Raúl Castro coronado

Raúl Castro coronado


Alberto Müller | 25 Febrero 2008 – 13:22 pm | Cuba


El simulacro del parlamento cubano, acaba de coronar a Raúl Castro con los mismos cargos totalitarios de su hermano Fidel Castro, presidente del Consejo de Estado y presidente del Consejo de Ministros. Ni tardo ni perezoso, el nuevo dictador cubano reiteró que se quedaba encerrado en el bunker, ahora fortalecido con rostros de viejos represores y vagas promesas de eliminar algunas de las hirientes prohibiciones que imperan en el país.
Para los que esperaban señales de cambios hacia un relevo generacional civilista en la nomenclatura cubana con la renuncia del gran caudillo estalinista y el ascenso de Carlos Lage a las dos presidencias, mientras Raúl heredaría la jerarquía absoluta en el estamento militar, los resultados no pueden haber sido más decepcionantes.
No solamente no aparecieron caras nuevas entre los dirigentes principales, sino que un hombre tan retrógrado como José Ramón Machado Ventura, uno de los cerebros de la persecución durante el famoso quinquenio gris cultural en la década de 1970; arquetipo y defensor del dogmatismo estalinista en el socialismo cubano; contrario acérrimo a las iniciativas de privatización y mercado abierto campesino generadas en el pasado; y aliado inseparable de Fidel Castro en todos sus fechorías de torturas al presidio político cubano desde 1959, ha sido elevado como el segundo hombre de Cuba.
Un retroceso sin perspectivas ni opciones reales, predijeron inmediatamente algunos estudiosos del acontecer cubano. O sea que si por alguna razón biológica, desapareciera Raúl Castro de la escena cubana, Machado Ventura, ese oscuro personaje oculto entre los entresijos del poder desde hace cinco décadas y cerebro del rostro más grosero y represivo del estalinismo castrista, sería el próximo presidente del Consejo de Estado cubano.
El resto de los vicepresidentes del Consejo de Estado, son las mismas caras incoloras y de reiterada veteranía: Juan Almeida Bosque, Carlos Lage Dávila, Julio Casas Regueiro, Esteban Lazo Hernández y Abelardo Colomé Ibarra, aunque ahora se suman como reforzamiento militar, los viejos generales de la cúpula del poder, Cintra Frías, jefe del Ejército Occidental, Alvaro López Miera, jefe del Estado Mayor General y el comandante histórico de 79 años de edad, Guillermo García.
Todo este retroceso del simulacro parlamentario en la sucesión del caudillo enfermo, hizo que pasara desapercibida la entrada de trece nuevos miembros al Consejo de Estado, que por tener menos edad, no pertenecen a la generación de la revolución histórica del comunismo cubano.
Llamativo que en ninguna de las vice-presidencias apareciera Ramiro Valdés, el veterano torturador graduado en la STASSI alemana, que enseñara al mundo comunista y a Cuba a perseguir y a maltratar sin clemencia alguna.
Ya desde su bunker y en un gesto inaudito para reforzar el culto a la personalidad reinante en Cuba desde 1959, Raúl Castro solicitó a la ficción de Parlamento cubano que todos los acuerdos de importancia, sean previamente consultados a Fidel Castro. La respuesta sumisa de unanimidad del simulacro parlamentario no se hizo esperar.
Pero en qué quedamos, se peinan o se hacen papelillos, según el propio Fidel Castro, se retira por su estado grave de salud y por su falta de movilidad.
En otro ángulo y de acuerdo a la lógica de su última entrevista con Randy Alonso mostrada en la TV cubana, se retira también por su incapacidad de articular y expresar frases coherentes, hecho que se comprobó cuando en ese espectáculo televisivo penoso, el caudillo enfermo confundió la velocidad de la luz, con el uranio, con Newton, con Alemania, con el cobalto y con el peso del plomo.
Ya todos saben que Fidel Castro se retira por su estado de senilidad y porque físicamente le aqueja una peligrosa dolencia infecciosa, por la cual ha tenido que ir al salón de operaciones en cuatro ocasiones.
Pero no importa, en otra mentira para mantener ese culto ciego al líder indiscutible, que ha dividido a Cuba en mil pedazos, la ha encerrado en una gran cárcel y la ha desarticulado con sus improvisaciones desastrosas en el campo económico, el nuevo dictador Raúl Castro, desde su bunker, promete consultar lo más importante al anciano caudillo enfermo.
En la otra parte de su discurso, Raúl Castro prometió eliminar las más sencillas prohibiciones que afectan a los cubanos, como parte de las primeras medidas a implementar que el pueblo exige a grito destemplado.
Suponemos, pues en el corto discurso de media hora, el nuevo dictador cubano no precisó las prohibiciones a liberar, por lo que muchos esperan que haya hecho referencia a las discriminaciones de los cubanos en los hoteles turísticos, en las tiendas para extranjeros, en los viajes al exterior y en la movilidad de una provincia a otra dentro de la isla.
No creemos que de momento la dictadura castrista tenga solidez monetaria ni crediticia para eliminar la discriminación de las dos monedas imperantes, el peso cubano miserable, por una parte, y el dólar de los extranjeros y funcionarios privilegiados, por la otra.
Tampoco nadie cree que el régimen tenga el capital disponible necesario para aportar soluciones a la caótica crisis de la vivienda y del transporte. Pero definitivamente algunas de las odiadas prohibiciones tendrán que caer por gravedad social y exigencia popular.
Además, el régimen castrista tendrá que gastar todos sus pobres activos de capital, en mejorar inmediatamente la canasta familiar alimenticia de los cubanos de a pie.
De momento, las nuevas autoridades cubanas, no han aportado ninguna esperanza a los que esperaban que una nueva generación asumiera el impulso de los cambios democráticos que todos piden desesperadamente.
El Raúl Castro “light” que algunos pronosticaron, no apareció ni en los centros espiritistas más apartados. La Cuba castrista ha apostado, una vez más, por el continuismo decadente y fracasado.
Lo demás quedará en manos del pueblo.

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