“Que la dictadura caiga es la única forma de hacer justicia en Cuba”. Julio César Strassera(fiscal que juzgó a Videla en Argentina).
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“Que la dictadura caiga es la única forma de hacer justicia en Cuba”. Julio César Strassera(fiscal que juzgó a Videla en Argentina).
“Que la dictadura caiga es la única forma de hacer justicia en Cuba”. Julio César Strassera.
Septiembre 24, 2010
por Zoé Valdés
Quien así se expresa es el fiscal que juzgó a Videla en Argentina. Entrevista en el blog Punt de Vista-Cuba, que desde hoy colocaré en el blogroll. Gracias a Tania Quintero.
Julio C. Strassera: "Que la dictadura caiga es la única forma de hacer justicia en #Cuba"
Esta entrevista ha sido publicada originalmente en el sitio de Martí Noticias
(Martí Noticias, Joan Antoni Guerrero Vall, 23/09/10) - Julio César Strassera (Buenos Aires, 1933) fue el fiscal que condenó a las tres primeras juntas militares de la dictadura argentina de Jorge Videla. Un proceso judicial de referencia ya que fue el único país de la zona que juzgó ante los tribunales civiles a los principales responsables del régimen militar.
En esta entrevista recuerda el proceso, al cumplirse el 25 aniversario de su celebración, y se pronuncia sobre la dictadura de los hermanos Castro, la última de América Latina. El ex fiscal argentino afirma que el régimen castrista es "un gobierno ilegal" y considera que existen suficientes elementos para procesar a los responsables de la dictadura cubana. Ahora bien, cree que en Cuba sólo se podrá hacer justicia sólo cuando el régimen caiga.
La historia de los países del Cono Sur acumula un pasado de dictaduras y procesos de tránsito hacia la democracia. A su juicio, ¿qué elementos coinciden en el fin de las dictaduras en Argentina, Chile o Uruguay?
El fin de las dictaduras obedece a las mismas causas, generalmente la gente se harta de ellas. El fin de la dictadura argentina y la transición posterior tiene, como origen, primero, la derrota en la guerra de las Malvinas. En segundo lugar, que fue el único de todos los países de América Latina donde se enjuició ante los tribunales civiles a los máximos responsables de la dictadura. Esto no pasó en ningún otro lado.
Esta vía fue excepcional y pionera en el área. ¿Se sabía antes de empezar el juicio el horror que escondía la dictadura de Videla?
Se sabía que habían ocurrido cosas muy graves y que desaparecía gente, pero el horror se conoció en el juicio. Este es el mérito más grande que tiene el juicio a las juntas, porque alguien lo podría haber hecho mejor o peor que nosotros, esto yo no lo sé, pero lo importante fue la decisión política y el esclarecimiento porque ya después del juicio nadie dudó, ni ellos mismos que negaron siempre todo, que fue lo que ocurrió en la Argentina.
En este proceso, ¿cuántas personas fueron las encausadas?
Fueron encausadas nueve personas. No todas fueron condenadas. La primera junta sí, Videla, Massera y Agosti. La segunda también, con condenas menores. Y la tercera fue absuelta porque fueron los últimos y no pudimos probar cosas muy graves, como homicidios, privaciones de libertad o tormentos, como sí lo hicimos en los casos anteriores.
¿Las pruebas que dejaron de su sistema de terror fueron muchas?
Fueron muchísimas y se estableció que había habido un plan criminal sistemático dado que pasaron de sur a norte y de este a oeste del país. Afectó a jóvenes, ancianos, sacerdotes, estudiantes, militantes políticos, guerrilleros y sindicalistas. Es decir, fue todo un panorama muy amplio y sobre todo ha habido pruebas terribles como la cantidad de habeas corpus denegados que hubo. Se pidieron estadísticas de dos años antes y dos años después de la dictadura. Dos años antes había una o dos por juzgado y año mientras que dos años después había cientos por juzgado y año. En el primer caso, casi siempre era la víctima que venía y hacía la denuncia, en cambio, en el segundo caso eran los familiares de la víctima, y la víctima no aparecía nunca.
Era un sistema represivo paralelo a las leyes del régimen...
Por supuesto, era un sistema clandestino y se probó. Mientras los tribunales funcionaban y se llevaba gente también. Tomaban preso a una persona, le cogían su cuaderno de notas telefónicas y luego se llevaban a todos los que salían en el cuaderno.
