La abuela del amo de Luik cumple 106 años
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La abuela del amo de Luik cumple 106 años
Aunque pasa la mayor parte del tiempo en cama, a Emilia sólo le falla el oído, desde
los 104 años, y ni siquiera necesita que le preparen una comida
especial para ella, ya que come lo que haya para todos, según dijo su
hija, Sinforosa, quien reconoció que su madre es todavía un poco golosa a
la hora de comer dulces.
Por eso no faltó en la celebración una gran tarta de
fresas con nata, adornada, cuyas velas sopló la homenajeada ayudada por
su bisnieto, que dijo que lo mejor de su bisabuela es que llegará por
lo menos, a los 107.
Emilia tiene una familia pequeña que abarca
cuatro generaciones entre sus dos hijos, sus dos nietas y su bisnieto,
todos ellos presentes hoy en su casa, además de numerosos vecinos de la
parroquia de Moar que se acercaron a felicitar a la anciana.
Siempre
ha tirado para adelante, y aquí está, afirma emocionado Modesto, que
recalca que los recuerdos buenos de su madre son todos y que lo único
que espera es que siga contando años a sus espaldas.
Modesto no
vive en Moar y su madre lleva muy bien la cuenta de cuántos días tarda
en volver entre una y otra visita. Se agacha a la altura de Emilia y le
muestra tres dedos de su mano, pero ella replica enseguida máis, máis,
porque Modesto llevaba cinco días sin pasar por la aldea.
[b]Siempre ha sido muy presumida,[b]
y lo sigue siendo, siempre tiene el abanico y el espejo junto a la
cama, dice Modesto, ya que Emilia nunca se levanta sin arreglar su
cabello o ponerse sus anillos y colgantes.
Su hija Sinforosa
destaca que Emilia se deja hacer y es muy fácil cuidarla, ya que se
valió por si misma hasta hace muy poco tiempo y facilita mucho las cosas
a quienes la ayudan en el día a día.
[b]Susto a los 100 años[b]
Uno
de los episodios de la vida de Emilia que más subrayaron los presentes
ocurrió cuando, poco después de cumplir los cien años, la mujer pensó
que había llegado su hora y decidió dejar de comer. Pasó tres meses
alimentándose únicamente con agua, pero, al ver que su cuerpo resistía
el paso del tiempo, abandonó su ayuno.
Emilia, nacida en 1904,
como Dalí o Neruda, pasó por una vida dura de trabajo en el campo, sin
salir nunca de Frades, uno de los municipios más agroganaderos de
Galicia, y ayudó a su familia en la pequeña explotación lechera que
regenta en Moar hasta bien entrada en la novena década de su vida.
Desde
la tranquilidad de Frades, en más de un siglo de vida conoció el
movimiento agrarista gallego, la Segunda República y la Guerra Civil,
los años del hambre de la posguerra y el proceso autonómico de Galicia
tras la restauración de la democracia.
Presume de ser, aún hoy, una [b]gran jugadora de cartas,[b]
sobre todo de brisca, un juego en el que ganó unas cuantas veces al
alcalde de Frades, Miguel Prado, que se acercó también a casa de Emilia
para otorgarle una placa municipal en su honor.
[b]Galicia, región de ancianos[b]
El
regidor destacó que Emilia no es un caso aislado en Frades, ya que 45
de los pocos miles de habitantes del municipio superan los noventa años,
todos ellos vinculados al trabajo agrario.
El experto en
longevidad Jesús Fraiz destacó en declaraciones a Efe, que Galicia,
donde la esperanza de vida de una mujer se acerca a los 85 años, es la
Comunidad con mayor longevidad de todo el Estado.
Hasta 300
gallegas y gallegos superan en 2010 el siglo de vida, con casos
excepcionales como dos vecinos de Ourense y Vila de Cruces, con 110 y
111 años respectivamente.[/b][/b][/b][/b][/b][/b][/b][/b]
los 104 años, y ni siquiera necesita que le preparen una comida
especial para ella, ya que come lo que haya para todos, según dijo su
hija, Sinforosa, quien reconoció que su madre es todavía un poco golosa a
la hora de comer dulces.
