Del pequeño hermano
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Del pequeño hermano
Como era de esperar, un
notable revuelo ha generado la declaración del senador John Kerry, de oponerse
al presupuesto de 20 millones de dólares presentado por el gobierno
estadounidense para promover la democracia en Cuba.
Analistas de disímiles
posturas criticaron sus palabras, con adjetivos que varían desde el
“oportunismo político” -enlazando estas declaraciones con un posible
condicionamiento del gobierno cubano durante la reciente visita de Carter a la
Habana, para la liberación de Alan Gross-, hasta “traición” al compromiso de
los Estados Unidos con la democratización de la Isla.
Incluso su colega en el
senado, el demócrata Bob Menéndez, se pronunció duramente en contra de la
decisión de Kerry, quien preside nada menos que la influyente Comisión de
Relaciones Exteriores del Senado.
Pero, ¿cuáles han sido
las polémicas declaraciones del ex candidato presidencial con respecto a estos
fondos económicos? Ha dicho, en esencia:
“Antes de que esos 20
millones de dólares sean comprometidos, debería realizarse una revisión
completa de los programas y el gobierno debería consultar con el Congreso. No
hay evidencia de que los programas de promoción de la democracia, que costaron
al contribuyente estadounidense más de 150 millones de dólares hasta la fecha,
ayuden al pueblo cubano”.
Para exponer mi punto
de vista, parto de analizar el hecho como cubano recién salido de su país, que
vivió los veintiséis años que cuenta allí dentro, y sobre todo: como cubano que
en los últimos tiempos conoció a un número significativo de opositores, lo
mismo tradicionales que de nuevo tipo, y miembros de una incipiente pero
atendible sociedad civil.
En castellano, y con
perdón de la arrogancia: que nadie me invente historias de cómo se vive, como
se piensa en las calles cubanas, ni de cómo llevan a cabo los opositores
pacíficos su lucha por el respeto a las libertades en la Isla. Uno de los
errores más frecuentes que he advertido en exiliados de buenas intenciones, es
pensar en nombre de un pueblo al cual, por momentos, desconocen.
Y con ese conocimiento
de causa digo: si los contribuyentes norteamericanos han desembolsado 150
millones de dólares hasta hoy para apoyar el admirable empeño de algunos
disidentes cubanos; si eso les han dicho, que su dinero ha sido decisivo para
la causa cubana, creo que deberían exigir su plata de regreso. Han sido
ligeramente estafados.
Como jornalista
comprometido que tocó a la puerta de personajes desafiantes, puedo decir que
salvo mínimas excepciones, el inmenso número de la oposición cubana, de los
blogueros alternativos, y de los guerrilleros de nuevo tipo, sean públicos o
camuflados, padecen de una precariedad económica que no es coherente con esos
fondos de ayuda aprobados año tras año por el gobierno americano.
Y no me estoy refiriendo
a los casos escandalosos. No hablo del bochorno que constituyó aquella
inspección de la Oficina Fiscalizadora del Gobierno, en 2006, cuando se detectó
que de esos fondos para promover la democracia en la Isla, gran parte se
invertía en chocolates Godiva, abrigos de piel, sierras eléctricas, latas de
carne de cangrejo, y Playstations Sony. (Creo que ni en un filme de los
Hermanos Marx podría haberse reunido semejante listado de productos para
defender la libertad).
Más bien me formulo una
pregunta que con toda razón podrían hacerse los millones de ciudadanos
americanos que, en medio de una preocupante crisis económica, comprueban a
dónde van a parar sus impuestos. La pregunta es: ¿cuál ha sido en realidad el
impacto de ese dinero en la causa cubana?
Me pongo en el pellejo
de un nativo: ¿qué ha conseguido mi dinero en ese país?
Realmente me
interesaría escuchar la respuesta de quienes sí ven en esos fondos una ayuda
imprescindible. Que me instruyeran con pruebas, con hechos, no con románticas
suposiciones, en qué ha beneficiado realmente ese capital a la lucha por la
democracia en Cuba.
