Entonces, yo me pregunto, ¿dónde está el bloqueo?
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Entonces, yo me pregunto, ¿dónde está el bloqueo?
Mi corazón y mi alma están en Santiago de Cuba.•diciembre 13, 2010 • 7 comentarios
Mi nombre es Rick Schwag, vivo en Vermont, EE.UU. Y por las dudas, mi número telefónico es 802 626 5578.
Hace tres años, en Cuba, me pusieron 8 días en un centro de detención que hay detrás de las oficinas de inmigración donde se piden y prorrogan visas de residentes extranjeros y turistas, en la esquina de Factor y Final, Nuevo Vedado, La Habana. He renovado muchas visas allí; no sabía que en este complejo se incluía una prisión hasta que me vi encarcelado.
Mi delito fue intentar saber qué había sucedido con unas máquinas de anestesiología, muy valiosas, que donamos al hospital “William Soler” de La Habana. Al principio me dijeron que las máquinas no habían sido aceptadas y, como es normal, me dediqué a averiguar el paradero de las mismas. Fui al MINVEC (Ministerio de Inversión Extranjera), al MINSAP (Ministerio de Salud Pública), al ICAP (Instituto de Amistad con los Pueblos), a otros organismos y ministerios hasta que, quizás por tanto preguntar, me pusieron detenido. Y repito “detenido” porque así me lo dijeron; pero donde hay rejas y celdas, prefiero decir “encarcelado”.
En aquel entonces, después de ser liberado, la persona encargada de recibir las donaciones que llegaban desde América del Norte, Raciel Proenza, comentó que yo era un creador de problemas y que se aseguraría de que nunca más se me permitiera entrar a Cuba. Parecía una amenaza, pero cuando intenté regresar a la isla, se convirtió en realidad. Tuve que dormir en el suelo de la terminal aérea José Martí de La Habana, y fui forzosamente enviado de vuelta a los EE.UU. al día siguiente. ¡Eso fue mucho mejor que regresar a la cárcel!
Pero a ver, muchas personas trabajan con Cuba por política; en mi caso, la razón es estrictamente humanitaria y por el inmenso amor que me une a muchos cubanos. Pensé que podía ser útil y, visto en retrospectiva, eso fue un poco inusual. Comencé mis donaciones llevando cajas de Tylenol, los cubanos me decían que les era muy difícil conseguir medicamentos. Recuerdo en 1997, compré diez sacos grandes en los que podría llevar 120 libras de medicinas, parecía una cantidad enorme. Un año después ya estaba enviando mi primer contenedor de sillas dentales y camas de hospital. Todo en colaboración con los señores del hospital general de Santiago de Cuba. Una cosa llevó a la siguiente y creé una ONG sin fines de lucro, Caribbean Medical Transport. En los siguientes 10 años he enviado aproximadamente 20 contenedores de equipos médicos a Cuba, cada contenedor de 40 pies, con cerca de 20.000 libras de donaciones, casi siempre colaborando con otras ONG. Conozco a muchas personas que envían ayuda humanitaria a Cuba y estoy feliz de trabajar con ellas.
El segundo y tercer contenedor fueron cargados con 7.200 galones de pintura que recibimos de una planta de reciclaje en Oregón. ¡Y fue algo maravilloso! La pintura fue para los hospitales.
Desde el principio vi la enorme diferencia de trabajar con las personas de Santiago de Cuba: Los directores de hospital, los funcionarios del MINSAP provincial y municipal; y los burócratas de La Habana.
Recuerdo haberme reunido, por el tema de la pintura, con el director de donaciones del MINSAP en La Habana. El quería que toda la pintura fuese a La Habana. Mi punto era que La Habana representa aproximadamente un 20% de la población de Cuba y recibe más de un 90% de las donaciones que llegan al país. Al final estuvimos de acuerdo en enviar 3.600 galones a La Habana y 3.600 a Santiago.
