De Pactos Antillanos o La Traición Calculada
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De Pactos Antillanos o La Traición Calculada
ene 20, 2011
De Pactos Antillanos o La Traición Calculada
Cuba no es lugar ideal para realizar pactos. En fecha tan temprana como 1518 don Diego Velázquez y don Hernando Cortés pactaron en Fernandina, sólo para ver quién incumpliría primero. Cortés fue más rápido, y aquello devino en una tragedia azteca. Ya en época de bucaneros era sabido en Tortuga que el comercio de contrabando con la mayor de las Antillas podía ser lucrativo, pero nunca seguro. Si a los antillanos no les convenían los precios, podían arrojar fácilmente una enardecida milicia de pardos y prietos sobre los desprevenidos filibusteros, con la promesa de libertad -o al menos ron, pardas y prietas- para quien trajese la cabeza del capitán pirata.
Con tal infancia la componenda cubana no podía crecer sana. Así, por ejemplo, la Guerra de Independencia se desató cuando un impaciente oriental incumplió lo pactado entre conspiradores camagüeyanos y orientales. Eso lo hizo acreedor del título de Padre de la Patria. Tras 10 improductivos años de guerra, españoles y cubanos pactaron la paz. Ahí otro prócer oriental decidió romper el pacto, ganando el reconocimiento general como indómito e intransigente. Fue este general, por cierto, quien más aportó al convencimiento nacional de que no hay ley superior a los propios cojones. La vida republicana se basó precisamente en ese criterio. Y en los pactos entre vivos y bobos, pues con el advenimiento de la socialdemocracia dejó de haber paridad entre la perspicacia y la maldad.
Tras diversos pactos malogrados de forma más o menos sangrienta -ya fuese a nivel nacional entre socialdemócratas universitarios y sargentos golpistas, a nivel sindical entre anarquistas y comunistas, o a nivel criminal entre el Servicio de Inteligencia y la Academia de la Policía- los más impetuosos cubanos encontraron una causa común: enfrentarse a Fulgencio Batista. Ahí sobrevino el Pacto de México entre el M-26-7 y el DR. De antemano estaba claro que ambos pensaban engañarse a la primera oportunidad. Sin embargo, también era obvio que juntando una Bola de Churre con una Manzanita se pudriría la segunda. Fue lo que sucedió, y desembocó en una tragedia antillana que dura más de medio siglo.
Pero nadie aprende por traición ajena, y ahora mismo se pacta con la dictadura cubana. No hace falta adivinar quién traicionará a quién.
http://guicho-cronico.blogspot.com/2011/01/de-pactos-antillanos-o-la-traicion.html
De Pactos Antillanos o La Traición Calculada
Cuba no es lugar ideal para realizar pactos. En fecha tan temprana como 1518 don Diego Velázquez y don Hernando Cortés pactaron en Fernandina, sólo para ver quién incumpliría primero. Cortés fue más rápido, y aquello devino en una tragedia azteca. Ya en época de bucaneros era sabido en Tortuga que el comercio de contrabando con la mayor de las Antillas podía ser lucrativo, pero nunca seguro. Si a los antillanos no les convenían los precios, podían arrojar fácilmente una enardecida milicia de pardos y prietos sobre los desprevenidos filibusteros, con la promesa de libertad -o al menos ron, pardas y prietas- para quien trajese la cabeza del capitán pirata.
Con tal infancia la componenda cubana no podía crecer sana. Así, por ejemplo, la Guerra de Independencia se desató cuando un impaciente oriental incumplió lo pactado entre conspiradores camagüeyanos y orientales. Eso lo hizo acreedor del título de Padre de la Patria. Tras 10 improductivos años de guerra, españoles y cubanos pactaron la paz. Ahí otro prócer oriental decidió romper el pacto, ganando el reconocimiento general como indómito e intransigente. Fue este general, por cierto, quien más aportó al convencimiento nacional de que no hay ley superior a los propios cojones. La vida republicana se basó precisamente en ese criterio. Y en los pactos entre vivos y bobos, pues con el advenimiento de la socialdemocracia dejó de haber paridad entre la perspicacia y la maldad.
Tras diversos pactos malogrados de forma más o menos sangrienta -ya fuese a nivel nacional entre socialdemócratas universitarios y sargentos golpistas, a nivel sindical entre anarquistas y comunistas, o a nivel criminal entre el Servicio de Inteligencia y la Academia de la Policía- los más impetuosos cubanos encontraron una causa común: enfrentarse a Fulgencio Batista. Ahí sobrevino el Pacto de México entre el M-26-7 y el DR. De antemano estaba claro que ambos pensaban engañarse a la primera oportunidad. Sin embargo, también era obvio que juntando una Bola de Churre con una Manzanita se pudriría la segunda. Fue lo que sucedió, y desembocó en una tragedia antillana que dura más de medio siglo.
Pero nadie aprende por traición ajena, y ahora mismo se pacta con la dictadura cubana. No hace falta adivinar quién traicionará a quién.
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Azali- Admin
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Re: De Pactos Antillanos o La Traición Calculada
Este articulo esta' muy bueno,tambien.Cita detalles que son interesantes en la historia de Cuba,sin dudas.Lo hace medio en broma,pero en fin,con muchos detalles de realidad.
Alver- Cantidad de envíos : 6935
Fecha de inscripción : 26/02/2009
Re: De Pactos Antillanos o La Traición Calculada
El Guicho es bromista pero entre col y col ...dice tremendas verdades.
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Azali- Admin
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