Generacion Y
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Generacion Y
Húmedas pequeñeces
En los mismos días en que la destitución de Carlos Lage y Felipe Pérez Roque atrapaba la atención de la prensa extranjera y de los rumores callejeros, algo más cercano preocupaba a Xiomara. Desde hacía cuatro meses, a su pueblo de Pinar del Río no llegaban las almohadillas sanitarias que las mujeres usan para paliar los ciclos de la luna. Entre sus hijas y ella cortaron un par de sábanas y lograron hacerse algunas compresas, que lavaban después de usar. Si en el mercado racionado se ausenta este producto de higiene femenina, en las casas cubanas disminuyen las pocas toallas y fundas que todavía quedan. La naturaleza no entiende de mecanismos de distribución, así que cada veintiocho días tenemos una húmeda evidencia que los pone a prueba.
Xiomara cuenta –con la vergüenza de tener que hablar públicamente algo que preferiría mantener en privado– que las empleadas de su empresa tuvieron el mismo problema. “Era para que nos hubiéramos negado a ir al trabajo” me dice, y yo imagino una “huelga del período”, una masiva protesta marcada por el ciclo del óvulo que se deshace. Sin embargo, nada se detuvo en la provincia de Pinar del Río por esta “pequeñez”. Los funcionaros siguieron hablando de la “recuperación frente a los huracanes” y los periódicos –que lamentablemente no se pueden usar como almohadillas sanitarias– mencionaron el sobrecumplimiento en la cosecha de papas. El drama quedó escondido en los baños, se manifestó apenas en dos nuevas arrugas de preocupación en la frente de algunas féminas.
Hay quienes creen que la destitución de varios funcionarios o la fusión de un par de ministerios son los reales pasos en el camino del cambio. Sin embargo, yo siento que el detonante de las transformaciones pudiera ser, simplemente, un grupo de mujeres hastiadas de lavar -cada mes– las compresas usadas en su ciclo menstrual.
En los mismos días en que la destitución de Carlos Lage y Felipe Pérez Roque atrapaba la atención de la prensa extranjera y de los rumores callejeros, algo más cercano preocupaba a Xiomara. Desde hacía cuatro meses, a su pueblo de Pinar del Río no llegaban las almohadillas sanitarias que las mujeres usan para paliar los ciclos de la luna. Entre sus hijas y ella cortaron un par de sábanas y lograron hacerse algunas compresas, que lavaban después de usar. Si en el mercado racionado se ausenta este producto de higiene femenina, en las casas cubanas disminuyen las pocas toallas y fundas que todavía quedan. La naturaleza no entiende de mecanismos de distribución, así que cada veintiocho días tenemos una húmeda evidencia que los pone a prueba.
Xiomara cuenta –con la vergüenza de tener que hablar públicamente algo que preferiría mantener en privado– que las empleadas de su empresa tuvieron el mismo problema. “Era para que nos hubiéramos negado a ir al trabajo” me dice, y yo imagino una “huelga del período”, una masiva protesta marcada por el ciclo del óvulo que se deshace. Sin embargo, nada se detuvo en la provincia de Pinar del Río por esta “pequeñez”. Los funcionaros siguieron hablando de la “recuperación frente a los huracanes” y los periódicos –que lamentablemente no se pueden usar como almohadillas sanitarias– mencionaron el sobrecumplimiento en la cosecha de papas. El drama quedó escondido en los baños, se manifestó apenas en dos nuevas arrugas de preocupación en la frente de algunas féminas.
Hay quienes creen que la destitución de varios funcionarios o la fusión de un par de ministerios son los reales pasos en el camino del cambio. Sin embargo, yo siento que el detonante de las transformaciones pudiera ser, simplemente, un grupo de mujeres hastiadas de lavar -cada mes– las compresas usadas en su ciclo menstrual.
Azali- Admin
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Re: Generacion Y
Bajo presión, no… sin presión tampoco
Esta mañana, algunos amigos acompañamos a Edgar para entregar su apelación ante la negativa de salida del país. A unos pocos pasos de la oficina de Consultoría Jurídica está la sede de Inmigración y Extranjería a nivel nacional. Ya conocía el lugar, pues fue justamente allí donde hace un año hice una reclamación similar, que concluyó con la confirmación de que no podía “viajar por el momento”. Funcionarios uniformados y personas calladas a la espera de que su caso sea revisado, conforman el escenario de esta dependencia del MININT.
Las firmas recogidas entre cubanos de aquí y de allá, fueron entregadas a la oficial de turno, que confirmó que ahora tenían sesenta días para responder a su solicitud. El viernes, dos integrantes de la sección 21 le habían “sugerido” a Edgar que desistiera de presentarse en el lugar donde fuimos hoy. Le insinuaron que si se estaba tranquilo, le darían el permiso de viaje antes de agosto. Después de la huelga de hambre que hizo este joven, las autoridades migratorias no pueden –según contaron los inquietos muchachos- “actuar bajo presión”, porque parecería que se han visto obligados a dejarlo subir al avión.
Como si no fuera lo más común que los ciudadanos presionáramos y en respuesta a ello, los políticos enmendaran sus acciones. Para eso precisamente es que ocupan sus puestos, para ceder –una y otra vez- ante las demandas de la sociedad. ¿Es que no ha sido dicho ya –por suficientes voces- que el permiso de salida y entrada a Cuba, tiene que ser derogado? ¿Qué más tiene que ocurrir para que dejen de secuestrarnos ese derecho?
Esta mañana, algunos amigos acompañamos a Edgar para entregar su apelación ante la negativa de salida del país. A unos pocos pasos de la oficina de Consultoría Jurídica está la sede de Inmigración y Extranjería a nivel nacional. Ya conocía el lugar, pues fue justamente allí donde hace un año hice una reclamación similar, que concluyó con la confirmación de que no podía “viajar por el momento”. Funcionarios uniformados y personas calladas a la espera de que su caso sea revisado, conforman el escenario de esta dependencia del MININT.
Las firmas recogidas entre cubanos de aquí y de allá, fueron entregadas a la oficial de turno, que confirmó que ahora tenían sesenta días para responder a su solicitud. El viernes, dos integrantes de la sección 21 le habían “sugerido” a Edgar que desistiera de presentarse en el lugar donde fuimos hoy. Le insinuaron que si se estaba tranquilo, le darían el permiso de viaje antes de agosto. Después de la huelga de hambre que hizo este joven, las autoridades migratorias no pueden –según contaron los inquietos muchachos- “actuar bajo presión”, porque parecería que se han visto obligados a dejarlo subir al avión.
Como si no fuera lo más común que los ciudadanos presionáramos y en respuesta a ello, los políticos enmendaran sus acciones. Para eso precisamente es que ocupan sus puestos, para ceder –una y otra vez- ante las demandas de la sociedad. ¿Es que no ha sido dicho ya –por suficientes voces- que el permiso de salida y entrada a Cuba, tiene que ser derogado? ¿Qué más tiene que ocurrir para que dejen de secuestrarnos ese derecho?
Azali- Admin
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