Hugo Chávez vuelve a aporrear sus tumbadoras de guerra contra Colombia
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Hugo Chávez vuelve a aporrear sus tumbadoras de guerra contra Colombia
Friday, 23 July 2010
Hugo Chávez vuelve a aporrear sus tumbadoras de guerra contra Colombia
Aquí paz y en el cielo gloria, ¿o preludio de debacle en el Palacio de Miraflores?
(Plus planes de autogolpe correctivo en Caracas de la contrainteligencia castrista y consiguientes repercusiones en la Isla en caso de fracaso)
Por Jorge A. Pomar, Colonia
Como era de prever, acusada con pruebas en la mano por el embajador de Colombia ante la OEA, Luis Alfonso Hoyos, de albergar del otro lado de la frontera a unos 1.500 guerrilleros y la friolera de 87 campamentos de las vapuleadas FARC, la cancillería venezolana le ha dado un plazo de 72 horas a su homóloga colombiana para que desaloje su embajada caraqueña. Es más que obvio que los mandos en fuga de la narcoguerrilla farcista consigue seguir eludiendo el acoso de las experimentadas tropas colombianas gracias a esa providencial red de santuarios chavistas.
Se descarta que el presidente saliente Álvaro Uribe, cuya denuncia cabe interpretar como un gesto de cortesía con su sucesor electo Juan Manuel Santos, ordene a sus tropas especiales violar la soberanía del país vecino y golpear sin compasión los enclaves venezolanos de las FARC como hizo con el campamento de Raúl Reyes en Ecuador. No obstante, demagogo de siete suelas como es, el pendenciero Hugo Chávez, quien según consta en vídeo llegó a entregarle a la jefatura de sus aliados colombianos la espada de Bolívar, ha vuelto a decretar el zafarrancho de combate para su soldadesca de zarzuela. Nada paradójico ni asombroso bajo el sol de vodevil bolivariano. No en balde sus rayos calientan hoy la osamenta del recién exhumado “Libertador”.
Sin comerla ni beberla, Simón Bolívar y Ponte había sido previamente converso, cañona macabro-surrealista de por medio, al credo del profeta judeoalemán del “socialismo científico”, quien se interesó tanto por el exótico personaje como para agotar todas las fuentes disponibles en la biblioteca de Londres y emplearse a fondo en descaracterizarlo nada menos que como “El Napoleón de las retiradas”.
Acuñado originalmente en plena campaña por el general mulato Piar, a instigación del déspota ofendido, el sarcástico epíteto le costaría al corajudo conquistador de Guayana el paredón, so pretexto de “conspirar contra los blancos”. Fechado en 1858, la desmitificadora, chispeante semblanza de marras, escrita con toda la finura estilística y mala leche del tristemente celebérrimo coautor del fatídico Manifiesto comunista, se titula "Bolívar y Ponte" y se lee completo en versión castellana AQUÍ en alemán ACÁ, si por ventura el lector domina bien la lengua del profeta de Tréveris. Con tanto provecho como hilaridad. Si aún no ha tenido el placer humorístico de vacilar al Libertador de América, no se lo pierda por nada del mundo. ¡Sin desperdicios!
Por una de esas curiosidades irónicas de la historia, al menos en lo referente a las calambrinas –y al gusto por la grandilocuencia y la pomposidad ceremonial-- el circunstanciado relato de Karl Marx ratifica por un lado a Hugo Chávez como epígono de su ídolo y, por el otro, a todos aquellos mal pensados que se frotan las manos a la espera de volver a ver embolsado ante el súbito desenlace adverso de un conflicto fronterizo con las cujeadas tropas colombianas.
Con todo, lo del “preludio de debacle” subtitular suena exagerado incluso a los oídos de mí alebrestado Alter Ego, fiel a su máxima infecto-contagiosa de que, con la mala pinta que trae ahora mismo el naipe subversivo allá en la Isla, la alegría por el mal enemigo es lo último que le va quedando por perder a cualquier opositor de ley. Sin duda, el muy canalla calcula que, de volverse loco el Gorila Rojo, desoír los consejos disuasorios de sus mentores biránicos y llevar sus amenazas a vías de hecho, otro gallo cantaría y tanto sus arrechos compatriotas como la ya resignada cubanidad de a pie saldrían ganando “más temprano que tarde”.
