como el que le trajeron esa tarde de finales de los años ochenta. Por su
tamaño y grosor parecía el recetario de un dispensario farmacéutico,
pero no contenía fórmulas químicas o nombres de medicamentos, sino que
estaba lleno de delaciones. Era el inventario minucioso de todos los
informes que los empleados de una empresa habían hecho contra sus
colegas de trabajo. Sin percatarse de su indiscreción, la secretaria del
director mandó a repararle –al repertorio de denuncias– la cubierta
raída y varios pliegos que se habían despegado. Fue entonces cuando
llegó a manos del bibliotecario pertinaz aquel invaluable testimonio, en
papel, de las traiciones.
Como en la trama de Amistades
peligrosas, en una parte se podía leer que Alberto, el jefe de personal,
había sido acusado de llevarse materia prima para su casa. Pocas
páginas después, era el propio delatado quien contaba las expresiones
“contrarrevolucionarias” que la auxiliar de limpieza había usado en el
comedor. Los soplos se entrecruzaban e iban tejiendo un cuadro real y
abominable donde todos espiaban a todos. Maricusa la contadora –según
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el buró, pero cuando no estaba en esa labor ilegal se dedicaba a
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mecánico aparecía varias veces mencionado por tener relaciones
extramatrimoniales con la del sindicato y porque varios reportes contra
la cocinera estaban firmados de su puño y letra.
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sentir una pena enorme por esos “personajes” obligados a interpretar una
trama siniestra y desleal. Así que el restaurador devolvió el libro a
la carrera, después de hacer el peor trabajo que sus manos habían
ejecutado. Aún hoy, no puede dejar de pensar en los nombres, informes y
acusaciones que aquellas páginas han seguido acumulando todos estos años.
Mi comentario: por eso afirmo que en Cuba se sabe todo, y que gracias a que son de dueños parientes de las FAR se permite la existencia de "las paladares" como les dice en femenino, las que como se sabe, están repletas de productos culinarios robados de los suministros para las tiendas de Cuba. Quien no tenga sueldo en "divisa" no puede comer allí, pues es el modo en que el gobierno recupera lo poco que da en divisa a sus trabajadores estrella.
CalaveraDeFidel- Cantidad de envíos : 19144
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: Esto es lo que lo que llamarían conducta heroica los de la cloaca y Margarita, su portavoz aquí.
Creo que eso de la chivateria es algo que todos los regimenes dictatoriales usan, lo peor es que tantos caen y se hacen chivatones...
_________________
Azali- Admin
- Cantidad de envíos : 50978
Fecha de inscripción : 27/10/2008
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