-----------Los mancos mentales-------------
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Los mancos mentales
Enviado por ei en septiembre 20, 2010 – 12:33 pm
Angel Savón
“¡Mancos mentales! ¿Seremos tan cobardes de venir aquí a leer el testamento de José Antonio Echeverría y tengamos la cobardía y la miseria moral de suprimir tres líneas donde se hace referencia a Dios?”
El 13 de marzo de 1962, durante el acto celebrado en la escalinata de la Universidad de la Habana por el quinto aniversario del ataque al palacio presidencial, un dirigente de la Asociación de Jóvenes Rebeldes, el Cap. Fernando Ravelo, leyó el testamento político de Jose Antonio Echeverría eliminando las líneas que hacían referencia a Dios. Fidel Castro, que leía el discurso sentado en la tribuna, lo llamó al terminar y le preguntó el porqué de lo que había hecho: Me lo orientaron “ellos”, dijo Ravelo –futuro embajador de Cuba en Colombia y procesado por tráfico de drogas– señalando a un grupo de la tribuna.
El discurso de Castro fustigó con violencia la política sectaria, excluyente y dogmática que practicaban ciertos sectores. Esta fue la chispa que desencadenó el proceso llamado de “lucha contra el sectarismo” en el cual Aníbal Escalante y sus seguidores (“ellos”), miembros del antiguo Partido Socialista Popular y dirigentes de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (la ORI es la candela, coreaban entonces) fueron despojados de todos sus cargos y privilegios. A fines de ese mismo mes de marzo ya Aníbal había sido preso y enviado al exilio moscovita; otros ex militantes comunistas tuvieron parecido destino.
Es notable que gran parte de los miembros del antiguo partido socialista no apoyaban al gobierno de Fidel Castro, ni apoyaron su lucha armada. Algunos acusaban a Aníbal Escalante y a Blas Roca de haber vendido el Partido a Castro. A partir de la radical crítica de Fidel Castro, algunos miembros de la FEU y casi todos los de la Asociación de Jóvenes Rebeldes en la Universidad –menos de un mes después se llamaría Juventud Comunista–, que respondían a la orientaciones de Aníbal comenzaron el proceso de limpiar sus almas impuras mediante la sana práctica de la autocrítica. Irrumpían en las aulas universitarias y pedían permiso al profesor para autocriticarse ante los alumnos; confesaban ser dogmáticos y sectarios, faltando poco para la autoflagelación. Esto duró un tiempo, hasta que supieron que por mucha confesión de culpas ya su destino había sido decidido. El Dr Juan Marinello, destacado intelectual comunista, había sido nombrado Rector de la Universidad de la Habana en enero de ese mismo año 62, por lo que no procedía destituirlo en tan breve tiempo. Ya el capitán Vecino Alegret había sido incorporado como alumno a la Escuela de Ingeniería con la muy clara misión de regresar el poder político universitario a las manos del castrismo.
En nov 1963 se produjo el desenlace. Después de algunas reuniones de los dirigentes del alumnado con los miembros de la rectoría, y en presencia de funcionarios del gobierno (a una de ellas asistió el Che Guevara), fue destituído el rector Marinello y su vicerrector –un destacado ingeniero– y sustituído el primero por Juan Mier. El vicerrector destituído comentaba, en tono sarcástico, que él “era portador del pecado original”, no precisamente el de la manzana bíblica, sino por haber sido miembro del antiguo PSP. Gran parte de la culpa por este auge de los antiguos miembros del PSP al principio de la revolución se debe atribuir al propio Castro. La mayor parte de los miembros del 26 de Julio y del Directorio Revolucionario no eran comunistas y, al darse cuenta que lo de la “revolución humanista verde como las palmas” era una gran mentira, desertaban. Así, se daba el caso de funcionarios cubanos en el extranjero, diplomáticos, etc., que abandonaban sus cargos y se quedaban en países democráticos. También en el plano interno muchos de ellos, nombrados a cargos importantes, comenzaban a conspirar. Solo los antiguos comunistas eran confiables. No desertaban y se comportaban con obediencia y disciplina, adaptados a la vida de partido. En este caso se les pedía a las ORI y Aníbal Escalante situaba a su personal de confianza.