Esto fue lo que pasó. En Santiago fueron honestos, me dijeron que, por desgracia, tres cubos de cinco galones se habían roto durante el transporte y se perdieron 15 galones. Tuvimos una gran alianza, honesta y respetuosa. En La Habana las cosas fueron diferentes. En el transcurso de un año nunca se me informó lo que pasó con la pintura.
Los donantes quisieron viajar a Cuba para ver los hospitales que se habían pintado, algo normal y lógico. Hablé con el MINSAP, el ICAP, con todas las personas con quienes trabajé en La Habana y les explique-“¡se trata de donantes! Si tienen una buena experiencia desearán donar más, así que por favor, díganme qué edificios se pintaron y organicemos una visita agradable a los donantes”. Me respondieron, que a los donantes no se les permitiría visitar los hospitales, a menos que tuvieran visa especial de colaboración y no había tiempo para ello. Podría dar más ejemplos de incompetencia e indolencia burocrática.
En el 2006 enviamos dos máquinas de anestesiología a la Clínica “William Soler”. Estas máquinas tienen un valor de aproximadamente 40.000 dólares cada una, pero mucho más valor poseen las vidas humanas. Fue un favor de Wayne Smith que obtuvo estas máquinas en el Johns Hopkins University. Todo se hizo con la debida licencia del Departamento de Comercio de EE.UU. Un año después comenzaron los problemas, recibí un correo electrónico del MINVEC, con el título en mayúsculas, DENEGADO: La donación de equipos de anestesia se le ha negado, por falta de cumplir con los trámites del país. Les contesté de inmediato, indicando que todos los procedimientos estaban en orden, fueron realizados por Wayne Smith y la dirección de la Clínica “William Soler”, todo lo que había hecho era pedir el permiso necesario para que las maquinas pudiesen salir de los EE.UU.
No contento fui a La Habana y comencé a rastrear los equipos, si no se permitió la entrada de estas máquinas a Cuba, las llevaría a República Dominicana o cualquier otro país que las necesitara. Me dijeron que eso sería imposible porque las máquinas habían sido quemadas.
Por supuesto, una gran mentira, nadie quemaría en este mundo máquinas de anestesiología. Las máquinas no eran mías, existen normas de transparencia y rendición de cuentas en el mundo de las donaciones humanitarias que Cuba, al parecer, no respeta. Yo necesitaba saber y dar cuentas sobre lo que había sucedido en realidad, para no hacer creaciones fantasiosas, no era la primera vez que las cosas desaparecían en Cuba. Era mi obligación indagar, con el único propósito de ayudar al pueblo cubano, no podía ni quería pasar por alto las normas internacionales. Por ello fui amenazado, luego encarcelado, y, finalmente, se me prohíbe regresar a Cuba.
Hace unos meses recibí una nueva licencia del Departamento de Comercio de Estados Unidos. Se me permite enviar cualquier equipo médico, medicamento, suministro hospitalario, alimentos, ropa, equipo deportivo, ollas, sartenes, y artículos para el hogar-millones de dólares en suministros; donaciones. Pero el MINVEC me ha dicho que no me permite enviar nada, y ha dicho a algunos socios en Europa que ninguna ONG está autorizada a trabajar conmigo aunque yo pueda encontrar los equipos e incluso el dinero para pagar gastos de envío.
Entonces, yo me pregunto, ¿dónde está el bloqueo?
Podría contarte más historias acerca de la apatía, la incompetencia y la corrupción del sistema. Por cuestionar al sistema y exigir las debidas respuestas obligatorias y reglamentarias, me convertí en Rick “el malo”. Desgraciadamente en Cuba, para algunos, hay cosas más importantes que recibir equipos médicos donados para los necesitados del pueblo.
Conozco a varias personas que han sufrido experiencias similares, arquitectos, profesionales de la salud, planificadores de la ciudad, grupos de ciudades hermanas, periodistas. Lo triste es que la mayoría de mis colegas tienen miedo hablar de la burocracia y la corrupción, porque saben que si hablan, sus proyectos se darán por terminados.
