Tristeza en el bello rostro, contundencia en su juicio de valores.
2 participantes
Página 1 de 1.
Tristeza en el bello rostro, contundencia en su juicio de valores.
Escribir en la red con tu nombre
verdadero y criticar al gobierno es un verdadero reto si vives en
Cuba. Cuando publiqué mi primer artículo, estaba consciente de
que estaría en el punto de mira del Departamento de Seguridad del
Estado. Habían comenzado los retos.
El primero, soportar que la policía política se
entrometiera en mi vida íntima. El segundo, ignorar el control
que pudieran tener sobre mis actos. El tercero, exponer a mi familia.
Para mí, estos tres retos son los más importantes.
Publicar trabajos con mi nombre y
apellidos en internet me convirtió en una disidente pública para
el régimen cubano. A partir de ese momento, pasé a ser una CR, las dos
letras con las cuales la Seguridad del Estado identifica a los
disidentes y periodistas independientes, y que
significan contrarrevolucionario.
Cuando tomé la decisión de escribir, estaba consciente de
que hurgarían en mi pasado, en particular sobre los “secretos
personales” que pudiera tener. Realmente no hay una forma de saber cómo
y cuándo, buscan y obtienen información sobre ti. Me imagino que
utilizan la que tienen archivada desde que eres un niño y asistes a la
escuela; después, cuando continúas estudiando, empiezas a trabajar y
también, por supuesto, la que obtienen en tu cuadra, a través de los
Comités de Defensa de la Revolución, entre otras organizaciones de
masas.
Me imagino que,
además, contactan con amistades de la infancia, excompañeros de aula,
amigos del barrio, y hasta con familiares cercanos y lejanos. Es
difícil saber quién puede delatarte. Cualquier persona que se relacione
contigo podría darles, directa o indirectamente, informaciones sobre
ti, sin tu saberlo. Eso genera una especie de paranoia que te obliga a
desconfiar de todas las personas que te rodean. Y donde quiera ves un
delator o chivato.
Lo
cierto es que todo lo indagan, porque les interesa todo sobre tu vida.
Eso te lo hacen saber en cada una de las “entrevistas” a las cuales te
citan y estás obligado a asistir. Citaciones que al principio son para
disuadirte: “Estás en un mundo que no conoces, y nuestro deber es
alertarte”. La disidencia, dicen, es algo inmundo. Y ellos, una y otra
vez lo repiten, “los salvadores de la patria”.
Sin embargo, el objetivo de la Seguridad
no es que se dejes de disentir, en este caso de escribir y publicar en
internet. Ni siquiera que dejes de criticar al gobierno. No, ellos lo
que buscan es que empieces a “colaborar”. Y poco a poco te vayas
convirtiendo en agente o informante, como otros que periódicamente
preparan e infiltran en la disidencia, el periodismo independiente y la
naciente blogosfera.
Para
lograrlo, buscan lo que ellos consideran ”tu lado oscuro”. Y por
eso escudriñan en tus relaciones amorosas, familiares, preferencias
sexuales… Cualquier detalle que les sirva para chantajearte. Cuando
descubren algo, no tienen escrúpulos en utilizarlo. Y si eres flojo de
piernas, te obligan a hacer lo que ellos quieren: captarte para que
integres su cuerpo de soplones.
Hasta te asignan un oficial de la Seguridad, quien será el
encargado de “conversar” contigo, de decirte “estamos al tanto de tus
visitas a…”. Que ellos saben con quién te reúnes, a dónde vas… Para que
sepas que te tienen controlado, y siguen cada uno de tus pasos. No
importa lo que hagas ni donde estés: ellos son como dios,
omnipresentes.
Para sobreponerme
a todo ese diabólico modus operandi del Departamento de Seguridad del
Estado, el mismo empleado con la mayoría de los disidentes y
periodistas independientes cubanos, una y mil veces me repetía “mi vida
es mía, la he hecho pública, no tengo nada que esconder, y nada de
lo que encuentren me va a afectar”.
Así fue como superé los dos primeros retos. Sin embargo,
el tercero es el más difícil: que lo que hago, no afecte a mi
familia. La primera vez que la Seguridad contactó conmigo, lo hizo a
través de mi papá. Le dijeron que me estaba reuniendo con “gusanos”
(desafectos a la revolución), que escribía para un sitio en internet de
“contrarrevolucionarios” y que si no paraba, podría ir a prisión. Mi
padre fue excombatiente del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra,
oficial retirado de las Fuerzas Armadas y actualmente es miembro de la
Asociación de Combatientes. En pocas palabras, es fiel a esta
revolución.
Pueden
imaginarse lo ocurrido. Sin embargo, me amparé en mis derechos y les
exigí a los “segurosos” que no inmiscuyeran a mi familia. Les hice
saber de que era mayor de edad, responsable de mis actos y que sólo yo
debía asumir las consecuencias. No obstante, citaron a mi esposo a
través del jefe de sector o policía a cargo de una barriada.
