Los cubanos tienen alma de esclavos
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Los cubanos tienen alma de esclavos
Muchos que vivieron cuando la URSS dicen que antes era mejor, los cubanos van a decir lo mismo cuando desaparezca el castrismo
Raúl Castro afirma que la libreta de abastecimiento no se quitará de golpe
LA HABANA, 17 Abr. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Cuba, Raúl Castro, ha afirmado durante el IV Congreso del Partido Comunista (PCC) que la supresión de la libreta de abastecimiento, asunto que provocó la mayor cantidad de intervenciones de los participantes en el debate de los Lineamientos de la Política Económica y Social, "no es un fin en sí mismo ni una decisión aislada, sino una de las principales medidas que se aplicarán con el objetivo de erradicar las distorsiones existentes en el funcionamiento de la economía y la sociedad en su conjunto".
Castro ha sostenido que una medida de esa naturaleza "no puede hacerse de golpe, sin crearse previamente las condiciones, lo que se traduce en otras medidas económicas que se tomarán para aumentar la eficiencia y productividad del trabajo y garantizar niveles de producción y servicio con calidad y accesibles a todos", según se puede leer en el texto del informe presentado por el presidente al Congreso, publicado por el sitio web 'Cubadebate'.
"Este asunto, lógicamente, guarda estrecha relación con los precios y la unificación monetaria, los salarios y el fenómeno de la pirámide invertida, que como se aclaró en el Parlamento el pasado 18 de diciembre, se expresa en la no correspondencia de la retribución salarial con la jerarquía e importancia de la labor desempeñada, problemáticas que se reflejaron en alta proporción en los planteamientos realizados", ha añadido.
Además, ha asegurado que bajo el socialismo "jamás habrá espacio para las 'terapias de choque' en contra de los más necesitados y que son, tradicionalmente, los que apoyan a la Revolución con mayor firmeza, a diferencia de los paquetes de medidas que se emplean con frecuencia por mandato del Fondo Monetario Internacional y otras organizaciones económicas internacionales en detrimento de los pueblos del Tercer Mundo e incluso, en los últimos tiempos, en las naciones más desarrolladas, donde se reprimen con violencia las manifestaciones populares y estudiantiles".
"La Revolución no dejará a ningún cubano desamparado y el sistema de atención social se está reorganizando para asegurar el sostenimiento diferenciado y racional de aquellos que realmente lo requieran. En lugar de subsidiar masivamente productos, como hacemos ahora, se pasará progresivamente al apoyo de personas sin otro sostén", ha apostillado Castro.
En este sentido, ha indicado que la existencia de la canasta familiar normada, introducida en los años 60 con una vocación de igualdad, ahora contradice en su esencia el principio de distribución socialista: 'De cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo'.
"El problema al que nos enfrentamos, insistió Raúl, no es de concepto, sino que radica en cómo, cuándo y con qué gradualidad eliminaremos este instrumento de distribución que le ha brindado alimentos básicos, altamente subsidiados, a los más de once millones de cubanos", ha agregado.
http://www.europapress.es/internacional/noticia-cuba-raul-castro-afirma-libreta-abastecimiento-no-quitara-golpe-20110417020636.html
Raúl Castro afirma que la libreta de abastecimiento no se quitará de golpe
LA HABANA, 17 Abr. (EUROPA PRESS) -
El presidente de Cuba, Raúl Castro, ha afirmado durante el IV Congreso del Partido Comunista (PCC) que la supresión de la libreta de abastecimiento, asunto que provocó la mayor cantidad de intervenciones de los participantes en el debate de los Lineamientos de la Política Económica y Social, "no es un fin en sí mismo ni una decisión aislada, sino una de las principales medidas que se aplicarán con el objetivo de erradicar las distorsiones existentes en el funcionamiento de la economía y la sociedad en su conjunto".
Castro ha sostenido que una medida de esa naturaleza "no puede hacerse de golpe, sin crearse previamente las condiciones, lo que se traduce en otras medidas económicas que se tomarán para aumentar la eficiencia y productividad del trabajo y garantizar niveles de producción y servicio con calidad y accesibles a todos", según se puede leer en el texto del informe presentado por el presidente al Congreso, publicado por el sitio web 'Cubadebate'.
"Este asunto, lógicamente, guarda estrecha relación con los precios y la unificación monetaria, los salarios y el fenómeno de la pirámide invertida, que como se aclaró en el Parlamento el pasado 18 de diciembre, se expresa en la no correspondencia de la retribución salarial con la jerarquía e importancia de la labor desempeñada, problemáticas que se reflejaron en alta proporción en los planteamientos realizados", ha añadido.
Además, ha asegurado que bajo el socialismo "jamás habrá espacio para las 'terapias de choque' en contra de los más necesitados y que son, tradicionalmente, los que apoyan a la Revolución con mayor firmeza, a diferencia de los paquetes de medidas que se emplean con frecuencia por mandato del Fondo Monetario Internacional y otras organizaciones económicas internacionales en detrimento de los pueblos del Tercer Mundo e incluso, en los últimos tiempos, en las naciones más desarrolladas, donde se reprimen con violencia las manifestaciones populares y estudiantiles".
"La Revolución no dejará a ningún cubano desamparado y el sistema de atención social se está reorganizando para asegurar el sostenimiento diferenciado y racional de aquellos que realmente lo requieran. En lugar de subsidiar masivamente productos, como hacemos ahora, se pasará progresivamente al apoyo de personas sin otro sostén", ha apostillado Castro.
En este sentido, ha indicado que la existencia de la canasta familiar normada, introducida en los años 60 con una vocación de igualdad, ahora contradice en su esencia el principio de distribución socialista: 'De cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo'.
"El problema al que nos enfrentamos, insistió Raúl, no es de concepto, sino que radica en cómo, cuándo y con qué gradualidad eliminaremos este instrumento de distribución que le ha brindado alimentos básicos, altamente subsidiados, a los más de once millones de cubanos", ha agregado.
http://www.europapress.es/internacional/noticia-cuba-raul-castro-afirma-libreta-abastecimiento-no-quitara-golpe-20110417020636.html
Tetro- Cantidad de envíos : 5903
Fecha de inscripción : 08/03/2009
Re: Los cubanos tienen alma de esclavos
El pájaro enjaulado teme la libertad...hasta que lo empujan fuera de la jaula las circunstancias.Pero claro, hay circunstancias ligadas a romance a adolescencia, tristes como sean que se recuerdan con amor. Incluso lo que suponia violar algo prohibido...