¿La mayoría de delitos estaban enmarcados en la categoría de lesa humanidad?
No, en ese momento no. Pero esto no interesaba tanto, ni tampoco el genocidio, porque la Argentina, como otros muchos países, pese a que firmó la convención que reprime el genocidio, no adaptó su legislación interna como era la obligación y no había un tipo penal que reprimiera el genocidio. Entonces se los condenó por delitos comunes. En Argentina, a diferencia de España, donde pueden poner a un individuo 300 años de prisión, el máximo son 25 años o prisión perpetua. Entonces a mí me bastaba con probar un homicidio alevoso o agravado para pedir prisión perpetua.
Todas las dictaduras coinciden en la impunidad y el abuso de poder con el que actúan los militares, nunca sometidos a un control. En Cuba, durante más de 50 años existe ese poder sin control.
Absolutamente sin control.
¿Qué paralelismos y diferencias encontramos, en este sentido, con todas estas dictaduras?
Cuba es otra dictadura. Una dictadura de corte comunista. Yo tengo mi posición tomada respecto al comunismo. Vemos que fueron tan graves los crímenes cometidos por Stalin como los cometidos por Hitler. Lo que pasa en Cuba es que tiene su sistema legal que permite esas cosas. No hay presos clandestinos en la Isla, son presos, presos políticos, presos por opinar, presos por pensar distinto del gobierno. Todo esto es muy grave, pero es su sistema legal. Es el sistema que se aplica allá y es una dictadura.
Un sistema legal allá pero que entra en contradicción con la carta fundamental de los derechos humanos...
Con la carta fundamental de los derechos humanos y con todas las convenciones internacionales.
Entonces, se acepta que hay una población en ese territorio nacional que vive sometida a un régimen que está violando sistemáticamente sus derechos...
Es un régimen absolutamente totalitario.
Siendo así, ¿cómo se puede hacer justicia en el caso de Cuba?
Esto es algo muy difícil de responder. Se podría hacer justicia una vez que cayera la dictadura. Esto es lo único. Porque ellos la hicieron, y no siempre justicia, cuando cayó la dictadura fusilaron sin forma de juicio a quien se les ocurrió. Y uno de los grandes responsables allí fue nuestro compatriota, el famoso Che Guevara. No hay más que leer los Diarios del Che Guevara, donde decía que un guerrillero tiene que ser una máquina de matar. Entonces esto es muy difícil, si cae la dictadura posiblemente tenga que responder. Ante tribunales legales, por supuesto.
Sus principales responsables son ya personas muy mayores...
Hoy sí. Los responsables directos son personas muy mayores. Pero entre los que siguen las instrucciones o entre los cómplices de esos responsables directos también hay gente joven, que participa del sistema de gobierno totalitario que hay en Cuba.
¿Y hay manera de que un ciudadano cubano en el exterior pueda exigir justicia del algún modo? Por ejemplo, se da el caso de la violación del derecho a entrar y salir libremente del país.
En sede internacional únicamente. Pero Cuba no pertenece a la Organización de Estados Americanos (OEA), no reconoce la autoridad del tribunal, así que prácticamente no tiene forma de hacerlo. El derecho de entrar y salir del país está recogido en la Constitución de la Argentina. Ese derecho no es reconocido en Cuba.
Usted apoyó en marzo una declaración surgida en Buenos Aires contra el régimen castrista que lo tachaba de gobierno ilegal...
Es un gobierno totalmente dictatorial e ilegal desde nuestro punto de vista. Desde el punto de vista de la civilización occidental.
De todas formas, a pesar de considerarse ilegal bajo este punto de vista, muchos presidentes visitan la Isla y se entrevistan con sus máximos responsables. ¿No es una forma de legitimar el régimen?
Cuba es un Estado que existe y la gente tiene relaciones diplomáticas y las relaciones diplomáticas están precisamente para eso, para intercambiar visitas. Eso no quiere decir que uno esté de acuerdo con el régimen. Hay quien se calla, que es distinto, como el gobierno de mi país, que se calla con Cuba, que se calla con Chávez y que cree que Chávez es un patriota. Esto ya es un poco más grave.
Pensando en el futuro de Cuba, ¿ha pensado usted nunca en si se va a producir justicia en la Isla?