Porque yo, al igual que
el senador John Kerry, sospecho que de esos millones –dicho sea de paso,
imposibles de enviar directamente, en metálico, porque el embargo así lo impide-
un número impreciso, pero no mínimo, ha engrosado los bolsillos de
intermediarios, funcionarios y presuntos defensores de la causa de mi tierra.
Y entonces llega la
circunstancia tremenda: a los opositores cubanos se les envían memorias flash,
radios portátiles, algo de chocolate, algo de carne de cangrejo, y el gobierno
cubano dice: “Se está financiando la contrarrevolución interna”. Y da otra
vuelta de tuerca a la represión.
Mientras algunos
astutos maquinadores de este lado del mar se benefician de esos proyectos, del
otro lado, donde “está la candela”, se reciben migajas de ese capital, y se
reciben toneladas de consecuencias.
Respondí.
Tu comentario
está pendiente de moderación
Concuerdo contigo. El bloqueo o embargo como tú
lo llamas es la gallina de los huevos de oro para el régimen y para los que de
algún modo tienen poder. Sé de ‘gusanos’ internos que cobran 100 dólares por
cualquier papelito, y dan gracias a Dios por ese abuso ya que con eso resuelven
mucho. Considera cómo eso lo paga, en realidad, el gusanaje exterior que luego
es vilipendiado. Considera si no hay negocio en prohibir Skype, para ‘violar’
el embargo y ‘ las precarias comunicaciones telefónicas’. Quién si no el
régimen se beneficia de los 89 céntimos de euro por minuto que cuestan las
llamadas a Cuba, versus 19 a otros países. Considera si no es cierto que el exilio
compra ((pagando al régimen) los mismos productos que el pueblo produce
,mediante los envios de compras online, que he denunciado mil veces, y que
llegan perfectamente refrigerados y envasados desde almacenes situados por la
isla. Pulsa regalos a Cuba en la red y verás el site, dicen que de Ramirito
Valdés. Todo de pe a pa lo sostiene el ‘gusanaje’ vilipendiable, los
‘vendepatrias’, todos financian al régimen al socorrer a un familiar o un
amigo.
No interesa que bajen las tasas de envío, ni en Cuba ni en USA los que a eso se
dedican, no interesa la libre circulación de personas ni de capital, y no acuso
a los USA si no a los pillos criollos de la YUMA. Ellos piden el levantamiento
del bloqueo con la boca pequeña, si se lo levantaran matarían a su gallina de
los huevos de oro, y lo mismo en Cuba, que ha dejado ahí, en el bloqueo, la
esperanza de sobrevivir precisamente, convencida de lo yermo de su industria,
rebajando la ‘negociabilidad’ de la honestidad de un ser humano al antojo de un
pollo asado. El bloqueo interno es el sostén de todo, y por eso he pedido que
quiten el externo, llevan 50 pico años haciéndole el juego a Fidel y aún no se
dan cuenta de que con romerillo no se va ese cáncer.
Cuba debe ne vez en cuando soltar más trabajadores en el extrajero que envíen
remesas -ay, cómo se benefician de ese cambio de divisa- y que compren al
régimen y envíen al pueblo, la bodega en el extranjero sí, el acceso a la
shopping grande sí.
¿En qué cabeza cabe no comprarle ni venderle a Cuba, pero sí regalarle?
Esos 20 millones, Hermano, no son nada nuevo. En los tiempos aquellos los
yanquis compraban el derecho a una plantación donando a los políticos locales
para escuelas..ndinero que se iba en sus juergas, putas y bienes inmobiliarios
y los yanquis convencidos de que hicieron su buena acción del día.
Lo mismo durante los 70 y 80 con las guerrillas rojas en latinoaméricas,
mimadas comobacterias en cultivo para luego ir a Washington a pedir fondos-
milicias no, yankee stay home, dame dinero que yo sabré como luchar contra la
guerilla. Y los tontos pagadores de impuestos americanos donando y donando.
Kerry se enfrenta al linchamiento porque dice la
verdad, y es lo único mal visto. Los propios radicales cubanos o yanquis le
caerán encima, haciéndole el juego al régimen que es el primer interesado en
que el bloqueo siga para vivir de él.
notable revuelo ha generado la declaración del senador John Kerry, de oponerse
al presupuesto de 20 millones de dólares presentado por el gobierno
estadounidense para promover la democracia en Cuba.