Pero para adivino Dios; ya se sabe que en los por lo común enmarañados asuntos de la polis hasta “Paul”, el infalible pulpo adivino del Mundial de Fútbol, se declararía incompetente. (Como tampoco, por cierto, la "mano de Dios" del sangrón Maradona, por más que empuje a su lado en el noticiero de Telesur, salva Chávez de la impopularidad en Sudamérica.) Hecha la salvedad, lo más probable es que el diferendo vuelva a quedar en las usuales boconerías del Gorila Rojo. Sobre todo porque, conscientes de que las fuerzas armadas venezolanas, políticamente poco confiables y faltas de fogueo real, no pasan de ser una ficción mussolinesca, sus mañosos chulos habaneros jamás se jugarían a sabiendas semejante albur, capaz de cerrarles por carambola el caño de unas torrenciales regalías de crudo vitales para su propia supervivencia dinástica.
Por ende, es de suponer que, puestos involuntariamente ante tamaña perspectiva de desastres concatenados, no vacilarían en ponerse las pilas y perpetrar a la carrera en Caracas la más adecuada de las variantes de golpe palaciego diseñadas para conjurar a tiempo ese tipo de eventualidades, potencialmente incontrolables una vez que se les hayan ido de la mano. Para ello, les bastaría con radiarles la nueva orden del día a su poderoso contingente militar y/o a sus mandos leales dentro del ejército venezolano para sacar ipso facto al simio enloquecido por el techo del Palacio de Miraflores con la misma eficacia con que lo repusieron frente a los torpes putschistas del 2002.
A día de hoy obraría a su favor la doble ventaja de ocho años más perfeccionando su hegemonía contrainteligente sobre casi todo el aparato estatal chavista, al extremo de copar la guardia pretoriana del pendejo inquilino del Palacio de Miraflores , plus la inexplicable escasez de casi todos los víveres, las colas cada vez más largas en los supermercados, el aumento exponencial del fraude electoral y la represión policial, y una arrechera popular tocando fondo frente a un movimiento chavista irrecuperablemente retrasado con respecto a cualquier agenda totalitaria.
A toda esta debilidad gubernamental habría que añadir otro factor propicio al autogolpe: el actual desconcierto de la oposición. Así las cosas, en el hipotético caso de ponérseles farruco ese jabao mofletudo y chancletero, igual en última instancia podrían apelar al socorrido expediente de asesinarlo. Acto seguido, se le achacaría el providencial magnicidio a cualquier deleznable chivo expiatorio. De ahí a legitimar revolucionariamente urbe y orbe a sus testaferros golpistas como oficiales honestos no hay más que un paso mediático: al llamado de la Patria de nuevo estuprada, los flamantes héroes y mártires habrían arriesgado sus preciosas vidas con tal de rescatar los ideales originales del chavismo, traicionados por la ineptitud, demagogia y megalomanía de su zafio fundador.
Para acabar de cuadrar la caja diversionista ya sólo faltaría el impacto publicitario del clásico ajuste de cuentas con la parte más desaforada e indócil de la corrupta "boliburguesía". Contra la cual sería muy conveniente, al objeto de redespertar las esperanzas latentes de la plebe chavista, desatar de inmediato la clásica campaña de recuperación de bienes malversados. Finalmente, descontando suspicacias tan previsibles como efímeras, la acomodaticia comunidad internacional respiraría aliviada y hasta la mismísima Colombia de Uribe & Santos, dándose por bien servida, se sentiría pasablemente satisfecha. "Y aquí paz y en el cielo gloria".
