Operación Medusa: una hipótesis
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Operación Medusa: una hipótesis
Operación Medusa: una hipótesis
June 29th, 2009 · 10:30 pm
A casi cuatro meses de la destitución de Carlos Lage y Felipe Perez Roque, resulta interesante la publicación simultánea (en El País y El Mundo) del contenido de los vídeos que “explican” esas sustituciones.
Si uno fuese malpensado, pensaría que los funcionarios del Centro de Prensa Internacional, organismo cubano que controla y “supervisa” el trabajo de los corresponsales extranjeros en la isla, han llamado a los corresponsales extranjeros en La Habana para sugerirles que escriban sobre el tema.
Tratándose de un asunto espinoso, y de información que procede exclusivamente del gobierno cubano, sosprende que ninguno de los diarios contraste, siquiera mínimamente, la información. Ni siquiera, contra el rasero de la lógica.
Veamos algunos hechos, tal y como los cuenta el propio Raúl Castro, mientras describe someramente lo que la Inteligencia cubana ha bautizado como “Operación Medusa”.
Los servicios secretos cubanos descubren que Conrado Hernández, ingeniero de profesión y delegado comercial del Gobierno vasco en Cuba, trabaja para el Centro Nacional de Inteligencia español.
A Conrado se le monta un dispositivo de vigilancia desde el año 2006, y hay al menos una grabación de sus encuentros con agentes del CNI en el restaurante El Templete, de La Habana Vieja. Esta grabación es del año 2007.
Según Raúl, Carlos Lage y Felipe Pérez Roque fueron destituidos por pasar información a Conrado Hernandez, información que éste pasaba, a su vez, a los servicios secretos españoles.
¿Puede alguien creer que si los servicios secretos cubanos hubiesen detectado en el 2006 que Conrado Hernandez trabajaba para el CNI español, iban a dejar que mantuviese contactos frecuentes con dos de las personas más poderosas e informadas del gobierno cubano durante más de dos años, sin hacer nada al respecto?
Supongamos que el escenario es cierto.
Y que una tarde del año 2006 Abelardo Colomé Ibarra, ministro del Interior, llama a Raúl Castro con urgencia. Supongamos que el Furry le cuenta, preocupado, que la contrainteligencia cubana ha descubierto que el delegado en Cuba del gobierno vasco es un informante del CNI. También le cuenta que Conrado estudió con carlos Lage, y que son buenos amigos, y que se reúnen a menudo, y que a esas reuniones también acude Felipe Pérez Roque. Es decir, Conrado tendría acceso a información clasificada.
La reacción lógica de Raúl Castro y del Ministro del Interior tendría que ser una actuación inmediata, que incluyera la detención de Conrado, una reunión informativa con Lage, Pérez Roque y los demás implicados, para ponerles al tanto de que el CNI español había reclutado un informante en su círculo más estrecho. Luego vendría el análisis de la información confidencial que podrían haber comentado con Conrado y la valoración del daño.
Supongamos que Furry dudase también de Lage o Roque. ¿Y si alguno de ellos también estuviese trabajando para el enemigo? Pues en este caso la comprobación podía haber durado unos pocos días. ¡Pero no más de dos años!
¿Podemos realmente creer que Raúl Castro iba a permitir que Lage y Perez Roque mantuviesen durante ese tiempo una relación estrecha con uno o varios agente de los servicios secretos españoles?
Es cierto que los servicios secretos cubanos a veces han tardado en actuar contra un agente descubierto. Pero en esos casos siempre se organizan dispositivos para hacer llegar al agente la información que los servicios cubanos desean hacer llegar a esos servicios secretos extranjeros. Es el guión típico del contraespionaje. Pero este no ha sido el caso, ya que no se ha advertido a ninguno de los cesados.
Hay otra trama secundaria, la de Carlos Valenciaga, ex ayudante personal de Fidel Castro. Según Raúl, a Carlos Valenciaga lo comienzan a seguir los servicios secretos cubanos porque hace una fiesta en septiembre del 2006, cuando Fidel está muy enfermo.