Nosotros, los estadounidenses, vivimos en una sociedad abierta donde se puede criticar a todo el que merece ser criticado. Pero la triste realidad es que en lugar de exportar nuestra apertura y honestidad hacia Cuba, importamos de Cuba el terror, el miedo a decir la verdad, y nos unimos al silencio. Hablo porque prefiero vivir sin miedo aunque signifique otro castigo. Prefiero llorar por lo que perdí, no por cobardía. Como dije, mi nombre es Rick Schwag, de Caribbean Medical Transport, vivo en Vermont. Tengo muchos amigos en Cuba, incluyendo en el gobierno de los municipios donde algunos funcionarios se preocupan por las personas a las que deben servir. Son amigos, pero tienen que callar. Sigo siendo el director de Transporte Medico del Caribe, y continúo enviando equipos médicos donados a Nicaragua, Honduras, Colombia, Brasil, y a cualquier otro lugar donde se aprecie el trabajo.
Me gustaría seguir ayudando a los cubanos. Mi corazón y mi alma están en Santiago de Cuba
http://lavozdelmorro.wordpress.com/
Mi nombre es Rick Schwag, vivo en Vermont, EE.UU. Y por las dudas, mi número telefónico es 802 626 5578.
Hace tres años, en Cuba, me pusieron 8 días en un centro de detención que hay detrás de las oficinas de inmigración donde se piden y prorrogan visas de residentes extranjeros y turistas, en la esquina de Factor y Final, Nuevo Vedado, La Habana. He renovado muchas visas allí; no sabía que en este complejo se incluía una prisión hasta que me vi encarcelado.
Mi delito fue intentar saber qué había sucedido con unas máquinas de anestesiología, muy valiosas, que donamos al hospital “William Soler” de La Habana. Al principio me dijeron que las máquinas no habían sido aceptadas y, como es normal, me dediqué a averiguar el paradero de las mismas. Fui al MINVEC (Ministerio de Inversión Extranjera), al MINSAP (Ministerio de Salud Pública), al ICAP (Instituto de Amistad con los Pueblos), a otros organismos y ministerios hasta que, quizás por tanto preguntar, me pusieron detenido. Y repito “detenido” porque así me lo dijeron; pero donde hay rejas y celdas, prefiero decir “encarcelado”.
En aquel entonces, después de ser liberado, la persona encargada de recibir las donaciones que llegaban desde América del Norte, Raciel Proenza, comentó que yo era un creador de problemas y que se aseguraría de que nunca más se me permitiera entrar a Cuba. Parecía una amenaza, pero cuando intenté regresar a la isla, se convirtió en realidad. Tuve que dormir en el suelo de la terminal aérea José Martí de La Habana, y fui forzosamente enviado de vuelta a los EE.UU. al día siguiente. ¡Eso fue mucho mejor que regresar a la cárcel!
Pero a ver, muchas personas trabajan con Cuba por política; en mi caso, la razón es estrictamente humanitaria y por el inmenso amor que me une a muchos cubanos. Pensé que podía ser útil y, visto en retrospectiva, eso fue un poco inusual. Comencé mis donaciones llevando cajas de Tylenol, los cubanos me decían que les era muy difícil conseguir medicamentos. Recuerdo en 1997, compré diez sacos grandes en los que podría llevar 120 libras de medicinas, parecía una cantidad enorme. Un año después ya estaba enviando mi primer contenedor de sillas dentales y camas de hospital. Todo en colaboración con los señores del hospital general de Santiago de Cuba. Una cosa llevó a la siguiente y creé una ONG sin fines de lucro, Caribbean Medical Transport. En los siguientes 10 años he enviado aproximadamente 20 contenedores de equipos médicos a Cuba, cada contenedor de 40 pies, con cerca de 20.000 libras de donaciones, casi siempre colaborando con otras ONG. Conozco a muchas personas que envían ayuda humanitaria a Cuba y estoy feliz de trabajar con ellas.
El segundo y tercer contenedor fueron cargados con 7.200 galones de pintura que recibimos de una planta de reciclaje en Oregón. ¡Y fue algo maravilloso! La pintura fue para los hospitales.