Salvo que, como prefiere mi maquiavélico Alter Ego con los dedos a guisa de pararrayos, en el último minuto el azar concurrente decida jugarles una mala pasada a nuestros ocurrentes guionistas de la DGI. Y en virtud de vaya Usted a saber cuáles imponderables, sobreañadidos a la certeza audiovisual de que en este segundo ensayo escache real en el Palacio de Miraflores difícilmente puedan apelar a la capacidad de improvisación del Magno Paciente (verlo tan recuperado refuerza el vaticino abicueril de que felizmente sobreviva al Hermanísimo, pero no creo que su prodigiosa mente se hallaría a la altura del escenario aquí imaginado), la precipitada operación de rescate acabe saliéndoles mal.
Fallo fatal ya visto en el Nuevo Mundo con Salvador Allende en Chile en el 73, y revisto diez años más tarde con el también infortunado Maurice Bishop en Granada. Dispongan lo que al respecto dispusieren Jehová y Belcebú durante las próximas horas, teniendo en cuenta el silogismo de que un eventual descalabro militar alentaría la rebelión cívico-militar, que a su vez se cargaría a Hugo Chávez junto con la gerencia de PDVESA y los envíos de petróleo subsidiado a la Isla…
Sigan la rima. Por el bien de una inmensa mayoría de venezolanos y cubanos de a pie, el Abicú y su Alter Ego, que nunca han sido pacifistas ni engrosarán las filas de la disidencia leal, ahora volcadas a la misión diplomática de gestionarle salvavidas turísticos y financieros al Castrato, apuestan al alimón por el estallido de una Blitzkrieg (guerra relámpago) fronteriza –otrosí, lo menos cruenta posible-- de la cual emergería un seguro vencedor: la Colombia escarmentada y liberal de Uribe-Santos.
En fin lo arriba insinuado: si Hugo Chávez pierde la chaveta, cumple sus bravatas y se bate como el Simón Bolívar descrito por Marx, la retirada de la frontera común promete ser de leyenda. Por descontado que no se atreverá a tanto sin el respaldo de La Habana, que a buen seguro no está por la labor. Pero tampoco es menos cierto que esos grandes movimientos de tropas a ambos lados de una frontera vasta y mal delimitada bien podrían dar lugar a sangrientos choques fortuitos entre pequeñas unidades dispersas susceptibles de irse a mayores por simpatía --y recíproca antipatía-- provocando de manera espontánea la conflagración temida por los respectivos estados mayores.
¡Y ahí mismo nuestros alarmados segurosos le organizan un discreto Waterloo a ese facultoso Napoleón de opereta dentro de los predios del Palacio de Miraflores! O al menos eso es lo que dispondría mi belicoso Alter Ego si estuviese en el pellejo de Raúl Castro,. Y sabemos de buena tinta que el Hermanísimo detesta al Gorila Rojo tanto o más que el Abicú, que no tiene por qué igualar al general en tirria a los "colores extraños".
Pero, aun en caso de éxito inicial, los riesgos de tiro por la culata serían considerables, ya que igual consta que nuestros "hermanos" venezolanos han acumulado suficientes razones de barril para odiar sin distingos todo lo que huela a cooperación insular y enjuague sociata. ¡Interesante! Por la parte que toca al criollaje alérgico al Castrato, insisto: a la vista del sopor, del mareo retropogre que sufre nuestra aterciopelada "resistencia" dialoguera y reconciliatoria, es evidente que, descontando la inexorable solución biológica, por el momento sólo un cambio drástico de la correlación de fuerzas en Venezuela sería capaz de romper la inercia castrista.
Efecto deseado de diente para fuera por nuestros caballos de Troya que, pese a la alharaca triunfalista armada por los firmantes de la Carta de los 74, el cardenal criollo de la sotana bajada y el canciller de los desatinos peninsulares, no surtirían el levantamiento de la "Posición Común" de la Unión Europea o la aprobación del proyecto de ley del Comité de Agricultura del Senado. Ni separados ni juntos. Cuestión de volver la vista hacia el sur en los próximos días, a ver si esta vez navegamos con suerte y, como es de esperar, el corojo hueco chavo-bolivariano se rompe primero que nuestro macao viejo castro-martiano...
por Jorge A. Pomar at 16:29
http://abiculiberal.blogspot.com/2010/07/hugo-chavez-vuelve-aporrear-los.html
Hugo Chávez vuelve a aporrear sus tumbadoras de guerra contra Colombia
Aquí paz y en el cielo gloria, ¿o preludio de debacle en el Palacio de Miraflores?
