Wikileaks contra la nación indispensable, y al final todos ganan
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Wikileaks contra la nación indispensable, y al final todos ganan
Wikileaks contra la nación indispensable, y al final todos ganan
Ayer salieron los cables de diplomáticos de Estados Unidos sobre Canadá, dos países amigos. Parece que podemos dar ya por acabado lo más interesante. Me quedo con esto.
1. La filtración es catastrófica, pero no es seria. El cablegate no cambiará la historia de la humanidad. Es fascinante saber la opinión privada de líderes públicos o comprobar cómo Estados Unidos presiona a políticos españoles. Pero como dice Zbigniew Brzezinski, asesor del presidente Carter, “ya se decía en la Viena del Imperio Austrohúngaro, todo esto es catastrófico, pero no es serio”. No hay por ejemplo nada que implique a Estados Unidos en un crimen.
Un portavoz del Departamento de Defensa hizo ayer esta extraña declaración: podríamos haber cerrado la web, pero no lo hicimos porque tampoco nos iba a perjudicar tanto. Su jefe, el secretario de Defensa, Bob Gates, lo explica así: “Los gobiernos tratan con nosotros porque les interesa, no porque les gustemos. no porque confíen en nosotros, no porque confíen en que guardaremos sus secretos. Somos aún la nación indispensable”. La filtración es obra, según parece, de un militar en una base de Irak. La culpa por tanto es de Gates y su Departamento. Con estas declaraciones quita hierro. Aunque es un buen modo de desviar la atención, es verdad lo que dice. El resto de países lo sabe. Menos en Turquía e Irán, las reacciones han sido tibias.
2. Los diplomáticos americanos son finos. Igual que Gates se cubre, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, también ha procurado aprovechar la crisis. Ayer lo conté. Además, los diplomáticos americanos quedan como estilistas del cable -hasta los europeos les envidian, via- y transparentes.
3. La diplomacia no es una ciencia. Kim Philby fue un inglés americano que espió para la URSS. Escribió en 1968: “Solo porque un documento es un documento, tiene un glamur que tienta al lector a darle más valor del que merece”. Los cables diplomáticos son documentos interesantes, una ventana a un mundo oculto. Pero eso no hace que si algunos se descubran sean pura verdad. Un diplomático no dice solo la verdad. Ni lo que les dicen a ellos siempre es cierto. Ni los datos que escriben están cotejados sin falta. La diplomacia es un arte, no una ciencia. Así hay que tomarse estos cables.
4. La estrategia de Wikileaks es extraordinaria. El cerebro de Wikileaks, Julian Assange, quería que sus filtraciones las analizaran bloguers y que así llegaran al público: “Seguramente es más interesante escribir un artículo sobre un documento interno de Somalia o sobre un top-secret chino -cosas que nosotros hemos publicado-, de lo que es simplemente escribir un blog sobre lo que está en portada del New York Times, o sobre tu gato. Pero la verdad es que no es así”. Para los bloguers es una tarea demasiado ardua. Hay miles de documentos que leer.
Wikileaks necesitaba a periodistas en medios establecidos: alguien a quien pagaran para buscar datos en miles de archivos y con una cabecera que diera crédito. La idea original de pasar las bases de datos a periódicos fue, parece, de Nick Davies, del Guardian. Luego se lo hicieron llegar también al New York Times, a Der Spiegel y a Le Monde. Esta vez le ha tocado además a El País. Imagino que para aumentar la difusión en la tercera lengua más hablada del planeta.
5. Wikileaks está aquí para quedarse. Sarah Palin, Rick Santorum, Mike Huckabee, Peter King son algunos de los políticos americanos que han pedido que detengan o ejecuten a Julian Assange. Es pura política. No hay modo legal ya de detener a Wikileaks o las webs parecidas que ya existen o aparecerán pronto. “Al final habrá mil Wikileaks”, dijo Daniel Schmidtt, ex portavoz de Wikileaks, en septiembre. Los secretos van a tener que cambiar. Es difícil saber cómo. No hay otro remedio y es bueno que sea así.
6. Las únicas soluciones contra Wikileaks son tecnológicas. Por mucho que se señale a Assange, la culpa de la filtración es del Departamento de Defensa, que no solo debe defenderse de Wikileaks, sino también contra servicios de inteligencia extranjeros. Desde el Pentágono, ya han procurado mejorar el sistema: han retirado las conexiones usb, o los cd u otros modos de grabación de sus ordenadores (y cuando deba sacarse información serán necesarias dos personas). Pero la importante es otro objetivo: crear un sistema automático que impida toda filtración.
