Identifican restos de balseros cubanos tras ocho meses
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Identifican restos de balseros cubanos tras ocho meses
Por CAMMY CLARK/cclark@MiamiHerald.com
CAYO LARGO
Días después que la tormenta tropical Fay pasó por los Cayos en agosto del año pasado, varios pescadores descubrieron cuatro cadáveres descompuestos y mordidos por tiburones flotando en una zona de 33 millas de largo.
Tenían el rostro irreconocible y su identidad era un misterio.
Pero familias desesperadas desde Miami hasta La Habana pensaban que sabían quiénes eran las víctimas: hombres de un grupo de ocho que salió de Cuba en una balsa de construcción casera para evitar ser encarcelados por sus actividades de derechos humanos.
"Comencé a recibir Q-tips por correo desde Cuba'', dijo el detective Terry Smith, de la Policía del Condado Monroe. "Las familias nos enviaban muestras . . . para que las sometiéramos a pruebas de ADN. Estaban desesperados por identificar a sus seres queridos''.
Demoró ocho meses, pero con la ayuda de un un periodista independiente en Cuba y el Movimiento Democracia en Miami, el detective Smith y el médico forense de Monroe, E. Hunt Scheuerman, han identificado los cuerpos mediante el ADN, un tatuaje, la identificación de un tío y el proceso de eliminación.
Las víctimas son: Jorge González, de 19 años; Osmani Segura, de 35; Rolando Alberna, de edad desconocida, e Iván Peláez, también de edad no establecida.
"El gobierno [cubano] los acosaba tanto que tuvieron que irse'', dijo Ramón Saúl Sánchez, fundador del Movimiento Democracia.
"Las lanchas artilladas cubanas han acosado a otros disidentes que han tratado de huir, lanzándoles sacos de arena desde helicópteros para hundir las balsas'', dijo Sánchez. "Por eso es que se lanzan al mar cuando hay mal tiempo, porque piensan que el gobierno no los estará vigilando. Por eso es que mueren''.
Umberto González, el abuelo de Jorge, dijo el miércoles que su hijo le contó del viaje en balsa, hecha de madera y tanques de aire atados con una cuerda.
"Le dije a mi hijo: ‘Eso es una locura' '', dijo González. "Mi hijo me contestó: ‘No te preocupes, el bote está bueno. No le pasará nada' ''.
La balsa y los otros que viajaban en ella nunca fueron hallados. Esas personas son: Raúl Alberna, Elmer Pérez, Rolando Aguirre y Dairon Díaz.
El 21 de agosto un pescador de langostas encontró el primer cadáver a unas dos millas de la costa de la milla 71, cerca de Long Key. Al día siguiente, un segundo cadáver fue encontrado cuatro millas al norte del primero.
Por la tarde, dos más fueron hallados en los Cayos Superiores, frente a la costa de Tavernier y Cayo Largo. Smith pensó que habían estado en el agua varios días.
Los cuatro cuerpos estuvieron en camillas, uno encima de otro, en la morgue del Condado Monroe, durante varios meses, esperando a ser identificados.
"Todos los familiares que estaban aquí querían venir y verlos'', dijo el detective Smith. "No sabían las malas condiciones en que estaban los cadáveres''.
No pasó mucho tiempo --después de descartar que fueran pasajeros que se cayeron de un crucero o marinos perdidos-- antes de que Smith concluyera que los hombres probablemente eran inmigrantes cubanos.
Sólo nueve días después de encontrarse el primer cadáver, Smith se reunió con el médico forense de Monroe. Poco tiempo después Sánchez comenzó a reunir información de las familias en el sur de la Florida e intercambió mensajes electrónicos con un periodista independiente en la isla, quien a su vez recopiló información sobre los hombres entre sus familiares en Cuba.
En enero, Segura fue el primero en ser identificado por el ADN mitocondrial suministrado por su madre, Nilda García, asistente de servicios médicos a domicilio que vive en Miami.