Desde el principio vi la enorme diferencia de trabajar con las personas de Santiago de Cuba: Los directores de hospital, los funcionarios del MINSAP provincial y municipal; y los burócratas de La Habana.
Recuerdo haberme reunido, por el tema de la pintura, con el director de donaciones del MINSAP en La Habana. El quería que toda la pintura fuese a La Habana. Mi punto era que La Habana representa aproximadamente un 20% de la población de Cuba y recibe más de un 90% de las donaciones que llegan al país. Al final estuvimos de acuerdo en enviar 3.600 galones a La Habana y 3.600 a Santiago.
Esto fue lo que pasó. En Santiago fueron honestos, me dijeron que, por desgracia, tres cubos de cinco galones se habían roto durante el transporte y se perdieron 15 galones. Tuvimos una gran alianza, honesta y respetuosa. En La Habana las cosas fueron diferentes. En el transcurso de un año nunca se me informó lo que pasó con la pintura.
Los donantes quisieron viajar a Cuba para ver los hospitales que se habían pintado, algo normal y lógico. Hablé con el MINSAP, el ICAP, con todas las personas con quienes trabajé en La Habana y les explique-“¡se trata de donantes! Si tienen una buena experiencia desearán donar más, así que por favor, díganme qué edificios se pintaron y organicemos una visita agradable a los donantes”. Me respondieron, que a los donantes no se les permitiría visitar los hospitales, a menos que tuvieran visa especial de colaboración y no había tiempo para ello. Podría dar más ejemplos de incompetencia e indolencia burocrática.
En el 2006 enviamos dos máquinas de anestesiología a la Clínica “William Soler”. Estas máquinas tienen un valor de aproximadamente 40.000 dólares cada una, pero mucho más valor poseen las vidas humanas. Fue un favor de Wayne Smith que obtuvo estas máquinas en el Johns Hopkins University. Todo se hizo con la debida licencia del Departamento de Comercio de EE.UU. Un año después comenzaron los problemas, recibí un correo electrónico del MINVEC, con el título en mayúsculas, DENEGADO: La donación de equipos de anestesia se le ha negado, por falta de cumplir con los trámites del país. Les contesté de inmediato, indicando que todos los procedimientos estaban en orden, fueron realizados por Wayne Smith y la dirección de la Clínica “William Soler”, todo lo que había hecho era pedir el permiso necesario para que las maquinas pudiesen salir de los EE.UU.
No contento fui a La Habana y comencé a rastrear los equipos, si no se permitió la entrada de estas máquinas a Cuba, las llevaría a República Dominicana o cualquier otro país que las necesitara. Me dijeron que eso sería imposible porque las máquinas habían sido quemadas.
Por supuesto, una gran mentira, nadie quemaría en este mundo máquinas de anestesiología. Las máquinas no eran mías, existen normas de transparencia y rendición de cuentas en el mundo de las donaciones humanitarias que Cuba, al parecer, no respeta. Yo necesitaba saber y dar cuentas sobre lo que había sucedido en realidad, para no hacer creaciones fantasiosas, no era la primera vez que las cosas desaparecían en Cuba. Era mi obligación indagar, con el único propósito de ayudar al pueblo cubano, no podía ni quería pasar por alto las normas internacionales. Por ello fui amenazado, luego encarcelado, y, finalmente, se me prohíbe regresar a Cuba.
Hace unos meses recibí una nueva licencia del Departamento de Comercio de Estados Unidos. Se me permite enviar cualquier equipo médico, medicamento, suministro hospitalario, alimentos, ropa, equipo deportivo, ollas, sartenes, y artículos para el hogar-millones de dólares en suministros; donaciones. Pero el MINVEC me ha dicho que no me permite enviar nada, y ha dicho a algunos socios en Europa que ninguna ONG está autorizada a trabajar conmigo aunque yo pueda encontrar los equipos e incluso el dinero para pagar gastos de envío.
Entonces, yo me pregunto, ¿dónde está el bloqueo?