Aparentemente, el motivo de la citación
era que mi esposo no trabajaba para el Estado. Pero quien en realidad
lo citó y entrevistó fue el agente encargado de mi caso. Un joven que
dice tener 27 años y se identifica como “Ricardo”. Le dijeron que yo
salía sola, que me reunía con hombres, para tratar de provocarle celos,
conocedores de que los cubanos son muy machistas. Tuvieron inclusive la
desfachatez de pedirle “colaboración”. Querían que mi esposo me
prohibiera salir a determinados lugares.
Especial cuidado tengo con mi hijo.
Tiene 10 años y cursa el cuarto grado de la enseñanza primaria. Aunque
uno no lo quiera, siempre se afecta a la familia. Está, además, el hecho
de que como la Seguridad contínuamente está investigando sobre ti y tu
entorno, puede descubrir cualquier problema o situación ilegal de
algún miembro de tu familia.
En
Cuba se vive al margen de la ley. El Estado supuestamente es el
responsable de garantizarlo todo, nosotros sólo debemos estudiar o
trabajar. Pero en la vida real, en el día a día, no es así. Los
salarios no alcanzan y la gente se ve obligada a buscar alternativas
para sobrevivir. Por tanto, un alto porcentaje de la población recurre a
ilegalidades, que se han convertido en su medio principal de
subsistencia.
Después de
la oleada represiva de marzo de 2003, y el costo político-económico,
pero sobre todo el aislamiento internacional que estos hechos
representaron para el gobierno, disminuyeron los métodos de represión
violentos contra los disidentes y periodistas independientes que
escribían y firmaban con sus verdaderos nombres en internet.
Precisamente el hecho de que el mundo
pueda conocer el nombre y el rostro de la disidencia, que pueda
constatar que somos personas de carne y hueso con opiniones propias, nos
da cierta protección. No obstante, los métodos sutiles de represión
continúan y éstos suelen ser más efectivos porque actúan en la psiquis
individual. Pese a esa protección internacional, son aún muchos los
riesgos que en Cuba se corren por escribir en internet
verdadero y criticar al gobierno es un verdadero reto si vives en
Cuba. Cuando publiqué mi primer artículo, estaba consciente de
que estaría en el punto de mira del Departamento de Seguridad del
Estado. Habían comenzado los retos.
El primero, soportar que la policía política se
entrometiera en mi vida íntima. El segundo, ignorar el control
que pudieran tener sobre mis actos. El tercero, exponer a mi familia.
Para mí, estos tres retos son los más importantes.
Publicar trabajos con mi nombre y
apellidos en internet me convirtió en una disidente pública para
el régimen cubano. A partir de ese momento, pasé a ser una CR, las dos
letras con las cuales la Seguridad del Estado identifica a los
disidentes y periodistas independientes, y que
significan contrarrevolucionario.
Cuando tomé la decisión de escribir, estaba consciente de
que hurgarían en mi pasado, en particular sobre los “secretos
personales” que pudiera tener. Realmente no hay una forma de saber cómo
y cuándo, buscan y obtienen información sobre ti. Me imagino que
utilizan la que tienen archivada desde que eres un niño y asistes a la
escuela; después, cuando continúas estudiando, empiezas a trabajar y
también, por supuesto, la que obtienen en tu cuadra, a través de los
Comités de Defensa de la Revolución, entre otras organizaciones de
masas.
Me imagino que,
además, contactan con amistades de la infancia, excompañeros de aula,
amigos del barrio, y hasta con familiares cercanos y lejanos. Es
difícil saber quién puede delatarte. Cualquier persona que se relacione
contigo podría darles, directa o indirectamente, informaciones sobre
ti, sin tu saberlo. Eso genera una especie de paranoia que te obliga a
desconfiar de todas las personas que te rodean. Y donde quiera ves un
delator o chivato.
Lo
cierto es que todo lo indagan, porque les interesa todo sobre tu vida.
Eso te lo hacen saber en cada una de las “entrevistas” a las cuales te
citan y estás obligado a asistir. Citaciones que al principio son para
disuadirte: “Estás en un mundo que no conoces, y nuestro deber es
alertarte”. La disidencia, dicen, es algo inmundo. Y ellos, una y otra
vez lo repiten, “los salvadores de la patria”.
Sin embargo, el objetivo de la Seguridad
no es que se dejes de disentir, en este caso de escribir y publicar en
internet. Ni siquiera que dejes de criticar al gobierno. No, ellos lo
que buscan es que empieces a “colaborar”. Y poco a poco te vayas
convirtiendo en agente o informante, como otros que periódicamente
preparan e infiltran en la disidencia, el periodismo independiente y la
naciente blogosfera.
Para
lograrlo, buscan lo que ellos consideran ”tu lado oscuro”. Y por
eso escudriñan en tus relaciones amorosas, familiares, preferencias
sexuales… Cualquier detalle que les sirva para chantajearte. Cuando
descubren algo, no tienen escrúpulos en utilizarlo. Y si eres flojo de
piernas, te obligan a hacer lo que ellos quieren: captarte para que
integres su cuerpo de soplones.
