todos contra la kk
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Re: todos contra la kk
Pronunciamiento contra Cristina Fernández
Hola amigos, en esta denuncia pública quiero hacer llegar mi
pensamiento como ciudadano nacido en Argentina sobre la situación que
está viviendo el país.
Fui de derecha, fui de izquierda, y yo sí voté a Néstor Kirchner en
el 2003. En ese momento, con 23 años de edad, creía en el fin del
neoliberalismo, en que “los nuevos aires de la Patagonia” acabarían con
la infamia menemista-delarruista. No pude ser más ingenuo.
Si bien Néstor accedió al poder como la única cara no reconocible de
los candidatos, tal vez esa haya sido su fortaleza: el descrédito de la
población hacia la clase dirigente era tal que o se votaba en blanco, o
se volvía a viejas fórmulas (Menem-Romero). Por eso Kirchner accede a
la presidencia con sólo el 23 por ciento de los votos… no se olviden que
fue inclusive por detrás del riojano… esto lo digo para aquellos que
dicen que la mayoría votó a Cristina, por lo tanto es deseable en la
presidencia.
Lo que Néstor heredaba era una situación de mucha esperanza, un
tibio renacer económico (producto del veranito de agosto de 2002 que se
venía consolidando) y una función nada fácil: hacer descreer a los
ciudadanos en el “que se vayan todos”.
Al principio, no fue fácil, pero Néstor fue ganando poco a poco
poder, ese que no había tenido al principio, por medio de concesiones.
Se empezó a escuchar a los sectores, hubo algunos aumentos de sueldo
para los privados, y quizás fue en eso que la pegó como nadie: escuchar a
los sectores. Escuchó a los de izquierda, a los empresarios, a las
Madres de Plaza de Mayo, a los estudiantes. Y fue consolidando su poder.
Ya lo decía el General… si el patrón extiende una mano amiga, una
palabra en tiempos de necesidad hace que los peones no se rebelen. Y eso
hizo el santacruceño… oir. Esperar… y consolidarse. A quienes no tenían
trabajo, plan social. Ante la caja abundante en dinero (tras una
devaluación del 300%) se subsidió el transporte, las comunicaciones, y
algunos productos básicos, lo que benefició a la clase media y
consumidores. Y a las clases terratenientes y poseedoras de capitales,
les impuso un dólar alto. Todo iba de maravillas en el país K. Pero no
se puede vivir de ilusiones por siempre.
En los ’90 se dilapidó al Estado rematando las empresas,
endeudándose, todo en pos de mantener una economía de dólar bajo. De
esta manera, se financiaba el consumo. Todo este sistema, al no tener un
sostén real, explotó en diciembre de 2001. Otro tanto está pasando
ahora, con el gobierno de Cristina.
Se mantienen subsidios, una economía de mentira y un dólar alto para
mantener y emparchar al neoliberalismo "derrotado" y que las empresas
sigan teniendo márgenes de ganancia fabulosos. En sus bases, estamos en
la misma situación que en los ’90. Sólo que el factor de dominación ha
cambiado. Antes, Menem no escuchaba a nadie y ponía todo en las espaldas
del pueblo. Conformaba a todos con las importaciones y el consumo
desaforado. Los K apelaron a otra fasceta del ser humano: a su
sentimiento. Ninguno de los dos desarrolló al país, muy por el
contrario: seguimos en la senda de la destrucción del Estado, de la mala
administración, del endeudamiento, de ser un reflejo de la Europa que
ansiamos ser y que no somos, con gente que quiere pagar impuestos como
en Africa pero vivir como en Holanda.
¿Por qué digo que los K apelaron al sentimiento del pueblo? Porque
así como las señoras apoyaron a Menem porque sacó la colimba, los
sectores jamás oídos fueron escuchados por los K. Los homosexuales
tuvieron su ley de identidad de género y matrimonio igualitario. Las
amas de casa, jubilación. Pronto se legalizará el aborto, como ya hay
ley de muerte digna y se legalizará el uso de drogas. Comulgamos con
todos y no nos identificamos con nadie.
