Historia y estilo: transición al Gulag

Historia y estilo: transición al Gulag

Enviado por ei en julio 16, 2011 – 15:18 pm

Arnaldo M. Fernández


Ni Stalin ni su Seguridad del Estado (OGPU) inventaron el Gulag. Al principio los reclusos del régimen soviético trabajaban ya sólo para mantenerse. Así sucedía en el Campo Septentrional de Propósito Especial (SLON, por transliteración de sus siglas en ruso), que OGPU habilitó hacia 1923 en la isla Solovetsky (Mar Blanco), donde mismo se alzaba un monasterio utilizado por el zarismo para encarcelar disidentes.

Allí fue a parar con diez años por contrabando Naftaly Aronovich Frenkel, dizque judío nacido en Constantinopla o Haifa, quien después de breve observación tuvo la ocurrencia de echar, en el buzón de quejas y sugerencias, una carta con ideas sobre mejor administración de la penitenciaría y empleo laboral más eficiente de los presos. La carta fue a dar al jefe real de OGPU, Génrij Yagoda, y el recluso Frenkel fue a para entonces al Kremlin. Aquí explicó en detalle su iniciativa a Stalin.

Frenkel transitaría (1927) de su celda a la oficina de director de SLON y la población penal crecería de 10 mil a 71 mil (1931) gracias a contratos gubernamentales para talar bosques, construir caminos y operar fábricas en la península de Karelia. Frenkel organizó a los presos —según su estado físico y habilidades— en contingentes y repartía raciones de acuerdo con los resultados del trabajo. La mortalidad quedó fijada por selección natural (Applebaum, Anne: Gulag: A History, Nueva York, 2003, páginas 31-40 passim).

El Politburó armó (1928) una comisión con Yagoda y los comisarios Janson (Justicia) y Tolmachyov (Interior) para planear cómo expandir la experiencia de Solovetsky. El estudio de factibilidad (1929) arrojó que en campos de trabajo con cabida para 50 mil reos, el costo individual anual de manutención podía reducirse de 250 a 100 rublos. La resolución del Politburó Sobre el trabajo de los reclusos (1929) ordenó a OGPU montar la red de «campos de trabajo correccional» para colonizar regiones remotas y explotar sus riquezas naturales. El Politburó acuñó el término perekovka para la rehabilitación del preso por medio del trabajo y la población penal subiría de 20 mil a un millón (1934).

Para el verano de 1929, el Politburó mandaba a Máximo Gorki en comisión de servicio adonde Frankel. Al regreso Gorki escribió: «Necesitamos muchos más campos como Solovetsky». OGPU sacó hasta el boletín interno Perekovka y Stalin encargó a Frankel una de las siete maravillas del primer plan quinquenal: el canal (ca. 227 km) entre los mares Báltico y Blanco (Belomorkanal). Los presos se engolfaron en su construcción sin maquinaria ni dinamita: tan sólo con herramientas manuales. El apremio llevó a reducir la profundidad de 22 a 12 pies (y en algunos lugares a 6).

Sólo en el invierno 1931-32 murieron 25 mil reos. Los cadáveres se dejaban a pie de obra (Joyce, Christopher: «The Gulag in Karelia, 1929-41», en Gregory, Paul y Valery Lazarev, eds., Stanford, 2004, The Economics of Forced Labor, página 166). Así y todo, un piquete de 120 miembros de la UNEAC soviética dio una gira por allí y los trabajos de 36 se compilaron en libro ad hoc, con fotos de Alexander Rodchenko y cuidado editorial de Gorki y el comandante (OGPU) Semyon Firin. La perekovka se encumbraría el reparto de ejemplares de este entre los delegados al XVII Congreso del Partido (1934) y más allá: hasta el pueblo soviético.
Hacia 1936 la población bajo perekovka llegó a casi 2 millones y medio (Wheatcroft, Stephen: «The Scale and Nature of German and Soviet Repression and Mass Killings, 1930-45», 48 Europe-Asia Studies 8, 1996, páginas 1338-40) y la noción de SLON había transitado a campo de trabajo correccional, sin desdorar a especialidades refinadas como «asentamiento» para 10 millones de kulaks sacados de sus fincas entre 1929 y 1932 (Conquest, Robert: Harvest of Sorrow, Cambridge, 1987, página 137) e «instalaciones» para fusilar prisioneros (Razgon, Lev: True Stories, Londres, 1977, páginas 21-34).

La transición se plasmaría en la nueva Constitución soviética (1936), que los juristas cubanos estudiaban como ejemplar, entre otras cosas, por haber refrendadado el derecho al trabajo y otros derechos económicos jamás formulados en el orden constitucional burgués. Dizque que participaron 75 millones de personas en la discusión de la nueva ley suprema y se recogieron 2.5 millones de propuestas, adiciones y enmiendas. Antes de que proclamara esta «constitución de la conquista del socialismo», Stalin fue proclamado «genio del mundo, hombre más sabio de la época y líder más grande del comunismo» (Pravda, noviembre 25 de 1936, página 1).
-Foto: En la extrema derecha N. A. Frenkel, innovador y racionalizador del Gulag, junto a otros supervisores de la construcción del Belomorkanal © Archivos Open Society

http://eichikawa.com/2011/07/historia-y-estilo-transicion-al-gulag.html