Peiter Zatko fue un hacker que colaboró con Assange hace años. Los dos guardan buenos recuerdos de sus aventuras cibernéticas: Zatko era Mudge, Assange era Mendax. Ahora Zatko trabaja para el gobierno americano y obtener un sistema automático que detecte cuando hay movimientos extraños en una red y de dónde vienen. Debe ser en tiempo real. Es algo extremadamente sofisticado. No está claro que lo consiga.
7. Qué quiere Wikileaks. Si la tecnología no lo logra, ¿cuál es la mejor protección contra las filtraciones? Según Wikileaks, la bondad. “Nuestro objetivo no es una sociedad más transparente, sino una sociedad más justa”, dice Assange.
El próximo gran objetivo de las filtraciones de Wikileaks, según Assange, será un gran banco americano. La mitad de archivos que tienen ahora son de empresas privadas; no todos suculentos. Ni la violencia ni el derecho ni la violencia protegen contra filtraciones así (además, según un estudio del Ponemon Institute, un 60 por ciento de los empleados se llevan material sensible antes de irse de una empresa.)
En Wikileaks solo ven una alternativa para las empresas. Según una portavoz en Islandia: “Deberian resistir la tentación de convertirse en corruptas”. Assange tiene lo explica mejor, en tres partes: las empresas deben “hacer cosas para conseguir filtraciones de competidores deshonestos. Ser tan abiertos y honestos como sea posible. Tratar bien a tus empleados”. Solo hay un problema, por ahora: si una empresa filtrada le cae bien a Assange, igual no nos enteramos de sus fechorías.
Assange también aspira a dar con documentos de gobiernos más opacos, como China o Rusia. Igual que los fundadores de Google o Facebook, ha venido al mundo para traer el bien. Assange no lo esconde, como dice aquí, “bromea de su complejo de Mesías”. Aunque hay algo que por ahora le salva de todo: según alguien que le conoce, “tiene unas pelotas de titanio”. Veremos qué predomina
http://www.obamaworld.es/2010/12/02/wikileaks-contra-la-nacion-indispensable-y-al-final-todos-ganan/
Ayer salieron los cables de diplomáticos de Estados Unidos sobre Canadá, dos países amigos. Parece que podemos dar ya por acabado lo más interesante. Me quedo con esto.
1. La filtración es catastrófica, pero no es seria. El cablegate no cambiará la historia de la humanidad. Es fascinante saber la opinión privada de líderes públicos o comprobar cómo Estados Unidos presiona a políticos españoles. Pero como dice Zbigniew Brzezinski, asesor del presidente Carter, “ya se decía en la Viena del Imperio Austrohúngaro, todo esto es catastrófico, pero no es serio”. No hay por ejemplo nada que implique a Estados Unidos en un crimen.
Un portavoz del Departamento de Defensa hizo ayer esta extraña declaración: podríamos haber cerrado la web, pero no lo hicimos porque tampoco nos iba a perjudicar tanto. Su jefe, el secretario de Defensa, Bob Gates, lo explica así: “Los gobiernos tratan con nosotros porque les interesa, no porque les gustemos. no porque confíen en nosotros, no porque confíen en que guardaremos sus secretos. Somos aún la nación indispensable”. La filtración es obra, según parece, de un militar en una base de Irak. La culpa por tanto es de Gates y su Departamento. Con estas declaraciones quita hierro. Aunque es un buen modo de desviar la atención, es verdad lo que dice. El resto de países lo sabe. Menos en Turquía e Irán, las reacciones han sido tibias.
2. Los diplomáticos americanos son finos. Igual que Gates se cubre, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, también ha procurado aprovechar la crisis. Ayer lo conté. Además, los diplomáticos americanos quedan como estilistas del cable -hasta los europeos les envidian, via- y transparentes.
3. La diplomacia no es una ciencia. Kim Philby fue un inglés americano que espió para la URSS. Escribió en 1968: “Solo porque un documento es un documento, tiene un glamur que tienta al lector a darle más valor del que merece”. Los cables diplomáticos son documentos interesantes, una ventana a un mundo oculto. Pero eso no hace que si algunos se descubran sean pura verdad. Un diplomático no dice solo la verdad. Ni lo que les dicen a ellos siempre es cierto. Ni los datos que escriben están cotejados sin falta. La diplomacia es un arte, no una ciencia. Así hay que tomarse estos cables.