No solo los cubanos, los alemanes del este (Ost) sufren de 'ostalgia'.
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“Ostalgia” entre los alemanes del Este
Discriminados como “ciudadanos de segunda” en
la era de la reunificación alemana, los habitantes de lo que fue la
República Democrática Alemana (RDA) tienen sentimientos ambivalentes al
respecto. La valorización de sus ventajas y el olvido de la Stasi y el
Muro son propios de quienes más padecen la desocupación y la
precariedad. Una minoría añora en realidad las frustradas expectativas
de democratización de los años 1989 y 1990. Y hay también quienes
rechazan ese pasado a pesar de los riesgos e incertidumbres del
presente.
En el Berliner Ensemble de
Bertolt Brecht, George Tabori presenta Los Judíos, de Lessing. Poeta en sus ratos perdidos, Tabori agregó
algunos versos de su cosecha: "Ah, los buenos tiempos. Ya pasaron,
lamentablemente, gracias a Dios". ¿Pensaba acaso en la
ambivalencia de la nostalgia que sienten los alemanes del Este por su
pasado, y que aquí llaman Ostalgia?
Marianne Birthler está rodeada
por montañas de papeles: son las carpetas de la Stasi, la policía
política de la ex RDA. Evocando la película Good bye Lenin, dice: "Yo
también recuerdo con placer ciertas canciones o
ciertos objetos. Pero no puedo decir que extraño la RDA". Para ella,
la Ostalgia es una forma de "defensa que utilizan quienes sienten la
crítica del socialismo como un cuestionamiento de su propia
biografía". Promovido "Presidente" de Alemania del Este en Good bye
Lenin, el astronauta Sigmund Jähn considera que la Ostalgia es
"una expresión de incultura al estilo estadounidense. Algo que
rinde económicamente" y que permite "calmar a los alemanes del Este
manteniéndolos sumergidos en su propia salsa".
El profesor Jens Reich no niega el
interés que manifiestan por el pasado los Ossis -alemanes provenientes de la RDA- pero estima que se
trata de un "epifenómeno magnificado por los medios". Luego de la
caída del Muro, recuerda, los partidarios de la "democratización"
de la RDA habían logrado, incluyendo al partido Verde, cerca del 5%
de los votos. "El 95% restante, que quería terminar con el comunismo,
nos criticaba." Para el efímero diputado, la Ostalgia marca el fin
"colectivo y voluntario de una época". En su opinión, la última
oportunidad para reformar el comunismo "se malogró en Praga en
1968".
Thomas Brussig, escritor de moda,
observa: la RDA "desapareció sin que hiciéramos el duelo. Con un
poco de atraso, esa función la está cumpliendo la Ostalgia". La
nostalgia "es algo natural en los seres humanos. A todo el mundo le
gusta recordar su juventud. Y con el paso del tiempo, todo parece más
bello". Más aun, dado que los Ossis
escuchan cada día que "en la RDA no había nada rescatable, salvo la
flecha verde" 1. Para Brigitte Rauschenbach, profesora de la
Universidad libre de Berlín, ese duelo no será posible "mientras los
alemanes del Este no asuman la ambivalencia de sus sentimientos
respecto de la RDA". Algo similar a lo ocurrido en 1945, cuando la
gente -inconscientemente- sentía por Hitler una mezcla de amor y de
odio. "La Ostalgia -matiza la profesora- se asemeja más bien a una
difusa melancolía."
El libro de Jana Hensel, Zonenkinder 2, fue un éxito impresionante. Esa obra permitió "pasar
de la memoria individual a la memoria colectiva": sus
conciudadanos de ayer pudieron comprobar que "su historia no era
algo marginal sino algo central". Así es que cada uno de ellos -haya
permanecido en el Este o emigrado al Oeste- busca laboriosamente
las "huellas" dejadas por la RDA: canciones, productos alimenticios,
programas.
Paradójicamente, el último
Presidente de la RDA, Egon Krenz, que debería alegrarse de esta
tendencia, se muestra disconforme. En la modesta casa donde vive,
junto al Báltico, el ex prisionero 3 evoca en primer lugar la otra
cara de la moneda, estimando que no se trata de un "trabajo de
memoria" sino de una "caricatura" que "ridiculiza la vida en la
RDA". Stefan Arndt, el feliz productor de Good bye Lenin, utiliza la misma palabra: "Se cae en la caricatura: ‘Ah,
qué mala era la coca que bebían. ¡Y no tenían bananas! ¡Y los horribles
papeles pintados que había! ¡Que risa!' Pero en esos ‘shows' no se dice
ni una sola palabra de la vida real".
Si se insiste un poco, Krenz
termina por admitir que la Ostalgia tiene "su costado bueno": "La
gente del Este conoció dos sociedades, y pueden comparar". Son 17
millones de personas que saben que la RDA "no se reduce a los autos
Trabant o a la Stasi. Muchas cosas fracasaron, pero había trabajo
para todos, vivienda barata, un sistema de salud gratuito y
eficaz... Cosas que lamentan haber perdido". El cabaretista Peter
Ensikat, tan célebre en el Este como en el Oeste, considera la
tendencia actual como "una reacción a lo que ocurrió luego de la caída
del Muro". Los Ossis "se
deshicieron de todo sin reflexionar". Sólo querían "Occidente", del
que no conocían nada, "salvo la publicidad en la televisión de la
RFA".
¿Y si la Ostalgia naciera
justamente del choque entre la decepción ante ciertas cosas del
presente y la pérdida de ciertas cosas del pasado? "Cuanto más se
vive bajo el capitalismo, menos se pregunta uno qué era lo que no
funcionaba bajo el socialismo", resume el periodista Wolfgang
Herr. Es normal, podríamos decir, pues Herr escribía en el diario
comunista Neues
Deutschland. Pero casi todos los Ossis estiman que "no todo era tan
malo antes" y que "no todo es tan bueno ahora".