Por detrás, mientras esto sucedía, se gestó una crisis económica sin
precedentes. La pobreza se multiplicó. La dependencia del Estado
creció. Se desarmó el aparato estatal. Quienes viven en relación de
dependencia se encontraron con una inflación que excede en mucho los
ingresos y quienes peor se encuentran son los microemprendedores, los
recién recibidos, los cuentapropistas y quienes viven de su arte y
oficio, sobre quienes recae todo el peso de la crisis. Todo estaba
amparado en la rentabilidad de los commodities. Y mientras nuestra
economía doméstica estuvo, está y estará atada a la internacional, esa
fue nuestra debilidad, que nunca en la historia pudimos evitar, y es
depender de la situación en las metrópolis de poder. Nunca supimos estar
a la altura de la Historia. Por ley se establecieron situaciones que en
los hechos no se daba. Creamos burbujas de la realidad: durante el
Proceso, nos hicieron creer que estábamos en la lucha contra el marxismo
internacionalista. Durante el gobierno de Alfonsín, que estábamos
afianzando la democracia. Durante el menemato, que estábamos entrando al
Primer Mundo, durante el gobierno K, que estábamos estableciendo una
república “para todos”.
Pues bien, para hacer todo esto, es necesario previamente establecer
bases firmes, un camino, una senda adonde dirigirnos todos. En estos
años, Cristina no cambió la matriz de dominación. El neoliberalismo
continuó, con un tono edulcorado, pero neoliberalismo al fin. Un poco de
cambio de maquillaje, pero no se le dio prioridad a lo que importaba.
Muchos programas “para todos”: fútbol para todos, automovilismo para
todos, pero por detrás el país se regodeaba en la corrupción y en la
falta de expectativas. No ha habido un “alimentos para todos”, un
“trabajo para todos”, un “dignidad para todos” o un “salud para todos”. Y
no lo hubo porque todo esto conlleva cambios trascendentales, conlleva
inversión a largo plazo. Para establecer “trabajo para todos” habría que
invertir en infraestructura, en industrias, en capacitación, etc. Pero
fútbol para todos sería sólo pagar la transmisión de los partidos y
listo. Seguimos contentando a parte de la población, parte de la
política milenaria de “al pueblo, pan y circo”.
Por eso insisto, este gobierno se metió con el sentimiento del
pueblo, con los nunca escuchados, con aquellos que querían ser oídos. El
pueblo no quiso, en las elecciones de 2011, dejar de apoyar a Cristina.
Hubiera sido como dejar de lado a quien nos escuchó por primera vez, a
quien nos comprendió… los K nos dieron el fútbol, los juicios por
crímenes de lesa humanidad de los ’70 (no los actuales), el tema
Malvinas, el matrimonio igualitario, jubilación de amas de casa, etc.
Pero mientras se cubrían estas temáticas, se seguía pagando la deuda
externa, se corrompía el Estado, se manejaban las cifras del INDEC, se
seguía adelante con las patotas sindicales y las mafias de los
intendentes adictos del conurbano… lamentable. Y se negaba la realidad
inflacionaria creando un índice falso y sin emitir billetes de más
denominación por capricho gubernamental.
Doy este pronunciamiento como mi visión de los hechos, como se que
gran parte de la población la votó y cree firmemente en que tanto Néstor
como Cristina son los salvadores de la Nación.
Mi pronóstico es lúgubre y tal vez sombrío, pero es natural que
suceda: como sucedió con la convertibilidad y todo estalló en diciembre
de 2001, lo mismo sucederá con este sistema, al no poder seguir
subsidiándose de la nada, caerá como el uno a uno, sólo que esta vez,
nos acusaremos los unos a los otros el haberle dado el 54% de los votos y
nuestro corazón. Ya están los primeros estertores, con la imposibilidad
de comprar dólares… es un corralito a otro nivel. Y seguirá la crisis
llevándose nuestras esperanzas. Como lo dijo Cristina misma: “el cambio
de mando es ineludible”. Algo que ya hemos visto en 2001.
Hola amigos, en esta denuncia pública quiero hacer llegar mi
pensamiento como ciudadano nacido en Argentina sobre la situación que
está viviendo el país.