No lo he pensado, pero tengo la esperanza de que este régimen de oprobio y dictatorial algún día se acabe porque tiene que acabarse. Se han acabado regímenes mucho peores como los de Hitler o Stalin. A quién se le hubiese ocurrido que iba a caer el sistema comunista nada más y nada menos que en Rusia, y cayó. Por eso yo siempre he dicho que uno de los hombres más importantes de este siglo -y yo soy un liberal y un demócrata, no tengo nada que ver con el comunismo- se llama Gorbachov. La obra de Gorbachov es importantísima, permitió la caída de un régimen de oprobio.
¿Dónde queda el derecho a la libertad individual en la mente de los gobernantes castristas?
Ellos abjuran de los derechos de libertad individual, por supuesto. En general, el sistema comunista habla así, de dictadura del proletariado.
A pesar de ello, sus discursos calan a menudo en sociedad democráticas.
Sí, en la juventud y en la gente de izquierdas. Creo, como decía Ortega y Gasset, que ser de derechas o ser de izquierdas es una de las formas de la hemiplejia moral. Hay gente que es proclive a aceptar ciertas cosas. Hoy tenemos un ejemplo en Argentina. El gobierno está intentando de controlar a la prensa de cualquier manera y ha mandado un proyecto de ley diciendo que es de utilidad pública la producción de papel. Esto es un disparate. Lo que pretende es tratar de controlar la producción de papel para los periódicos. Pero no hay escasez de papel, hay fábricas que lo producen y es que además la importación de papel tiene arancel cero, así que pueden importarlo si quieren. Lo único que pretenden es controlar de este modo a la prensa. Y hay ciertos sectores que pueden ser de extrema izquierda a quienes esto les gusta.
Por el hecho de poner los recursos de la prensa en manos del Estado...
Exacto. Esto les gusta a ciertos sectores y no ven el peligro.
Los derechos humanos como concepto se institucionalizan en la segunda mitad del siglo XX. ¿Cree que va a ser valores eternos, que fueron temporales, que hay que cuidarlos, que caerán en desuso?
Hay que cuidarlos y pienso que van a perdurar. La humanidad ha progresado, de esto no hay duda, incluso en materia de derechos humanos. Para el derecho penal se ha luchado mucho. Se ha luchado para pasar de un derecho penal autoritario a conseguir el principio de legalidad, el de la irretroactividad de la ley penal, el principio de la aplicación de la ley penal más benigna. Esto han sido años, a veces siglos ha costado. El principio de la erradicación total de la tortura, por ejemplo, la tortura era legal en la Edad Media, se torturaba con conocimiento de los jueces. Estamos a siglos luz, porque hoy nadie, ni las peores dictaduras, ni los mayores torturadores lo admiten.
En una entrevista con un periódico mexicano Fidel Castro admitió su responsabilidad en la persecución de homosexuales y el internamiento en los campos de reeducación. Estamos ante una confesión...
Es una confesión. Además él dijo que había estado en contra de los homosexuales.
¿En un juicio estas manifestaciones podrían usarse en su contra?
Yo creo que sí. Con un tribunal imparcial y que pudiera juzgar libremente no dudo que sería una prueba importante. Pero para hacer justicia en Cuba, primero tiene que caer la dictadura. Ver a Fidel Castro en el banco de los acusados, esto es imposible, no va a suceder. Que la dictadura caiga es la única forma de hacer justicia en Cuba. Pero hacer justicia, no venganza.
¿Cómo separamos la justicia de la venganza?
Es un tanto difícil porque generalmente se habla del fiscal como el representante de la vindicta publica, que no es otra cosa que la venganza pública, pero esto está tomado como venganza frente a la comisión de delitos. Lo que no es posible es enjuiciar a un individuo porque haya sido partidario de Fidel Castro. Esto sería venganza y no justicia.
¿Con los testimonios que tenemos de la represión en Cuba, podemos afirmar que el castrismo ha cometido crímenes de lesa humanidad?
Podríamos decir.
¿O podemos decir o decimos que los ha cometido?
Podríamos decir porque esto habría que verlo. Con los delitos de lesa humanidad hay que tener mucho cuidado. Aquí se dice que son aquellos que por su gravedad ofenden a la humanidad entera. Hay delitos muy graves y no todos son de lesa humanidad, como el tráfico internacional de drogas, el tráfico de personas, son delitos gravísimos, y deben ser penados como delitos muy graves, pero cuidado con la calificación de los delitos de lesa humanidad. Yo creo que son aquellos que se cometen sistemáticamente contra un grupo por su pertenencia racial, étnica, religiosa. Hay que tener mucho cuidado porque hay gente que pretende que sean delitos de lesa humanidad hasta los delitos contra el medio ambiente. Esto es muy grave también porque los delitos de lesa humanidad traen aparejados muchas consecuencias, una de ellas la imprescriptibilidad.
