Los fundamentos de la moral de Margarita
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Los fundamentos de la moral de Margarita
Moral socialista » image_preview
La legislación penal considera peligrosa, las conductas contrarias a las normas de la moral socialista. En unos casos las sanciona, en otros, las intenta reformar mediante la imposición de medidas de seguridad predelictivas. ¿Cuáles son las normas de la moral socialista? El legislador no las define ni especifica. No obstante, exige al ciudadano ajustar su conducta, de acuerdo a los parámetros morales establecidos por el ideal comunista. Ideología con reconocimiento constitucional dentro del sistema jurídico.
Los socialistas cubanos, parten de la tesis de que el comunismo, es la meta superior de la humanidad, y el socialismo la única vía para el progreso económico, político y social. Conclusión: la moral socialista resume la equidad, justicia y bienestar general. Sus normas no están concretadas ni definidas en un código, no obstante, las autoridades políticas penalizan su violación.
Esta teoría es la que fundamenta la diferencia entre el delito político y el contrarrevolucionario. En el delito político la persona realiza una actividad con el propósito de hacer avanzar la sociedad hacia el progreso de la humanidad o de una parte de ella. El contrarrevolucionario es contrapuesto, en el sentido de que el agente comisor, pretende hacer retroceder a la comunidad.
La concepción fue implantada por Fidel Castro en el escrito de denuncia contra Batista y sus cómplices, por el Golpe de Estado del 10 de marzo de 1952. El escrito, fechado el 24 de marzo de ese mismo año, estuvo dirigido al Tribunal de Urgencia de La Habana. Castro rechazó la posibilidad de que el asalto al poder fuera calificado como delito político, porque estaba encaminado a hacer retroceder al pueblo de Cuba.
En ese sentido, la Revolución de 1959 constituye la máxima expresión de desarrollo humano. Luego, es una presunción que no admite prueba en contrario, que todo cubano que se oponga al sistema socialista, desea que el país pierda su soberanía en favor del imperialismo (norteamericano) capitalista y retroceda a un sistema semicolonial.
Revolucionario será quien cumpla las normas que dicta la moral socialista, resumidas en el deber de defender la revolución (la patria) hasta la muerte. Visto así, en la Cuba socialista y posrevolucionaria, no hay presos políticos, sino contrarrevolucionarios.
El orden institucional y jurídico refuerza esta tesis, al subordinar los intereses individuales a los fines del Estado socialista. La Constitución de la República en su artículo 62 establece que “Ninguna de las libertades reconocidas a los ciudadanos puede ser ejercida contra lo establecido en la Constitución y las leyes, ni contra la existencia y fines del Estado socialista, ni contra la decisión del pueblo cubano de construir el socialismo y el comunismo. La infracción de este principio es punible”.
Significa que la manifestación contraria al sistema puede ser catalogada como ‘una especial proclividad para cometer delito’. Los disidentes son sujetos antisociales y la forma más sencillas de convertirlos en delincuentes comunes, es aplicándole medidas de seguridad predelictiva. En otros casos son sancionados severamente, por la comisión de delitos contra la seguridad del Estado, la independencia y la economía nacional.
[url=Jurisconsulto de Cuba]http://jurisconsultocuba.wordpress.com/perfil/consejos-utiles/estado-peligroso/moral-socialista/image_preview/[/url]
La legislación penal considera peligrosa, las conductas contrarias a las normas de la moral socialista. En unos casos las sanciona, en otros, las intenta reformar mediante la imposición de medidas de seguridad predelictivas. ¿Cuáles son las normas de la moral socialista? El legislador no las define ni especifica. No obstante, exige al ciudadano ajustar su conducta, de acuerdo a los parámetros morales establecidos por el ideal comunista. Ideología con reconocimiento constitucional dentro del sistema jurídico.
Los socialistas cubanos, parten de la tesis de que el comunismo, es la meta superior de la humanidad, y el socialismo la única vía para el progreso económico, político y social. Conclusión: la moral socialista resume la equidad, justicia y bienestar general. Sus normas no están concretadas ni definidas en un código, no obstante, las autoridades políticas penalizan su violación.
Esta teoría es la que fundamenta la diferencia entre el delito político y el contrarrevolucionario. En el delito político la persona realiza una actividad con el propósito de hacer avanzar la sociedad hacia el progreso de la humanidad o de una parte de ella. El contrarrevolucionario es contrapuesto, en el sentido de que el agente comisor, pretende hacer retroceder a la comunidad.
La concepción fue implantada por Fidel Castro en el escrito de denuncia contra Batista y sus cómplices, por el Golpe de Estado del 10 de marzo de 1952. El escrito, fechado el 24 de marzo de ese mismo año, estuvo dirigido al Tribunal de Urgencia de La Habana. Castro rechazó la posibilidad de que el asalto al poder fuera calificado como delito político, porque estaba encaminado a hacer retroceder al pueblo de Cuba.
En ese sentido, la Revolución de 1959 constituye la máxima expresión de desarrollo humano. Luego, es una presunción que no admite prueba en contrario, que todo cubano que se oponga al sistema socialista, desea que el país pierda su soberanía en favor del imperialismo (norteamericano) capitalista y retroceda a un sistema semicolonial.
Revolucionario será quien cumpla las normas que dicta la moral socialista, resumidas en el deber de defender la revolución (la patria) hasta la muerte. Visto así, en la Cuba socialista y posrevolucionaria, no hay presos políticos, sino contrarrevolucionarios.
El orden institucional y jurídico refuerza esta tesis, al subordinar los intereses individuales a los fines del Estado socialista. La Constitución de la República en su artículo 62 establece que “Ninguna de las libertades reconocidas a los ciudadanos puede ser ejercida contra lo establecido en la Constitución y las leyes, ni contra la existencia y fines del Estado socialista, ni contra la decisión del pueblo cubano de construir el socialismo y el comunismo. La infracción de este principio es punible”.
Significa que la manifestación contraria al sistema puede ser catalogada como ‘una especial proclividad para cometer delito’. Los disidentes son sujetos antisociales y la forma más sencillas de convertirlos en delincuentes comunes, es aplicándole medidas de seguridad predelictiva. En otros casos son sancionados severamente, por la comisión de delitos contra la seguridad del Estado, la independencia y la economía nacional.
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