Podría contarte más historias acerca de la apatía, la incompetencia y la corrupción del sistema. Por cuestionar al sistema y exigir las debidas respuestas obligatorias y reglamentarias, me convertí en Rick “el malo”. Desgraciadamente en Cuba, para algunos, hay cosas más importantes que recibir equipos médicos donados para los necesitados del pueblo.
Conozco a varias personas que han sufrido experiencias similares, arquitectos, profesionales de la salud, planificadores de la ciudad, grupos de ciudades hermanas, periodistas. Lo triste es que la mayoría de mis colegas tienen miedo hablar de la burocracia y la corrupción, porque saben que si hablan, sus proyectos se darán por terminados.
Nosotros, los estadounidenses, vivimos en una sociedad abierta donde se puede criticar a todo el que merece ser criticado. Pero la triste realidad es que en lugar de exportar nuestra apertura y honestidad hacia Cuba, importamos de Cuba el terror, el miedo a decir la verdad, y nos unimos al silencio. Hablo porque prefiero vivir sin miedo aunque signifique otro castigo. Prefiero llorar por lo que perdí, no por cobardía. Como dije, mi nombre es Rick Schwag, de Caribbean Medical Transport, vivo en Vermont. Tengo muchos amigos en Cuba, incluyendo en el gobierno de los municipios donde algunos funcionarios se preocupan por las personas a las que deben servir. Son amigos, pero tienen que callar. Sigo siendo el director de Transporte Medico del Caribe, y continúo enviando equipos médicos donados a Nicaragua, Honduras, Colombia, Brasil, y a cualquier otro lugar donde se aprecie el trabajo.
Me gustaría seguir ayudando a los cubanos. Mi corazón y mi alma están en Santiago de Cuba
http://lavozdelmorro.wordpress.com/
Re: Entonces, yo me pregunto, ¿dónde está el bloqueo?
Gracias a todos! Soy el escritor de este historia un poco triste.
Estoy de acuerdo de los que comentan aqui, pero tambien quiero decir algo-
Odio el regimen. Amo a mucho gente Cubana. El sistema es muy negra, pero tampoco es verdad que demuestre amistade son culpable de colaborar por completo con el sistema- aunque, posible colabora en parte.
Mi experiencia es que las cosas pequenas- sabanas, para hospitales, o medicamentos- que la mayoria puede llegar a su destino, si los donantes da cuenta a lo que hacen. El sistema roba mucho, pero no roba todo! Entonces, como personas que envian medicamentos a su propria familia- de una perspectiva, ayudan el sistema, pero debemos balencear lo malo, con el virtud de ayudar a una ser humano, y mas, si es una familiar. Cada persona debe juzgar- hasta que punto podemos colaborar. Por mi parte, el hecho que no envio mas contenedores significa que el Estado tiene control completo sobre donaciones grande- pero todavia, me gusta animar a personas a hacer cosas pequenas, dentro de su capacidad, sin confiar a el Estado para nada. Y no solo con medicamentos, pero con todo tipo de amistad.
Claro, cuando se cae el sistema, nadie necesistaria la ayuda de un extranjero, por una botella de aspirina, porque los ciudadanos de Cuba son completamente capaz de ayudarse. Mientras, nuestro amistad puede tener valor, persona a persona.
Es tarde, mi primer idioma no es el espanol, pero espero que soy entendido, y me alegre entrar a la conversacion.
Sinceramente, Rick
Estoy de acuerdo de los que comentan aqui, pero tambien quiero decir algo-
Odio el regimen. Amo a mucho gente Cubana. El sistema es muy negra, pero tampoco es verdad que demuestre amistade son culpable de colaborar por completo con el sistema- aunque, posible colabora en parte.
