“…La ironía no es nunca inmoral…”
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“…La ironía no es nunca inmoral…”
¡Albricias, beneplácitos, júbilo! ¡Cuba es libre!
Gonzalo Himiob Santomé
“…La ironía no es nunca inmoral…”
Pitigrilli (Dino Segre, 1893-1975)
Mientras en nuestro país la oligarquía mediática, fascista y traidora nos hace creer que padecemos tribulaciones sin nombre contra los innegables avances de la revolución chavista –si no me creen, vean VTV, el canal de todos los venezolanos- y del socialismo del siglo XXI en todos los niveles; mientras Ravell, Granier, Bocaranda, Azócar y muchos otros, valiéndose del capital del que durante siglos despojaron al pueblo, nos engañan haciéndonos creer que en Caracas tembló -¡falseadores!- y contándonos otras graves mentiras sobre los hechos y resultados de este “paso de vencedores” que ha acabado con el hambre, la pobreza, el analfabetismo, el desempleo, la inseguridad y hasta con los niños de la calle -¡claro que sí! ¿no ven que el comandante no se cambió el nombre como lo prometió si no lo lograba?- Mientras se nos hace creer –total, somos pueblo y somos estúpidos, y sólo el presidente sabe interpretar nuestro sentir- que nos perdemos en las miserias de gobernantes y líderes políticos de bandos opuestos que no leen bien las líneas del país la OEA, desde San Pedro Sula en Honduras, nos ha hecho un regalo maravilloso y de incalculables aportes a la civilización humana. La alegría desborda los límites planetarios, el mundo se solaza en una revelación prodigiosa, mágica; una que hará de los graves sucesos pasados simples anécdotas sin importancia: ¡Cuba, ese hijo pródigo, ese enclave de valentía que, contra lo que eran las reglas del capitalismo salvaje, tuvo el coraje de explorar alternativas diferentes de vida y desempeño en provecho de sus ciudadanos, es libre!
Si, así como se lee, y no hay en esto efluvio alcohólico ni reminiscencia etílica alguna ¿No es glorioso? No eran ciertas las falacias imperialistas que sobre Castro y sus secuaces se documentaron a lo largo de más de 50 años ¡qué detalle!
Tal y como lo promulgó en primera plana el “Granma” –ese diario que ahora se demuestra siempre fue paradigma de apertura ideológica y de tolerancia mediática- apenas se tuvo conocimiento de la histórica noticia, Fidel ha sido ¡por fin! “Absuelto por la historia”. No importa, para nada, que el primero en utilizar la frase feliz que hecha titular nos llena de alborozo en la fuerza de la verdad que lleva en sí misma haya sido aquél austríaco que en la Alemania de los años treinta y cuarenta del siglo pasado tanto hizo por su Alemania y por el mundo –a final de cuentas era de la “raza superior” ¿no?- y que ahora también es sistemáticamente difamado por huestes irresponsables de judíos –también oligarcas, apátridas, traidores y golpistas- que han montado, como otros lo habían hecho con Cuba sobre su realidad, un “show mediático” sobre un inexistente holocausto que nunca fue.
El Ché, ahora se sabe, sí era solo un médico-poeta con el alma idealista de un prístino gorrión que nunca –léase bien, ¡nunca!- mando a fusilar a nadie. Los supuestos desaparecidos de la revolución aparecieron en Varadero disfrutando al sol de mojitos y viandas varias; las listas de racionamiento no eran lo que se decía de ellas, eran menús de los que los acaudalados y bien avenidos potentados cubanos –el ingreso per capita de Cuba es sobrecogedor- seleccionaban gratuitamente jugosos manjares que degustaban a placer sin límite alguno. El nefasto calificativo de “jineteras” no ha sido –ahora se sabe- más que una creación mediática imperialista dirigida a mentir con descaro sobre la indomable bonanza moral y económica de la isla y sobre la verdad de la belleza de la mujer cubana de la que todos los demás países del orbe -¡hasta Venezuela! Que hasta hace diez años era bastión del capitalismo salvaje- sienten una ancestral envidia.