Fui de derecha, fui de izquierda, y yo sí voté a Néstor Kirchner en
el 2003. En ese momento, con 23 años de edad, creía en el fin del
neoliberalismo, en que “los nuevos aires de la Patagonia” acabarían con
la infamia menemista-delarruista. No pude ser más ingenuo.
Si bien Néstor accedió al poder como la única cara no reconocible de
los candidatos, tal vez esa haya sido su fortaleza: el descrédito de la
población hacia la clase dirigente era tal que o se votaba en blanco, o
se volvía a viejas fórmulas (Menem-Romero). Por eso Kirchner accede a
la presidencia con sólo el 23 por ciento de los votos… no se olviden que
fue inclusive por detrás del riojano… esto lo digo para aquellos que
dicen que la mayoría votó a Cristina, por lo tanto es deseable en la
presidencia.
Lo que Néstor heredaba era una situación de mucha esperanza, un
tibio renacer económico (producto del veranito de agosto de 2002 que se
venía consolidando) y una función nada fácil: hacer descreer a los
ciudadanos en el “que se vayan todos”.
Al principio, no fue fácil, pero Néstor fue ganando poco a poco
poder, ese que no había tenido al principio, por medio de concesiones.
Se empezó a escuchar a los sectores, hubo algunos aumentos de sueldo
para los privados, y quizás fue en eso que la pegó como nadie: escuchar a
los sectores. Escuchó a los de izquierda, a los empresarios, a las
Madres de Plaza de Mayo, a los estudiantes. Y fue consolidando su poder.
Ya lo decía el General… si el patrón extiende una mano amiga, una
palabra en tiempos de necesidad hace que los peones no se rebelen. Y eso
hizo el santacruceño… oir. Esperar… y consolidarse. A quienes no tenían
trabajo, plan social. Ante la caja abundante en dinero (tras una
devaluación del 300%) se subsidió el transporte, las comunicaciones, y
algunos productos básicos, lo que benefició a la clase media y
consumidores. Y a las clases terratenientes y poseedoras de capitales,
les impuso un dólar alto. Todo iba de maravillas en el país K. Pero no
se puede vivir de ilusiones por siempre.
En los ’90 se dilapidó al Estado rematando las empresas,
endeudándose, todo en pos de mantener una economía de dólar bajo. De
esta manera, se financiaba el consumo. Todo este sistema, al no tener un
sostén real, explotó en diciembre de 2001. Otro tanto está pasando
ahora, con el gobierno de Cristina.
Se mantienen subsidios, una economía de mentira y un dólar alto para
mantener y emparchar al neoliberalismo "derrotado" y que las empresas
sigan teniendo márgenes de ganancia fabulosos. En sus bases, estamos en
la misma situación que en los ’90. Sólo que el factor de dominación ha
cambiado. Antes, Menem no escuchaba a nadie y ponía todo en las espaldas
del pueblo. Conformaba a todos con las importaciones y el consumo
desaforado. Los K apelaron a otra fasceta del ser humano: a su
sentimiento. Ninguno de los dos desarrolló al país, muy por el
contrario: seguimos en la senda de la destrucción del Estado, de la mala
administración, del endeudamiento, de ser un reflejo de la Europa que
ansiamos ser y que no somos, con gente que quiere pagar impuestos como
en Africa pero vivir como en Holanda.
¿Por qué digo que los K apelaron al sentimiento del pueblo? Porque
así como las señoras apoyaron a Menem porque sacó la colimba, los
sectores jamás oídos fueron escuchados por los K. Los homosexuales
tuvieron su ley de identidad de género y matrimonio igualitario. Las
amas de casa, jubilación. Pronto se legalizará el aborto, como ya hay
ley de muerte digna y se legalizará el uso de drogas. Comulgamos con
todos y no nos identificamos con nadie.