¿Qué pudo haber pasado realmente?
Aunque no tengamos pruebas, los hechos que conocemos, y los datos que el propio régimen revela, permiten plantear una hipótesis que más coherente con las prácticas habituales de los hermanos Castro. El tiempo dirá si se confirma.
La primera llamada no la hace Furry, sino Raúl. Es un militar, y quiere a militares de su confianza en todos los puestos clave del país. Lage, Roque, Valenciaga, Otto Rivero, no son “sus hombres”. Son personas que deben el poder a Fidel Castro, y que pueden sentirse legitimados en su cargo por su propia trayectoria. Lage es admirado fuera y dentro de Cuba, se le considera un economista pragmático y el único líder cubano capaz de liderar un proceso de reformas. Roque ha logrado diversificar las relaciones internacionales de Cuba, y fuera es visto como un “hombre fuerte”. Incluso se ha atrevido a hablar sobre determinados temas tabú, incluyendo la posible muerte de Fidel y la desaparición del socialismo en Cuba, mucho antes de que Fidel anunciase su enfermedad.
A Raúl no le complace el exceso de protagonismo de estos cuadros no sujetos a la estructura militar, fuera de una cadena de ordeno y mando. Es por lo tanto Raúl Castro quien pide a Furry que se monte un operativo de seguimiento a Lage, Roque y Valenciaga.
La Contrainteligencia sugiere a Furry encomendar la tarea a Conrado Hernández, agente de los servicios secretos cubanos.
Conrado es buen amigo de Lage, posiblemente no quiera hacerlo. Furry le explica a Raúl que Conrado no tiene más remedio que cooperar. Conrado ha sacado cierto provecho personal de su cargo institucional, y varios de esos cargos pueden costarle la cárcel.
El dispositivo técnico no es un problema. Micrófonos, cámaras, lo de siempre.
Pero se trata de espiar y tender una trampa a Carlos Lage y Felipe Pérez Roque. Hay que buscar “puntos débiles” y “trabajar” a Conrado.
Se habla con Conrado. Se le explica que la revolución tiene una gran confianza en él. Que “hace tiempo sabemos” que ha desviado ciertos recursos, que se ha aprovechado de determinadas operaciones, que ha cometido ciertas irregularidades. Pero la revolución confía en él. Siempre ha confiado. Podría haberlo enviarlo a la cárcel, pero no lo ha hecho. Por lo demás, su trabajo ha sido impecable, tanto en la parte de negocios como su valiosa colaboración con los servicios de inteligencia. Ahora debe hacerse cargo de una nueva tarea.
Conrado duda pero al final accede. Sabe que no tiene otra salida si quiere seguir siendo alguien en Cuba. Las fiestas en su finca se hacen habituales. La atmósfera relajada y el ron aflojan la lengua. El propio Conrado incita a sus invitados a criticar al resto de dirigentes de la evolución, a los “fósiles”.
Raúl recibe periódicamente los informes de Furry y cocina con tiempo su venganza. Lage se ve apartado de las grandes decisiones, y en febrero del 2008 se sorprende cuando el mayor de los fósiles es nombrado Vicepresidente, un cargo que parecía corresponderle por derecho propio.
Raúl y Furry planifican el desenlace. En algún diálogo parecido a este:
—No quiero esperar más. Hay que destituir o detener a estos hijos de puta.
—¿Pero cómo vamos a explicar que vigilábamos a Roque y Lage? Será un escándalo.
—Hay que inventar algo. Agentes enemigos.
—Coño, nadie se lo va a creer. Menos ahora, con Obama.
—Bueno, pero el enemigo no es sólo Estados Unidos. Vamos a entrarle de lado. ¿Cómo ves a España? Mira como endiosan a la bloguera esa.
—Bueno, tu sabes que Conrado tiene buena relación con los españoles. Y esos gallegos andan jodiendo hace rato, tratando de enterarse de la salud de Fidel y sobre los cambios que según ellos debe haber en Cuba.
