El sistema de radar debe identificar si los cohetes caerán en zonas pobladas

El sistema de radar debe identificar si los cohetes caerán en zonas pobladasCúpula de Hierro empieza a funcionar en el verano de 2010El primer equipo de interceptación de misiles de corto alcance, "Cúpula de Hierro", se espera que entre en funcionamiento tan pronto como en el verano de 2010, informó la empresa Rafael, que desarrolla el armamento.

Una prueba del sistema se celebró el mes pasado resultando un éxito, y otro experimento, con ensayos de interceptación de cohetes, está previsto para verano de 2009.

Según el calendario previsto, Rafael ofrecerá el primer sistema completo para la Fuerza Aérea al final del año.

El primer sistema se espera que proporcione la protección a la zona de Sderot, y probablemente también a Ashkelon. La producción de nuevos sistemas continuará.

La fábrica Alta que produce el sistema de radar para la Cúpula de Hierro mejora la capacidad del mismo a fin que pueda reconocer lanzamiento de cohetes en una gama mayor de la planeada previamente.

Rafael tiene el propósito de comenzar la producción completa del nuevo sistema tan pronto como el primero desplegado demuestre total efectividad en el terreno. El ministerio de Defensa todavía no ha decidido sobre el número total de sistemas que quiere producir.

La compañía dice que los cálculos de los opositores al proyecto, que nota una diferencia de costos de un interceptor de misiles y un solo cohete Kasam, son exageradas.

Rafael reitera que el sistema de radar se supone debe identificar si los cohetes caerán en zonas pobladas. La interceptación de los misiles no se desplegará si el sistema determina que el nuevo cohete se dirige hacia áreas abiertas.

Un análisis de cohetes Katyusha disparados por Hezbollah durante la Segunda Guerra de Líbano de 2006 reveló que sólo mil cohetes (25 por ciento de todos los cohetes lanzados) cayó en zonas pobladas.

Rafael dice que si Cúpula de Hierro hubiera operado en el momento de la guerra, la mayoría de los misiles podrían haber sido derribado a un costo de decenas de millones de shékels, una cantidad insignificante si se compara con la pérdida de vidas, destrucción de bienes y los daños efectivamente causados por Hezbollah.