Gerhard Leo tiene 81 años. Maxim
Leo, su nieto, 34. Ambos son periodistas. Para el primero la Ostalgia
expresa "el rechazo de la ‘nueva sociedad' por parte de un número
creciente de alemanes del Este, tan desesperados que se olvidan de
las taras de la RDA". Maxim justifica la "legítima autodefensa de
un tipo de vida que ya no existe", pero percibe además el "recuerdo de
una RDA que nunca existió". Gerhard considera que el principio que
regía la sociedad pasada -"una vida segura para todos"- debería
regir también la sociedad actual. Para Maxim, al contrario, el precio
era "demasiado alto" en términos de libertad y de eficacia.
"Seguridad rima con mediocridad: impedir que la gente triunfe es
detener el motor social. Si logran volverse ricos, después se podrá
redistribuir." ¿Acaso la vieja consigna liberal de Guizot
-"¡Enriquézcanse!"- permitió acabar con la pobreza?
Christian Schletze, un joven
militante del sindicato IG Metall, aún espera ver los "paisajes
floridos" que prometía el canciller Kohl: "Destruyeron la economía
de mi región, y la educación, la salud y la cultura ya no funcionan
correctamente por falta de financiamiento". ¿Dónde fueron a parar
los 1,25 billones de euros invertidos en los Länder del Este, que hoy en día cuentan con menos de 6
millones de puestos de trabajo contra 9,7 millones en 1989? La
periodista Renate Marschall recuerda la "herida" que sufrieron los Ossis. Estaban convencidos de que
lo único que importaba era el "esfuerzo" personal, pero el mensaje
que recibieron fue otro: "No los necesitamos. Lo que ustedes saben
hacer no nos sirve para nada".
En realidad, en lugar de "un
trentenio glorioso", lo que se vio fue una década desastrosa. Rita
Kuczynski, autora de libros de entrevistas a Ossis 4, estima que "el principio del fin del Estado
social" coincide con la reunificación. Y nota que hay cada vez más
puntos en común "entre el actual estancamiento de la RFA y el de la RDA
en la década de 1980". De ahí la nostalgia por la Alemania comunista.
"Injustificada. ¿Por qué la abandonaron cuatro millones y medio de
sus ciudadanos? ¿Acaso no fracasó?"
¿Cuál es el balance para las
mujeres? "En el Este el modelo era la mujer trabajadora. En el
Oeste, el ama de casa", afirma Irene Dölling, profesora en la
Universidad de Potsdam. En la RDA las mujeres tenían que hacerse
cargo además de la mayoría de las tareas domésticas. Pero el aumento
del desempleo, junto al desmantelamiento de los jardines de
infantes, socavó la -relativa- liberación que permitía el
trabajo. "En la RDA las mujeres que trabajaban representaban el 86%
del total. Ahora sólo son el 56%." Por otra parte, la fertilidad de las
alemanas del Este disminuyó a la mitad en 15 años, ¡llegando al nivel
de 1929! Stefan Arndt afirma: "Allá, las mujeres solas con hijos se las
arreglaban bastante bien. Ahora corren riesgo de caer en la pobreza.
Aun cuando logren una vacante para su hijo en un jardín de infantes,
hay que tener en cuenta que éstos abren de 9 a 14 horas. ¿Quién puede vivir
trabajando 3 o 4 horas diarias?"
Más que sus conquistas sociales
-sugiere Jens Reich- los Ossis
lamentan la pérdida de "una forma de vida no competitiva,
tranquila, cordial y hasta familiar". En las empresas, durante las
pausas para el café de las 10 de la mañana y las 3 de la tarde, todo el
mundo contaba sus cosas. "El alemán del Este se integraba
confortablemente en el Kollektiv, del jardín de infantes al trabajo. Su yo se construía entre
las necesidades individuales y las necesidades colectivas, el
grupo tenía que hallar permanentemente un equilibrio", señala
Wolfgang Engler, profesor de sociología de la cultura en la escuela
de teatro Ernst Busch. Había demasiadas presiones desde arriba que
amenazaban al grupo, y demasiadas presiones desde abajo que
amenazaban al Estado. "Esa conciencia de estar juntos generó
sentimientos de solidaridad."
Y también de "seguridad", agrega
Pascal Thibault, periodista francés destacado en Berlín. De su
historia, los alemanes heredaron el miedo al futuro. "Para los
franceses, ‘lo peor nunca es seguro'. Para los alemanes, ‘es siempre
posible'." Lo que más extrañan los Ossis
es la tranquilidad que tenían en la RDA, país que el escritor Volker
Braun consideraba "el más aburrido del mundo". Pero "los
desocupados, los trabajadores precarios y los sin techo echan de
menos ese aburrimiento", replica Peter Ensikat. Se trataba
-prosigue- de una "sociedad compartimentada": cada cual, si se
mantenía dentro de ciertos límites, podía "vivir una vida mediocre y
segura, sin tener que vérselas con el sistema". Y el cabaretista
agrega: "Antes era más fácil escapar a las presiones de la burocracia
que hoy a las del dinero". Los Ossis
se sienten tan impotentes como antes. "Ahora es posible gritar,
¿pero de qué sirve?" Ni siquiera se garantiza lo mínimo
necesario...
Testimonio tras testimonio,
nadie o casi nadie rememora el Muro o la Stasi. Los más hostiles
hablan de "segunda dictadura". Comparación absurda: el nazismo y
la guerra dejaron 60 millones de muertos, de los cuales varios
millones víctimas de genocidio: judíos, gitanos, discapacitados,
eslavos... Sin embargo, las estadísticas de Marianne Birthler son
impresionantes: la Stasi -con la que colaboraba el 2% de la
población de la RDA- había elaborado 40 millones de fichas, en las que
figuraba la mitad de la población. Además, en la RDA se llegaron a
contar 250.000 presos políticos...