—¡Comemierdas!
—Hagamos una cosa. Hacemos que Conrado se acerque a los del CNI y les ofrezca información. Lo grabamos todo. Luego haremos creer que lo de Roque y Lage viene por ahí. Insinuamos una traición y matamos dos pájaros de un tiro. Luego lo anunciamos todo y los del CNI quedan en ridículo. Zapatero tendrá que dejar de espiarnos.
—¿Lo pongo en marcha?
—Pónlo en marcha, y me informas al minuto. Avísame si los gallegos muerden. De paso fortalecemos la conciencia revolucionaria. Que la gente no se relaje, que sepa que el enemigo puede venir de cualquier lado.
El resto es fácil. Conrado se acerca a los agentes del CNI. Les hace ver que sabe mucho y se ofrece para pasarles información. Los del CNI preguntan y él no responde nada importante, pero promete averiguar con sus amigos. Alardea. Las tramas secundarias de Valenciaga, Rivero y Estenoz son fáciles de imaginar. Más de dos pájaros de un tiro. Todo el entorno de Fidel quedaría desplazado del poder.
El resto es conocido.
Los periodistas tienen bastante trabajo por delante.
Sería interesante saber, por ejemplo, donde está detenido Conrado Hernández, y cómo está su familia. ¿Está realmente detenido? ¿En qué condiciones? ¿Se le detiene por ser informante del CNI o por otras irregularidades? En este caso, el último trabajito se le presenta como la oportunidad de salvación para él y su familia (esa esposa del MININT, esa hija becada en España). Ayúdanos en esto y la revolución sabrá ser magnánima. Por supuesto, Conrado tiene altas probabilidades de morir de un infarto en la cárcel.
Sería bueno saber la versión del CNI. Y la del Gobierno vasco, cuyos representantes estuvieron en La Habana.
Y la versión de Moratinos, que hace poco dijo que la retirada de los agentes del CNI de Cuba no tenía relación alguna con los casos de Lage y Roque.
¿Dónde están los periodistas?
Ginés Górriz
June 29th, 2009 · 10:30 pm
A casi cuatro meses de la destitución de Carlos Lage y Felipe Perez Roque, resulta interesante la publicación simultánea (en El País y El Mundo) del contenido de los vídeos que “explican” esas sustituciones.
Si uno fuese malpensado, pensaría que los funcionarios del Centro de Prensa Internacional, organismo cubano que controla y “supervisa” el trabajo de los corresponsales extranjeros en la isla, han llamado a los corresponsales extranjeros en La Habana para sugerirles que escriban sobre el tema.
Tratándose de un asunto espinoso, y de información que procede exclusivamente del gobierno cubano, sosprende que ninguno de los diarios contraste, siquiera mínimamente, la información. Ni siquiera, contra el rasero de la lógica.
Veamos algunos hechos, tal y como los cuenta el propio Raúl Castro, mientras describe someramente lo que la Inteligencia cubana ha bautizado como “Operación Medusa”.
Los servicios secretos cubanos descubren que Conrado Hernández, ingeniero de profesión y delegado comercial del Gobierno vasco en Cuba, trabaja para el Centro Nacional de Inteligencia español.
A Conrado se le monta un dispositivo de vigilancia desde el año 2006, y hay al menos una grabación de sus encuentros con agentes del CNI en el restaurante El Templete, de La Habana Vieja. Esta grabación es del año 2007.
Según Raúl, Carlos Lage y Felipe Pérez Roque fueron destituidos por pasar información a Conrado Hernandez, información que éste pasaba, a su vez, a los servicios secretos españoles.
¿Puede alguien creer que si los servicios secretos cubanos hubiesen detectado en el 2006 que Conrado Hernandez trabajaba para el CNI español, iban a dejar que mantuviese contactos frecuentes con dos de las personas más poderosas e informadas del gobierno cubano durante más de dos años, sin hacer nada al respecto?
Supongamos que el escenario es cierto.