Por eso no faltó en la celebración una gran tarta de
fresas con nata, adornada, cuyas velas sopló la homenajeada ayudada por
su bisnieto, que dijo que lo mejor de su bisabuela es que llegará por
lo menos, a los 107.
Emilia tiene una familia pequeña que abarca
cuatro generaciones entre sus dos hijos, sus dos nietas y su bisnieto,
todos ellos presentes hoy en su casa, además de numerosos vecinos de la
parroquia de Moar que se acercaron a felicitar a la anciana.
Siempre
ha tirado para adelante, y aquí está, afirma emocionado Modesto, que
recalca que los recuerdos buenos de su madre son todos y que lo único
que espera es que siga contando años a sus espaldas.
Modesto no
vive en Moar y su madre lleva muy bien la cuenta de cuántos días tarda
en volver entre una y otra visita. Se agacha a la altura de Emilia y le
muestra tres dedos de su mano, pero ella replica enseguida máis, máis,
porque Modesto llevaba cinco días sin pasar por la aldea.
[b]Siempre ha sido muy presumida,[b]
y lo sigue siendo, siempre tiene el abanico y el espejo junto a la
cama, dice Modesto, ya que Emilia nunca se levanta sin arreglar su
cabello o ponerse sus anillos y colgantes.
Su hija Sinforosa
destaca que Emilia se deja hacer y es muy fácil cuidarla, ya que se
valió por si misma hasta hace muy poco tiempo y facilita mucho las cosas
a quienes la ayudan en el día a día.
[b]Susto a los 100 años[b]
Uno
de los episodios de la vida de Emilia que más subrayaron los presentes
ocurrió cuando, poco después de cumplir los cien años, la mujer pensó
que había llegado su hora y decidió dejar de comer. Pasó tres meses
alimentándose únicamente con agua, pero, al ver que su cuerpo resistía
el paso del tiempo, abandonó su ayuno.
Emilia, nacida en 1904,
como Dalí o Neruda, pasó por una vida dura de trabajo en el campo, sin
salir nunca de Frades, uno de los municipios más agroganaderos de
Galicia, y ayudó a su familia en la pequeña explotación lechera que
regenta en Moar hasta bien entrada en la novena década de su vida.
Desde
la tranquilidad de Frades, en más de un siglo de vida conoció el
movimiento agrarista gallego, la Segunda República y la Guerra Civil,
los años del hambre de la posguerra y el proceso autonómico de Galicia
tras la restauración de la democracia.
Presume de ser, aún hoy, una [b]gran jugadora de cartas,[b]
sobre todo de brisca, un juego en el que ganó unas cuantas veces al
alcalde de Frades, Miguel Prado, que se acercó también a casa de Emilia
para otorgarle una placa municipal en su honor.
[b]Galicia, región de ancianos[b]
El
regidor destacó que Emilia no es un caso aislado en Frades, ya que 45
de los pocos miles de habitantes del municipio superan los noventa años,
todos ellos vinculados al trabajo agrario.
El experto en
longevidad Jesús Fraiz destacó en declaraciones a Efe, que Galicia,
donde la esperanza de vida de una mujer se acerca a los 85 años, es la
Comunidad con mayor longevidad de todo el Estado.
Hasta 300
gallegas y gallegos superan en 2010 el siglo de vida, con casos
excepcionales como dos vecinos de Ourense y Vila de Cruces, con 110 y
111 años respectivamente.[/b][/b][/b][/b][/b][/b][/b][/b]
CalaveraDeFidel- Cantidad de envíos : 19144
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: La abuela del amo de Luik cumple 106 años
Que nombre ponian a sus hijos ..Sinforosa .
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Azali- Admin
- Cantidad de envíos : 50980
Fecha de inscripción : 27/10/2008
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