"Si uno no estaba politizado,
nunca tenía que vérselas con la Stasi. La gente, replegada en su vida
privada, ignoraba lo que ocurría", replica Marie Borkowski, viuda
de un disidente detenido durante mucho tiempo. Rita Kuczynski
confirma: era posible "vivir toda la vida sin ningún problema" a
condición de conocer "las reglas del juego". Thomas Brussig asiente:
"Bastaba con no hacerse notar, con ‘oponerse' contando algún
chiste". Pero no cualquier chiste. Según el periodista Wolfgang Herr,
"en la RDA una broma sobre Honecker podía causar graves problemas,
pero en el trabajo uno podía tratar a su jefe de ‘puerco'. En cambio,
en la RFA uno puede calificar de puerco a Schröder, pero no a su jefe.
A menos que quiera que lo despidan..."
Con o sin la Stasi, algunas
personas se indignan cuando alguien lamenta la desaparición de la
mediocridad comunista. Marianne Birthler comenta ácidamente: "Un
esclavo no puede hacer mal. Y no todo el mundo ama la libertad".
Thomas Brussig pontifica: "Muchas personas tienen miedo de la
libertad y prefieren la seguridad". El pasado régimen convenía a
personas "con las que uno no conversaría media hora, primitivos,
emocional e intelectualmente vacíos". Elegante, Iris Radisch elogia
a Wolfgang Hilbig, el primer escritor que se atrevió a mostrar la RDA
"tal como era: muerta, fría y gris" 5. Vulgar, el pintor Jens Bisky,
simboliza la mentalidad de los Ossis
por medio de una expresión intraducible: "Duldungsstarre", que los
criadores de porcinos utilizan para describir "la cerda que,
paralizada ante el olor del macho reproductor, espera el
acoplamiento" 6.
Esos intelectuales, replica
Jana Hensel, "querían democratizar la RDA y fracasaron". Ahora se la
toman con el pueblo. "No tienen idea de lo que significan un 35% de
desempleados, vidas arruinadas, una patria quebrada." Wolfgang
Engler considera por su parte "insoportable" esa mirada
"despreciativa" de los "snobs" sobre la "gente sencilla". Como si
quisieran hacerles pagar a los Ossis
su propio fracaso en 1991: "Odian a quienes no los llevaron al poder, al
optar por la reunificación y por el marco alemán".
A cada generacion, su
nostalgia
Los otros pueblos de Europa del
Este, una vez liberados del antiguo sistema, conservaron su nación.
No fue el caso de los alemanes del Este: la RDA desapareció y los
reunificadores intentaron borrar hasta sus últimas huellas.
"Nuestro país dejó de existir y nosotros también", lamenta Maxim Leo.
Mientras que su abuelo denuncia la insolencia de los vencedores: "Un
tercio de los Ossis tuvieron que
dejar sus casas, que fueron ‘restituidas' a alemanes del Oeste, pero
ni uno fue beneficiado por esa ley, como tampoco los judíos
despojados por los nazis". Lo que contribuye a alimentar la
Ostalgia. La estudiante Anja Weinhold lamenta la supresión de DT64,
una radio muy popular: "En el pueblo, era el único lazo que tenía con el
mundo exterior". Y añade que el día que la emisora desapareció se
sintió "extranjera en mi propio país". Hasta el chocolate preferido
de los Ossis, marca Raider,
cambió de nombre: ¡ahora se llama Twix! Conclusión de Vincent von
Wroblewski, filósofo y traductor de Jean-Paul Sartre: "Al negar
nuestro pasado nos quitan nuestra dignidad".
Para Michael Gauling, antiguo
miembro del semanario satírico Eulenspiegel,
cada generación tiene su Ostalgia: "La de los jóvenes tiene que ver
con la revolución de 1989-1990, que evidentemente fracasó, pero que
nos marcó". Gerhard Leo aún se emociona recordando los "meses de
locura, entre el ‘Somos el pueblo' de los partidarios de la
democratización, y el ‘Somos un pueblo' de quienes preferían la
reunificación". Una verdadera explosión de democracia: volantes,
reuniones, manifestaciones. "Ahora algunos dicen: ‘Ah, si eso
hubiera seguido...'". Lamentablemente el marco alemán se impuso a
"la revolución que tantos ciudadanos, incluidos los comunistas,
esperaban desde hacía tiempo". Igual que muchos Wessis (alemanes del Oeste), añade Rita Kuszynski: "A pesar
de todo, los rebeldes de fines de los años '60 se identificaban con la
RDA". La caída del Muro les parecía anunciar la revolución. "Luego de
la reunificación nos reprochaban haber sacrificado esa
alternativa."
Porque la Ostalgia no concierne
únicamente el pasado. Cinco estudiantes brindan en un café de la
plaza Rosa Luxembourg, frente a la Volksbühne. "La
antiglobalización, especialmente la organización Attac, tiene
futuro en el Este", asegura Uwe Lorenz, futuro programador
informático. Los nuevos Länder
se movilizan más que los viejos contra la política de "liquidación
social" del canciller Gerhard Schröder. Claro, hay que decir que son
las principales víctimas de esa tendencia. En Berlín hasta la
Universidad Humboldt, al Este, registra huelgas más importantes que
la Universidad libre, al Oeste. Luigi Wolf, estudiante de ciencias
políticas, insiste: el movimiento anti-guerra es "más radical" en
la ex RDA.
"Los Ossis -afirma Uwe Lorenz- se apoyan en una identidad más
firme que los Wessis, pues
conocieron una forma de socialismo. Si son capaces de imaginar otra,
todo podría cambiar." Christian Scheltze lo interrumpe: ellos saben
qué tipo de socialismo quieren, porque "padecieron el estalinismo.
Mi abuelo decía: ‘la RDA no es un Estado socialista. A ese Estado
falta construirlo'. Pensamos que podía ser en 1989, y seguimos
luchando por eso". Gracias a su experiencia los Ossis disponen de un "potencial formidable". Uwe Lorenz
rechaza la comparación entre estalinismo y capitalismo. "La RDA
era un Estado obrero burocrático, pero también una sociedad más
igualitaria."