(Plus planes de autogolpe correctivo en Caracas de la contrainteligencia castrista y consiguientes repercusiones en la Isla en caso de fracaso)
Por Jorge A. Pomar, Colonia
Como era de prever, acusada con pruebas en la mano por el embajador de Colombia ante la OEA, Luis Alfonso Hoyos, de albergar del otro lado de la frontera a unos 1.500 guerrilleros y la friolera de 87 campamentos de las vapuleadas FARC, la cancillería venezolana le ha dado un plazo de 72 horas a su homóloga colombiana para que desaloje su embajada caraqueña. Es más que obvio que los mandos en fuga de la narcoguerrilla farcista consigue seguir eludiendo el acoso de las experimentadas tropas colombianas gracias a esa providencial red de santuarios chavistas.
Se descarta que el presidente saliente Álvaro Uribe, cuya denuncia cabe interpretar como un gesto de cortesía con su sucesor electo Juan Manuel Santos, ordene a sus tropas especiales violar la soberanía del país vecino y golpear sin compasión los enclaves venezolanos de las FARC como hizo con el campamento de Raúl Reyes en Ecuador. No obstante, demagogo de siete suelas como es, el pendenciero Hugo Chávez, quien según consta en vídeo llegó a entregarle a la jefatura de sus aliados colombianos la espada de Bolívar, ha vuelto a decretar el zafarrancho de combate para su soldadesca de zarzuela. Nada paradójico ni asombroso bajo el sol de vodevil bolivariano. No en balde sus rayos calientan hoy la osamenta del recién exhumado “Libertador”.
Sin comerla ni beberla, Simón Bolívar y Ponte había sido previamente converso, cañona macabro-surrealista de por medio, al credo del profeta judeoalemán del “socialismo científico”, quien se interesó tanto por el exótico personaje como para agotar todas las fuentes disponibles en la biblioteca de Londres y emplearse a fondo en descaracterizarlo nada menos que como “El Napoleón de las retiradas”.
Acuñado originalmente en plena campaña por el general mulato Piar, a instigación del déspota ofendido, el sarcástico epíteto le costaría al corajudo conquistador de Guayana el paredón, so pretexto de “conspirar contra los blancos”. Fechado en 1858, la desmitificadora, chispeante semblanza de marras, escrita con toda la finura estilística y mala leche del tristemente celebérrimo coautor del fatídico Manifiesto comunista, se titula "Bolívar y Ponte" y se lee completo en versión castellana AQUÍ en alemán ACÁ, si por ventura el lector domina bien la lengua del profeta de Tréveris. Con tanto provecho como hilaridad. Si aún no ha tenido el placer humorístico de vacilar al Libertador de América, no se lo pierda por nada del mundo. ¡Sin desperdicios!
Por una de esas curiosidades irónicas de la historia, al menos en lo referente a las calambrinas –y al gusto por la grandilocuencia y la pomposidad ceremonial-- el circunstanciado relato de Karl Marx ratifica por un lado a Hugo Chávez como epígono de su ídolo y, por el otro, a todos aquellos mal pensados que se frotan las manos a la espera de volver a ver embolsado ante el súbito desenlace adverso de un conflicto fronterizo con las cujeadas tropas colombianas.
Con todo, lo del “preludio de debacle” subtitular suena exagerado incluso a los oídos de mí alebrestado Alter Ego, fiel a su máxima infecto-contagiosa de que, con la mala pinta que trae ahora mismo el naipe subversivo allá en la Isla, la alegría por el mal enemigo es lo último que le va quedando por perder a cualquier opositor de ley. Sin duda, el muy canalla calcula que, de volverse loco el Gorila Rojo, desoír los consejos disuasorios de sus mentores biránicos y llevar sus amenazas a vías de hecho, otro gallo cantaría y tanto sus arrechos compatriotas como la ya resignada cubanidad de a pie saldrían ganando “más temprano que tarde”.