Sánchez fue a su casa. Antes que pudiera abrir la boca, García le dijo: "Por favor, no me dé una mala noticia''. Y comenzó a llorar.
García tiene ahora las cenizas de su hijo.
Rolando Alberna fue el próximo en ser identificado. Su hermana, que vive en Miami, ofreció una muestra de ADN mitocondrial. Aunque el resultado fue positivo, también podía ser de su otro hermano, Raúl, quien también viajaba en la balsa.
Un tío, el único familiar a quien se permitió ver los cuerpos, identificó los restos de Rolando por el tamaño. Rolando era mucho más fuerte que Raúl.
Peláez no tenía familiares en Estados Unidos, lo que significaba la imposibilidad de identificarlo por el ADN. Finalmente lo identificaron por un tatuaje en la barbilla, que decía ‘‘Raquel'', el nombre de su esposa.
González fue el más difícil de identificar. Pero tenía una característica poco común: el cabello castaño y rizado. Los otros tenían el cabello negro y ondeado.
También tenía una fractura en el brazo derecho y era el más joven del grupo. La autopsia determinó que la fractura era vieja y que la persona tenía entre 19 y 22 años. González era el único tan joven del grupo.
"Esto fue un caso humanitario, no criminal'', dijo Bob Peryan, jefe de la Policía del Condado Monroe. "Algunas entidades no pueden dedicar la cantidad de recursos o el tiempo que hizo falta''.
La identificación demoró varios meses más de lo que las familias esperaban debido a la falta de cooperación del gobierno cubano, dijo Smith.
Debido a este caso, Sánchez envió una carta al senador federal Robert Menéndez, demócrata por Nueva Jersey, solicitando asistencia para establecer un canal supervisado para conseguir muestras de ADN de familiares en Cuba.
"Mi hijo me dijo: ‘Espera a tu nieto. Estará contigo mañana' '', dijo Umberto González. "Pero mañana nunca llegó''.
CAYO LARGO
Días después que la tormenta tropical Fay pasó por los Cayos en agosto del año pasado, varios pescadores descubrieron cuatro cadáveres descompuestos y mordidos por tiburones flotando en una zona de 33 millas de largo.
Tenían el rostro irreconocible y su identidad era un misterio.
Pero familias desesperadas desde Miami hasta La Habana pensaban que sabían quiénes eran las víctimas: hombres de un grupo de ocho que salió de Cuba en una balsa de construcción casera para evitar ser encarcelados por sus actividades de derechos humanos.
"Comencé a recibir Q-tips por correo desde Cuba'', dijo el detective Terry Smith, de la Policía del Condado Monroe. "Las familias nos enviaban muestras . . . para que las sometiéramos a pruebas de ADN. Estaban desesperados por identificar a sus seres queridos''.
Demoró ocho meses, pero con la ayuda de un un periodista independiente en Cuba y el Movimiento Democracia en Miami, el detective Smith y el médico forense de Monroe, E. Hunt Scheuerman, han identificado los cuerpos mediante el ADN, un tatuaje, la identificación de un tío y el proceso de eliminación.
Las víctimas son: Jorge González, de 19 años; Osmani Segura, de 35; Rolando Alberna, de edad desconocida, e Iván Peláez, también de edad no establecida.
"El gobierno [cubano] los acosaba tanto que tuvieron que irse'', dijo Ramón Saúl Sánchez, fundador del Movimiento Democracia.
"Las lanchas artilladas cubanas han acosado a otros disidentes que han tratado de huir, lanzándoles sacos de arena desde helicópteros para hundir las balsas'', dijo Sánchez. "Por eso es que se lanzan al mar cuando hay mal tiempo, porque piensan que el gobierno no los estará vigilando. Por eso es que mueren''.
Umberto González, el abuelo de Jorge, dijo el miércoles que su hijo le contó del viaje en balsa, hecha de madera y tanques de aire atados con una cuerda.