Anja Weinhold, una estudiante en
ciencias políticas, admite ser "más pesimista". A partir de su
experiencia, sólo el 2% de los Ossis
piensan que pueden influir en la línea política: el régimen
comunista no los escuchaba y el régimen capitalista los
transformó en "ciudadanos de segunda". La Ostalgia, añade la joven,
"los ayuda a recuperar la confianza", al rehabilitar en su pasado
las cosas que lo merecen y que hay que defender a través de una acción
colectiva. "Yo sé de lo que estoy orgullosa y lo que quisiera
reconquistar, pero también sé lo que ya no quiero." Uwe Lorenz se
muestra más circunspecto: "Otro mundo es posible, ¿pero cómo
alcanzarlo? Las respuestas y los ejemplos no abundan; sin embargo, la
referencia a los países del Este sigue siendo un tabú".
Alguien se entusiasma: "Reconciliemos
el movimiento emancipador con la utopía". Vincent von Wroblewsky se
muestra dubitativo. No hay por qué renunciar al ideal socialista,
"pero diciendo claramente lo que es posible y lo que no lo es". De la
rápida maduración de los Ossis
dice: "Eternos engañados de la historia, ya perdieron toda ilusión".
La resignación, la despolitización y la xenofobia se imponen. ¿Y
qué decir del 25% del Partido del Socialismo Democrático (PDS, ex
comunistas)? Un voto de "descontento", de "rechazo" y de
"nostalgia". A falta de una "alternativa convincente" hasta los
intelectuales prefieren concentrarse en su carrera, buscar su
lugarcito, adaptarse al sistema. Por lo tanto, la Ostalgia
representa más bien "un escape fuera de la alternativa".
Alternativa que Wolfgang Engler
ve perfilarse: "Mi optimismo es hijo de la crisis. Cada vez más gente
se negará a aceptar sus consecuencias". Convencido de la necesidad
de reformas sociales profundas, irrealizables en el sistema actual,
considera los logros positivos de la RDA como una "perspectiva
utópica fundada en la satisfacción de las necesidades humanas" 7. De allí la importancia de recordar los años 1989-1991, cuando todos
-obreros, campesinos, intelectuales- dialogaban con todos, sobre
todos los temas. "¿Quién no quisiera un país que ofrezca a todo el mundo
trabajo y justicia? El ex astronauta Sigmund Jähn lamenta la
pérdida del "humanismo" y sigue "soñando con una sociedad de
justicia social que se consagre a la educación y a la cultura, y que
no exalte la violencia". Un silencio: "Hoy en día estamos más lejos de
eso que ayer". "Nadie quiere renunciar definitivamente a los sueños
de su juventud", decía el disidente Dieter Borkowski...
Un poema de Bertolt Brecht dice:
"Estoy
sentado al borde de la ruta
El
chofer cambia una rueda
No
me sentía bien allá donde estaba
Y
no me siento bien donde voy
¿Por
qué entonces miro cambiar la rueda
con
impaciencia?"
No solo los cubanos, los alemanes del este (Ost) sufren de 'ostalgia'.
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“Ostalgia” entre los alemanes del Este
Discriminados como “ciudadanos de segunda” en
la era de la reunificación alemana, los habitantes de lo que fue la
República Democrática Alemana (RDA) tienen sentimientos ambivalentes al
respecto. La valorización de sus ventajas y el olvido de la Stasi y el
Muro son propios de quienes más padecen la desocupación y la
precariedad. Una minoría añora en realidad las frustradas expectativas
de democratización de los años 1989 y 1990. Y hay también quienes
rechazan ese pasado a pesar de los riesgos e incertidumbres del
presente.
En el Berliner Ensemble de
Bertolt Brecht, George Tabori presenta Los Judíos, de Lessing. Poeta en sus ratos perdidos, Tabori agregó
algunos versos de su cosecha: "Ah, los buenos tiempos. Ya pasaron,
lamentablemente, gracias a Dios". ¿Pensaba acaso en la
ambivalencia de la nostalgia que sienten los alemanes del Este por su
pasado, y que aquí llaman Ostalgia?
Marianne Birthler está rodeada
por montañas de papeles: son las carpetas de la Stasi, la policía
política de la ex RDA. Evocando la película Good bye Lenin, dice: "Yo
también recuerdo con placer ciertas canciones o
ciertos objetos. Pero no puedo decir que extraño la RDA". Para ella,
la Ostalgia es una forma de "defensa que utilizan quienes sienten la
crítica del socialismo como un cuestionamiento de su propia
biografía". Promovido "Presidente" de Alemania del Este en Good bye
Lenin, el astronauta Sigmund Jähn considera que la Ostalgia es
"una expresión de incultura al estilo estadounidense. Algo que
rinde económicamente" y que permite "calmar a los alemanes del Este
manteniéndolos sumergidos en su propia salsa".
El profesor Jens Reich no niega el
interés que manifiestan por el pasado los Ossis -alemanes provenientes de la RDA- pero estima que se
trata de un "epifenómeno magnificado por los medios". Luego de la
caída del Muro, recuerda, los partidarios de la "democratización"
de la RDA habían logrado, incluyendo al partido Verde, cerca del 5%
de los votos. "El 95% restante, que quería terminar con el comunismo,
nos criticaba." Para el efímero diputado, la Ostalgia marca el fin
"colectivo y voluntario de una época". En su opinión, la última
oportunidad para reformar el comunismo "se malogró en Praga en
1968".
Thomas Brussig, escritor de moda,
observa: la RDA "desapareció sin que hiciéramos el duelo. Con un
poco de atraso, esa función la está cumpliendo la Ostalgia". La
nostalgia "es algo natural en los seres humanos. A todo el mundo le
gusta recordar su juventud. Y con el paso del tiempo, todo parece más
bello". Más aun, dado que los Ossis
escuchan cada día que "en la RDA no había nada rescatable, salvo la
flecha verde" 1. Para Brigitte Rauschenbach, profesora de la
Universidad libre de Berlín, ese duelo no será posible "mientras los
alemanes del Este no asuman la ambivalencia de sus sentimientos
respecto de la RDA". Algo similar a lo ocurrido en 1945, cuando la
gente -inconscientemente- sentía por Hitler una mezcla de amor y de
odio. "La Ostalgia -matiza la profesora- se asemeja más bien a una
difusa melancolía."