¡Y qué Guardia Suiza ni que Guardia Suiza! Los únicos cuerpos militares y de seguridad desarmados en el mundo –los imperialistas, con encono y sutileza cruel, le cambiaron a la palabra la quinta letra, de una “r” por una “l”, maniobra de la que este mundo ignorante que siempre requiere de iluminados para entenderlo todo no se había dado cuenta jamás- son las fuerzas policiales y el G2 cubanos cuyos integrantes, dicho sea de paso, tienen todos doctorados en “resolución pacífica de conflictos”, “trato tolerante y educado hacia el opuesto” y “etiqueta y buenos modales funcionariales” y, además –éste es otro invento del capitalismo- jamás han intimidado, perseguido, o asesinado a nadie, mucho menos por motivos políticos. Los únicos presos de Cuba son criminales comunes, dignos discípulos de Charles Manson –se sabe ahora, lo reveló la DISIP, que no estuvo jamás en la cárcel, sino que era usado como facilitador ideológico capitalista y entrenador en artes terroristas de la CIA en Cuba- que, no obstante la crueldad de sus actos, son tratados en las modernísimas instalaciones penales cubanas con dignidad, decoro, y absoluto respeto a sus derechos humanos.
De hecho, algunos de ellos ni siquiera quieren salir de esas prisiones en las que están tan bien atendidos. Ello, y la condescendencia ante tales requerimientos del gobierno cubano, explican la extensa duración algunos encarcelamientos todo lo cual, a su vez, ha sido tergiversado maquiavélicamente por el imperio con inconfesables e inhumanos propósitos.
Y no sólo se sabe ya que el gobierno cubano jamás ha querido imponer a otras naciones su visión e ideología, que nunca mandó tropas a Angola, jamás entrenó guerrillas en Sur o Centroamérica ni mucho menos mandó paramilitares, en 1967, a matar soldados venezolanos en Machurucuto. Tampoco existen balseros ni exiliados cubanos. Al fin se sabe que nadie quiere irse de ese “mar de la felicidad”. Se ha descubierto que son estudiantes de la Escuela de Oceanografía y Ciencias Navales de la Universidad de La Habana que, en ejercicios de creatividad sin límite –aunque con cierto dejo irresponsable producto de su inexperiencia y juventud- hacen experimentos fallidos que, lamentablemente, cuando no los llevan a la muerte los acercan a las costas del imperio en las que son retenidos contra su voluntad para que se les hagan después lavados de cerebro.
Por eso en la OEA se ha decidido que Cuba –bueno, Fidel, que es lo mismo, según se sabe y él se afana en recordarnos siempre con su proverbial generosidad hacia sus semejantes- ha sido la inocente víctima de un complot internacional de proporciones épicas que debe hacerse cesar de inmediato, ya que del mismo también están siendo o han sido víctimas otros gobiernos, también indiscutiblemente democráticos y tolerantes, como el de la actual Venezuela y los de Sudán, Irak, Corea del Norte y hasta la Ex-Yugoslavia, la República Democrática del Congo y otros.
Así que ¡halagados seamos los demócratas y humanistas del mundo! Se ha dispuesto la vuelta al redil y que Cuba es y siempre ha sido un país en el que el modo de gobierno, la estricta sujeción del poder al respeto a los derechos humanos de sus ciudadanos –especialmente de los de aquellos disociados que no ven y nunca han visto las virtudes de la revolución- y el incuestionable respeto al pluralismo ideológico, a la dignidad humana y a la alternabilidad de los gobernantes en el mandato como valores democráticos han sido, siempre, las notas distintivas que lo han situado dentro del más estricto cumplimiento a las previsiones contenidas en la Carta de Organización de Estados Americanos, la Carta Democrática Interamericana y la Convención Interamericana sobre derechos Humanos.
También se ha provisto, imbuidos nuestros ánimos mundiales de esta humanitaria y generosa nueva visión sobre nuestros auspiciosos horizontes que hoy se avizoran, que si alguna “menudencia” abusiva hay que olvidar –nada es perfecto, por supuesto- sobre estas decenas de años de humanitario desempeño del poder cubano ¡pues que se olvide! Este es un tema político, es un tema económico, un tema de conveniencias y arreglos diplomáticos.
¿Quién dijo que la justicia, la lucha contra la impunidad de los gobernantes y sus secuaces por sus abusos en el poder o el respeto a los derechos humanos tienen algo que decir al respecto?