Pero para adivino Dios; ya se sabe que en los por lo común enmarañados asuntos de la polis hasta “Paul”, el infalible pulpo adivino del Mundial de Fútbol, se declararía incompetente. (Como tampoco, por cierto, la "mano de Dios" del sangrón Maradona, por más que empuje a su lado en el noticiero de Telesur, salva Chávez de la impopularidad en Sudamérica.) Hecha la salvedad, lo más probable es que el diferendo vuelva a quedar en las usuales boconerías del Gorila Rojo. Sobre todo porque, conscientes de que las fuerzas armadas venezolanas, políticamente poco confiables y faltas de fogueo real, no pasan de ser una ficción mussolinesca, sus mañosos chulos habaneros jamás se jugarían a sabiendas semejante albur, capaz de cerrarles por carambola el caño de unas torrenciales regalías de crudo vitales para su propia supervivencia dinástica.
Por ende, es de suponer que, puestos involuntariamente ante tamaña perspectiva de desastres concatenados, no vacilarían en ponerse las pilas y perpetrar a la carrera en Caracas la más adecuada de las variantes de golpe palaciego diseñadas para conjurar a tiempo ese tipo de eventualidades, potencialmente incontrolables una vez que se les hayan ido de la mano. Para ello, les bastaría con radiarles la nueva orden del día a su poderoso contingente militar y/o a sus mandos leales dentro del ejército venezolano para sacar ipso facto al simio enloquecido por el techo del Palacio de Miraflores con la misma eficacia con que lo repusieron frente a los torpes putschistas del 2002.
A día de hoy obraría a su favor la doble ventaja de ocho años más perfeccionando su hegemonía contrainteligente sobre casi todo el aparato estatal chavista, al extremo de copar la guardia pretoriana del pendejo inquilino del Palacio de Miraflores , plus la inexplicable escasez de casi todos los víveres, las colas cada vez más largas en los supermercados, el aumento exponencial del fraude electoral y la represión policial, y una arrechera popular tocando fondo frente a un movimiento chavista irrecuperablemente retrasado con respecto a cualquier agenda totalitaria.
A toda esta debilidad gubernamental habría que añadir otro factor propicio al autogolpe: el actual desconcierto de la oposición. Así las cosas, en el hipotético caso de ponérseles farruco ese jabao mofletudo y chancletero, igual en última instancia podrían apelar al socorrido expediente de asesinarlo. Acto seguido, se le achacaría el providencial magnicidio a cualquier deleznable chivo expiatorio. De ahí a legitimar revolucionariamente urbe y orbe a sus testaferros golpistas como oficiales honestos no hay más que un paso mediático: al llamado de la Patria de nuevo estuprada, los flamantes héroes y mártires habrían arriesgado sus preciosas vidas con tal de rescatar los ideales originales del chavismo, traicionados por la ineptitud, demagogia y megalomanía de su zafio fundador.
Para acabar de cuadrar la caja diversionista ya sólo faltaría el impacto publicitario del clásico ajuste de cuentas con la parte más desaforada e indócil de la corrupta "boliburguesía". Contra la cual sería muy conveniente, al objeto de redespertar las esperanzas latentes de la plebe chavista, desatar de inmediato la clásica campaña de recuperación de bienes malversados. Finalmente, descontando suspicacias tan previsibles como efímeras, la acomodaticia comunidad internacional respiraría aliviada y hasta la mismísima Colombia de Uribe & Santos, dándose por bien servida, se sentiría pasablemente satisfecha. "Y aquí paz y en el cielo gloria".
Salvo que, como prefiere mi maquiavélico Alter Ego con los dedos a guisa de pararrayos, en el último minuto el azar concurrente decida jugarles una mala pasada a nuestros ocurrentes guionistas de la DGI. Y en virtud de vaya Usted a saber cuáles imponderables, sobreañadidos a la certeza audiovisual de que en este segundo ensayo escache real en el Palacio de Miraflores difícilmente puedan apelar a la capacidad de improvisación del Magno Paciente (verlo tan recuperado refuerza el vaticino abicueril de que felizmente sobreviva al Hermanísimo, pero no creo que su prodigiosa mente se hallaría a la altura del escenario aquí imaginado), la precipitada operación de rescate acabe saliéndoles mal.