Septiembre 24, 2010
por Zoé Valdés
Quien así se expresa es el fiscal que juzgó a Videla en Argentina. Entrevista en el blog Punt de Vista-Cuba, que desde hoy colocaré en el blogroll. Gracias a Tania Quintero.
Julio C. Strassera: "Que la dictadura caiga es la única forma de hacer justicia en #Cuba"
Julio César Strassera, en su despacho de Buenos Aires. |
(Martí Noticias, Joan Antoni Guerrero Vall, 23/09/10) - Julio César Strassera (Buenos Aires, 1933) fue el fiscal que condenó a las tres primeras juntas militares de la dictadura argentina de Jorge Videla. Un proceso judicial de referencia ya que fue el único país de la zona que juzgó ante los tribunales civiles a los principales responsables del régimen militar.
En esta entrevista recuerda el proceso, al cumplirse el 25 aniversario de su celebración, y se pronuncia sobre la dictadura de los hermanos Castro, la última de América Latina. El ex fiscal argentino afirma que el régimen castrista es "un gobierno ilegal" y considera que existen suficientes elementos para procesar a los responsables de la dictadura cubana. Ahora bien, cree que en Cuba sólo se podrá hacer justicia sólo cuando el régimen caiga.
La historia de los países del Cono Sur acumula un pasado de dictaduras y procesos de tránsito hacia la democracia. A su juicio, ¿qué elementos coinciden en el fin de las dictaduras en Argentina, Chile o Uruguay?
El fin de las dictaduras obedece a las mismas causas, generalmente la gente se harta de ellas. El fin de la dictadura argentina y la transición posterior tiene, como origen, primero, la derrota en la guerra de las Malvinas. En segundo lugar, que fue el único de todos los países de América Latina donde se enjuició ante los tribunales civiles a los máximos responsables de la dictadura. Esto no pasó en ningún otro lado.
Esta vía fue excepcional y pionera en el área. ¿Se sabía antes de empezar el juicio el horror que escondía la dictadura de Videla?
Se sabía que habían ocurrido cosas muy graves y que desaparecía gente, pero el horror se conoció en el juicio. Este es el mérito más grande que tiene el juicio a las juntas, porque alguien lo podría haber hecho mejor o peor que nosotros, esto yo no lo sé, pero lo importante fue la decisión política y el esclarecimiento porque ya después del juicio nadie dudó, ni ellos mismos que negaron siempre todo, que fue lo que ocurrió en la Argentina.
En este proceso, ¿cuántas personas fueron las encausadas?
Fueron encausadas nueve personas. No todas fueron condenadas. La primera junta sí, Videla, Massera y Agosti. La segunda también, con condenas menores. Y la tercera fue absuelta porque fueron los últimos y no pudimos probar cosas muy graves, como homicidios, privaciones de libertad o tormentos, como sí lo hicimos en los casos anteriores.
¿Las pruebas que dejaron de su sistema de terror fueron muchas?
Fueron muchísimas y se estableció que había habido un plan criminal sistemático dado que pasaron de sur a norte y de este a oeste del país. Afectó a jóvenes, ancianos, sacerdotes, estudiantes, militantes políticos, guerrilleros y sindicalistas. Es decir, fue todo un panorama muy amplio y sobre todo ha habido pruebas terribles como la cantidad de habeas corpus denegados que hubo. Se pidieron estadísticas de dos años antes y dos años después de la dictadura. Dos años antes había una o dos por juzgado y año mientras que dos años después había cientos por juzgado y año. En el primer caso, casi siempre era la víctima que venía y hacía la denuncia, en cambio, en el segundo caso eran los familiares de la víctima, y la víctima no aparecía nunca.
Era un sistema represivo paralelo a las leyes del régimen...
Por supuesto, era un sistema clandestino y se probó. Mientras los tribunales funcionaban y se llevaba gente también. Tomaban preso a una persona, le cogían su cuaderno de notas telefónicas y luego se llevaban a todos los que salían en el cuaderno.
¿La mayoría de delitos estaban enmarcados en la categoría de lesa humanidad?