El libro de Jana Hensel, Zonenkinder 2, fue un éxito impresionante. Esa obra permitió "pasar
de la memoria individual a la memoria colectiva": sus
conciudadanos de ayer pudieron comprobar que "su historia no era
algo marginal sino algo central". Así es que cada uno de ellos -haya
permanecido en el Este o emigrado al Oeste- busca laboriosamente
las "huellas" dejadas por la RDA: canciones, productos alimenticios,
programas.
Paradójicamente, el último
Presidente de la RDA, Egon Krenz, que debería alegrarse de esta
tendencia, se muestra disconforme. En la modesta casa donde vive,
junto al Báltico, el ex prisionero 3 evoca en primer lugar la otra
cara de la moneda, estimando que no se trata de un "trabajo de
memoria" sino de una "caricatura" que "ridiculiza la vida en la
RDA". Stefan Arndt, el feliz productor de Good bye Lenin, utiliza la misma palabra: "Se cae en la caricatura: ‘Ah,
qué mala era la coca que bebían. ¡Y no tenían bananas! ¡Y los horribles
papeles pintados que había! ¡Que risa!' Pero en esos ‘shows' no se dice
ni una sola palabra de la vida real".
Si se insiste un poco, Krenz
termina por admitir que la Ostalgia tiene "su costado bueno": "La
gente del Este conoció dos sociedades, y pueden comparar". Son 17
millones de personas que saben que la RDA "no se reduce a los autos
Trabant o a la Stasi. Muchas cosas fracasaron, pero había trabajo
para todos, vivienda barata, un sistema de salud gratuito y
eficaz... Cosas que lamentan haber perdido". El cabaretista Peter
Ensikat, tan célebre en el Este como en el Oeste, considera la
tendencia actual como "una reacción a lo que ocurrió luego de la caída
del Muro". Los Ossis "se
deshicieron de todo sin reflexionar". Sólo querían "Occidente", del
que no conocían nada, "salvo la publicidad en la televisión de la
RFA".
¿Y si la Ostalgia naciera
justamente del choque entre la decepción ante ciertas cosas del
presente y la pérdida de ciertas cosas del pasado? "Cuanto más se
vive bajo el capitalismo, menos se pregunta uno qué era lo que no
funcionaba bajo el socialismo", resume el periodista Wolfgang
Herr. Es normal, podríamos decir, pues Herr escribía en el diario
comunista Neues
Deutschland. Pero casi todos los Ossis estiman que "no todo era tan
malo antes" y que "no todo es tan bueno ahora".
Gerhard Leo tiene 81 años. Maxim
Leo, su nieto, 34. Ambos son periodistas. Para el primero la Ostalgia
expresa "el rechazo de la ‘nueva sociedad' por parte de un número
creciente de alemanes del Este, tan desesperados que se olvidan de
las taras de la RDA". Maxim justifica la "legítima autodefensa de
un tipo de vida que ya no existe", pero percibe además el "recuerdo de
una RDA que nunca existió". Gerhard considera que el principio que
regía la sociedad pasada -"una vida segura para todos"- debería
regir también la sociedad actual. Para Maxim, al contrario, el precio
era "demasiado alto" en términos de libertad y de eficacia.
"Seguridad rima con mediocridad: impedir que la gente triunfe es
detener el motor social. Si logran volverse ricos, después se podrá
redistribuir." ¿Acaso la vieja consigna liberal de Guizot
-"¡Enriquézcanse!"- permitió acabar con la pobreza?
Christian Schletze, un joven
militante del sindicato IG Metall, aún espera ver los "paisajes
floridos" que prometía el canciller Kohl: "Destruyeron la economía
de mi región, y la educación, la salud y la cultura ya no funcionan
correctamente por falta de financiamiento". ¿Dónde fueron a parar
los 1,25 billones de euros invertidos en los Länder del Este, que hoy en día cuentan con menos de 6
millones de puestos de trabajo contra 9,7 millones en 1989? La
periodista Renate Marschall recuerda la "herida" que sufrieron los Ossis. Estaban convencidos de que
lo único que importaba era el "esfuerzo" personal, pero el mensaje
que recibieron fue otro: "No los necesitamos. Lo que ustedes saben
hacer no nos sirve para nada".
En realidad, en lugar de "un
trentenio glorioso", lo que se vio fue una década desastrosa. Rita
Kuczynski, autora de libros de entrevistas a Ossis 4, estima que "el principio del fin del Estado
social" coincide con la reunificación. Y nota que hay cada vez más
puntos en común "entre el actual estancamiento de la RFA y el de la RDA
en la década de 1980". De ahí la nostalgia por la Alemania comunista.
"Injustificada. ¿Por qué la abandonaron cuatro millones y medio de
sus ciudadanos? ¿Acaso no fracasó?"
¿Cuál es el balance para las
mujeres? "En el Este el modelo era la mujer trabajadora. En el
Oeste, el ama de casa", afirma Irene Dölling, profesora en la
Universidad de Potsdam. En la RDA las mujeres tenían que hacerse
cargo además de la mayoría de las tareas domésticas. Pero el aumento
del desempleo, junto al desmantelamiento de los jardines de
infantes, socavó la -relativa- liberación que permitía el
trabajo. "En la RDA las mujeres que trabajaban representaban el 86%
del total. Ahora sólo son el 56%." Por otra parte, la fertilidad de las
alemanas del Este disminuyó a la mitad en 15 años, ¡llegando al nivel
de 1929! Stefan Arndt afirma: "Allá, las mujeres solas con hijos se las
arreglaban bastante bien. Ahora corren riesgo de caer en la pobreza.
Aun cuando logren una vacante para su hijo en un jardín de infantes,
hay que tener en cuenta que éstos abren de 9 a 14 horas. ¿Quién puede vivir
trabajando 3 o 4 horas diarias?"
Más que sus conquistas sociales
-sugiere Jens Reich- los Ossis
lamentan la pérdida de "una forma de vida no competitiva,
tranquila, cordial y hasta familiar". En las empresas, durante las
pausas para el café de las 10 de la mañana y las 3 de la tarde, todo el
mundo contaba sus cosas. "El alemán del Este se integraba
confortablemente en el Kollektiv, del jardín de infantes al trabajo. Su yo se construía entre
las necesidades individuales y las necesidades colectivas, el
grupo tenía que hallar permanentemente un equilibrio", señala
Wolfgang Engler, profesor de sociología de la cultura en la escuela
de teatro Ernst Busch. Había demasiadas presiones desde arriba que
amenazaban al grupo, y demasiadas presiones desde abajo que
amenazaban al Estado. "Esa conciencia de estar juntos generó
sentimientos de solidaridad."
