De vez en cuando incluso un gallego.
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De vez en cuando incluso un gallego.
... de vez en cuando hasta el más gallego de los gallegos de la Galicia taimada, crédula en lo inaparente y desconfiada de lo aparente de da un respiro en a constante ingesta de carne de cerdo y de alcohol, en forma de vino tinto o de orujo, se mira en el espejo y se analzia al modo que hallé en la red:
Manuel Guisande
(Anécdota)
El gallego es un tipo, iba a decir singular, aunque realmente a ser sinceros más bien es complicado, tanto, que yo que soy también de esta hermosa tierra del mejillón, si me dicen que somos una especie… me lo creo. Y si me aseguran que somos el eslabón perdido o uno avanzado, pues también; pero a nosotros, no me digas porqué, nos pasa algo.
Lo que no entiendo de Galicia es como no ha surgido un campeón del mundo de ajedrez, y no lo entiendo porque para cuando tú dices una cosa, el gallego ya ha pensado unas 4.000. Tú, por ejemplo en Palencia o en Badajoz, pones un vaso encima de la mesa, y eso, lo pones. Aquí no. Aquí pones un vaso encima de la mesa y el primer pensamiento del gallego es porqué lo pusiste justo en ese lado y no en el otro, y porqué más a la izquierda que a la derecha o más adelante que atrás. No hay forma, para el gallego cualquier lugar vale menos justo donde lo colocaste porque piensa: «Por algo lo pone ahí», cuando la respuesta es «¿Qué por qué ahí?, porque es la mesa; la mesiña, hombre». ¿Sí?, pues no.
Pero no creas que el gallego lo hace porque piense mal de ti o, por lo que se suele decir, desconfíe (que es cierto que la desconfianza está muy arraigada en nosotros, que mira que nos ha dado tumbos la vida por ser sencillos, trabajadores y buenos), sino porque somos así y no lo podemos evitar. Y es que así como un vasco disfruta viendo cortar un tronco de un hachazo, o un catalán como sube el Ibex 35 hasta un 8.000 sin oxígeno, pues nosotros somos felices dándole vueltas y más vueltas a las cosas, a lo que sea, qué le vamos a hacer…
Pero como en todo, en esto de la desconfianza, mezcla también de pillería, hay casos excepcionales que sobrepasan los límites del conocimiento y del saber humano, como le sucedió al padre de mi amigo Manuel José Morán García, el veterinario Manuel Morán Morán.
Acababa el bueno de Manuel padre de terminar la bestial carrera cuando con poco más de 22 años comenzó a trabajar en un pueblo de la provincia de Pontevedra. Entre que aparentaba pocos años y que era leonés y, por tanto, con un acento un tanto extraño por estas latitudes, la presencia de Manuel creó una cierta desconfianza en la zona, especialmente por su juventud pues siendo casi barbilampiño dudaban de su saber.
Un día, un paisano lo llamó para que viera una vaca que estaba enferma. Así que Manuel, en una moto que utilizaba para sus desplazamientos, fue al sitio indicado con su maletín y toda su sapiencia. Nada más llegar a la aldea, el hombre lo llevó directamente al establo donde estaba la vaca y le dijo que la encontraba mal, que no sabía realmente qué le pasaba, que algo le ocurría que… vamos, como que no era vaca.
Por Manuel debió pasar entonces toda la literatura clínica que había en ese momento publicada en España y parte de Europa sobre el ganado vacuno, ya que tras ponerle un termómetro, mirarles los oídos, la boca, la lengua y otras partes del cuerpo, por mucho que miraba y remiraba a la marela, el bueno de Manuel no hallaba nada raro, ningún síntoma especial.
Extrañado, Manuel, con aire pensativo le dijo al paisano para hallar una pista, un indicio, algo: «Pues yo, la verdad, a este animal no le encuentro nada, y usted dice que cuando come… ». Entonces el paisano, ya más tranquilo, bastante más, mirando a otra parte del establo le contestó: «Es que la que está enferma es esa otra».
Manuel Guisande
(Anécdota)
El gallego es un tipo, iba a decir singular, aunque realmente a ser sinceros más bien es complicado, tanto, que yo que soy también de esta hermosa tierra del mejillón, si me dicen que somos una especie… me lo creo. Y si me aseguran que somos el eslabón perdido o uno avanzado, pues también; pero a nosotros, no me digas porqué, nos pasa algo.
Lo que no entiendo de Galicia es como no ha surgido un campeón del mundo de ajedrez, y no lo entiendo porque para cuando tú dices una cosa, el gallego ya ha pensado unas 4.000. Tú, por ejemplo en Palencia o en Badajoz, pones un vaso encima de la mesa, y eso, lo pones. Aquí no. Aquí pones un vaso encima de la mesa y el primer pensamiento del gallego es porqué lo pusiste justo en ese lado y no en el otro, y porqué más a la izquierda que a la derecha o más adelante que atrás. No hay forma, para el gallego cualquier lugar vale menos justo donde lo colocaste porque piensa: «Por algo lo pone ahí», cuando la respuesta es «¿Qué por qué ahí?, porque es la mesa; la mesiña, hombre». ¿Sí?, pues no.