Ellos también estaban engañados en ese entonces, aunque no lo imaginaban, porque pensaban que la revolución era comunista y resultó fidelista. Todo este proceso de enfrentamiento a la ex Unión Soviética y a sus seguidores cubanos se prolongó durante seis años y tuvo su climax en marzo de 1968, cuando se destapa el llamado proceso de la microfracción. Aníbal Escalante, que había sido perdonado y administraba una granja de aves alejada de la capital, es llevado de nuevo a prisión junto a casi cuarenta antiguos comunistas. Muchas de las ideas y propuestas sustentadas por los miembros de la micro fracción fueron discutidas y aceptadas por el propio Partido Comunista de Cuba, en un intento de institucionalización que se llevó a cabo a partir de su primer congreso sin, por supuesto, hacer alusión a que eran las mismas condenadas por el gobierno en aquel proceso.
Por cierto, durante la famosa zafra de los diez millones –una de las grandes megametas de Castro en 1970–, Aníbal Escalante pronosticó su fracaso y auguró una producción de ocho millones y medio de toneladas, dando en el blanco con una puntería pasmosa. En ese año 1968, y después del encarcelamiento de los implicados en el proceso de la microfracción, el enfrentamiento a los soviéticos se hizo mas intenso. Castro, en ese 13 de marzo, anunció la ofensiva revolucionaria, que afectó severamente una economía que estaba ya en decadencia. Los soviéticos amenazaban con cortar el suministro de petróleo argumentando extensos trabajos de mantenimiento en el puerto de Bakú. Todo obligó a Castro a declarar, en el mes de agosto, su apoyo irrestricto a la invasión soviética de Checoslovaquia, algo en lo cual él había mostrado su desacuerdo. A partir de entonces, el proceso de destrucción de la nación cubana marchó sin tribulaciones.
-Foto: © La Jiribilla. Dirigentes del PSP hacia 1945. Todos sobrevivirían bajo el castrismo: de izquierda a derecha, Severo Aguirre, Blas Roca, Lázaro Peña, Juan Marinello y Salvador García Agüero.
http://eichikawa.com/2010/09/los-mancos-mentales.html
Enviado por ei en septiembre 20, 2010 – 12:33 pm
Angel Savón
“¡Mancos mentales! ¿Seremos tan cobardes de venir aquí a leer el testamento de José Antonio Echeverría y tengamos la cobardía y la miseria moral de suprimir tres líneas donde se hace referencia a Dios?”
El 13 de marzo de 1962, durante el acto celebrado en la escalinata de la Universidad de la Habana por el quinto aniversario del ataque al palacio presidencial, un dirigente de la Asociación de Jóvenes Rebeldes, el Cap. Fernando Ravelo, leyó el testamento político de Jose Antonio Echeverría eliminando las líneas que hacían referencia a Dios. Fidel Castro, que leía el discurso sentado en la tribuna, lo llamó al terminar y le preguntó el porqué de lo que había hecho: Me lo orientaron “ellos”, dijo Ravelo –futuro embajador de Cuba en Colombia y procesado por tráfico de drogas– señalando a un grupo de la tribuna.
El discurso de Castro fustigó con violencia la política sectaria, excluyente y dogmática que practicaban ciertos sectores. Esta fue la chispa que desencadenó el proceso llamado de “lucha contra el sectarismo” en el cual Aníbal Escalante y sus seguidores (“ellos”), miembros del antiguo Partido Socialista Popular y dirigentes de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (la ORI es la candela, coreaban entonces) fueron despojados de todos sus cargos y privilegios. A fines de ese mismo mes de marzo ya Aníbal había sido preso y enviado al exilio moscovita; otros ex militantes comunistas tuvieron parecido destino.