4. La estrategia de Wikileaks es extraordinaria. El cerebro de Wikileaks, Julian Assange, quería que sus filtraciones las analizaran bloguers y que así llegaran al público: “Seguramente es más interesante escribir un artículo sobre un documento interno de Somalia o sobre un top-secret chino -cosas que nosotros hemos publicado-, de lo que es simplemente escribir un blog sobre lo que está en portada del New York Times, o sobre tu gato. Pero la verdad es que no es así”. Para los bloguers es una tarea demasiado ardua. Hay miles de documentos que leer.
Wikileaks necesitaba a periodistas en medios establecidos: alguien a quien pagaran para buscar datos en miles de archivos y con una cabecera que diera crédito. La idea original de pasar las bases de datos a periódicos fue, parece, de Nick Davies, del Guardian. Luego se lo hicieron llegar también al New York Times, a Der Spiegel y a Le Monde. Esta vez le ha tocado además a El País. Imagino que para aumentar la difusión en la tercera lengua más hablada del planeta.
5. Wikileaks está aquí para quedarse. Sarah Palin, Rick Santorum, Mike Huckabee, Peter King son algunos de los políticos americanos que han pedido que detengan o ejecuten a Julian Assange. Es pura política. No hay modo legal ya de detener a Wikileaks o las webs parecidas que ya existen o aparecerán pronto. “Al final habrá mil Wikileaks”, dijo Daniel Schmidtt, ex portavoz de Wikileaks, en septiembre. Los secretos van a tener que cambiar. Es difícil saber cómo. No hay otro remedio y es bueno que sea así.
6. Las únicas soluciones contra Wikileaks son tecnológicas. Por mucho que se señale a Assange, la culpa de la filtración es del Departamento de Defensa, que no solo debe defenderse de Wikileaks, sino también contra servicios de inteligencia extranjeros. Desde el Pentágono, ya han procurado mejorar el sistema: han retirado las conexiones usb, o los cd u otros modos de grabación de sus ordenadores (y cuando deba sacarse información serán necesarias dos personas). Pero la importante es otro objetivo: crear un sistema automático que impida toda filtración.
Peiter Zatko fue un hacker que colaboró con Assange hace años. Los dos guardan buenos recuerdos de sus aventuras cibernéticas: Zatko era Mudge, Assange era Mendax. Ahora Zatko trabaja para el gobierno americano y obtener un sistema automático que detecte cuando hay movimientos extraños en una red y de dónde vienen. Debe ser en tiempo real. Es algo extremadamente sofisticado. No está claro que lo consiga.
7. Qué quiere Wikileaks. Si la tecnología no lo logra, ¿cuál es la mejor protección contra las filtraciones? Según Wikileaks, la bondad. “Nuestro objetivo no es una sociedad más transparente, sino una sociedad más justa”, dice Assange.
El próximo gran objetivo de las filtraciones de Wikileaks, según Assange, será un gran banco americano. La mitad de archivos que tienen ahora son de empresas privadas; no todos suculentos. Ni la violencia ni el derecho ni la violencia protegen contra filtraciones así (además, según un estudio del Ponemon Institute, un 60 por ciento de los empleados se llevan material sensible antes de irse de una empresa.)
En Wikileaks solo ven una alternativa para las empresas. Según una portavoz en Islandia: “Deberian resistir la tentación de convertirse en corruptas”. Assange tiene lo explica mejor, en tres partes: las empresas deben “hacer cosas para conseguir filtraciones de competidores deshonestos. Ser tan abiertos y honestos como sea posible. Tratar bien a tus empleados”. Solo hay un problema, por ahora: si una empresa filtrada le cae bien a Assange, igual no nos enteramos de sus fechorías.
Assange también aspira a dar con documentos de gobiernos más opacos, como China o Rusia. Igual que los fundadores de Google o Facebook, ha venido al mundo para traer el bien. Assange no lo esconde, como dice aquí, “bromea de su complejo de Mesías”. Aunque hay algo que por ahora le salva de todo: según alguien que le conoce, “tiene unas pelotas de titanio”. Veremos qué predomina
http://www.obamaworld.es/2010/12/02/wikileaks-contra-la-nacion-indispensable-y-al-final-todos-ganan/
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Azali- Admin
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Fecha de inscripción : 27/10/2008
Re: Wikileaks contra la nación indispensable, y al final todos ganan
Buen articulo y mejor resumen.
AlVr.
AlVr.
Alver- Cantidad de envíos : 6935
Fecha de inscripción : 26/02/2009
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