Por detrás, mientras esto sucedía, se gestó una crisis económica sin
precedentes. La pobreza se multiplicó. La dependencia del Estado
creció. Se desarmó el aparato estatal. Quienes viven en relación de
dependencia se encontraron con una inflación que excede en mucho los
ingresos y quienes peor se encuentran son los microemprendedores, los
recién recibidos, los cuentapropistas y quienes viven de su arte y
oficio, sobre quienes recae todo el peso de la crisis. Todo estaba
amparado en la rentabilidad de los commodities. Y mientras nuestra
economía doméstica estuvo, está y estará atada a la internacional, esa
fue nuestra debilidad, que nunca en la historia pudimos evitar, y es
depender de la situación en las metrópolis de poder. Nunca supimos estar
a la altura de la Historia. Por ley se establecieron situaciones que en
los hechos no se daba. Creamos burbujas de la realidad: durante el
Proceso, nos hicieron creer que estábamos en la lucha contra el marxismo
internacionalista. Durante el gobierno de Alfonsín, que estábamos
afianzando la democracia. Durante el menemato, que estábamos entrando al
Primer Mundo, durante el gobierno K, que estábamos estableciendo una
república “para todos”.
Pues bien, para hacer todo esto, es necesario previamente establecer
bases firmes, un camino, una senda adonde dirigirnos todos. En estos
años, Cristina no cambió la matriz de dominación. El neoliberalismo
continuó, con un tono edulcorado, pero neoliberalismo al fin. Un poco de
cambio de maquillaje, pero no se le dio prioridad a lo que importaba.
Muchos programas “para todos”: fútbol para todos, automovilismo para
todos, pero por detrás el país se regodeaba en la corrupción y en la
falta de expectativas. No ha habido un “alimentos para todos”, un
“trabajo para todos”, un “dignidad para todos” o un “salud para todos”. Y
no lo hubo porque todo esto conlleva cambios trascendentales, conlleva
inversión a largo plazo. Para establecer “trabajo para todos” habría que
invertir en infraestructura, en industrias, en capacitación, etc. Pero
fútbol para todos sería sólo pagar la transmisión de los partidos y
listo. Seguimos contentando a parte de la población, parte de la
política milenaria de “al pueblo, pan y circo”.
Por eso insisto, este gobierno se metió con el sentimiento del
pueblo, con los nunca escuchados, con aquellos que querían ser oídos. El
pueblo no quiso, en las elecciones de 2011, dejar de apoyar a Cristina.
Hubiera sido como dejar de lado a quien nos escuchó por primera vez, a
quien nos comprendió… los K nos dieron el fútbol, los juicios por
crímenes de lesa humanidad de los ’70 (no los actuales), el tema
Malvinas, el matrimonio igualitario, jubilación de amas de casa, etc.
Pero mientras se cubrían estas temáticas, se seguía pagando la deuda
externa, se corrompía el Estado, se manejaban las cifras del INDEC, se
seguía adelante con las patotas sindicales y las mafias de los
intendentes adictos del conurbano… lamentable. Y se negaba la realidad
inflacionaria creando un índice falso y sin emitir billetes de más
denominación por capricho gubernamental.
Doy este pronunciamiento como mi visión de los hechos, como se que
gran parte de la población la votó y cree firmemente en que tanto Néstor
como Cristina son los salvadores de la Nación.
Mi pronóstico es lúgubre y tal vez sombrío, pero es natural que
suceda: como sucedió con la convertibilidad y todo estalló en diciembre
de 2001, lo mismo sucederá con este sistema, al no poder seguir
subsidiándose de la nada, caerá como el uno a uno, sólo que esta vez,
nos acusaremos los unos a los otros el haberle dado el 54% de los votos y
nuestro corazón. Ya están los primeros estertores, con la imposibilidad
de comprar dólares… es un corralito a otro nivel. Y seguirá la crisis
llevándose nuestras esperanzas. Como lo dijo Cristina misma: “el cambio
de mando es ineludible”. Algo que ya hemos visto en 2001.
CalaveraDeFidel- Cantidad de envíos : 19144
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: todos contra la kk
Los K estaban derrotados en las elecciones que se habian realizado, pero al morir el k , comenzo la lloradera y se les olvido todo lo demas.
_________________
Azali- Admin
- Cantidad de envíos : 50980
Fecha de inscripción : 27/10/2008
Re: todos contra la kk
Ella usó la viudedad a su favor,como la Pantoja.
CalaveraDeFidel- Cantidad de envíos : 19144
Fecha de inscripción : 21/02/2009
Re: todos contra la kk
Y como la Pasionaria, y como Margaritiño...
CalaveraDeFidel- Cantidad de envíos : 19144
Fecha de inscripción : 21/02/2009
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