Y también de "seguridad", agrega
Pascal Thibault, periodista francés destacado en Berlín. De su
historia, los alemanes heredaron el miedo al futuro. "Para los
franceses, ‘lo peor nunca es seguro'. Para los alemanes, ‘es siempre
posible'." Lo que más extrañan los Ossis
es la tranquilidad que tenían en la RDA, país que el escritor Volker
Braun consideraba "el más aburrido del mundo". Pero "los
desocupados, los trabajadores precarios y los sin techo echan de
menos ese aburrimiento", replica Peter Ensikat. Se trataba
-prosigue- de una "sociedad compartimentada": cada cual, si se
mantenía dentro de ciertos límites, podía "vivir una vida mediocre y
segura, sin tener que vérselas con el sistema". Y el cabaretista
agrega: "Antes era más fácil escapar a las presiones de la burocracia
que hoy a las del dinero". Los Ossis
se sienten tan impotentes como antes. "Ahora es posible gritar,
¿pero de qué sirve?" Ni siquiera se garantiza lo mínimo
necesario...
Testimonio tras testimonio,
nadie o casi nadie rememora el Muro o la Stasi. Los más hostiles
hablan de "segunda dictadura". Comparación absurda: el nazismo y
la guerra dejaron 60 millones de muertos, de los cuales varios
millones víctimas de genocidio: judíos, gitanos, discapacitados,
eslavos... Sin embargo, las estadísticas de Marianne Birthler son
impresionantes: la Stasi -con la que colaboraba el 2% de la
población de la RDA- había elaborado 40 millones de fichas, en las que
figuraba la mitad de la población. Además, en la RDA se llegaron a
contar 250.000 presos políticos...
"Si uno no estaba politizado,
nunca tenía que vérselas con la Stasi. La gente, replegada en su vida
privada, ignoraba lo que ocurría", replica Marie Borkowski, viuda
de un disidente detenido durante mucho tiempo. Rita Kuczynski
confirma: era posible "vivir toda la vida sin ningún problema" a
condición de conocer "las reglas del juego". Thomas Brussig asiente:
"Bastaba con no hacerse notar, con ‘oponerse' contando algún
chiste". Pero no cualquier chiste. Según el periodista Wolfgang Herr,
"en la RDA una broma sobre Honecker podía causar graves problemas,
pero en el trabajo uno podía tratar a su jefe de ‘puerco'. En cambio,
en la RFA uno puede calificar de puerco a Schröder, pero no a su jefe.
A menos que quiera que lo despidan..."
Con o sin la Stasi, algunas
personas se indignan cuando alguien lamenta la desaparición de la
mediocridad comunista. Marianne Birthler comenta ácidamente: "Un
esclavo no puede hacer mal. Y no todo el mundo ama la libertad".
Thomas Brussig pontifica: "Muchas personas tienen miedo de la
libertad y prefieren la seguridad". El pasado régimen convenía a
personas "con las que uno no conversaría media hora, primitivos,
emocional e intelectualmente vacíos". Elegante, Iris Radisch elogia
a Wolfgang Hilbig, el primer escritor que se atrevió a mostrar la RDA
"tal como era: muerta, fría y gris" 5. Vulgar, el pintor Jens Bisky,
simboliza la mentalidad de los Ossis
por medio de una expresión intraducible: "Duldungsstarre", que los
criadores de porcinos utilizan para describir "la cerda que,
paralizada ante el olor del macho reproductor, espera el
acoplamiento" 6.
Esos intelectuales, replica
Jana Hensel, "querían democratizar la RDA y fracasaron". Ahora se la
toman con el pueblo. "No tienen idea de lo que significan un 35% de
desempleados, vidas arruinadas, una patria quebrada." Wolfgang
Engler considera por su parte "insoportable" esa mirada
"despreciativa" de los "snobs" sobre la "gente sencilla". Como si
quisieran hacerles pagar a los Ossis
su propio fracaso en 1991: "Odian a quienes no los llevaron al poder, al
optar por la reunificación y por el marco alemán".
A cada generacion, su
nostalgia
Los otros pueblos de Europa del
Este, una vez liberados del antiguo sistema, conservaron su nación.
No fue el caso de los alemanes del Este: la RDA desapareció y los
reunificadores intentaron borrar hasta sus últimas huellas.
"Nuestro país dejó de existir y nosotros también", lamenta Maxim Leo.
Mientras que su abuelo denuncia la insolencia de los vencedores: "Un
tercio de los Ossis tuvieron que
dejar sus casas, que fueron ‘restituidas' a alemanes del Oeste, pero
ni uno fue beneficiado por esa ley, como tampoco los judíos
despojados por los nazis". Lo que contribuye a alimentar la
Ostalgia. La estudiante Anja Weinhold lamenta la supresión de DT64,
una radio muy popular: "En el pueblo, era el único lazo que tenía con el
mundo exterior". Y añade que el día que la emisora desapareció se
sintió "extranjera en mi propio país". Hasta el chocolate preferido
de los Ossis, marca Raider,
cambió de nombre: ¡ahora se llama Twix! Conclusión de Vincent von
Wroblewski, filósofo y traductor de Jean-Paul Sartre: "Al negar
nuestro pasado nos quitan nuestra dignidad".
Para Michael Gauling, antiguo
miembro del semanario satírico Eulenspiegel,
cada generación tiene su Ostalgia: "La de los jóvenes tiene que ver
con la revolución de 1989-1990, que evidentemente fracasó, pero que
nos marcó". Gerhard Leo aún se emociona recordando los "meses de
locura, entre el ‘Somos el pueblo' de los partidarios de la
democratización, y el ‘Somos un pueblo' de quienes preferían la
reunificación". Una verdadera explosión de democracia: volantes,
reuniones, manifestaciones. "Ahora algunos dicen: ‘Ah, si eso
hubiera seguido...'". Lamentablemente el marco alemán se impuso a
"la revolución que tantos ciudadanos, incluidos los comunistas,
esperaban desde hacía tiempo". Igual que muchos Wessis (alemanes del Oeste), añade Rita Kuszynski: "A pesar
de todo, los rebeldes de fines de los años '60 se identificaban con la
RDA". La caída del Muro les parecía anunciar la revolución. "Luego de
la reunificación nos reprochaban haber sacrificado esa
alternativa."