Fallo fatal ya visto en el Nuevo Mundo con Salvador Allende en Chile en el 73, y revisto diez años más tarde con el también infortunado Maurice Bishop en Granada. Dispongan lo que al respecto dispusieren Jehová y Belcebú durante las próximas horas, teniendo en cuenta el silogismo de que un eventual descalabro militar alentaría la rebelión cívico-militar, que a su vez se cargaría a Hugo Chávez junto con la gerencia de PDVESA y los envíos de petróleo subsidiado a la Isla…
Sigan la rima. Por el bien de una inmensa mayoría de venezolanos y cubanos de a pie, el Abicú y su Alter Ego, que nunca han sido pacifistas ni engrosarán las filas de la disidencia leal, ahora volcadas a la misión diplomática de gestionarle salvavidas turísticos y financieros al Castrato, apuestan al alimón por el estallido de una Blitzkrieg (guerra relámpago) fronteriza –otrosí, lo menos cruenta posible-- de la cual emergería un seguro vencedor: la Colombia escarmentada y liberal de Uribe-Santos.
En fin lo arriba insinuado: si Hugo Chávez pierde la chaveta, cumple sus bravatas y se bate como el Simón Bolívar descrito por Marx, la retirada de la frontera común promete ser de leyenda. Por descontado que no se atreverá a tanto sin el respaldo de La Habana, que a buen seguro no está por la labor. Pero tampoco es menos cierto que esos grandes movimientos de tropas a ambos lados de una frontera vasta y mal delimitada bien podrían dar lugar a sangrientos choques fortuitos entre pequeñas unidades dispersas susceptibles de irse a mayores por simpatía --y recíproca antipatía-- provocando de manera espontánea la conflagración temida por los respectivos estados mayores.
¡Y ahí mismo nuestros alarmados segurosos le organizan un discreto Waterloo a ese facultoso Napoleón de opereta dentro de los predios del Palacio de Miraflores! O al menos eso es lo que dispondría mi belicoso Alter Ego si estuviese en el pellejo de Raúl Castro,. Y sabemos de buena tinta que el Hermanísimo detesta al Gorila Rojo tanto o más que el Abicú, que no tiene por qué igualar al general en tirria a los "colores extraños".
Pero, aun en caso de éxito inicial, los riesgos de tiro por la culata serían considerables, ya que igual consta que nuestros "hermanos" venezolanos han acumulado suficientes razones de barril para odiar sin distingos todo lo que huela a cooperación insular y enjuague sociata. ¡Interesante! Por la parte que toca al criollaje alérgico al Castrato, insisto: a la vista del sopor, del mareo retropogre que sufre nuestra aterciopelada "resistencia" dialoguera y reconciliatoria, es evidente que, descontando la inexorable solución biológica, por el momento sólo un cambio drástico de la correlación de fuerzas en Venezuela sería capaz de romper la inercia castrista.
Efecto deseado de diente para fuera por nuestros caballos de Troya que, pese a la alharaca triunfalista armada por los firmantes de la Carta de los 74, el cardenal criollo de la sotana bajada y el canciller de los desatinos peninsulares, no surtirían el levantamiento de la "Posición Común" de la Unión Europea o la aprobación del proyecto de ley del Comité de Agricultura del Senado. Ni separados ni juntos. Cuestión de volver la vista hacia el sur en los próximos días, a ver si esta vez navegamos con suerte y, como es de esperar, el corojo hueco chavo-bolivariano se rompe primero que nuestro macao viejo castro-martiano...
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Re: Hugo Chávez vuelve a aporrear sus tumbadoras de guerra contra Colombia
Fechado en 1858, la desmitificadora, chispeante semblanza de marras, escrita con toda la finura estilística y mala leche del tristemente celebérrimo coautor del fatídico Manifiesto comunista, se titula "Bolívar y Ponte" y se lee completo en versión castellana AQUÍ
http://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/58-boliv.htm
http://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/58-boliv.htm
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