Analistas de disímiles
posturas criticaron sus palabras, con adjetivos que varían desde el
“oportunismo político” -enlazando estas declaraciones con un posible
condicionamiento del gobierno cubano durante la reciente visita de Carter a la
Habana, para la liberación de Alan Gross-, hasta “traición” al compromiso de
los Estados Unidos con la democratización de la Isla.
Incluso su colega en el
senado, el demócrata Bob Menéndez, se pronunció duramente en contra de la
decisión de Kerry, quien preside nada menos que la influyente Comisión de
Relaciones Exteriores del Senado.
Pero, ¿cuáles han sido
las polémicas declaraciones del ex candidato presidencial con respecto a estos
fondos económicos? Ha dicho, en esencia:
“Antes de que esos 20
millones de dólares sean comprometidos, debería realizarse una revisión
completa de los programas y el gobierno debería consultar con el Congreso. No
hay evidencia de que los programas de promoción de la democracia, que costaron
al contribuyente estadounidense más de 150 millones de dólares hasta la fecha,
ayuden al pueblo cubano”.
Para exponer mi punto
de vista, parto de analizar el hecho como cubano recién salido de su país, que
vivió los veintiséis años que cuenta allí dentro, y sobre todo: como cubano que
en los últimos tiempos conoció a un número significativo de opositores, lo
mismo tradicionales que de nuevo tipo, y miembros de una incipiente pero
atendible sociedad civil.
En castellano, y con
perdón de la arrogancia: que nadie me invente historias de cómo se vive, como
se piensa en las calles cubanas, ni de cómo llevan a cabo los opositores
pacíficos su lucha por el respeto a las libertades en la Isla. Uno de los
errores más frecuentes que he advertido en exiliados de buenas intenciones, es
pensar en nombre de un pueblo al cual, por momentos, desconocen.
Y con ese conocimiento
de causa digo: si los contribuyentes norteamericanos han desembolsado 150
millones de dólares hasta hoy para apoyar el admirable empeño de algunos
disidentes cubanos; si eso les han dicho, que su dinero ha sido decisivo para
la causa cubana, creo que deberían exigir su plata de regreso. Han sido
ligeramente estafados.
Como jornalista
comprometido que tocó a la puerta de personajes desafiantes, puedo decir que
salvo mínimas excepciones, el inmenso número de la oposición cubana, de los
blogueros alternativos, y de los guerrilleros de nuevo tipo, sean públicos o
camuflados, padecen de una precariedad económica que no es coherente con esos
fondos de ayuda aprobados año tras año por el gobierno americano.
Y no me estoy refiriendo
a los casos escandalosos. No hablo del bochorno que constituyó aquella
inspección de la Oficina Fiscalizadora del Gobierno, en 2006, cuando se detectó
que de esos fondos para promover la democracia en la Isla, gran parte se
invertía en chocolates Godiva, abrigos de piel, sierras eléctricas, latas de
carne de cangrejo, y Playstations Sony. (Creo que ni en un filme de los
Hermanos Marx podría haberse reunido semejante listado de productos para
defender la libertad).
Más bien me formulo una
pregunta que con toda razón podrían hacerse los millones de ciudadanos
americanos que, en medio de una preocupante crisis económica, comprueban a
dónde van a parar sus impuestos. La pregunta es: ¿cuál ha sido en realidad el
impacto de ese dinero en la causa cubana?
Me pongo en el pellejo
de un nativo: ¿qué ha conseguido mi dinero en ese país?
Realmente me
interesaría escuchar la respuesta de quienes sí ven en esos fondos una ayuda
imprescindible. Que me instruyeran con pruebas, con hechos, no con románticas
suposiciones, en qué ha beneficiado realmente ese capital a la lucha por la
democracia en Cuba.
Porque yo, al igual que
el senador John Kerry, sospecho que de esos millones –dicho sea de paso,
imposibles de enviar directamente, en metálico, porque el embargo así lo impide-
un número impreciso, pero no mínimo, ha engrosado los bolsillos de
intermediarios, funcionarios y presuntos defensores de la causa de mi tierra.