No, en ese momento no. Pero esto no interesaba tanto, ni tampoco el genocidio, porque la Argentina, como otros muchos países, pese a que firmó la convención que reprime el genocidio, no adaptó su legislación interna como era la obligación y no había un tipo penal que reprimiera el genocidio. Entonces se los condenó por delitos comunes. En Argentina, a diferencia de España, donde pueden poner a un individuo 300 años de prisión, el máximo son 25 años o prisión perpetua. Entonces a mí me bastaba con probar un homicidio alevoso o agravado para pedir prisión perpetua.
Todas las dictaduras coinciden en la impunidad y el abuso de poder con el que actúan los militares, nunca sometidos a un control. En Cuba, durante más de 50 años existe ese poder sin control.
Absolutamente sin control.
¿Qué paralelismos y diferencias encontramos, en este sentido, con todas estas dictaduras?
Cuba es otra dictadura. Una dictadura de corte comunista. Yo tengo mi posición tomada respecto al comunismo. Vemos que fueron tan graves los crímenes cometidos por Stalin como los cometidos por Hitler. Lo que pasa en Cuba es que tiene su sistema legal que permite esas cosas. No hay presos clandestinos en la Isla, son presos, presos políticos, presos por opinar, presos por pensar distinto del gobierno. Todo esto es muy grave, pero es su sistema legal. Es el sistema que se aplica allá y es una dictadura.
Un sistema legal allá pero que entra en contradicción con la carta fundamental de los derechos humanos...
Con la carta fundamental de los derechos humanos y con todas las convenciones internacionales.
Entonces, se acepta que hay una población en ese territorio nacional que vive sometida a un régimen que está violando sistemáticamente sus derechos...
Es un régimen absolutamente totalitario.
Siendo así, ¿cómo se puede hacer justicia en el caso de Cuba?
Esto es algo muy difícil de responder. Se podría hacer justicia una vez que cayera la dictadura. Esto es lo único. Porque ellos la hicieron, y no siempre justicia, cuando cayó la dictadura fusilaron sin forma de juicio a quien se les ocurrió. Y uno de los grandes responsables allí fue nuestro compatriota, el famoso Che Guevara. No hay más que leer los Diarios del Che Guevara, donde decía que un guerrillero tiene que ser una máquina de matar. Entonces esto es muy difícil, si cae la dictadura posiblemente tenga que responder. Ante tribunales legales, por supuesto.
Sus principales responsables son ya personas muy mayores...
Hoy sí. Los responsables directos son personas muy mayores. Pero entre los que siguen las instrucciones o entre los cómplices de esos responsables directos también hay gente joven, que participa del sistema de gobierno totalitario que hay en Cuba.
¿Y hay manera de que un ciudadano cubano en el exterior pueda exigir justicia del algún modo? Por ejemplo, se da el caso de la violación del derecho a entrar y salir libremente del país.
En sede internacional únicamente. Pero Cuba no pertenece a la Organización de Estados Americanos (OEA), no reconoce la autoridad del tribunal, así que prácticamente no tiene forma de hacerlo. El derecho de entrar y salir del país está recogido en la Constitución de la Argentina. Ese derecho no es reconocido en Cuba.
Usted apoyó en marzo una declaración surgida en Buenos Aires contra el régimen castrista que lo tachaba de gobierno ilegal...
Es un gobierno totalmente dictatorial e ilegal desde nuestro punto de vista. Desde el punto de vista de la civilización occidental.
De todas formas, a pesar de considerarse ilegal bajo este punto de vista, muchos presidentes visitan la Isla y se entrevistan con sus máximos responsables. ¿No es una forma de legitimar el régimen?
Cuba es un Estado que existe y la gente tiene relaciones diplomáticas y las relaciones diplomáticas están precisamente para eso, para intercambiar visitas. Eso no quiere decir que uno esté de acuerdo con el régimen. Hay quien se calla, que es distinto, como el gobierno de mi país, que se calla con Cuba, que se calla con Chávez y que cree que Chávez es un patriota. Esto ya es un poco más grave.
Pensando en el futuro de Cuba, ¿ha pensado usted nunca en si se va a producir justicia en la Isla?
No lo he pensado, pero tengo la esperanza de que este régimen de oprobio y dictatorial algún día se acabe porque tiene que acabarse. Se han acabado regímenes mucho peores como los de Hitler o Stalin. A quién se le hubiese ocurrido que iba a caer el sistema comunista nada más y nada menos que en Rusia, y cayó. Por eso yo siempre he dicho que uno de los hombres más importantes de este siglo -y yo soy un liberal y un demócrata, no tengo nada que ver con el comunismo- se llama Gorbachov. La obra de Gorbachov es importantísima, permitió la caída de un régimen de oprobio.
