Desde principios del siglo XX uno de los sueños pretendidos por los dirigentes de la izquierda más radical ha sido el de exportar y extender su agónica ideología a todo el orbe, tratando así de justificar sus mitos y falsedades en un presunto apoyo generalizado e incondicional de las masas explotadas por el capital. Pero su pensamiento no ha evolucionado ni un milímetro y encontrándonos ya en el año 2009 esos presuntos ideólogos siguen manipulando al pueblo con la falacia de una revolución final de corte internacionalista. En esa línea el gran experto en generación de conflictos D. Juan Evo Morales Ayma, a la sazón Presidente electo de Bolivia, ha vuelto a cometer un gravísimo error - cansina reiteración- tratando de buscar nuevamente el enfrentamiento directo con una nación vecina y hermana, el Perú, a la que le unen insoslayables lazos históricos e intereses comunes de indudable valor. Esa incongruente y trasnochada ideología que tiñe todos sus actos está llevando a la República de Bolivia a los más bajos niveles de credibilidad internacional conocidos en las últimas décadas. Y es que no se puede hablar de la inviolabilidad de la soberanía nacional cuando desde las instancias gubernamentales se predica y apoya de forma descarada y constante la ingerencia en asuntos del vecino con el único y malévolo fin de desestabilizar su democracia…..todo por implantar e internacionalizar la ya tantas veces fracasada revolución indígena. Ni las consignas ni los métodos han cambiado, se trata de elegir cuidadosa y premeditadamente el escenario perfecto y a los actores indicados para transformar posteriormente los hechos en burda propaganda , en un abuso más del neoliberalismo opresor sobre la desvalida y abandonada población de la recóndita amazonía peruana. ¿Por qué el Perú?... la respuesta parece tan sencilla como evidente. En la nación andina, presidida por Alan García, el marxismo revolucionario ha fracasado como pensamiento político, y su único vestigio, Ollanta Humala ha sido condenado al mayor de los ostracismos por un pueblo cansado de tanta infamia, y que hoy, más que nunca, se aferra a su creencia en el progreso y la convivencia pacífica entre todos sus conciudadanos. La región selvática de Bagua, donde se produjeron los luctuosos hechos ya contaba con precedentes conflictivos nacidos del reparto de los recursos naturales…., bastó con azuzar a los indígenas y encender la mecha del odio racial, buscando a un resentido extremista y criminal capaz de todo - Alberto Pizango- , garantizándole una salida del lugar de los enfrentamientos para más tarde tratar de convertirlo en héroe-mito de la causa…. El macabro resultado de Bagua no puede ser más tétrico y espeluznante, 22 policías cautivos y vilmente asesinados a sangre fría, nueve de ellos degollados y el resto muertos a machetazos, después de cumplir con el bejante ritual de quitarles los uniformes. Aún quedan seis miembros de las fuerzas de seguridad secuestrados en la espesura selvática de la zona….. y todo instigado desde el exterior. Se tiene conocimiento de que el iluminado Juan Evo Morales Ayma remitió previamente una misiva al “Congreso de Indígenas” realizado en Puno, en la que insistía fervientemente en hacer un llamamiento general a la rebelión indígena contra el poder establecido, haciendo uso de la violencia revolucionaria ¿reminiscencias castristas? parace evidente y fuera de dudas que la historia se vuelve a repetir.. Pero es que además su constante imprudencia y escaso bagaje intelectual le han llevado a excusarse proclamando que ese llamamiento estaba referido a toda Latinoamérica, lo que en realidad implica que las fronteras de la revolución no tienen límites para el dirigente aymara. A estas alturas nada debe sorprender, cuando el discurso desplegado por el Presidente de Bolivia antes de ser electo nació impregnado de odio, resentimiento, reivindicaciones etnocentralistas y constantes llamamientos a la población indígena para tomar el Estado en las urnas o mediante el asalto y la fuerza revolucionaria como única hoja de ruta. Tampoco se debe olvidar la estrategia utilizada y celosamente orquestada por sus partidarios para que finalmente alcanzara las más altas instancias del poder en Bolivia. El recurso sistemático de los movimientos sociales adeptos a la causa a una inusitada violencia que terminó por amedrentar al Presidente Carlos Mesa, dejando expedito el camino para alcanzar los objetivos de la revolución indígena. Entonces… ¿lo sucedido en Perú? no es otra cosa que la repetición y el reflejo de los métodos e ideas mesiánicas ya implantados en el país andino. Lo que quizás no esperaba ni el Presidente Morales ni su sequito de aduladores ha sido la contundente, impecable e implacable respuesta de las autoridades peruanas. El canciller José Antonio García Belaunde ha aseverado que Evo Morales utilizó deliberadamente el término "genocidio" para referirse a los sucesos de violencia en la amazonía, con el objetivo de perjudicar a su nación, añadiendo después: “Estamos frente a un señor que se ha imaginado que puede repetir en Perú lo que hizo en Bolivia (…) Él ha asumido que tiene una representación de las poblaciones indígenas de su país y de todos los otro países; él ha asumido que él tiene que liberar al pueblo peruano del Gobierno de Alan García, yo que tiene una vocación mesiánica. Por el momento el embajador ha sido llamado a consultas y no volverá a ocupar su puesto en La Paz hasta que el gobierno de Bolivia, por boca de su Presidente, se retracte públicamente de las constantes y gravísimas declaraciones realizadas contra la nación vecina… y parece que a día de hoy no hay visos de que Morales de marcha atrás a su discurso, retirando sus ofensivas palabras y solicitando las debidas disculpas por el nuevo “malentendido”. Sin duda una torpeza más en su haber, que tendrá consecuencias irreparables para los intereses de la República boliviana Solo cabe preguntarse… ¿realmente se ha tratado de una estrategia urdida exclusivamente por el gobierno boliviano, o hay más dirigentes detrás de la provocación?... ¿Nicaragua?.... ¿quizás Venezuela?.....
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