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Pitigrilli (Dino Segre, 1893-1975)
Mientras en nuestro país la oligarquía mediática, fascista y traidora nos hace creer que padecemos tribulaciones sin nombre contra los innegables avances de la revolución chavista –si no me creen, vean VTV, el canal de todos los venezolanos- y del socialismo del siglo XXI en todos los niveles; mientras Ravell, Granier, Bocaranda, Azócar y muchos otros, valiéndose del capital del que durante siglos despojaron al pueblo, nos engañan haciéndonos creer que en Caracas tembló -¡falseadores!- y contándonos otras graves mentiras sobre los hechos y resultados de este “paso de vencedores” que ha acabado con el hambre, la pobreza, el analfabetismo, el desempleo, la inseguridad y hasta con los niños de la calle -¡claro que sí! ¿no ven que el comandante no se cambió el nombre como lo prometió si no lo lograba?- Mientras se nos hace creer –total, somos pueblo y somos estúpidos, y sólo el presidente sabe interpretar nuestro sentir- que nos perdemos en las miserias de gobernantes y líderes políticos de bandos opuestos que no leen bien las líneas del país la OEA, desde San Pedro Sula en Honduras, nos ha hecho un regalo maravilloso y de incalculables aportes a la civilización humana. La alegría desborda los límites planetarios, el mundo se solaza en una revelación prodigiosa, mágica; una que hará de los graves sucesos pasados simples anécdotas sin importancia: ¡Cuba, ese hijo pródigo, ese enclave de valentía que, contra lo que eran las reglas del capitalismo salvaje, tuvo el coraje de explorar alternativas diferentes de vida y desempeño en provecho de sus ciudadanos, es libre!
Si, así como se lee, y no hay en esto efluvio alcohólico ni reminiscencia etílica alguna ¿No es glorioso? No eran ciertas las falacias imperialistas que sobre Castro y sus secuaces se documentaron a lo largo de más de 50 años ¡qué detalle!
Tal y como lo promulgó en primera plana el “Granma” –ese diario que ahora se demuestra siempre fue paradigma de apertura ideológica y de tolerancia mediática- apenas se tuvo conocimiento de la histórica noticia, Fidel ha sido ¡por fin! “Absuelto por la historia”. No importa, para nada, que el primero en utilizar la frase feliz que hecha titular nos llena de alborozo en la fuerza de la verdad que lleva en sí misma haya sido aquél austríaco que en la Alemania de los años treinta y cuarenta del siglo pasado tanto hizo por su Alemania y por el mundo –a final de cuentas era de la “raza superior” ¿no?- y que ahora también es sistemáticamente difamado por huestes irresponsables de judíos –también oligarcas, apátridas, traidores y golpistas- que han montado, como otros lo habían hecho con Cuba sobre su realidad, un “show mediático” sobre un inexistente holocausto que nunca fue.
El Ché, ahora se sabe, sí era solo un médico-poeta con el alma idealista de un prístino gorrión que nunca –léase bien, ¡nunca!- mando a fusilar a nadie. Los supuestos desaparecidos de la revolución aparecieron en Varadero disfrutando al sol de mojitos y viandas varias; las listas de racionamiento no eran lo que se decía de ellas, eran menús de los que los acaudalados y bien avenidos potentados cubanos –el ingreso per capita de Cuba es sobrecogedor- seleccionaban gratuitamente jugosos manjares que degustaban a placer sin límite alguno. El nefasto calificativo de “jineteras” no ha sido –ahora se sabe- más que una creación mediática imperialista dirigida a mentir con descaro sobre la indomable bonanza moral y económica de la isla y sobre la verdad de la belleza de la mujer cubana de la que todos los demás países del orbe -¡hasta Venezuela! Que hasta hace diez años era bastión del capitalismo salvaje- sienten una ancestral envidia.