¿Dónde queda el derecho a la libertad individual en la mente de los gobernantes castristas?
Ellos abjuran de los derechos de libertad individual, por supuesto. En general, el sistema comunista habla así, de dictadura del proletariado.
A pesar de ello, sus discursos calan a menudo en sociedad democráticas.
Sí, en la juventud y en la gente de izquierdas. Creo, como decía Ortega y Gasset, que ser de derechas o ser de izquierdas es una de las formas de la hemiplejia moral. Hay gente que es proclive a aceptar ciertas cosas. Hoy tenemos un ejemplo en Argentina. El gobierno está intentando de controlar a la prensa de cualquier manera y ha mandado un proyecto de ley diciendo que es de utilidad pública la producción de papel. Esto es un disparate. Lo que pretende es tratar de controlar la producción de papel para los periódicos. Pero no hay escasez de papel, hay fábricas que lo producen y es que además la importación de papel tiene arancel cero, así que pueden importarlo si quieren. Lo único que pretenden es controlar de este modo a la prensa. Y hay ciertos sectores que pueden ser de extrema izquierda a quienes esto les gusta.
Por el hecho de poner los recursos de la prensa en manos del Estado...
Exacto. Esto les gusta a ciertos sectores y no ven el peligro.
Los derechos humanos como concepto se institucionalizan en la segunda mitad del siglo XX. ¿Cree que va a ser valores eternos, que fueron temporales, que hay que cuidarlos, que caerán en desuso?
Hay que cuidarlos y pienso que van a perdurar. La humanidad ha progresado, de esto no hay duda, incluso en materia de derechos humanos. Para el derecho penal se ha luchado mucho. Se ha luchado para pasar de un derecho penal autoritario a conseguir el principio de legalidad, el de la irretroactividad de la ley penal, el principio de la aplicación de la ley penal más benigna. Esto han sido años, a veces siglos ha costado. El principio de la erradicación total de la tortura, por ejemplo, la tortura era legal en la Edad Media, se torturaba con conocimiento de los jueces. Estamos a siglos luz, porque hoy nadie, ni las peores dictaduras, ni los mayores torturadores lo admiten.
En una entrevista con un periódico mexicano Fidel Castro admitió su responsabilidad en la persecución de homosexuales y el internamiento en los campos de reeducación. Estamos ante una confesión...
Es una confesión. Además él dijo que había estado en contra de los homosexuales.
¿En un juicio estas manifestaciones podrían usarse en su contra?
Yo creo que sí. Con un tribunal imparcial y que pudiera juzgar libremente no dudo que sería una prueba importante. Pero para hacer justicia en Cuba, primero tiene que caer la dictadura. Ver a Fidel Castro en el banco de los acusados, esto es imposible, no va a suceder. Que la dictadura caiga es la única forma de hacer justicia en Cuba. Pero hacer justicia, no venganza.
¿Cómo separamos la justicia de la venganza?
Es un tanto difícil porque generalmente se habla del fiscal como el representante de la vindicta publica, que no es otra cosa que la venganza pública, pero esto está tomado como venganza frente a la comisión de delitos. Lo que no es posible es enjuiciar a un individuo porque haya sido partidario de Fidel Castro. Esto sería venganza y no justicia.
¿Con los testimonios que tenemos de la represión en Cuba, podemos afirmar que el castrismo ha cometido crímenes de lesa humanidad?
Podríamos decir.
¿O podemos decir o decimos que los ha cometido?
Podríamos decir porque esto habría que verlo. Con los delitos de lesa humanidad hay que tener mucho cuidado. Aquí se dice que son aquellos que por su gravedad ofenden a la humanidad entera. Hay delitos muy graves y no todos son de lesa humanidad, como el tráfico internacional de drogas, el tráfico de personas, son delitos gravísimos, y deben ser penados como delitos muy graves, pero cuidado con la calificación de los delitos de lesa humanidad. Yo creo que son aquellos que se cometen sistemáticamente contra un grupo por su pertenencia racial, étnica, religiosa. Hay que tener mucho cuidado porque hay gente que pretende que sean delitos de lesa humanidad hasta los delitos contra el medio ambiente. Esto es muy grave también porque los delitos de lesa humanidad traen aparejados muchas consecuencias, una de ellas la imprescriptibilidad.
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