Alzados contra Castro: omisiones e intrigas

Alzados contra Castro: omisiones e intrigas

Enviado por ei en septiembre 8, 2010 – 13:02 pm

Arnaldo M. Fernández

La última historia del «alzamiento más prolongado contra Castro» acaba de estirarlo «hasta fines de 1966». Al parecer se revisa de este modo la historia oficial, que tiene hasta final literario en el Escambray con la liquidación (marzo 11, 1965) de Blas Tardío y su maltrecha columna. En lo adelante sólo hubo cacería puntual, hasta la captura (diciembre 4) de José Rebozo. Las demás guerrillas anticastristas corrieron igual suerte. El Frente Norte Las Villas-Camagüey, por ejemplo, se extinguió en el combate de Los Ramones (julio 6). Estirar la guerra civil hasta 1966 supone que la segunda edición (2007) de Cronología de la lucha contra el totalitarismo 1959-2006, de Pedro Corzo, vuelve a ser omisa, porque no registra acción guerrillera alguna ese año (páginas 247-51). Sin embargo, una omisión más intrigante se da con esta nota (noviembre 29, 1961): «Son ajusticiados, por fuerzas guerrilleras que operaban en el Escambray, dos delatores que servían al régimen…» (página 146). La Cronología… se había vuelto ya sospechosa de revisionismo político al tachar de delator (página 92) a Conrado Benítez, sin aclarar a quiénes había delatado. Aquellos dos delatores deben ser otro alfabetizador (Manuel Ascunce Domenech) y su alumno guajiro Pedro Lantigua Ortega, ahorcados con alambres de púa (noviembre 26, 1961) en la finca Palmarito (Limones Cantero) por guerrilleros al mando de Julio Emilio Carretero. La Cronología… no menciona este incidente por ninguna parte y parece confundir las fechas del «ajusticiamiento» y de adopción de la Ley 988 (noviembre 29, 1961), que apretó las clavijas con «pena de muerte a los que de cualquier forma se infiltren o invadan el territorio nacional u organicen o formen parte de un grupo armado, los responsables de incendios u otros estragos o delitos de asesinato, consumados o imperfectos, cuando sean perpetrados con fines contrarrevolucionarios».

Lo cierto es que las muertes de Benítez, Ascunce y otros dieron pie a Castro para englobar las guerrillas en su contra como «bandidos» y arraigar con su propaganda en el pueblo. Algo que no pudo hacer Batista con las ejecuciones de «chivatos» en la Sierra Maestra. No en balde la CIA terminó por informar (septiembre 30, 1966) que Castro era «el máximo líder sin discusión [y] la figura dominante en la política cubana». Y por lo demás, las guerras suelen ser a muerte. Castro emprendió la «limpia del Escambray» (septiembre 8, 1960) y se empinó «sobre la mancha de sangre que constituyó el crimen de Conrado Benítez, sobre la mancha eternamente ignominiosa de sangre y de cobardía que constituyó el asesinato de Manuel Ascunce, sobre la mancha eternamente aborrecible del asesinato del obrero que se fue a enseñar a los campesinos, Delfín Sen Cedré». Así mantuvo a su favor la correlación de fuerzas populares y dejó claro que su patente de guerra guerrillas se usó mal por los alzados en su contra.

-Foto: Osvaldo Ramírez García © Baracutey Cubano. El régimen de Castro atribuyó la muerte de Conrado Benítez a este jefe guerrillero, que cayó en Aromas de Velázquez (abril 16, 1962) luego de romper el cerco en Llanadas de Gómez. Lo sustituyó Tomás San Gil en la jefatura del Frente Unido Revolucionario del Escambray.
-Nota: La última historia estira también el comienzo de la «limpia»: El «3 de diciembre de 1960, Castro envió 60,000 milicianos al Escambray en la primera de dos grandes operaciones conocidas como limpias». No se explica entonces cómo el Jefe de Operaciones, Manuel «Piti» Fajardo, cayó antes (noviembre 30, 1960). Habría que precisar el estirón de milicianos, porque Castro dijo a Ramonet: «enviamos allí a 40 mil hombres» (Biografía a dos voces, 2006, páginas 242).

http://eichikawa.com/2010/09/alzados-contra-castro-omisiones-e-intrigas.html