Pero no creas que el gallego lo hace porque piense mal de ti o, por lo que se suele decir, desconfíe (que es cierto que la desconfianza está muy arraigada en nosotros, que mira que nos ha dado tumbos la vida por ser sencillos, trabajadores y buenos), sino porque somos así y no lo podemos evitar. Y es que así como un vasco disfruta viendo cortar un tronco de un hachazo, o un catalán como sube el Ibex 35 hasta un 8.000 sin oxígeno, pues nosotros somos felices dándole vueltas y más vueltas a las cosas, a lo que sea, qué le vamos a hacer…
Pero como en todo, en esto de la desconfianza, mezcla también de pillería, hay casos excepcionales que sobrepasan los límites del conocimiento y del saber humano, como le sucedió al padre de mi amigo Manuel José Morán García, el veterinario Manuel Morán Morán.
Acababa el bueno de Manuel padre de terminar la bestial carrera cuando con poco más de 22 años comenzó a trabajar en un pueblo de la provincia de Pontevedra. Entre que aparentaba pocos años y que era leonés y, por tanto, con un acento un tanto extraño por estas latitudes, la presencia de Manuel creó una cierta desconfianza en la zona, especialmente por su juventud pues siendo casi barbilampiño dudaban de su saber.
Un día, un paisano lo llamó para que viera una vaca que estaba enferma. Así que Manuel, en una moto que utilizaba para sus desplazamientos, fue al sitio indicado con su maletín y toda su sapiencia. Nada más llegar a la aldea, el hombre lo llevó directamente al establo donde estaba la vaca y le dijo que la encontraba mal, que no sabía realmente qué le pasaba, que algo le ocurría que… vamos, como que no era vaca.
Por Manuel debió pasar entonces toda la literatura clínica que había en ese momento publicada en España y parte de Europa sobre el ganado vacuno, ya que tras ponerle un termómetro, mirarles los oídos, la boca, la lengua y otras partes del cuerpo, por mucho que miraba y remiraba a la marela, el bueno de Manuel no hallaba nada raro, ningún síntoma especial.
Extrañado, Manuel, con aire pensativo le dijo al paisano para hallar una pista, un indicio, algo: «Pues yo, la verdad, a este animal no le encuentro nada, y usted dice que cuando come… ». Entonces el paisano, ya más tranquilo, bastante más, mirando a otra parte del establo le contestó: «Es que la que está enferma es esa otra».
CalaveraDeFidel- Cantidad de envíos : 19144
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: De vez en cuando incluso un gallego.
pues nosotros somos felices dándole vueltas y más vueltas a las cosas, a lo que sea, qué le vamos a hacer…(el gallego)
Asi 'remismitico' es!!
_________________
Azali- Admin
- Cantidad de envíos : 50980
Fecha de inscripción : 27/10/2008
Re: De vez en cuando incluso un gallego.
Tó lo sabes por experiencia, ¿te apellidas Caldeiro y Escobiña?
CalaveraDeFidel- Cantidad de envíos : 19144
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: De vez en cuando incluso un gallego.
Eso es de la tremenda corte, que va se de eso mas para aca...tercos , mulos etc..
_________________
Azali- Admin
- Cantidad de envíos : 50980
Fecha de inscripción : 27/10/2008
Re: De vez en cuando incluso un gallego.
Un chistecito de gallegos...No se' si lo saben.
Dice que llego' un gallego a un restaurant y traia un extraña especie de pajarraco posado en el hombro.Extrañado e intrigado ,el dependiente lanza la pregunta...¿Eh,Y ese animal de donde lo has sacado?
A lo que el loro se apresuro´a responder.--Lo encontre´en Galicia,de estos hay muchos por alla´´.
Alv
Dice que llego' un gallego a un restaurant y traia un extraña especie de pajarraco posado en el hombro.Extrañado e intrigado ,el dependiente lanza la pregunta...¿Eh,Y ese animal de donde lo has sacado?
A lo que el loro se apresuro´a responder.--Lo encontre´en Galicia,de estos hay muchos por alla´´.
Alv
Alver- Invitado
Re: De vez en cuando incluso un gallego.
Un chistecito de gallegos...No se' si lo saben.
Dice que llego' un gallego a un restaurant y traia un extraña especie de pajarraco posado en el hombro.Extrañado e intrigado ,el dependiente pregunta...¿Eh,Y ese animal de donde lo has sacado?
A lo que el loro respondio´´.--Lo encontre´en Galicia,de estos hay muchos por alla´´.
Alv
Lo entendieron,no?
Dice que llego' un gallego a un restaurant y traia un extraña especie de pajarraco posado en el hombro.Extrañado e intrigado ,el dependiente pregunta...¿Eh,Y ese animal de donde lo has sacado?
A lo que el loro respondio´´.--Lo encontre´en Galicia,de estos hay muchos por alla´´.
Alv
Lo entendieron,no?
Alver- Invitado
Azali- Admin
- Cantidad de envíos : 50980
Fecha de inscripción : 27/10/2008
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