Es notable que gran parte de los miembros del antiguo partido socialista no apoyaban al gobierno de Fidel Castro, ni apoyaron su lucha armada. Algunos acusaban a Aníbal Escalante y a Blas Roca de haber vendido el Partido a Castro. A partir de la radical crítica de Fidel Castro, algunos miembros de la FEU y casi todos los de la Asociación de Jóvenes Rebeldes en la Universidad –menos de un mes después se llamaría Juventud Comunista–, que respondían a la orientaciones de Aníbal comenzaron el proceso de limpiar sus almas impuras mediante la sana práctica de la autocrítica. Irrumpían en las aulas universitarias y pedían permiso al profesor para autocriticarse ante los alumnos; confesaban ser dogmáticos y sectarios, faltando poco para la autoflagelación. Esto duró un tiempo, hasta que supieron que por mucha confesión de culpas ya su destino había sido decidido. El Dr Juan Marinello, destacado intelectual comunista, había sido nombrado Rector de la Universidad de la Habana en enero de ese mismo año 62, por lo que no procedía destituirlo en tan breve tiempo. Ya el capitán Vecino Alegret había sido incorporado como alumno a la Escuela de Ingeniería con la muy clara misión de regresar el poder político universitario a las manos del castrismo.
En nov 1963 se produjo el desenlace. Después de algunas reuniones de los dirigentes del alumnado con los miembros de la rectoría, y en presencia de funcionarios del gobierno (a una de ellas asistió el Che Guevara), fue destituído el rector Marinello y su vicerrector –un destacado ingeniero– y sustituído el primero por Juan Mier. El vicerrector destituído comentaba, en tono sarcástico, que él “era portador del pecado original”, no precisamente el de la manzana bíblica, sino por haber sido miembro del antiguo PSP. Gran parte de la culpa por este auge de los antiguos miembros del PSP al principio de la revolución se debe atribuir al propio Castro. La mayor parte de los miembros del 26 de Julio y del Directorio Revolucionario no eran comunistas y, al darse cuenta que lo de la “revolución humanista verde como las palmas” era una gran mentira, desertaban. Así, se daba el caso de funcionarios cubanos en el extranjero, diplomáticos, etc., que abandonaban sus cargos y se quedaban en países democráticos. También en el plano interno muchos de ellos, nombrados a cargos importantes, comenzaban a conspirar. Solo los antiguos comunistas eran confiables. No desertaban y se comportaban con obediencia y disciplina, adaptados a la vida de partido. En este caso se les pedía a las ORI y Aníbal Escalante situaba a su personal de confianza.
Ellos también estaban engañados en ese entonces, aunque no lo imaginaban, porque pensaban que la revolución era comunista y resultó fidelista. Todo este proceso de enfrentamiento a la ex Unión Soviética y a sus seguidores cubanos se prolongó durante seis años y tuvo su climax en marzo de 1968, cuando se destapa el llamado proceso de la microfracción. Aníbal Escalante, que había sido perdonado y administraba una granja de aves alejada de la capital, es llevado de nuevo a prisión junto a casi cuarenta antiguos comunistas. Muchas de las ideas y propuestas sustentadas por los miembros de la micro fracción fueron discutidas y aceptadas por el propio Partido Comunista de Cuba, en un intento de institucionalización que se llevó a cabo a partir de su primer congreso sin, por supuesto, hacer alusión a que eran las mismas condenadas por el gobierno en aquel proceso.
Por cierto, durante la famosa zafra de los diez millones –una de las grandes megametas de Castro en 1970–, Aníbal Escalante pronosticó su fracaso y auguró una producción de ocho millones y medio de toneladas, dando en el blanco con una puntería pasmosa. En ese año 1968, y después del encarcelamiento de los implicados en el proceso de la microfracción, el enfrentamiento a los soviéticos se hizo mas intenso. Castro, en ese 13 de marzo, anunció la ofensiva revolucionaria, que afectó severamente una economía que estaba ya en decadencia. Los soviéticos amenazaban con cortar el suministro de petróleo argumentando extensos trabajos de mantenimiento en el puerto de Bakú. Todo obligó a Castro a declarar, en el mes de agosto, su apoyo irrestricto a la invasión soviética de Checoslovaquia, algo en lo cual él había mostrado su desacuerdo. A partir de entonces, el proceso de destrucción de la nación cubana marchó sin tribulaciones.
-Foto: © La Jiribilla. Dirigentes del PSP hacia 1945. Todos sobrevivirían bajo el castrismo: de izquierda a derecha, Severo Aguirre, Blas Roca, Lázaro Peña, Juan Marinello y Salvador García Agüero.
http://eichikawa.com/2010/09/los-mancos-mentales.html
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