"Le dije a mi hijo: ‘Eso es una locura' '', dijo González. "Mi hijo me contestó: ‘No te preocupes, el bote está bueno. No le pasará nada' ''.
La balsa y los otros que viajaban en ella nunca fueron hallados. Esas personas son: Raúl Alberna, Elmer Pérez, Rolando Aguirre y Dairon Díaz.
El 21 de agosto un pescador de langostas encontró el primer cadáver a unas dos millas de la costa de la milla 71, cerca de Long Key. Al día siguiente, un segundo cadáver fue encontrado cuatro millas al norte del primero.
Por la tarde, dos más fueron hallados en los Cayos Superiores, frente a la costa de Tavernier y Cayo Largo. Smith pensó que habían estado en el agua varios días.
Los cuatro cuerpos estuvieron en camillas, uno encima de otro, en la morgue del Condado Monroe, durante varios meses, esperando a ser identificados.
"Todos los familiares que estaban aquí querían venir y verlos'', dijo el detective Smith. "No sabían las malas condiciones en que estaban los cadáveres''.
No pasó mucho tiempo --después de descartar que fueran pasajeros que se cayeron de un crucero o marinos perdidos-- antes de que Smith concluyera que los hombres probablemente eran inmigrantes cubanos.
Sólo nueve días después de encontrarse el primer cadáver, Smith se reunió con el médico forense de Monroe. Poco tiempo después Sánchez comenzó a reunir información de las familias en el sur de la Florida e intercambió mensajes electrónicos con un periodista independiente en la isla, quien a su vez recopiló información sobre los hombres entre sus familiares en Cuba.
En enero, Segura fue el primero en ser identificado por el ADN mitocondrial suministrado por su madre, Nilda García, asistente de servicios médicos a domicilio que vive en Miami.
Sánchez fue a su casa. Antes que pudiera abrir la boca, García le dijo: "Por favor, no me dé una mala noticia''. Y comenzó a llorar.
García tiene ahora las cenizas de su hijo.
Rolando Alberna fue el próximo en ser identificado. Su hermana, que vive en Miami, ofreció una muestra de ADN mitocondrial. Aunque el resultado fue positivo, también podía ser de su otro hermano, Raúl, quien también viajaba en la balsa.
Un tío, el único familiar a quien se permitió ver los cuerpos, identificó los restos de Rolando por el tamaño. Rolando era mucho más fuerte que Raúl.
Peláez no tenía familiares en Estados Unidos, lo que significaba la imposibilidad de identificarlo por el ADN. Finalmente lo identificaron por un tatuaje en la barbilla, que decía ‘‘Raquel'', el nombre de su esposa.
González fue el más difícil de identificar. Pero tenía una característica poco común: el cabello castaño y rizado. Los otros tenían el cabello negro y ondeado.
También tenía una fractura en el brazo derecho y era el más joven del grupo. La autopsia determinó que la fractura era vieja y que la persona tenía entre 19 y 22 años. González era el único tan joven del grupo.
"Esto fue un caso humanitario, no criminal'', dijo Bob Peryan, jefe de la Policía del Condado Monroe. "Algunas entidades no pueden dedicar la cantidad de recursos o el tiempo que hizo falta''.
La identificación demoró varios meses más de lo que las familias esperaban debido a la falta de cooperación del gobierno cubano, dijo Smith.
Debido a este caso, Sánchez envió una carta al senador federal Robert Menéndez, demócrata por Nueva Jersey, solicitando asistencia para establecer un canal supervisado para conseguir muestras de ADN de familiares en Cuba.
"Mi hijo me dijo: ‘Espera a tu nieto. Estará contigo mañana' '', dijo Umberto González. "Pero mañana nunca llegó''.
Re: Identifican restos de balseros cubanos tras ocho meses
Desde 1992 al presente han desapararecido segun calculos conservadores mas de 90 mil cubanos en el estrecho de La Florida.
Ron- Cantidad de envíos : 1227
Fecha de inscripción : 23/10/2008
Localización : Miami Destierro de los cubanos con dignidad
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