Porque la Ostalgia no concierne
únicamente el pasado. Cinco estudiantes brindan en un café de la
plaza Rosa Luxembourg, frente a la Volksbühne. "La
antiglobalización, especialmente la organización Attac, tiene
futuro en el Este", asegura Uwe Lorenz, futuro programador
informático. Los nuevos Länder
se movilizan más que los viejos contra la política de "liquidación
social" del canciller Gerhard Schröder. Claro, hay que decir que son
las principales víctimas de esa tendencia. En Berlín hasta la
Universidad Humboldt, al Este, registra huelgas más importantes que
la Universidad libre, al Oeste. Luigi Wolf, estudiante de ciencias
políticas, insiste: el movimiento anti-guerra es "más radical" en
la ex RDA.
"Los Ossis -afirma Uwe Lorenz- se apoyan en una identidad más
firme que los Wessis, pues
conocieron una forma de socialismo. Si son capaces de imaginar otra,
todo podría cambiar." Christian Scheltze lo interrumpe: ellos saben
qué tipo de socialismo quieren, porque "padecieron el estalinismo.
Mi abuelo decía: ‘la RDA no es un Estado socialista. A ese Estado
falta construirlo'. Pensamos que podía ser en 1989, y seguimos
luchando por eso". Gracias a su experiencia los Ossis disponen de un "potencial formidable". Uwe Lorenz
rechaza la comparación entre estalinismo y capitalismo. "La RDA
era un Estado obrero burocrático, pero también una sociedad más
igualitaria."
Anja Weinhold, una estudiante en
ciencias políticas, admite ser "más pesimista". A partir de su
experiencia, sólo el 2% de los Ossis
piensan que pueden influir en la línea política: el régimen
comunista no los escuchaba y el régimen capitalista los
transformó en "ciudadanos de segunda". La Ostalgia, añade la joven,
"los ayuda a recuperar la confianza", al rehabilitar en su pasado
las cosas que lo merecen y que hay que defender a través de una acción
colectiva. "Yo sé de lo que estoy orgullosa y lo que quisiera
reconquistar, pero también sé lo que ya no quiero." Uwe Lorenz se
muestra más circunspecto: "Otro mundo es posible, ¿pero cómo
alcanzarlo? Las respuestas y los ejemplos no abundan; sin embargo, la
referencia a los países del Este sigue siendo un tabú".
Alguien se entusiasma: "Reconciliemos
el movimiento emancipador con la utopía". Vincent von Wroblewsky se
muestra dubitativo. No hay por qué renunciar al ideal socialista,
"pero diciendo claramente lo que es posible y lo que no lo es". De la
rápida maduración de los Ossis
dice: "Eternos engañados de la historia, ya perdieron toda ilusión".
La resignación, la despolitización y la xenofobia se imponen. ¿Y
qué decir del 25% del Partido del Socialismo Democrático (PDS, ex
comunistas)? Un voto de "descontento", de "rechazo" y de
"nostalgia". A falta de una "alternativa convincente" hasta los
intelectuales prefieren concentrarse en su carrera, buscar su
lugarcito, adaptarse al sistema. Por lo tanto, la Ostalgia
representa más bien "un escape fuera de la alternativa".
Alternativa que Wolfgang Engler
ve perfilarse: "Mi optimismo es hijo de la crisis. Cada vez más gente
se negará a aceptar sus consecuencias". Convencido de la necesidad
de reformas sociales profundas, irrealizables en el sistema actual,
considera los logros positivos de la RDA como una "perspectiva
utópica fundada en la satisfacción de las necesidades humanas" 7. De allí la importancia de recordar los años 1989-1991, cuando todos
-obreros, campesinos, intelectuales- dialogaban con todos, sobre
todos los temas. "¿Quién no quisiera un país que ofrezca a todo el mundo
trabajo y justicia? El ex astronauta Sigmund Jähn lamenta la
pérdida del "humanismo" y sigue "soñando con una sociedad de
justicia social que se consagre a la educación y a la cultura, y que
no exalte la violencia". Un silencio: "Hoy en día estamos más lejos de
eso que ayer". "Nadie quiere renunciar definitivamente a los sueños
de su juventud", decía el disidente Dieter Borkowski...
Un poema de Bertolt Brecht dice:
"Estoy
sentado al borde de la ruta
El
chofer cambia una rueda
No
me sentía bien allá donde estaba
Y
no me siento bien donde voy
¿Por
qué entonces miro cambiar la rueda
con
impaciencia?"
- La
RFA copió de la RDA la flecha verde de los semáforos, que permite
girar a la derecha cuando el tránsito está detenido por la luz roja. - Literalmente
"Los niños de la zona" (soviética, se sobreentiende): denominación
utilizada mucho tiempo en Alemania del Oeste en relación a la RDA. - Juzgado
responsable -sin pruebas- de la orden de disparar contra los ciudadanos
de la RDA que intentaban escapar del país, fue condenado a seis años y
medio de cárcel. Cumplió cuatro, dos de ellos a medio tiempo. Aún adeuda
al Estado medio millón de euros. - Die Rache der
Ostdeutschen (La Venganza de los alemanes del
Este) e Im
Westen was neues? (¿Algo nuevo al Oeste?),
Parthas, Berlín, respectivamente 2002 y 2003. - Literaturkritik.de, N° 3, marzo de 2002.
- Berliner
Zeitung, Berlín, 11-3-04. - Los
valores preferidos del lado Este son, en orden de importancia, la
seguridad social, la justicia, la libertad, la solidaridad y la
igualdad. Cf. Wolfgang Engler, Die Ostdeutschen als Avantgarde (Los alemanes del Este como vanguardia), Aufbau-Verlag,
Berlín, 2002.
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