Y entonces llega la
circunstancia tremenda: a los opositores cubanos se les envían memorias flash,
radios portátiles, algo de chocolate, algo de carne de cangrejo, y el gobierno
cubano dice: “Se está financiando la contrarrevolución interna”. Y da otra
vuelta de tuerca a la represión.
Mientras algunos
astutos maquinadores de este lado del mar se benefician de esos proyectos, del
otro lado, donde “está la candela”, se reciben migajas de ese capital, y se
reciben toneladas de consecuencias.
Respondí.
Tu comentario
está pendiente de moderación
Concuerdo contigo. El bloqueo o embargo como tú
lo llamas es la gallina de los huevos de oro para el régimen y para los que de
algún modo tienen poder. Sé de ‘gusanos’ internos que cobran 100 dólares por
cualquier papelito, y dan gracias a Dios por ese abuso ya que con eso resuelven
mucho. Considera cómo eso lo paga, en realidad, el gusanaje exterior que luego
es vilipendiado. Considera si no hay negocio en prohibir Skype, para ‘violar’
el embargo y ‘ las precarias comunicaciones telefónicas’. Quién si no el
régimen se beneficia de los 89 céntimos de euro por minuto que cuestan las
llamadas a Cuba, versus 19 a otros países. Considera si no es cierto que el exilio
compra ((pagando al régimen) los mismos productos que el pueblo produce
,mediante los envios de compras online, que he denunciado mil veces, y que
llegan perfectamente refrigerados y envasados desde almacenes situados por la
isla. Pulsa regalos a Cuba en la red y verás el site, dicen que de Ramirito
Valdés. Todo de pe a pa lo sostiene el ‘gusanaje’ vilipendiable, los
‘vendepatrias’, todos financian al régimen al socorrer a un familiar o un
amigo.
No interesa que bajen las tasas de envío, ni en Cuba ni en USA los que a eso se
dedican, no interesa la libre circulación de personas ni de capital, y no acuso
a los USA si no a los pillos criollos de la YUMA. Ellos piden el levantamiento
del bloqueo con la boca pequeña, si se lo levantaran matarían a su gallina de
los huevos de oro, y lo mismo en Cuba, que ha dejado ahí, en el bloqueo, la
esperanza de sobrevivir precisamente, convencida de lo yermo de su industria,
rebajando la ‘negociabilidad’ de la honestidad de un ser humano al antojo de un
pollo asado. El bloqueo interno es el sostén de todo, y por eso he pedido que
quiten el externo, llevan 50 pico años haciéndole el juego a Fidel y aún no se
dan cuenta de que con romerillo no se va ese cáncer.
Cuba debe ne vez en cuando soltar más trabajadores en el extrajero que envíen
remesas -ay, cómo se benefician de ese cambio de divisa- y que compren al
régimen y envíen al pueblo, la bodega en el extranjero sí, el acceso a la
shopping grande sí.
¿En qué cabeza cabe no comprarle ni venderle a Cuba, pero sí regalarle?
Esos 20 millones, Hermano, no son nada nuevo. En los tiempos aquellos los
yanquis compraban el derecho a una plantación donando a los políticos locales
para escuelas..ndinero que se iba en sus juergas, putas y bienes inmobiliarios
y los yanquis convencidos de que hicieron su buena acción del día.
Lo mismo durante los 70 y 80 con las guerrillas rojas en latinoaméricas,
mimadas comobacterias en cultivo para luego ir a Washington a pedir fondos-
milicias no, yankee stay home, dame dinero que yo sabré como luchar contra la
guerilla. Y los tontos pagadores de impuestos americanos donando y donando.
Kerry se enfrenta al linchamiento porque dice la
verdad, y es lo único mal visto. Los propios radicales cubanos o yanquis le
caerán encima, haciéndole el juego al régimen que es el primer interesado en
que el bloqueo siga para vivir de él.
CalaveraDeFidel- Cantidad de envíos : 19144
Fecha de inscripción : 21/02/2009
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