Mi experiencia es que las cosas pequenas- sabanas, para hospitales, o medicamentos- que la mayoria puede llegar a su destino, si los donantes da cuenta a lo que hacen. El sistema roba mucho, pero no roba todo! Entonces, como personas que envian medicamentos a su propria familia- de una perspectiva, ayudan el sistema, pero debemos balencear lo malo, con el virtud de ayudar a una ser humano, y mas, si es una familiar. Cada persona debe juzgar- hasta que punto podemos colaborar. Por mi parte, el hecho que no envio mas contenedores significa que el Estado tiene control completo sobre donaciones grande- pero todavia, me gusta animar a personas a hacer cosas pequenas, dentro de su capacidad, sin confiar a el Estado para nada. Y no solo con medicamentos, pero con todo tipo de amistad.
Claro, cuando se cae el sistema, nadie necesistaria la ayuda de un extranjero, por una botella de aspirina, porque los ciudadanos de Cuba son completamente capaz de ayudarse. Mientras, nuestro amistad puede tener valor, persona a persona.
Es tarde, mi primer idioma no es el espanol, pero espero que soy entendido, y me alegre entrar a la conversacion.
Sinceramente, Rick
Re: Entonces, yo me pregunto, ¿dónde está el bloqueo?
¿ Y el no se habia dado cuenta de eso,antes?!
Claro que no hay ningun bloqueo,en lo referente a decir que el bloqueo estadounidense afecta al pueblo de Cuba! El embargo a quien afecta es al gobierno ,que no recibe creditos internacionales .
Al pueblo cubano lo que mas le afecta es el embargo castrista que no pone al alcance de la poblacion cubana de a pie,las ventajas y productos que pone al alcance de los extranjeros ,turistas ,y los bienes y comodidades de la que disfrutan los familiares y amigos de quienes gobiernan en Cuba.
Alv.
Alver- Cantidad de envíos : 6935
Fecha de inscripción : 26/02/2009
Re: Entonces, yo me pregunto, ¿dónde está el bloqueo?
Cuantos miles y miles de cubanos pudieran dar el testimonio de cuando le han quitado maletas de productos que le llevaban a su familia?? pues creo que mas de lo que se pudiera uno imaginar..
A fe de que quitarle cuatro trapos a la familia que se la lleva a los de alla a veces con mil sacrificios, por eso me rio de los que dicen que el "bloqueo yanqui" es lo que afecta a los cubanos, mucho ha luchado el regimen para que no se lo quiten , pues es su excusa casi perfecta.
A fe de que quitarle cuatro trapos a la familia que se la lleva a los de alla a veces con mil sacrificios, por eso me rio de los que dicen que el "bloqueo yanqui" es lo que afecta a los cubanos, mucho ha luchado el regimen para que no se lo quiten , pues es su excusa casi perfecta.
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Azali- Admin
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Fecha de inscripción : 27/10/2008
Re: Entonces, yo me pregunto, ¿dónde está el bloqueo?
Se sabe que las donaciones,una buena parte de ella,no se la entregan a los necesitados del pueblo.Eso va a parar a manos gubernamentales y de ahi lo distribuyen a las diferentes dependencias ,tiendas y farmacias ,que pertenecen todo al gobierno,para que sean vendidas a la poblacion o en dolares o en dinero cubano.Casi siempre la ropa que llega a las tendas donde venden al pueblo,son ropas y zapatos que no sirven para nada.Las medicinas y los equipos medicos que este senor llevo',deben estar instalados posiblemente en algun hospital donde al gobierno mas le convenga.
Alver- Cantidad de envíos : 6935
Fecha de inscripción : 26/02/2009
Re: Entonces, yo me pregunto, ¿dónde está el bloqueo?
De un 100 % de las donaciones--de cualquier cosa--posiblemente mas de un 70 % no vaya a parar a manos del pueblo.En las tiendas donde hay que comprar con divisas venden esos productos de donacion.Hay que pagarlos y nada mas y nada menos que con moneda extranjera:Euros o dolares.
Alver- Cantidad de envíos : 6935
Fecha de inscripción : 26/02/2009
Re: Entonces, yo me pregunto, ¿dónde está el bloqueo?
Los equipos esos deben estar instalados en hospitales que cobran en dolares , para turistas y demas.
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Azali- Admin
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