Hasta te asignan un oficial de la Seguridad, quien será el
encargado de “conversar” contigo, de decirte “estamos al tanto de tus
visitas a…”. Que ellos saben con quién te reúnes, a dónde vas… Para que
sepas que te tienen controlado, y siguen cada uno de tus pasos. No
importa lo que hagas ni donde estés: ellos son como dios,
omnipresentes.
Para sobreponerme
a todo ese diabólico modus operandi del Departamento de Seguridad del
Estado, el mismo empleado con la mayoría de los disidentes y
periodistas independientes cubanos, una y mil veces me repetía “mi vida
es mía, la he hecho pública, no tengo nada que esconder, y nada de
lo que encuentren me va a afectar”.
Así fue como superé los dos primeros retos. Sin embargo,
el tercero es el más difícil: que lo que hago, no afecte a mi
familia. La primera vez que la Seguridad contactó conmigo, lo hizo a
través de mi papá. Le dijeron que me estaba reuniendo con “gusanos”
(desafectos a la revolución), que escribía para un sitio en internet de
“contrarrevolucionarios” y que si no paraba, podría ir a prisión. Mi
padre fue excombatiente del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra,
oficial retirado de las Fuerzas Armadas y actualmente es miembro de la
Asociación de Combatientes. En pocas palabras, es fiel a esta
revolución.
Pueden
imaginarse lo ocurrido. Sin embargo, me amparé en mis derechos y les
exigí a los “segurosos” que no inmiscuyeran a mi familia. Les hice
saber de que era mayor de edad, responsable de mis actos y que sólo yo
debía asumir las consecuencias. No obstante, citaron a mi esposo a
través del jefe de sector o policía a cargo de una barriada.
Aparentemente, el motivo de la citación
era que mi esposo no trabajaba para el Estado. Pero quien en realidad
lo citó y entrevistó fue el agente encargado de mi caso. Un joven que
dice tener 27 años y se identifica como “Ricardo”. Le dijeron que yo
salía sola, que me reunía con hombres, para tratar de provocarle celos,
conocedores de que los cubanos son muy machistas. Tuvieron inclusive la
desfachatez de pedirle “colaboración”. Querían que mi esposo me
prohibiera salir a determinados lugares.
Especial cuidado tengo con mi hijo.
Tiene 10 años y cursa el cuarto grado de la enseñanza primaria. Aunque
uno no lo quiera, siempre se afecta a la familia. Está, además, el hecho
de que como la Seguridad contínuamente está investigando sobre ti y tu
entorno, puede descubrir cualquier problema o situación ilegal de
algún miembro de tu familia.
En
Cuba se vive al margen de la ley. El Estado supuestamente es el
responsable de garantizarlo todo, nosotros sólo debemos estudiar o
trabajar. Pero en la vida real, en el día a día, no es así. Los
salarios no alcanzan y la gente se ve obligada a buscar alternativas
para sobrevivir. Por tanto, un alto porcentaje de la población recurre a
ilegalidades, que se han convertido en su medio principal de
subsistencia.
Después de
la oleada represiva de marzo de 2003, y el costo político-económico,
pero sobre todo el aislamiento internacional que estos hechos
representaron para el gobierno, disminuyeron los métodos de represión
violentos contra los disidentes y periodistas independientes que
escribían y firmaban con sus verdaderos nombres en internet.
Precisamente el hecho de que el mundo
pueda conocer el nombre y el rostro de la disidencia, que pueda
constatar que somos personas de carne y hueso con opiniones propias, nos
da cierta protección. No obstante, los métodos sutiles de represión
continúan y éstos suelen ser más efectivos porque actúan en la psiquis
individual. Pese a esa protección internacional, son aún muchos los
riesgos que en Cuba se corren por escribir en internet
CalaveraDeFidel- Cantidad de envíos : 19144
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: Tristeza en el bello rostro, contundencia en su juicio de valores.
Los metodos de represion que utilizan son muchos,lo que son mas sofisticados y empleados "no a la vista de todos",aunque con Las Damas de Blanco y cuando actuan contra otros grupos de opositores y disidentes, las hordas castristas se han quitado la careta.
alver.
alver.
Alver- Cantidad de envíos : 6935
Fecha de inscripción : 26/02/2009
Temas similares
» Juicio a "El Chapo": 5 sorprendentes revelaciones en el juicio contra Joaquín Guzmán que llega a su etapa culminante
» How muchos twitters hablan de la Habana bajo el aguacero.
» ASÍ ES COMO SE CONDUCE
» La tristeza de vender enciclopedias como papel
» La vida en viñetas:Internet
» How muchos twitters hablan de la Habana bajo el aguacero.
» ASÍ ES COMO SE CONDUCE
» La tristeza de vender enciclopedias como papel
» La vida en viñetas:Internet
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.