Y que una tarde del año 2006 Abelardo Colomé Ibarra, ministro del Interior, llama a Raúl Castro con urgencia. Supongamos que el Furry le cuenta, preocupado, que la contrainteligencia cubana ha descubierto que el delegado en Cuba del gobierno vasco es un informante del CNI. También le cuenta que Conrado estudió con carlos Lage, y que son buenos amigos, y que se reúnen a menudo, y que a esas reuniones también acude Felipe Pérez Roque. Es decir, Conrado tendría acceso a información clasificada.
La reacción lógica de Raúl Castro y del Ministro del Interior tendría que ser una actuación inmediata, que incluyera la detención de Conrado, una reunión informativa con Lage, Pérez Roque y los demás implicados, para ponerles al tanto de que el CNI español había reclutado un informante en su círculo más estrecho. Luego vendría el análisis de la información confidencial que podrían haber comentado con Conrado y la valoración del daño.
Supongamos que Furry dudase también de Lage o Roque. ¿Y si alguno de ellos también estuviese trabajando para el enemigo? Pues en este caso la comprobación podía haber durado unos pocos días. ¡Pero no más de dos años!
¿Podemos realmente creer que Raúl Castro iba a permitir que Lage y Perez Roque mantuviesen durante ese tiempo una relación estrecha con uno o varios agente de los servicios secretos españoles?
Es cierto que los servicios secretos cubanos a veces han tardado en actuar contra un agente descubierto. Pero en esos casos siempre se organizan dispositivos para hacer llegar al agente la información que los servicios cubanos desean hacer llegar a esos servicios secretos extranjeros. Es el guión típico del contraespionaje. Pero este no ha sido el caso, ya que no se ha advertido a ninguno de los cesados.
Hay otra trama secundaria, la de Carlos Valenciaga, ex ayudante personal de Fidel Castro. Según Raúl, a Carlos Valenciaga lo comienzan a seguir los servicios secretos cubanos porque hace una fiesta en septiembre del 2006, cuando Fidel está muy enfermo.
¿Qué pudo haber pasado realmente?
Aunque no tengamos pruebas, los hechos que conocemos, y los datos que el propio régimen revela, permiten plantear una hipótesis que más coherente con las prácticas habituales de los hermanos Castro. El tiempo dirá si se confirma.
La primera llamada no la hace Furry, sino Raúl. Es un militar, y quiere a militares de su confianza en todos los puestos clave del país. Lage, Roque, Valenciaga, Otto Rivero, no son “sus hombres”. Son personas que deben el poder a Fidel Castro, y que pueden sentirse legitimados en su cargo por su propia trayectoria. Lage es admirado fuera y dentro de Cuba, se le considera un economista pragmático y el único líder cubano capaz de liderar un proceso de reformas. Roque ha logrado diversificar las relaciones internacionales de Cuba, y fuera es visto como un “hombre fuerte”. Incluso se ha atrevido a hablar sobre determinados temas tabú, incluyendo la posible muerte de Fidel y la desaparición del socialismo en Cuba, mucho antes de que Fidel anunciase su enfermedad.
A Raúl no le complace el exceso de protagonismo de estos cuadros no sujetos a la estructura militar, fuera de una cadena de ordeno y mando. Es por lo tanto Raúl Castro quien pide a Furry que se monte un operativo de seguimiento a Lage, Roque y Valenciaga.
La Contrainteligencia sugiere a Furry encomendar la tarea a Conrado Hernández, agente de los servicios secretos cubanos.
Conrado es buen amigo de Lage, posiblemente no quiera hacerlo. Furry le explica a Raúl que Conrado no tiene más remedio que cooperar. Conrado ha sacado cierto provecho personal de su cargo institucional, y varios de esos cargos pueden costarle la cárcel.
El dispositivo técnico no es un problema. Micrófonos, cámaras, lo de siempre.
Pero se trata de espiar y tender una trampa a Carlos Lage y Felipe Pérez Roque. Hay que buscar “puntos débiles” y “trabajar” a Conrado.