¡Y qué Guardia Suiza ni que Guardia Suiza! Los únicos cuerpos militares y de seguridad desarmados en el mundo –los imperialistas, con encono y sutileza cruel, le cambiaron a la palabra la quinta letra, de una “r” por una “l”, maniobra de la que este mundo ignorante que siempre requiere de iluminados para entenderlo todo no se había dado cuenta jamás- son las fuerzas policiales y el G2 cubanos cuyos integrantes, dicho sea de paso, tienen todos doctorados en “resolución pacífica de conflictos”, “trato tolerante y educado hacia el opuesto” y “etiqueta y buenos modales funcionariales” y, además –éste es otro invento del capitalismo- jamás han intimidado, perseguido, o asesinado a nadie, mucho menos por motivos políticos. Los únicos presos de Cuba son criminales comunes, dignos discípulos de Charles Manson –se sabe ahora, lo reveló la DISIP, que no estuvo jamás en la cárcel, sino que era usado como facilitador ideológico capitalista y entrenador en artes terroristas de la CIA en Cuba- que, no obstante la crueldad de sus actos, son tratados en las modernísimas instalaciones penales cubanas con dignidad, decoro, y absoluto respeto a sus derechos humanos.
De hecho, algunos de ellos ni siquiera quieren salir de esas prisiones en las que están tan bien atendidos. Ello, y la condescendencia ante tales requerimientos del gobierno cubano, explican la extensa duración algunos encarcelamientos todo lo cual, a su vez, ha sido tergiversado maquiavélicamente por el imperio con inconfesables e inhumanos propósitos.
Y no sólo se sabe ya que el gobierno cubano jamás ha querido imponer a otras naciones su visión e ideología, que nunca mandó tropas a Angola, jamás entrenó guerrillas en Sur o Centroamérica ni mucho menos mandó paramilitares, en 1967, a matar soldados venezolanos en Machurucuto. Tampoco existen balseros ni exiliados cubanos. Al fin se sabe que nadie quiere irse de ese “mar de la felicidad”. Se ha descubierto que son estudiantes de la Escuela de Oceanografía y Ciencias Navales de la Universidad de La Habana que, en ejercicios de creatividad sin límite –aunque con cierto dejo irresponsable producto de su inexperiencia y juventud- hacen experimentos fallidos que, lamentablemente, cuando no los llevan a la muerte los acercan a las costas del imperio en las que son retenidos contra su voluntad para que se les hagan después lavados de cerebro.
Por eso en la OEA se ha decidido que Cuba –bueno, Fidel, que es lo mismo, según se sabe y él se afana en recordarnos siempre con su proverbial generosidad hacia sus semejantes- ha sido la inocente víctima de un complot internacional de proporciones épicas que debe hacerse cesar de inmediato, ya que del mismo también están siendo o han sido víctimas otros gobiernos, también indiscutiblemente democráticos y tolerantes, como el de la actual Venezuela y los de Sudán, Irak, Corea del Norte y hasta la Ex-Yugoslavia, la República Democrática del Congo y otros.
Así que ¡halagados seamos los demócratas y humanistas del mundo! Se ha dispuesto la vuelta al redil y que Cuba es y siempre ha sido un país en el que el modo de gobierno, la estricta sujeción del poder al respeto a los derechos humanos de sus ciudadanos –especialmente de los de aquellos disociados que no ven y nunca han visto las virtudes de la revolución- y el incuestionable respeto al pluralismo ideológico, a la dignidad humana y a la alternabilidad de los gobernantes en el mandato como valores democráticos han sido, siempre, las notas distintivas que lo han situado dentro del más estricto cumplimiento a las previsiones contenidas en la Carta de Organización de Estados Americanos, la Carta Democrática Interamericana y la Convención Interamericana sobre derechos Humanos.
También se ha provisto, imbuidos nuestros ánimos mundiales de esta humanitaria y generosa nueva visión sobre nuestros auspiciosos horizontes que hoy se avizoran, que si alguna “menudencia” abusiva hay que olvidar –nada es perfecto, por supuesto- sobre estas decenas de años de humanitario desempeño del poder cubano ¡pues que se olvide! Este es un tema político, es un tema económico, un tema de conveniencias y arreglos diplomáticos.
¿Quién dijo que la justicia, la lucha contra la impunidad de los gobernantes y sus secuaces por sus abusos en el poder o el respeto a los derechos humanos tienen algo que decir al respecto?
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NOTA: El autor es profesor y abogado. Reside en Venezuela.
Azali- Admin
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Fecha de inscripción : 27/10/2008
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