De la legitimidad de Tsipras, Merkel y la 'democracia alterna' de Pablo Iglesias
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De la legitimidad de Tsipras, Merkel y la 'democracia alterna' de Pablo Iglesias
De la legitimidad de Tsipras, Merkel y la 'democracia alterna' de Pablo Iglesias
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Pablo Iglesias defendió con entusiasmo en el Parlamento Europeo el coraje de Alexis Tsipras y del pueblo griego, la valentía de gobiernos que tienen la “osadía” de preguntar a sus pueblos qué es lo que opinan frente a otros que son incapaces de defenderlos. Concede Iglesias al primer ministro griego mayor legitimidad que a Angela Merkel y al resto de líderes europeos por el hecho de convocar un referéndum que Bernard-Henri Lévy, alguien tan poco sospechoso de defender las tesis “totalitarias” que denuncia el secretario de Podemos, ha tildado de “pueril llamamiento a transferir sobre sus conciudadanos la carga de sus errores”, los de Tsipras.
Syriza ganó las elecciones con un programa inaplicable que incluía el impago de la deuda. Tsipras y Varoufakis no son tontos, como hemos tenido ocasión de comprobar estos días. Sabían que no podrían cumplir sus promesas. De hecho, ya es evidente que no van a cumplir ni la mitad de lo prometido. Por lo que ya conocemos, la última propuesta del Gobierno griego a sus socios europeos se parece bastante a una enmienda a la totalidad del programa con el que Syriza se hizo con el poder. Pero insisto, no son tontos. Se trataba de eso: de llegar al poder. Ocurre, sin embargo, que la habilidad, la inteligencia si se quiere, no es un salvoconducto seguro hacia la legitimidad.
Al margen de las posiciones ideológicas que defienda cada uno convendría que nos pusiéramos de acuerdo a la hora de establecer los criterios de valoración de pedigrís democráticos y legitimidades varias. Porque, ¿quién es más legítimo, Tsipras, que ganó las elecciones diciéndole al pueblo griego lo que este quería oír, o Merkel, que no engañó a nadie? ¿Quién hace un uso más democrático del poder, Tsipras, que es primer ministro con el apoyo de un partido de extrema derecha sin taparse la nariz, o Merkel, que obtuvo en las urnas un respaldo suficiente para gobernar en solitario pero optó por formar un gobierno de amplia mayoría con los socialdemócratas?
Las primarias diseñadas por la dirección de Podemos son una burla a esa 'democracia del pueblo' que no se les cae de la boca
Lévy habla de “chapuza” y “democracia de excepción” al referirse a la maniobra de Tsipras. Pablo Iglesias vitorea a éste y le da las gracias (¿en nombre de quién?) por “resistir al chantaje” y trasladar la palabra al pueblo, pero no parece dispuesto a aplicar en carne propia la democracia “pura” del griego. La “lista de país” que la dirección de Podemos confecciona estos días de cara a las elecciones generales en España es una burla a esa democracia del pueblo que no se les cae de la boca.
Las primarias diseñadas por Iglesias y compañía garantizan el triunfo de éste y de quienes señale su infalible dedo. Quieren un equipo cohesionado para gobernar o hacer oposición, argumentan. Y para ello estrechan hasta hacerlo casi intransitable el marco interno de libertad de elección. Es lo que podríamos llamar la "democracia alterna", que no alternativa, de Iglesias, un doble lenguaje que permite defender unos principios en Estrasburgo y otros en Madrid. Para eso prefiero a Tsipras, que manipula en el mismo idioma.
http://www.zoomnews.es/561854/porque-nada-es-casual/legitimidad-tsipras-merkel-y-democracia-alterna-pablo-iglesias
¿Quién es más legítimo, Tsipras que ganó las elecciones diciéndole al pueblo griego lo que este quería oír, Merkel, que no engañó a nadie, o Iglesias, que dice una cosa en Estrasburgo y aplica otra en Madrid?
Alexis Tsipras y Pablo Iglesias en un mitin durante la campaña de las elecciones griegas / Getty-
Pablo Iglesias defendió con entusiasmo en el Parlamento Europeo el coraje de Alexis Tsipras y del pueblo griego, la valentía de gobiernos que tienen la “osadía” de preguntar a sus pueblos qué es lo que opinan frente a otros que son incapaces de defenderlos. Concede Iglesias al primer ministro griego mayor legitimidad que a Angela Merkel y al resto de líderes europeos por el hecho de convocar un referéndum que Bernard-Henri Lévy, alguien tan poco sospechoso de defender las tesis “totalitarias” que denuncia el secretario de Podemos, ha tildado de “pueril llamamiento a transferir sobre sus conciudadanos la carga de sus errores”, los de Tsipras.
Syriza ganó las elecciones con un programa inaplicable que incluía el impago de la deuda. Tsipras y Varoufakis no son tontos, como hemos tenido ocasión de comprobar estos días. Sabían que no podrían cumplir sus promesas. De hecho, ya es evidente que no van a cumplir ni la mitad de lo prometido. Por lo que ya conocemos, la última propuesta del Gobierno griego a sus socios europeos se parece bastante a una enmienda a la totalidad del programa con el que Syriza se hizo con el poder. Pero insisto, no son tontos. Se trataba de eso: de llegar al poder. Ocurre, sin embargo, que la habilidad, la inteligencia si se quiere, no es un salvoconducto seguro hacia la legitimidad.
Al margen de las posiciones ideológicas que defienda cada uno convendría que nos pusiéramos de acuerdo a la hora de establecer los criterios de valoración de pedigrís democráticos y legitimidades varias. Porque, ¿quién es más legítimo, Tsipras, que ganó las elecciones diciéndole al pueblo griego lo que este quería oír, o Merkel, que no engañó a nadie? ¿Quién hace un uso más democrático del poder, Tsipras, que es primer ministro con el apoyo de un partido de extrema derecha sin taparse la nariz, o Merkel, que obtuvo en las urnas un respaldo suficiente para gobernar en solitario pero optó por formar un gobierno de amplia mayoría con los socialdemócratas?
Las primarias diseñadas por la dirección de Podemos son una burla a esa 'democracia del pueblo' que no se les cae de la boca
Lévy habla de “chapuza” y “democracia de excepción” al referirse a la maniobra de Tsipras. Pablo Iglesias vitorea a éste y le da las gracias (¿en nombre de quién?) por “resistir al chantaje” y trasladar la palabra al pueblo, pero no parece dispuesto a aplicar en carne propia la democracia “pura” del griego. La “lista de país” que la dirección de Podemos confecciona estos días de cara a las elecciones generales en España es una burla a esa democracia del pueblo que no se les cae de la boca.
Las primarias diseñadas por Iglesias y compañía garantizan el triunfo de éste y de quienes señale su infalible dedo. Quieren un equipo cohesionado para gobernar o hacer oposición, argumentan. Y para ello estrechan hasta hacerlo casi intransitable el marco interno de libertad de elección. Es lo que podríamos llamar la "democracia alterna", que no alternativa, de Iglesias, un doble lenguaje que permite defender unos principios en Estrasburgo y otros en Madrid. Para eso prefiero a Tsipras, que manipula en el mismo idioma.
http://www.zoomnews.es/561854/porque-nada-es-casual/legitimidad-tsipras-merkel-y-democracia-alterna-pablo-iglesias
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