Se habla con Conrado. Se le explica que la revolución tiene una gran confianza en él. Que “hace tiempo sabemos” que ha desviado ciertos recursos, que se ha aprovechado de determinadas operaciones, que ha cometido ciertas irregularidades. Pero la revolución confía en él. Siempre ha confiado. Podría haberlo enviarlo a la cárcel, pero no lo ha hecho. Por lo demás, su trabajo ha sido impecable, tanto en la parte de negocios como su valiosa colaboración con los servicios de inteligencia. Ahora debe hacerse cargo de una nueva tarea.
Conrado duda pero al final accede. Sabe que no tiene otra salida si quiere seguir siendo alguien en Cuba. Las fiestas en su finca se hacen habituales. La atmósfera relajada y el ron aflojan la lengua. El propio Conrado incita a sus invitados a criticar al resto de dirigentes de la evolución, a los “fósiles”.
Raúl recibe periódicamente los informes de Furry y cocina con tiempo su venganza. Lage se ve apartado de las grandes decisiones, y en febrero del 2008 se sorprende cuando el mayor de los fósiles es nombrado Vicepresidente, un cargo que parecía corresponderle por derecho propio.
Raúl y Furry planifican el desenlace. En algún diálogo parecido a este:
—No quiero esperar más. Hay que destituir o detener a estos hijos de puta.
—¿Pero cómo vamos a explicar que vigilábamos a Roque y Lage? Será un escándalo.
—Hay que inventar algo. Agentes enemigos.
—Coño, nadie se lo va a creer. Menos ahora, con Obama.
—Bueno, pero el enemigo no es sólo Estados Unidos. Vamos a entrarle de lado. ¿Cómo ves a España? Mira como endiosan a la bloguera esa.
—Bueno, tu sabes que Conrado tiene buena relación con los españoles. Y esos gallegos andan jodiendo hace rato, tratando de enterarse de la salud de Fidel y sobre los cambios que según ellos debe haber en Cuba.
—¡Comemierdas!
—Hagamos una cosa. Hacemos que Conrado se acerque a los del CNI y les ofrezca información. Lo grabamos todo. Luego haremos creer que lo de Roque y Lage viene por ahí. Insinuamos una traición y matamos dos pájaros de un tiro. Luego lo anunciamos todo y los del CNI quedan en ridículo. Zapatero tendrá que dejar de espiarnos.
—¿Lo pongo en marcha?
—Pónlo en marcha, y me informas al minuto. Avísame si los gallegos muerden. De paso fortalecemos la conciencia revolucionaria. Que la gente no se relaje, que sepa que el enemigo puede venir de cualquier lado.
El resto es fácil. Conrado se acerca a los agentes del CNI. Les hace ver que sabe mucho y se ofrece para pasarles información. Los del CNI preguntan y él no responde nada importante, pero promete averiguar con sus amigos. Alardea. Las tramas secundarias de Valenciaga, Rivero y Estenoz son fáciles de imaginar. Más de dos pájaros de un tiro. Todo el entorno de Fidel quedaría desplazado del poder.
El resto es conocido.
Los periodistas tienen bastante trabajo por delante.
Sería interesante saber, por ejemplo, donde está detenido Conrado Hernández, y cómo está su familia. ¿Está realmente detenido? ¿En qué condiciones? ¿Se le detiene por ser informante del CNI o por otras irregularidades? En este caso, el último trabajito se le presenta como la oportunidad de salvación para él y su familia (esa esposa del MININT, esa hija becada en España). Ayúdanos en esto y la revolución sabrá ser magnánima. Por supuesto, Conrado tiene altas probabilidades de morir de un infarto en la cárcel.
Sería bueno saber la versión del CNI. Y la del Gobierno vasco, cuyos representantes estuvieron en La Habana.
Y la versión de Moratinos, que hace poco dijo que la retirada de los agentes del CNI de Cuba no tenía relación alguna con los casos de Lage y Roque.
¿Dónde están los periodistas?
Ginés Górriz
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